domingo, 6 de septiembre de 2015

Trail de Soneja: el dia que fuímos líderes...

¿Te acuerdas la última vez que te levantaste a las seis, lloviendo, para ir a una carrera? Pues, sinceramente, no.

¿Te acuerdas la última vez que te levantaste a las seis, veías que llovía y creías que era mejor quedarse durmiendo porque blablabla? Pues sí, hoy.

¿Te acuerdas lo contentillo que estabas tras ascender a Cortals d'Encamp en La Purito Corta? Pues sí…pues ya tardas, cuelga foto. Click.


Así que eso, éstos eran los antecedentes: domingo de lluvia en Soneja, donde se pronosticaba que caería la del pulpo durante la mañana y, oh, coincidencia, la carrera en la que estábamos inscritos era en Soneja y se celebraba este domingo por la mañana. Malditas alineaciones de planetas. Bueno, aunque las de Scariolo tampoco son mucho mejores…

Así que cuando sonó a las seis el despertador de un domingo (no releas, sigo pensando que a esto no se le puede encontrar significado salvo que te quieras ir a un after) y vi que llovía, por mi cabeza los pensamientos más optimistas que pasaron fueron el que si me quedaba dormido, no me mojaría. A las 6.10, en cambio, los pensamientos tornaron a, bueno, si llueve te vuelves. Y te traes el coche limpio y sin sudar.

La única pega que se le puede poner a Soneja es que la salida fuera a las ocho. Pero, claro, igual te sale un día de 30º que te sale un día como éste…así que una vez despierto, llegado al sitio, hablado con algún nativo -de ésos que, en breve, habrá que felicitar por su fantástico circuito- y recogido el dorsal, nos fuimos a la salida.

Mis compañeros gatunos…ni rastro. Pero ni rastro en la cola de los dorsales -larga porque se hizo en un recinto cerrado por el tema del tiempo- ni en la salida. Y eso que dieron cinco minutos más de plazo por el tema anterior. Así que, en estos momentos de espera, antena3 te habría puesto dieciséis anuncios. Yo, en cambio, dejo las vistas del Port de Cabús. 


Y, en estas, dieron la salida. 21,5 kilómetros por delante con unos 800 metros de desnivel positivo. Y ahí, estaba yo, solico. Bueno, con mucha gente pero sin rastro de mis Duris. Así que se dio la salida y comenzó la vuelta inicial por el pueblo. Y cuando ya pasábamos bajo el arco, entonces aparecieron haciendo un sprint estratosférico cuatro de ellos. Bueno, lo hizo Vicen, el resto iban más bien como podían.

Vicen, para los que no lo conozcan, es quien me va a sacar dos horas en la próxima carrera de Montanejos, por tanto, este párrafo es para empezar la batalla psicológica para tratar de reducir lo que no voy a conseguir entrenando. Tengo mis dudas que funcione. La otra opción, atarle a un árbol, la sigo viendo más factible a día de hoy.

Y ahí iba la gente, corriendo, dando el pequeño bucle y nosotros estábamos ahí, como decirlo, ah, sí, parados bajo el arco esperando a S. Así que, para rebajar el espíritu competitivo que se estaba apoderando de nosotros, nos hicimos el selfie de salida.



Y entonces, una vez llegó S, sí, nos pusimos a correr. Y esto de las carreras es mágico, porque perfectamente puedes salir último, penúltimo, antepenúltimo, el de delante, el de un poco más delante y el primero de los últimos y, por una indicación no del todo acertada de un voluntario, encontrarte primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto. Vamos, como el Sky en la primera etapa de montaña del Tour.

Y nos supo mal encontrarnos liderando la carrera porque daba la sensación de no ir primeros por méritos propios. Vamos, que tenemos nuestra ética deportiva y sabemos que ese sitio no nos correspondía. Y más cuenta nos dimos cuando las motos que abrían carrera nos pasaron zigzagueando. Gracias a Dios que no eran las de La Vuelta…

Y entonces nos paramos, nos comentaron que el bucle se hacía nada más salir pero, aunque quedaba más épico hacer una gran remontada, volver hacía atrás por esa estrecha carretera con quinientos corredores de cara no lo vimos muy acertado. Así que, en apenas seiscientos metros, pasamos de ir últimos a primeros y, de ahí, a la mitad del grupo.

Dieron mucho de sí estos cinco minutos, la verdad.

Entonces nos pusimos a correr, porque los primeros kilómetros invitaban a ello. Y, cuando no lo hacían, nos poníamos a caminar. Encontramos solución para todo. Y el primer repecho lo salvamos bastante decentemente. Incluso nos permitimos el lujo de, en el primer avituallamiento, pasar de largo.

Por cierto, hasta cinco avituallamientos nos encontraremos en la carrera. Ahí es nada. 

Y después del segundo, comenzó la parte más seria de la carrera. Ahí es donde Vicen empezó a mostrar que igual no son dos horas, si no que me podría contentar con que solo fueran tres. También me percaté  que S le hace unos regalos a C de la leche. Subida relativamente cómoda pero, claro, es que lo duro no era esto, era el cresteo posterior. Y ahí empezó a aparecer alguna pared con inclinaciones de éstas tan entretenidas que Esteban se alegraba sobremanera de haberse inscrito, sí.

A mí, por el contrario, lo que me descolocaba era que estaba completamente desorientado ya que pensaba que Soneja estaba a nuestras espaldas mientras que realmente quedaba a nuestra izquierda y se veía perfectamente…vamos, que solo faltaba un letrero de Hola, soy Soneja. Deben de ser las consecuencias de estar tanto tiempo con esta gente, no sé…Es que, no era que se pusieran a hablar de ferratas o si querían que me despeñara en el Monte Perdido o en Posets es que, en algunos momentos de coordinación, se caían hasta en la misma curva. Torpes.

Así que al rato llegó la bajada y otro avituallamiento y la última subida que, para ser el trece, era motivante sí. Ésta sí que era la subida más dura de todas. Aunque tampoco muy larga y, eso sí, una vez arriba, por delante solo quedarían ocho kilómetros de bajada básicamente…

Así que bajamos, primero por senda, luego por pista, luego avituallamos, y después sendeamos, luego cogimos un cauce, después una cuesta y ésa la hice trotando y entonces una voz aterciopelada y dulce…bueno, vale, M berreó a grito pelado un no pares y eso hice.

Me reí mucho subiendo la cuesta de la iglesia de Soneja, sí. 

En cuanto a la carrera, muy contento con ella. Recorrido apañado -y eso que me asusté que los últimos kilómetros fueran por pista-, muchos avituallamientos, bien marcada -excepto el bucle inicial xD-, buena bolsa si te gustan las aceitunas -risas- y tal…Vamos, que se puede volver y, si es con terreno seco, correr bastante :)



domingo, 28 de junio de 2015

Vueltecitas por el monte: Hoy, Sobrarbe

No se sabe muy bien cómo empezó todo. Sé que fui el primer gato en inscribirse y el resto, lejos de tacharme de loco o preguntar si no podía irme más lejos, se apuntaron detrás. Luego la culpa de meterles en el cotarro éste debería de ser mía. Y entonces, solo me queda hacer una de las siguientes opciones: asumir que les he metido en un lío (correr a 500 kilómetros de casa una carrerita de 66 ídems de monte, sendas y cuestas con cerca de 4000 metros positivos) o, por el contrario, echarle la culpa de todo al primero que pasara por ahí, que tuviera FB y que le diera lo mismo que le echara el muerto. Y entonces, en el avituallamiento presalida apareció Jesús. 

