domingo, 29 de abril de 2018

Trail dels Senglars: Va a ser que Favara tampoco es llano...

¿Has tenido un muñeco mío de vudú estos dos meses y creías que no funcionaba? Puessss, sí, eso, no funciona lo más mínimo. Así que hiciste bien en dejarlo en aquel cajón. No hace falta que lo vuelvas a sacar. Nunca. En la vida. No funciona. 

La cosa se quedó hace dos meses en Corbera, ahí, cuando tocaba subir al Cavall Bernat por el tramo de trepada, a alguien le dio miedo. Bueno, vertiguito más bien. Miedo es lo que se pasa cuando empatizas con una pobre chiquilla en Pamplona. Ahí sí, te cagas viv@. Así que lo mío fue vertiguito. Había un tramo de usar manos, pero es que ni siquiera llegué a él. No sé, no me apetecía quedarme ahí bloqueado...habrá más carreras, pensé. Hasta luego, altímetre, hasta luego.

Y las hubo, la siguiente fue Xàtiva. La de los 1700 positivos. No llegué al segundo kilómetro. Un pinchazo en el gemelo. Como me había inscrito al Maratón del Montseny a la siguiente semana, fuimos previsores. A casa, a Óscar y a la punción seca. Luego el rollo ése de las velas, apretar los ojos muy fuerte y que saliera lo que tuviera que salir. Adiós Xativa, adiós. 

Y salió. Salió de todo. Por cualquier obertura de mi cuerpo salían cosas: gastroenteritis de las buenas. De las de "si no tienes inconveniente, pasas un día en el hospital". Y yo, bueno, como me estoy muriendo, mejor me quedo, sí. Bonito día de alimentarte con sueros (ñam ñam), una taza de consomé y un zumo de niño de piña (yo es que todo lo que sea menos de dos litros pues como que le bajo un poco de categoría...). Adiós Montseny, adiós.


Justo antes de darme el alta, me quitaron los goteros y estaba feliz, como se ve en esa recreación. Vamos, que no es real.


A la otra semana estaba Onda. Ahí, como homenaje a Márquez por sus mundiales. O por demostrar cómo es Rossi de verdad, da igual. Total, que nos dieron el alta, el domingo lo reposamos sin buñuelos -emoticono que echa humo por la nariz- y el lunes  (San Yo) salimos a trotar. De regalo...un pinchazo en el gemelo. No me gustan los regalos por los santos por cosas así, no hay duda.

Otra punción seca. Adiós Onda, adiós.

Holi bici, hola. 

Al tiempo, probamos a correr nuevamente. Ni rastro de los pinchazos en los gemelos. Ole. Vuelve la molestia de Xativa. Caca. No era ni sóleos ni gemelos...era más profundo: el músculo de los tensores/flexores de los dedos del pie. Tres semanas de reposo. 

Holi bici, hola...otra vez.

"En tres semanas, pruebas con dos series de 8 minutos al trote"...Pero, claro, me lié con las fechas. No sabía si la primera semana era entera, natural o semidesnatada. Así que, debido a un grupo de WhatsApp que echaba humo por carreras en Fondeguilla y Alcudia de Veo, salimos a calicantear un rato. Sin pretensiones. Sin ganas de exprimirnos. Solo para ver si nos dolía...y como la prueba salió bien, misteriosamente, aparec...¿el trabajo de fin de Master de la Cifuentes?...no, eso no...aparecí como inscrito en el Trail dels Senglars, en Favara, como quien no quiere la cosa. 21 kilometrillos con 1200 positivos. No está mal para empezar, viendo que nos hemos equivocado y tal...

Así que, tras recoger el dorsal, ver los baños dos veces y darnos cuenta que Favara está cerca del mar pero llana, llana...oye, no es. Más tarde, esa teoría se terminaría de confirmar. A las nueve se dio la salida. Salimos atrás. La táctica será una de las que mejores resultados dan en este país. En efecto, no hacer nada...ver pasar los kilómetros y, en base a las sensaciones, seguir con esa táctica defensiva o hacerla más amarrategui. Vamos, a mi lado, el Irureta ése era una especie de impulsor del tikitaka.