Y como a un chaval que se llama Jesús, con cara de buena gente y tal, no se le puede coger odio porque ese nombre no es nombre de malo, le llamaremos Sandokán y, de repente, ay, uy, qué miedo, Sandokán, ése sí que tiene nombre de malo. Y para él fueron los pitidos de oídos. Ya me imagino, en carrera, a Sandokán hablando con su amigo Rafa diciéndole cosas del estilo de "oye, los amigos de jose me miraban todos mal, verdad?"

Así que eso, cuatro de los mejores felinos del Duristoraris se presentaron sin ningún tipo de miedo a la salida de una carrera que se celebraba el último sábado de junio en Aínsa (Huesca) a tomar por saco de casa, en plena ola de calor -ya no sé si es la sexta o séptima del año- y con un horario de inicio más cercano a una condena que a hacer algo que nos gusta. Lo siento, no le veo la gracia a las salidas a las seis de la mañana. Y muchísimo menos, a levantarme a las cuatroycuarto. 

Y como no estaba M, posamos todos muy serios.



6 de la mañana. Pum. Salida. Asfalto. C&S se quedan atrás. Deben saber que, en cuanto se coja la tierra, habrá tapón y nos cogerán. Zasca. Tapón. Empiezo mi táctica ultrera de siempre: pegar un tirón en el primer repecho e irme. Luego girarme en el 35, ver que no me siguen y decirles que no me di cuenta. Alehop. Iniciamos operación. Repecho. A correr. A adelantar. Merda. Otro tapón. Me giro hacia atrás así como quien no quiere. A tres metros tengo a Vicen, C&S. Los tres sonriendo. Y yo jadeando. Y sin plan b. Merda. O sea, me alegro por ellos. 

Casi cuatro kilómetros. Con mi plan fracasado. Con unos kilómetros trotables y con los tres chiquillos corriendo como si estuvieran haciendo un milquinientos. Vamos, que me cuesta seguirles. Y los tramos de correr siguen. Casi que prefiero algo más quebrado. Mis piernas…también. A veces en la izquierda se manifiesta la tendinitis o una especie de fascitis. En la derecha, es la periostitis  o la cintilla. Muy bien, menos ganas de correr, tengo de todo.

Así que, camino del ocho, vamos a hacer un cambio de táctica y es que ellos se van a ir por delante y yo me voy a quedar esperando tiempos mejores. O, lo que es lo mismo, un chute de cafeína en el avituallamiento de Laspuña. Pero allí solo hay Aquarius. Y luego una bajada. Y se ve por donde hay que ir porque, allí abajo, a tomar por saco, casi al nivel del mar, hay tres camisetas naranjas que me resultan vagamente familiares…Vamos por el kilómetro trece y percibo que mi vista es c*jonuda. Mis piernas, lamentablemente, siguen desconectadas de todo.

Y una vez abajo, seguiremos el curso del río Cinca -por cierto, si alguna vez estáis por Bielsa y queréis subir al mirador de Pineta, no dejéis de ver las cascadas de este mismo río-…lo destacable de este tramo, además de ser muy corredor -para los que pueden, ejem- es que no voy a pasar a nadie en todo el tramo. Además, voy a tener la suerte de empezar a tratar con un corredor muy educado y agradable que, cada vez que abría la boca, se tiraba unos eructos que despertaba a medio valle. Qué suerte la mía, sí.

Así que, por fin nos plantamos en Lafortunada. No sé que esperan los de la Bruixa d'Or a abrir una delegación, la verdad. Bueno, como decíamos, nos plantamos en el siguiente avituallamiento. Éste era el primero en el que estaría Ana, nuestra asistente de lujo. Y estaría si no hubiera tardado dos horas más que el tridente que me precedía. Ya empiezo a pensar en verles en el hotel…De todos modos, pese a las malas sensaciones transmitidas en los últimos seis añ…digo, en lo que llevamos de carrera, ya se empieza a coger un colchoncito con el horario de cierre: unos setenta minutillos.

Y en Lafortunada empieza el trail. Se deja los tramos rápidos corredores y empieza el primer ascenso serio. Aquí, por fin, las sensaciones empiezan a ser mejores, pues se va en un grupo de cuatro y se les puede seguir bien. Y cuando la senda se torna pista y la pendiente coge unos graditos más, se puede coge un ritmo que hace que, por fin, empiece a adelantar corredores. Que suenen las fanfarrias.

Wrooooooaaaaaaaaaaaah

Matizo, que suenen las fanfarrias y un eructo. Es increíble. Era como un p*to sensor. Iba a adelantarle sin la respiración entrecortada y agonizante que me caracteriza y, cuando estaba a punto de rebasarle, el amigo se tira un eructo que, según cuentan, había un oso en Asturias que saltó del susto y todo.

Afortunadamente, ya no le volveré a oír más. No, de verdad, créeme, me fui por delante.

Vale, lo de la sangre en el bate tiene una explicación también…

Y M nos dio mucho la lata, bueno, a mí no, al resto, con el dolmen de Tella. Lo que me recuerda que tampoco os he hablado del menhir de Cinca…bueno, esto da igual. Y me da que nos centramos más en el avituallamiento y a dónde había que subir que en la vetusta construcción. Y en el avituallamiento volví a ver a gente conocida.

Y, como las sensaciones ya eran mejores, pues saqué la cámara a pasear. Es curioso, solo haré fotos en esta subida. Y, por fin, dejé de ir solo y pasamos a ser un trío porque a Vicen le entró la prisa




Y era a partir de aquí donde las vistas eran fabulosas. Click. 



Nota: las vistas es lo de detrás :)

Y la subida era relativamente cómoda, alternaba tramos de senda con tramos de pista e, incluso, algunos corribles. Y en uno de éstos, pasamos a Sandokán pero, tranquilos, ya se vengará, ya…

Cuando ya se vislumbra la cima, tienen a bien ponernos otro avituallamiento. Aquí Vicen nos esperará y volveremos a ser, unos veinticinco kilómetros después, un grupito de cuatro.



Y, coronando, no me sacaron pasado de peso, con lo que…comparto (gracias por la foto a la gente que estaba ahí arriba, meritazo el suyo)...


Y eso, que ya estábamos juntitos otra vez al coronar. Y tras un ascenso viene un descenso (no tiene gracia, pero para kos del Córdoba menos)  y, claro, adiós grupo unido y pasamos a estructura de dos parejas. Parece que eso de ir los cuatro juntos no nos va mucho. Por cierto, el descenso acaba en Bielsa, localidad en la que se termina el Maratón, donde terminas y te dan de comer y la camiseta de…

  


Allegador…era A-lle-ga-dor!!!


Porque es que el Trail Sobrarbe tiene tres modalidades: el Trail -de 24 kms, que va de Bielsa a Plan-; el Maratón -de la salida a Bielsa- y el Gran Trail: que es el Maratón + Trail. Y, una vez en Bielsa, podías plantarte, acabar el maratón como un señor o, por el contrario, enfrentarte a esos últimos veinticuatro kilómetros con sus cerca de 1700 metros de desnivel positivo. Así, de inicio, había que salir de Bielsa (sobre los mil metros sobre el nivel del mar) y plantarse, en ocho kilómetros, en los 2100. Casi nada.

Y deliberamos. Si lo dejamos, la crónica queda así de corta (bien), podemos ir al hotel, ducha y ponernos finos en el Abrevadero. Por el contrario, si lo dejamos, en la tercera copa -como el Barça- podemos lamentar el haberlo dejado a medias. Si no lo dejamos, queda un tocho más escrito -y sin fotos-, menos tiempo para recuperar y ducharse y la cantidad de copones se reduciría considerablemente…

Así que macarroneamos, seguimos la estela de Sandokán&Rafa y nos dirigimos hacia el collado de la Cruz de Guardia. Y vas en plan inconsciente hasta que, tras coronar la primera parte, un voluntario te ofrece agua porque no hay avituallamiento en toda la subida pero que hay un barranco a…hora y media. Y ahí, te ríes pero, por dentro, notas como que los huevos se te han caído al suelo. Madre de Dios, ¿dónde me voy a meter?. Pero puede ser peor, porque le preguntas todo inocente si ahí se acaba y te dice que no, que queda…

Señor@s, el resumen es sencillo: vamos a estar dos horas y media subiendo. Pero no dos horas y media cualquiera, vamos a empezar cerca de las dos y coronaremos cerca de las cuatro. ¿Dije lo de la ola de calor?. Ay qué ver el Sandokán éste en qué líos nos mete…porque en los ríos, en los ríos nos vamos a meter nosotros.

Esa sensación de voy a ir de piedra en piedra (por cierto, un saludo Nere) para evitar mojarse se elimina  de raíz cuando se dan las condiciones expuestas en el párrafo anterior. Y como me canso solo de recordarlo, vamos a ubicarnos en las diez horas y cuarto de carrera, en lo alto del collado, retomando un poco el aire.

Aire que te va a quitar Vicen cuando dice que nada, que lo deja, que se baja, que se nota deshidratado y que no merece la pena. Este chico no solo corre mucho -recordad los surcos que dejó en algunas avenidas de Castellón- si no, que además es muy inteligente.

Y a otros que no vamos a ver más, pero por motivos bien distintos, es al culpable de todo esto y a Rafa. Cuando les llegue la foto del radar de San Juan de Plan seguro que se piensan, otra vez, el bajar tan rápido. 

Por tanto nos encontramos a catorce kilómetros de meta. A nueve, nos plantaremos en Serveto, donde hay otro control de cierre: doce horas. Arriba coronamos en 10 y pico. Así que, bajemos…vale, matizo, bajemos y metamos los pies en todos los charcos de barro de veamos, para ser más fieles a la verdad.

Y ahora llegamos a la zona que menos me gustó de la carrera. Y es que nos vamos a meter por tramos del GR en el que parece que no ha pasado nadie nunca en tiempo y es lo que me choca, porque para llegar a las sendas que llevan a las vistas impresionantes, hay que coger -bueno, si eres muy vago no- las sendas que salen de los pueblos y si éstas están intransitables o abandonadas, se pierde mucho encanto…

Así que la llegada a Serveto no la disfruté mucho, la verdad. Y el repecho post-Serveto no lo disfruté lo más mínimo. Y después de esto había que buscar Gistaín. Y llegar a Gistaín seguía sin disfrutarlo. Y no te digo nada cuando se intuía ahí abajo el pueblo de Plan y piensas que podía existir la opción QuasiGranTrail que te bajé de ahí, directo, sin dar tanta vuelta. Que todavía no habíamos llegado a Gistaín. Que seguía sin disfrutar. Que una vez llegas a Gistaín, el pueblo es una continua bajada (bien) empinada de cemento (supermal). 

Y de ahí salimos a San Juan de Plan. Y de San Juan cruzamos un puente y seguimos las cintas. Y se percibía que nuestra técnica de carrera era mejorable. La de S, con cuatro bastones, ni te cuento. Y sin darte cuenta nos metimos en una arboleda. Y había gente aplaudiendo. Y entramos al campo de fútbol. Y ahí estaba la meta. Y bajamos de trece horas. Y, ahora sí, éramos allegadores. Y, j*der, lo que cuesta.


Demostración de lo que cuesta:




Y ahora tocaría el turno de las reflexiones, a ver qué tal se dan:

+ La carrera es dura, pero dura de c*jones. La primera parte es tan corredora que te puede confundir con el ritmo a seguir y más cuando las dos carreras salen a la vez, con lo que si haces la larga y eres humano, hay que ir un poquito reservón.

La carrera sigue el GR que está bien marcado…aunque alguna cinta más en el recorrido, en algún tramo, tampoco estaría de más.

De todos modos, insisto, la única pega es la forma en la que se conserva algunos tramos de senda, en los que ésta directamente no existe por el desuso/falta de mantenimiento.

La ubicación de la meta igual podría ser mejorable: por una parte acabas cerca de las duchas, por otra, acabas alejado del centro del pueblo. Incomparables las metas en Bielsa (de diez) y Plan (el campo de fútbol)

En la otra parte, la agradable, aparte de la belleza del recorrido, hay que alabar, como siempre a los voluntarios. Atenderte, con una sonrisa, durante un margen de casi siete horas en los puntos más cercanos a meta es para darle las gracias mil millones de veces. Y la forma en la que te explican el motivo por el que los plátanos están chuchurríos es también encomiable.

+ Compañeros de batallas (Duristoraris&co): yo estoy muy mal, pero me reconforta saber que estoy rodeado de gente que no está mucho mejor (un poco sí, eh).

+ Yo mismo: Se ha sufrido como un perro, se ha disfrutado más bien poco pero…estamos de vuelta :). Curiosa sensación ésa de estar más contento que cansado...

Ah, el perfilucho éste sin dureza ni nada destacable:



domingo, 7 de junio de 2015

Nos ponemos dorsal…Trail de Quesa

Objetivo ambicioso éste: voy a tratar de conseguir escribir la crónica de la carrera de Quesa en menos tiempo del que tarda Piqué en cortar con unas tijeras, una motosierra o con lo que quiera la red de una portería. 

Este finde estaba dedicado a Ibi y su Tour del Juguete, pero subiendo Tudons -el cuarto puerto, el que solo me llevó hora y pico subirlo, porque si me lleva más lo hago andando-, viendo que había otros ciclistas sentados a la sombra intentando recuperar el aliento, que tenía la boca seca, que mi maillot era el más chulo de la marcha, que faltaban aún dos puertos y, sobretodo, que no tenía ganas de seguir machacándome más…pues eso, que la marcha se quedó en los 133 kilómetros del miniTour y chimpún.

Y entonces pensé que, como solo había estado seis horas churrascándome por las montañas alicantinas, igual podía acercarme a Quesa, que celebraba su trail el domingo, para redimirme. Total, todos los factores confluían en que sería un éxito: a finales de marzo hice cinco kilómetros -Nogueruelas-, a mediados de abril, otros dos -Mamova- el domingo pasado me armé de valor y cayeron cinco por Calicanto, el martes por la noche otros ocho por Serra y, además, no hacía más de veinte desde el Trail del Infern -allá por casi marzo-…así que eso, como decía, era éste sin duda el mejor día. Seguro que, además, la temperatura sería fresca…que cuando todo está a favor, ufffff

Solo me puse una condición: no poner el despertador. Para lo cual me tendría que despertar sin ayuda externa -bueno, la canica que se le cae al vecino de arriba puede valer- antes de las siete para poder ser de la partida.

Y como soy como soy…a las 6:22 estaba ya despierto. Me dije a mí mismo eso que piensas que soy. Por cierto, ya te vale. Desayuné, preparé trastos y me fui.

Y en lo que cuesta un chasquido de dedos, ya estamos en Quesa. Piqué lleva ya cortado el lateral. Sigo pensando que cortar la red de un aro de baloncesto puedo comprenderlo…la red de una portería, nada, no me entra. Volvamos al tema, M dice que quiere salir inmortalizado con el dorsal del "oye, que vuelvo por aquí" y eso.



Y la salida la dan a las nueve. Y son las nueve. Y salimos. Y nos dan una vuelta por Quesa. Y buscamos una carretera que sube. Y sube. Y pasa un kilómetro. Y la carretera sigue subiendo. Y voy a andar un poquito que estoy hasta la p*lla de trotar en una carretera. Y hace calor. Y en el dos cogemos pista. Y senda. Empieza el trail. Y ando en carretera pero troto en tramos de pista con más pendiente. Iker Jiménez prefiere analizar casos más sencillos. 