Pues eso, se dio la salida. Primer kilómetro de asfalto. Los primeros 500 metros (ligeramente descendentes) salen a 5'. Los segundos 500 metros, fruto del ahogo y que ya es ligeramente ascendente, pues hace que la media suba a casi 5'20''. Sube la media, el corazón, los pulmones...estos últimos a una altura como mínimo de la boca, ahí, todos apretadicos.

El asfalto da lugar a la tierra, sigue siendo pista pero ya pica más para arriba. Evitamos con gran gallardía ser el primero que se ponga a andar. Y el segundo. Y el tercero. Y ya no te sé decir mucho más...la pista es trotable pero tampoco vamos a hacer demostraciones de las que nos arrepintamos más adelante como, por ejemplo, dentro de 500 metros, cuando desvíen a los del 10k a la derecha y a nosotros nos enseñen la primera senda de la carrera. Que también podría ser la primera senda con piolet de la carrera, todo sea dicho.

Una de las cosas que nos vendrá bien todo el recorrido es que, al ser de senda tan técnica, es complicado adelantar salvo que pidas paso. Cosa que, ni por asomo, vamos a hacer en el kilómetro 3, ni en el 6...ni parecido, no te vayas a creer. Pero digo que nos resulta positivo porque en todas las subidas iremos cerrando un grupo. O sea, que hay alguien delante que va menos (lo celebramos, que esto es una carrera :p) y hace que subamos relativamente tranquilos, sin ir al máximo de pulsaciones ni cosas así. En estos tramos, por ejemplo, los órganos anteriormente mentados, van recuperando sus posiciones. Bueno, al páncreas le cuesta algo más, pero paciencia...

Tras esta primera subida fuerte, llega un tramo de asfalto. Prudencia. Cuesta bajo, hasta la m*erda corre. Eso se sigue confirmando...pero el sóleo derecho se carga ligeramente. Así que, para favorecer su recuperación, en cuanto nos encontramos esa rampa de asfalto, hacemos lo normal...seguir corriendo porque de los de delante, ninguno anda. Y, claro, así no se puede.

El asfalto desaparece y da lugar nuevamente a la senda. Estamos ante uno de los kilómetros más largos de la carrera: subida pronunciada y bajada técnica. Que la bajada es bajada porque vas para bajo (esto te lo puede explicar muy bien el Málaga), pero que corredora, oye, como que no. Eso sí, me estoy dando cuenta de una cosa: la carrera es espectacular. Y el freno del soleo me está haciendo disfrutarla aún más.

Por fin, el tramo técnico desaparece y podemos correr en una senda que nos lleva al primer avituallam...perdón, que nos lleva al parking del Chocolate. Hacía tiempo que no escuchaba nada de Vivaldi en los puestos de avituallamiento. Pues nada, seguiré esperando. Conforme llegamos, tengo dudas de si queremos un poco de isotónico o un ron cola y empezar bien. Al final, impera la cordura (el ron era marca blanca) y tiramos de isotónico y algo de plátano.


Angel MGalán, me saca todo arregladito camino de la disco...

A la salida del parking del Bananas, un tramo de pista algo corredora nos quita las tonterías de seguir bailando (te juro que hubo un momento que busqué pasta para el cuño, que yo quería volver) y, lo mismo que al principio, pica para arriba y es corredora...pero vamos a parar algún tramillo a andar, no se vaya a pensar la gente que soy un top y la liemos. 

La pista va dejando lugar a la senda y la senda deja lugar al segundo tramo de piolet opcional: 150 metros de desnivel en 600 metros. Eso sí, nuevamente, insertado en medio de un grupo. Empezamos a coger altura, nos movemos por los 400 sobre el nivel del mar y esto nos permite empezar a disfrutar de vistas. Yo sigo pasándomelo genial. Cuando, por fin se suaviza un poco todo, volvemos a alternar tramos de trote y andar hasta que aparecemos en la pista que nos lleva al segundo avituallamiento. La vamos a correr toda (ovación) pero seremos incapaces de seguir a los que nos pasen. Paciencia, queda mucha carrera.