Senda de bajada, bonita, entre pinos. En un momento de tapón podemos ver dónde estamos. Naturaleza. Feliz de volver aquí. Mucho. El gemelo se comporta.  Mi verticalidad no. Zasca, porrazo. Nada grave, ni un miserable rasguño. 

Y la senda se vuelve pista. Y la pista se me hace soporífera. Llegamos al avituallamiento. Básico. Aguatuallamiento, lo podíamos llamar. Van seis kilómetros. Y poco más de 40 minutos. De momento, no me puedo quejar de cómo va todo. Aunque la foto -un robado, claramente- dé que pensar justo lo contrario. Click.


Y que si Julio -gracias- se hubiera puesto el dorsal y yo me hubiera quedado con la cámara…oye, igual tampoco habría pasado nada.

En fin, volvamos al lío…Iba yo diciendo que me quejaba superpoco y que menos lo haré en el siguiente tramo de subebaja en el que me noto como si pasara a la gente con una facilidad pasmosa. En efecto, con la misma facilidad con la que me pasarán en el siguiente tramo de pista descendente. Porque fue ahí, sencillamente, hasta donde aguantó el depósito. Además, ahora sí, empieza a hacer demasiado calor. 

Y el siguiente avituallamiento está nada más separarnos los del Trail de los de la carrera corta. Y oír la voz del speaker tan cerca cuando uno está para cambiar viene a ser como los cantos de sirena de las leyendas de la antig…bueno, de los libros de Obelix. Y como soy como soy, te recuerdo que me desperté a las 6.22 un domingo sin ayuda de nada…pues eso, que seguimos con la larga.

E iba con la ilusión de devorar el puesto de avituallamiento, mesa y todo y lo que me encontré fue…muy básico: plátano, naranja, algunas gominolas, agua y un isotónico manual de sabor indescriptible…pero bien que me bebí tres vasos.  Está claro que el organizador quiere ganar dinero, que esto no es una oenegé, pero el coste de la inscripción me parece desproporcionado para los servicios ofrecidos, de momento…

Y salí de Quesa andando. Más que nada porque no tenía ganas de hacer otra cosa. Y quedaban diez kilómetros. Y hora y media de carrera. Y se sendereó un tramito y se salió a una carretera…que volví a subir andando. Y la senda que se cogía a mano izquierda era ascendente. Y ésa sí que se subió trotando. Pero seguía desganado, como sin chispa.

Y menos chispa tenía en la senda de bajada. Y ya no te cuento en el llaneo que había en el tramo del barranco. Simplemente pensaba que trotando llegaría antes que andando. Y cuando se salió del barranco y la pista nos llevaba al siguiente aguatuallamiento, pues más de lo mismo. Y bebimos. Y el calor era tal que, cuando pasamos sobre el embalse las ganas de meterse uno ahí eran de diezmil. Y más cuando, sin querer, levantas la mirada y ves una montaña. Y ves a la gente que sube por ahí. Y miras mas árriba…y ves más gente. Y miras el perfil en el dorsal y ves a qué altitud ha de llegar eso que parecía un repechín y ves a la que estás y piensas…que esto se va a hacer duro.

Y que la apuesta la pierdo. Piqué ya ha acabado. 

Y lo piensas fríamente, obviamente no podía ser en carrera ni en ese preciso momento, porque el calor que está cayendo es bastante interesante. Pero viendo el perfil no es más duro que el Alt del Pi del k25 (la subida de las antenas)…pero esa sucesión de pasos pequeñitos, ver que no avanzas si no más bien al contrario, que te sigue quedando lo más duro es una sensación…que hacía tiempo que no sentía. Ahora va a parecer que iba sobrado. Pues no, claro que no. Estaba sufriendo más que Roncero anoche, pero oye, tenía ganas ya.

Y cuando, al año, se acabó esa subida corta pero interminable, le siguió una bajada corta pero inabordable. Y luego otra subida corta pero desquiciante. Y luego otra bajada que ya estabas tan harto que ni te molestabas en trotar porque a continuación venía otro repecho dolorosísimo. Y ahí estaba el último aguatuallamiento pero, esta vez, con naranjas…peladas!!. Lo mejor de una carrera siempre son los voluntarios, los del último puesto, por este detalle, se merecen una mención especial.

De hecho, me dio pena hasta irme de allí. Obvio, estaba reventado. Y la meta estaba a tres kilómetros, pero hacía mucho calor. Y las naranjas estaban peladas. Y a la sombra. Y ganar creo que ya no iba a ganar -por cierto, una horita me ha sacado el fiera-. Y la dualidad era naranjaspeladassombra frente a bajadesganadocansado. Y como soy como soy, hice esto segundo.

Y como me canso solo de recordarlo, mejor me planto en meta, acabando justito por debajo de las tres horas y ya.

Este es el perfil…lo que hay a partir del 16 es lo que me ha dejado -más- para el arrastre.



En cuanto a la carrera en sí, se merece su análisis porque tiene una serie de puntos a favor, como es el recorrido (muy bonito…y duro en momentos puntuales), la posibilidad de inscribirte en la salida -aunque sea sobrepagando-, los voluntarios y el marcaje pero tiene unos cuantos negativos y es que los avituallamientos eran bastante escasos en variedad o que los puntos kilométricos estaban mal marcados desde el principio, con lo que me atrevo a decir que, para los doce llauros -sin obsequio- es una carrera cara.


domingo, 31 de mayo de 2015

Nos vamos de marcha --> Oropesa

La marcha del día era en Oropesa, más concretamente en Marina d'Or, esa ciudad de vacaciones que, en cuanto la vi, lo primero que pensé es que estaba en el pueblo de Eduardo Manostijeras versión 2.1. Si tuviste el valor de leer algo de lo acontecido en Requena o Serra, tan solo indicar que el patrón va a ser el mismo, esto es: a partir del kilómetro 70 cualquier puerto se me hace eterno, con la única salvedad que el despertador sonará a las cinco.

Pero recuerdo que, cuando corría en Fondeguilla -que también era ayer-, sonaba a las cuatro, con lo que algo hemos ganado.

Así que, como decíamos, hoy eran unos 185 kilómetros y el desarrollo de los acontecimientos va a ser exactamente igual que el de las citas previas con lo que evito la penuria de hacerlo y sintetizo en algunos puntos y, nunca mejor dicho, a la marcha.

+ Si en el primer puerto, vas en la parte de atrás -pero atrás- y se te sale la cadena y no tienes huevos a ponerla sin ayuda del mecánico (gracias otra vez)…te pasa hasta el de la ambulancia y no te queda otra que meterte un calentón, con lo que eso de subir con tranquilidad oye, como que no.

+ Si con solo un puerto hecho y mal preparado, te pones a tirar como un loco camino de Vilafamés para coger al grupo precedente, pueden pasar dos cosas: que lo cojas o no.

+ La ley de Murphy dice que si pasa lo primero, entonces, en el siguiente giro a la derecha, empezará un puerto con una rampa inicial del 16%.

+ Y a ese puertecillo de tercera le seguirá un descenso muy inclinado -de los que me gustan- para quedarme más solo que la una.

+ Una vez acabe el descenso, veas algo que te recuerda vagamente a la Rambla de la Viuda, porque es la Rambla de la Viuda más que nada, empezará la subida al Monte de Piedra. Y empezarás haciendo eses con tranquilidad, sin agobios. Ya las harás así en la última rampa, la del 19%. 

+ Los voluntarios, el recorrido y los avituallamientos son lo mejor de la marcha. Si en el de Atzeneta te pones las botas, luego te toca a subir Benafigos hinchado. Asumes el riesgo. Van 70 kilómetros. Este puerto es de primera…se hace largo. Si miras a la derecha, se vislumbra la garganta del Monlleó. Espectacular.

+ Benajudas es de esos puertos en los que llegas al pueblo que le da nombre pero el puerto no se acaba. 57 minutos subiendo para luego bajar vertiginosamente (risas) y enfilar la subida a Xodos. Son tres kilómetros al 8% en una carretera desgastada, botosa, pestosa…Lo único que falta es que se te salga la cadena otra vez. Alehop. Clin. Concedido.

+ Los puertos de primera de la Titánica son duros. Los de segunda…una tortura. Aún recuerdo cuando me hicieron un robado en otro segunda de por ahí arriba...



+ Bajada a Atzeneta. La Guardia Civil nos para a un centenar antes de enfilar la bajada. Estoy por decirles que me dejen bajar, que si salimos juntos va a pasar lo que te imaginas que va a pasar…eso, sí, bajo supersolo delante de la moto de la Guardia Civil. 

+ Mecagonlaleche…el único puerto que subí decentemente y sin problemas, marcando ritmo y todo, fue el de la Orden del Maestrazgo (4 kms al 4%…ahí está mi límite digno) y no he dicho nada, aghhh.

+ Tras Atzeneta viene la subida a Culla. Otro primera. Se ve la carretera, en diagonal en la montaña. Risa floja. El puerto de Culla es ése en el que, en el minitramo de descenso previo a su comienzo, nadie  -y nadie es nadie- de los que vamos da pedales.

+ Teoría de Culla: si el sujeto cronista se dirige a Culla corriendo o en bici, el tormentón que espera allí es de órdago. 

+ Teoría del Córdoba -o del descenso seguro-: si en alguno de los dos lados de la carretera hay un talud o desnivel interesante en el que, si me caigo, me voy al fondo del barranco, bajo cagado. Si no lo hay, solo lo hago con prudencia.

+ Teoría de los 140 kilómetros: a partir de esta distancia, no me molesta lo más mínimo tirar en llano sin necesidad de relevos. Eso sí, si a partir de ahí hay un puerto, jose dice ay.

+ El puerto de la Bandereta empieza en el 144. Y los dos primeros kilómetros son al 8%….para qué seguir contando.

+ Teoría de "a 500 metros, puesto de control": tanto en Culla como en la Bandereta, fue ver esto y recobrar fuerzas, pues coincide ese puesto de control con el fin del puerto.

+ Teoría de "a 5000 metros, puesto de control": no nos pasemos.

+ Teoría de "cuando vez la luz al final del túnel, éste se derrumba": Cuando ya has hecho todo el descenso a Benlloch decentemente, entonces el tornillo del portabidones se suelta. Has de parar, buscarlo, ponerlo y reemprender la marcha. 

+ Corolario a la teoría previa: el grupo de doce corredores que te pasa mientras lo arreglas, se quedará unos 200 metros por delante.

+ Cabanes: explica la teoría de los 140 bastante bien.

+ Bajada de Cabanes con quitamiedos de piedra en las que, si me lo propongo, entra bastante bien la bici: pues eso.

+ Meta a los 186: pues eso. Eso sí, muy desangelada…¿tan tarde entramos?


Ah, añoro Fondeguilla :)

domingo, 24 de mayo de 2015

Nos vamos de marcha --> Serra

Y después de las buenas sensaciones de Requena, en la que  a) no ser el último, y b) no llegar de noche ya era un premio, nos apuntamos a la Marcha Cuatro Puertos de Serra que, a diferencia de la del sábado pasado tenía tres puertos menos (bien!!), ochenta kilómetros menos (otro bien!!) y, en su debe, un porrón de avituallamientos menos.

Eso sí, en el precio apenas había diferencia (25 frente a 35 cuando en Requena te daban un chalequito bastante apañado). De todos modos, para allá que fuimos. Despertador a las 6.30. Serra a las 7.30. Entrega de dorsal rápida (sigo sin saber cómo se pudieron complicar la vida de esa manera la semana pasada) y, con ese tiempo que faltaba, pues me fui a apreciar más intensamente el aroma de los pinos. Y luego me lo cargué. Y entonces fui a por la bici. Y de ahí a la salida. Y para llegar a ésta había que subir un rampón. Y entonces me acordé que el miércoles salí a trotar, por fin, cinco kilometrines birriosos y hoy, tres días después, me aparecían agujetas por los cuadríceps. Lo que, en lenguaje cospedaliano serían unas agujetas en diferido, imagino. Y eso, que era una simple cuesta. Que esto no había empezado…y ya estaba atufado.

Y a las 8.30 empezó. Y para arriba. A subir el Oronet. Plato pequeño y a la marcha. Y unos íbamos de marcha y otros a ganar el Tour. Y a éstos, la Guardia Civil tuvo a bien explicarles que esto era una marcha, que no tenían porque ir por el carril contrario, y menos aún cuando hay una bonita línea continua que, bueno, eso…de cajón.

Y se coronó el Oronet. Y tocó bajarlo. Las primeras tres curvas no las hice del todo mal. A partir de ahí, lo de siempre, yo bajo a 40 y la gente lo hace a 60. Y ahí me entra un dilema: si esto es una marcha, ¿por qué los ciclistas que suben se quedan parados antes de las curvas en las que no tienen visibilidad?…básicamente por una cosa: miedo. Nos encontramos con una situación paradójica: unos ciclistas bajando por ambos carriles de una carretera abierta al tráfico impidiendo que otros ciclistas puedan disfrutar de su afición. Aquí aparece un conflicto de intereses que no debería existir. 

Y en éstas, adelanté a uno que bajaba con más miedo que yo. Sé que es difícil, pero…y entonces, como castigo divino, me pasó todo el AlcudiadeVeoTeam, con Alejandro a la cabeza. Y como se acabó la bajada, les cogí rueda. Y entonces se pararon. Y me chafaron el plan. Y tocó pedalear un rato. Y llegamos a la antigua nacional de Teruel. Y pese a que el ritmo no era para nada de persecución, veía como me acercaba a un grupo grande. Y cuando veía que podía quedar muy épico esto de cazarles, me volvió a pasar el autobús del AdVT y me llevaron al grupo. Y el grupo era realmente grande. Enorme. Y delante del todo…un coche de la Guardia Civil con las sirenas. La marcha era neutralizada…



Y pedaleamos en grupo hasta Segorbe, allí el coche metió un poco de gas y se separó todo un poco porque, conviene recordar, que la marcha será neutralizada y los tropecientos primeros irán como motos y para ellos será un fastidio, pero para otros, el mínimo acelerón supone un aymemuero, que no puedo seguir al de delante…Por si hay dudas, yo soy de ésos. 

Así que, a la salida de Segorbe (k30), dejé de ver las sirenas, al grupo y a toda la pesca…vamos, que el que fuera neutralizada la marcha dejaba de afectarme porque yo ya andaba por la zona de grupo diseminada…así que se volvía a activa el modo marcha, esto es, tirar a mi bola en las subidas para que, en las bajadas, me pasaran todos los que había pasado subiendo y cincuenta más (a ojo).

Y el repechito tras Gaibiel y Matet fue interesante, zona muy bonita, normal, estamos en plena Sierra de Espadán…lo que significaba que pronto, muy pronto, nos enfrentaríamos al segundo ascenso puntuable -porque repechitos llevábamos ya unos cuantos- del día: la Nevera. 