Rellenamos botella, otro trozo de plátano. Aquí no hay música así que salgo corriendo de ahí. Lo normal, vamos. Llevamos nueve kilómetros. Hay que alcanzar el puntal de Massalarí a finales del 13 y, hasta entonces, quedan unos 200 positivos. Así que en estos tramos alternaremos el correr con el trote. Aquí la carrera ya está un pelín más fragmentada con lo que ahora mando yo. Es decir, paso a ser yo el que elige cuando quiero correr y cuando andar. El sóleo no está molestando mucho, así que podemos empezar a pasar a corredores sueltos. Por otra parte, parece que hace algo de aire. Ah, y no se nos tiene que olvidar mirar a la derecha de vez en cuando: las vistas son, sencillamente, espectaculares. Y eso que no me gusta la playa...

Se conquista el Massalarí. Este tramo de cresteo es lo mejor de la carrera. Es corredor (hasta que no puedes, obvio), pero puede resumir perfectamente la esencia del correr por montaña: esa mezcla entre esfuerzo y naturaleza que hace que las mayorías de tus sentidos disfruten. Obviamente, eliminamos el del tacto (porque darte una leche contra el suelo no mola) y el del gusto (porque comerte una piedra tampoco es muy chuli, que se diga). 

Tras Massalarí, cae Germanells y el Pic de la Mola; éste es el techo de la carrera así que ahora toca bajar. La primera bajada es la de más pendiente de esta segunda parte, así que, al vernos nuevamente cerrando un grupo, aprovecharemos para recuperar y ver si empezamos a cambiar la táctica o sacamos un central más. Afortunadamente, nos soltaremos un poquito. Por cierto, me resulta curioso encontrarme el Ouet ahí delante...y me alegrará más ver que la senda que cogemos va a la derecha y lo evitamos. Ahora sí, tramo descendente (con algún tramito interesante) y algún que otro repecho en el que, dentro de lo que cabe, corremos incluso algo.

En el kilómetro 16 nos encontramos el tercer avituallamiento. Plátano, isotónico, agua, naranja, cazalla...en efecto, ¿qué pinta ahí el agua?. Mejor seguimos que no me fío de mí. Tras estos tramos de bajada, ahora estamos a poco más de 100 metros sobre el nivel del mar, con lo que nos queda, por delante, unos kilómetros que, con tendencia descendente, incluyen alguna que otra rampa que hace que nos acordemos del kilómetro en el que se encuentre. También, hay que reseñar que estamos a cinco kilómetros de meta...vamos, que se podrá aguantar. 

Y un jamón. La cuesta del 17 nos devuelve a los 200 metros. Luego, eso sí, una bajada y otro repecho y otra minibajada y otro rampón y otra bajada y activamos el modo "safety car" para afrontar otra minirrampa y ahí se ve ya Favara y una última bajada con algo de pendiente y asfalto y un túnel y Favara y un giro de 90º y otro giro de 90º y meta. 

2horas 68 minutos y algo. Sin patas de palo y muy contento. A ver si eso de correr hasta explotar ha resultado ser una táctica errónea hasta hoy...no sé, ya lo pensaremos, porque corriendo hasta explotar llego a una hora del primero y hoy también lo hemos hecho.

De la carrera, todo lo que diga se va a quedar corto. Me ha encantado. Es un auténtico carrerón. Tiene de todo: subidas duras, bajadas técnicas, tramos de pista, subidas trotables, tres ambientes de discoteca, vistas espectaculares, vistas flipantes, voluntarios de categoría, bolsa del corredor con su camiseta, su tacita y sus planos para volver a hacer las rutas...joer, es que la única pega es que solo había cazalla en el último :). Totalmente recomendable. Vamos, que yo vuelvo.

Bueno...si no sacan el muñeco del cajón, claro.

Ah, este es el perfil del animalico

 Y confirmado, Favara, llana, llana...no es