E íbamos camino de las dos horas. Y esta vez me documenté y vi que el avituallamiento estaba en la cima del tercer puerto. Y estábamos empezando el segundo. Y agua mucha, mucha…no es que tuviera. Y, en el otro lado de la carretera, un hombre cogía agua de una fuentecilla. Y seguí unos metros. Y le di vueltas. ¿Y si reposto aquí?. El hecho que por delante se viera el grupo neutralizado me ayudó a decidirme…así que di media vuelta y llené los bidones con ese ridículo chorro.

Y media hora después reemprendí la marcha. E iba más solo que la una. Y ponía cuatro kilómetros al puerto. Y luego tres. Y bebí agua. Y sabía mal no, peor. Menudo acierto esta parada, sí señor. Y empecé a coger gente descolgada. Y la rampa del 8% se subió medio decentemente. Y se coronó tras ella. 56 kilómetros para algo menos de dos horas y cuarto. Y se empezó a bajar. Y se dio un porrazo un rider365. Y me quedé echando una mano hasta que vino la Guardia Civil. Trabajazo el suyo. Y otra vez a pedalear. Y ahí me di cuenta de una cosa: que la zona seguía siendo espectacular. Bueno, de dos cosas, que igual me confié demasiado…pero al pelotón neutralizado no le voy a coger en la vida ya. 

Porque tras pasar por Alcudia de Veo. Por cierto, sé que estoy a menos de cinco kilómetros de la Peña Pastor y no me entran sudores fríos, con lo que creo que ya he superado uno de mis miedos. Lo que decía, que tras pasar por Alcudia de Veo y subir su repechín, llega una bajada de seis kilómetros de curveo hasta Eslida. Luego ahí me dejo otra media hora. Y en el tramo del túnel de 150 metros otros diez minutos. Y en el tramo que puedes pedalear sin miedo, porque es recto total, pues ahí me dejo otro tanto porque un Ibiza no tiene mejor cosa que hacer que ponerse a echar marcha atrás. Y la moto que le reprende se pone en el carril contrario…al final va a resultar que bajo como Chavanel pero la situación me impide demostrarlo. Así que sigo bajando a mis 38 de media. Pobret. 

Pobret es que, tras 70 kilómetros, llegamos a Eslida. Y la gente almuerza en Paquita como reyes. Y a nosotros aún nos queda subir este puerto para echarnos algo a la boca que no sean geles o similares. La subida a Eslida no es que sea muy allá…pero se me hace dura porque hace calor, tengo hambre y el agua sabe a rayos. Y ya, ya paro. De todos modos, otros van peor, porque al pobre Alejandro le voy a pasar como si estuviera parado (bueno, estaba arreglando un pinchazo pero es irrelevante)…en fin, coronamos Eslida y comemos. Y bebemos. No sé dónde están los novios, pero eso parece una boda. Plátano y Cocacola. Y agua fresca. 

Y la bajada de Eslida fue…como todas. Bueno, peor, que me salió a 34. En Chóvar, donde había carrera de montaña, por cierto, apareció de la nada la peña de Albalat dels Sorells que compartía camino…así que hicimos grupeta. Pasamos por Soneja en el kilómetro 90. Quedaban poco más de 20 para acabar y, en los repechos, me notaba especialmente suelto de piernas aunque, por otra parte, tenía cero ganas de subir los cuatro terroríficos kilómetros de La Frontera…

Igual que tenía cero ganas de quedarme cortado en la rotonda del Oronet del resto del grupo, pero soy tan tan tan así…que fue inevitable. Así que si tenía pensado descolgarme en la subida…lo consolidaré quedándome ya en TowersTowers. Y mas aún cuando, en el tramo de salida de Estivella, me tocará echar pie a tierra para que pase un coche de la organización que llevaba a un compi herido. Eso sí, hasta allí llego con una decente media de 26 km/hora.

Y previo a la subida, aprovecharemos el último avituallamiento. Bueno, o el segundo. Llámalo como quieras y me atiborraré de gas. Tres vasos de CocaCola y las mismas cero ganas de salir. Pero salí. Porque el coche estaba arriba, más que nada. Pero muy pronto me voy a dar cuenta que la frescura de los repecho previos…se quedó allí. En la segunda rampa se suben piñones y piñones…hasta que no quedan. Y como no lo sabes, te lo cuento yo, las primeras rampas son las sencillas. Las de la segunda parte son las de los porcentajes de dobles dígitos. Las que ya, de por sí, se me dan bien…pues imagina en estas condiciones. Y la cosa todavía tenía más mala pinta cuando me agarro a la única solución que veo. ¿Un coche?…no, que va, un gel. Lamantapla.

Así que antes que llegaran estas rampas no me quedaba nada: ni fuerzas, ni piñones, ni geles…así que solo nos queda un poco de honor y orgullo para salvarlas de la mejor manera posible. Sí, exacto, nos vamos a tirar haciendo eses hasta arriba del todo. El único consuelo es que a la gente le gusta mi maillot. Otra cosa es que sienta deshonrarlo de esta manera, pero bueno, ése es otro tema…

Fotosciclistas estaba por ahí y, evitando la risa, consiguió hacerme esta instantánea...



Treinta y un minutos después se acabó este padecimiento. Luego quedaría llegar al Chaparral, pero eso ya era secundario y acabar la marcha en algo menos de cinco horas, pues también. Estaba ligeramente exhausto y es que, empiezo a pensar, que estas rampas con este calor no me hacen ningún bien.

Llorón :)

El perfil de la marcha es éste.



 Y mis ganas de seguir escribiendo son éstas: 0

Y, entrando en valoraciones, 25 euros por una marcha neutralizada con un avituallamiento sólido y otro líquido en 110 kilómetros es, no sé, para pensárselo aunque, eso sí, el entorno por el que se realiza -el bucle Segorbe-Gaibiel-Alcudia de Veo-Eslida-Soneja es un reclamo para los sentidos- es impresionante en ciertos puntos.

sábado, 16 de mayo de 2015

Nos vamos de marcha --> Requena

¿Qué pasó el 19 de mayo de 2012? Pues que el Chelsea ganó la Champions, Natalia Oreiro cumplió 35 años y, sobretodo, que el jose debutó en la Marcha 7 picos con una bicicleta no del todo lo más apropiada para estas lides.

Hoy, casi tres años más tarde, y viendo que los problemas musculares impiden que corra más de dos kilómetros sin que se cargue un gemelo, un sóleo o cualquier otro músculo que te puedas imaginar, decidimos volver a darnos una vueltecita por Requena. Y sus alrededores.

Así que, al lío, rápido. Lo del despertador que suena a las 5.45 me resulta tan doloroso que pasamos directamente a la llegada a Requena. A las 7. Y siguiendo a coches con bicis porque, para variar, pensaba que la salida era en el mismo sitio que hace tres años. Pues no. Es en el recinto ferial.

Y como voy con tiempo, saludo a Javi pero todavía no le tanteo para que haga algún trapicheo con mi presumible patético tiempo que me voy a marcar pero, de momento, no vamos a adelantar acontecimientos. Y ciclistas, me huele que tampoco serán muchos…

Pues a las 7ypocos minutos estaba en una sala del recinto ferial infestada de gente. Toda ella distribuida en ocho filas desastrosas para recoger el dorsal. Vamos, que estaban ahí, al mogollón. La entrega no es que sea lenta, es lo siguiente. Son las 7y30 y todavía hay bastante gente delante esperando. Por momentos pienso que no voy a llegar a tiempo a la salida. Así que, cuando cerca de las 7.50 me lo dan, pues las prisas, bueno, tampoco tantas, por cambiarme, sacar la bici y demás cosas que no conviene hacerlas en cinco minutos. O siete.

A las ocho dan la salida, por delante están todos (excepto unos 40 ciclistas)  y este recorrido.


Y la táctica está clara: con el poco entrenamiento que llevo de serie -salir de sábado en sábado sin hacer mucho desnivel, que digamos-, ponerme a rueda y que me lleven sin que me dé mucho el aire. Y así, hasta dónde lleguemos. Objetivo ambicioso, lo sé.

Así que, empezamos. En la minivuelta por Requena en la que me defiendo bastante bien, pues recupero algunas posiciones, ya que perderlas era realmente complicado, nos plantamos en la carretera que nos va a llevar a Villar de Olmos en un grupo numeroso. Lo bueno de los grupos numerosos es que siempre habrá alguien de los 30 o 40 que le mole tirar. Pues como era de esperar, eso pasa en todos los grupos numerosos menos el mío. Viva. Así que tocará ser generoso en el esfuerzo…y tirar un poquillo para coger al grupo predecesor.

Sigo la táctica prefijada como veis, al dedillo. Además, en este tramo inicial, en su mayor parte ascendente me voy a dar cuenta de algo con lo que no contaba…donde yo bajo a 30, la gente baja a 40.  Donde lo hago a 35, la gente lo hace a 50. Y todo eso pese a tener de gravedad más bajo debido a la ingesta de flanes, helados y demás cosas que tomamos los deportistas de alto nivel.

Pasaremos Villar de Olmos dentro de un grupo grandote. Y nos plantaremos en Villar de Tejas intentando coger a ese mismo grupo, que nos cortamos unos poquitos bajando -y no fue culpa mía, porque iba el último, más que nada-. Tras un arreón, nos integramos nuevamente y disfrutamos de la subida del primer puerto: el Negrete. Algo más de 5 kilómetros al 5%. Subo bastante cómodo, la verdad. De hecho, el pelotón se partirá en dos y subiré con los de delante.

Y llega la primera bajada larga. Y el grupo de delante me pasan todos. Y del segundo grupo, me pasan todos. No es que baje mal, es que lo hago peor. Está claro que no se puede ser terriblemente guapo y encima bajar bien. Pero, no sé, por lo menos una de las dos condiciones tampoco estaría mal…El resumen de todo esto es que, en Casas de Medina, donde se coge la carretera que nos llevará a Benagéber, se me han ido todos. Así que toca pegarse un calentón en el tramo de toboganes para cogerlos y, cuando esto se produce…entonces está la bajada al embalse.

Con lo cual, se me vuelve a ir todo el grupo. Novedad. Y, al final, me engancha el siguiente grupo. Obviamente, grupo al que tampoco puedo seguir. Por fin, se acaba la bajada. Es mumumuy didivertititidododo el tratratramo de pavévévé sobrebrebre el embalbalbalse, la veveverdad

Afortunadamente, dura poco. Y empieza la segunda subida, la de Mataparda. Con mi lectura concienciada y apasionada del reglamento de la prueba, me doy cuenta que no tenía ni idea de la salida  -ya demostrado- y, parece, que tampoco la tenía de los avituallamientos. En 2012 estaba bajando a Benagéber. Este año…no. Y van ya 60 kilómetros…y yo hago las paradas en mis entrenes cada hora y media, se enciende la reserva. Comienza la subida a Mataparda. Cojo al segundo grupo que me había pasado bajando y me voy con unos poquitos para arriba. Mataparda son otros cinco kilómetros al 5%. Al final van a resultar que todas las subidas son iguales solo que les cambian el nombre…Por cierto, la siguiente es El Remedio…a ver si se confirma la teoría, ejem. De todos modos, volvemos a Mataparda y a algo que va a pasar a poco más de dos kilómetros de coronar….y es que el ciclista con el que iba…se va a ir. Soy pésimo bajando y vulnerable subiendo. Ah, y quedan 120 kilómetros.

Y si lees dos líneas arriba, queda el Remedio. Para añadir pensamientos positivos. Arriba, por fin, avituallamiento. Cocacola por un tubo, plátano y para bajo. No bajo del todo mal. Strava dice que a 40. Me pasa to'dios y se van. Alguno, incluso, pasará en modo Tour, bajado pegado al arcén izquierdo, sin visibilidad ninguna. Dos curvas más adelante, un coche subía…sin comentarios

Y otra vez lo mismo, esfuerzo en Tuéjar para coger al último grupillo que me pasó. Lo coges y zas…bajada. Strava dice que a 39. Da igual, llego solo a Chelva. Pasamos ya las tres horas de marcha. Y de Chelva sale la carretera que lleva a El Remedio. Y El Remedio me va a recordar que no son solo dos kilómetros duros. El Remedio se me va a hacer eterno. Y más eterno se me va a hacer el ver que ahí arriba tampoco estaba el avituallamiento. De hecho, imagina si se me hizo largo que casi estoy más tiempo subiendo El Remedio que esperando a que me dieran el dorsal…

Y quiero olvidar todo lo que pasó subiendo, porque casi me achicharro. Y porque pensaba que a las antenas no se llegaba. No se llega pero abajo se quedan. Y ahí, donde estaba marchasclistas haciendo foto, click.



Pues eso, como decía,  que ahí estaba el avituallamiento. Y no había nada, solo una carretera que bajaba a Ahillas. Y van 90 kilómetros, el sol me pega en la nuca, el bidón se vacía peligrosamente y también me doy cuenta que, si a dos semanas de las municipales, el asfalto de Ahillas es ése…así seguirá los próximos cuatro años.


Pero yo quiero mi avituallamiento, jo. En cambio, me ponen una carretera botosa. Y un grupo a doscientos metros, así, en plan burro y zanahoria. El ejemplo no es bueno, de hecho, como te sigas riendo te reviento. Pero es un querer y no poder. No tengo fuerzas, me pones cuestas y un grupo a la vista. Y paso un cementerio. Y si hay un cementerio, hay cerca un pueblo. Llegamos a La Yesa. 103 kilómetros, casi 4 horas y media y el avituallamiento…está a cinco kilómetros, nos dicen.

Y Javi inmortaliza mi alegría al oir esa mítica distancia que me separa de la muerte por inanición de esta manera. Click.



Por momentos me empieza ya a dar igual. Total, que lo pongan en meta. Voy con la boca seca otros 80 kilómetros y en paz. Para ganárnoslo, otra carretera parcheada y con aire, bastante. Ah, y subebaja. Bueno, eso es normal, que estamos en plena comarca de Los Serranos. Así que llegamos al avituallamiento y estás que paro…más plátano, más cocacola, bidones llenos…creo que he hecho bien en detenerme unos segundos, ejem. El hecho que me cueste abrocharme el maillot pasa a un segundo plano…

Y de ahí enfilaremos al cuarto ascenso, el de Peñas de Dios. Aquí haré una subida de Kiriyenka de manual, ritmo sostenido hasta arriba. Vale, te lo traduzco, empezaremos la subida dos y la acabaremos siete u ocho, pero eso sí, nadie dio un relevo, todos a ruedecita, como reyes. Para luego, empezar el descenso, darme las gracias…y no volver a verles más. Novedad. Strava dice que bajé a 45 y me pasaba todo el mundo. Otra novedad.

Van 125 kilómetros y no he pasado a nadie bajando en ningún momento. Y, obviamente, las expectativas para que lo haga no son nada halagüeñas. Así que, mejor, seguimos pedaleando buscando Chulilla para enfrentarnos a la parte más dura, creo yo, de toda la marcha que no es otra que el encadenado de los tres puertecitos bajo un sol de justicia. 

Eso sí, antes de empezar la subida a Chulilla hay otro avituallamiento y aquí van a pasar dos cosas: la primera es que voy a volver a hincharme a cafeína para no dormirme hasta el jueves y, la segunda, es que, para dejar la bici apoyada, pasaré la rueda por un pequeño tramo de barro que igual me va a frenar un poquito más. 

Por cierto, van 6 horas y 150 kilómetros. Si hago 40 kilómetros en dos horas, bajo de las ocho. El pequeño inconveniente, recordemos, es que hay tres subidas por el camino. Pequeño detalle. Ah, otra cosa, el primero hace ya casi media hora que ha llegado.

Y empieza a cumplirse la ecuación nuevamente: Cocacola + plátano = ascenso decente. Así que Chulilla se subirá sin dar mucha pena. Eso sí, cuando se pase el efecto, que suele ser en la bajada siguiente -en la que no me pasó nadie!!!! ochocientos emoticonos asombrados-, hazte a la idea que el siguiente ascenso será lamentable. Y así llegué a Chera, en algo más de 7 horas y 166 kilómetros. Y falta un último puerto…vamos, que me puedo olvidar de las ocho horas.

Y a la salida de Chera hay otro avituallamiento. En La Yesa llego con un pseudomierdón del quince y ahora hay más avituallamientos que kilómetros, ya puestos a exagerar…como éste solo es líquido, vamos a ver si con la Cocacola se cumple la teoría ésa que me inventé para el último ascenso del día. Otros cuatro kilómetros al 4% a un ritmo que me lleva a plantarme coronando en 7horas42' y entonces piensas que, igual, si pedaleas todo lo rápido que puedas, a lo mejor llegas antes de las 8 horas.

Y no solo eso, es que si pedaleas todo lo rápido que puedas, acabas antes. Creo que esto fue lo que me decidió, sin duda.

La gente de conocerequena.com plasma en esta instantánea el debate interno que tenía. Click.



Así que, con unos últimos kilómetros por encima de 40 nos plantamos en el recinto ferial en 7h59'31'' (un par de minutos más en la clasificación real).

Y los de TopRun me sacan tal que así…



Y como la cara que tenía era ligeramente desencajada en meta, preferí hacerle una fotillo a la horquilla para ver lo torpe que soy pillando barro en una semana tremendamente calurosa en Requena...





Tres años más tarde, con una bicicleta unos kilos más ligera, con menos entrenamiento y con unos descensos más patéticos -sin temor a equivocarme, soy el que peor ha bajado de los casi 800 inscritos- me ha salido la friolera de…cinco minutos menos que 2012. Así que te dejo que extraigas tú las conclusiones que yo soy incapaz.

En cuanto a la marcha, dos puntos a mejorar: la entrega de dorsales, en la que tampoco hay que decir mucho más, en 2012 fue rapidísima y hoy…pues eso, y siguiente punto: los dos avituallamientos iniciales (kilómetros 67 y 106) me parecen muy distanciados de la salida y del puerto más duro -y más a la hora que lo hacemos los mortales- el segundo.

Por lo demás, la marcha no me ha defraudado, recorrido espectacular, duro que sacia las ganas de bicicleta del que allí va.

Nos vemos en…2018???

Ah, las clasificaciones…hago un top500 por los pelos. Ahora a esperar la lluvia de patrocinadores y tal...


domingo, 19 de abril de 2015

MaMoVer: Maratón de Montaña de Vermaelen*

¿Te imaginas recorrer 300 kilómetros para hacer una carrera y luego abandonar en el cuarto kilómetro? Pues, más o menos, era eso lo que quería evitar. A menos de una semana para el Ultra de Barcelona, tocaba hacer una prueba para ver si los problemas periósticos -es mi blog y me invento las palabras necesarias, ya sabes- se habían quedado atrás o, por el contrario, no había sido incapaz de descolgarlos y seguían aquí, tan a gustito, conmigo. Cosa, lógica, por otra parte, psche.

Hoy, domingo, era el día D. Mañana, curiosamente, será el día L. Bueno, eso, que hoy era el día en el que se resolverían todas las dudas y veríamos si estábamos aptos para hacer BCN aunque fuera dando lastimica o, por el contrario, ni nos molestábamos en ir. Así que hoy tocaba volver a trotar y ya sabes que da lo mismo trotar solo que acompañado y también da lo mismo trotar solo que acompañado y con un dorsal.

Entonces nos decantamos por esta última opción. Para llevarla a cabo no había que hacer mucho, tan solo despertarse un domingo a las seis de la mañana. Sí, las seis. Dolor de ojos. Es que ahora hasta me duelen los dedos al escribirlo…en fin, ya ha pasado. A las seis y media en el coche y un poco antes de las ocho, tras hacer un buen scratch, sacando unas cuantas décimas a Alonso -nada del otro mundo, parece- nos plantamos en Andilla. Es curioso, falta menos de una hora para el inicio de la carrera y no es que haya mucho ambiente que se diga.

Y tampoco es que las calles sean especialmente anchas para alguien tan técnico como yo conduciendo. Tras pulir un par de esquinas tengo la ligera percepción de haberme equivocado de destino. Chasquido mágico. Vale, acabo de aparcar en La Pobleta al lado de Agustín y un puñado de Duris. Ah, estamos en MaMoVa y, a cada año que pasa, faltan menos letras y es más naranja.

Pese a todo, aún falta media hora larga para la salida, nos dirigimos al bar -a dónde si no…- y, aprovechando la excusa del café, nos ponemos al día de los lloros Ángel, Jesús y maiself. A Jesús, aunque parezca la contrario, no le guardo ningún rencor pese a que me tragara todo el polvo que levantó en los últimos doscientos metros de la CSP; si así fuera, ya me las habría apañado para que el café hubiera caído en su brazo en vez del de Ángel…y, como él tampoco se enfadó mucho, pues posamos para la posteridad. O sea, que si te quieres hacer un póster con la foto, que puedes, vamos, que te dejamos :). Click.


Y creo que va siendo hora de empezar a hablar de la carrera propiamente, porque no estamos en la línea de salida y llevamos una parrafada la mar de interesante…y la carrerita es de 42 kilómetros. Haces una regla de tres y, en efecto, dentro de cuatro minutos dejas de leer. Vale, dos.

Sintetizaremos, pues. A las 8.20 estamos en la línea de salida. No entiendo las botellas de M. No entiendo el Suunto de C, no le va el altímetro y no lleva pulsómetro…vamos, que para una carrera de montaña le va a dar la hora y poco más. Todo son pensamientos positivos. El retraso, a la hora de la salida, también es positivo. A las 8.47 salimos. 27 minutos esperando…(esperando el selfie de salida…)

Y la salida es una vuelta a La Pobleta enfilando una rampa de asfalto y bajando por pista. Me noto bien, ya es raro. Por un momento pienso que puedo acompañar a Ángel hasta que me dé por reventar, pero volvemos a La Pobleta…y sabes que si hay un pero es que algo no va bien. Y lo que no va bien esta vez va a ser el gemelo derecho. De éste no me había quejado nunca. Pues mira, hoy sí.

Por tanto, tras casi media hora de espera y algo menos de 15 minutos de trote, damos por acabada la participación en el MaMoVa


Con lo que me voy a quedar del día de hoy es con ver nuevamente a mucha gente conocida, qué cabr*n*s, la de sonrisas que me sacan :).

Y como eran las nueve y el Duris es un club muy guay, qué mejor que pasar la mañana en nuestro punto de animación, el más guay -redundante- de todos, en el kilómetro 17, aplaudiendo a todos y cada uno de los corredores que, por cierto, que envidia me habéis hecho pasar.

Y me dais…seguid disfrutando con esto, que merece mucho la pena :)

Nos vemos pedaleando ;p


*Vermaelen es un jugador del Barça que fue fichado este año y no ha jugado porque ha estado lesionado siempre por distintos motivos. Pese a no ser belga, creo que soy un digno sustituto...