lunes, 7 de diciembre de 2015

MaCasCo: Maratón de Castellón de los C*jones...

Que conste que el título es así para no darle un carácter sobrio al tema. La carrera, lo dije el año pasado y lo mantengo éste es un auténtico carrerón tanto para el corredor (agua cada 2,5 kms, geles, fruta o powerade cada 5 -y no en vaso, ejem-, recorrido céntrico en su mayor parte…) como para el aficionado, pues moviéndose unos pocos metros puede ver la carrera en diversos puntos. Y, además, hay terrazas. Y no llueve. Vamos…que Castellón es un maratón hecho para un Filipides desorientado, pues se pasa por algunos puntos varias veces y eso lo agradece el espectador…y, por ende, el corredor.

El título va más encaminado por las sensaciones sufridas -lo que fue disfrutar, fue poquete la verdad…- que por otra cosa así que, evitando herir susceptibilidades…empezamos.

Y vamos a empezar rebobinando…tres semanas atrás. Domingo. 10.55. Tras cuatro horas y media despierto y casi dos de maratón de Valencia, el gemelo se carga cienmil en doscientos metros y, echándole conocimiento, lo dejamos ahí. Creo que, justo, en el punto más alejado de la ciudad de donde tenía aparcado el coche. Pero bueno, eso son casualidades…Y enganchamos con la foto que inmortalizó el momento.



El conocimiento que le echamos por la mañana lo perderemos por la tarde cuando vemos que aún nos podíamos inscribir a Castellón y el precio, a tres semanas vista, no era prohibitivo (zasca de Castellón a Valencia) y la logística que nos ofrecía Isaac era inmejorable (vamos, solo pedía que me recogiera el dorsal, me llevara, invitara a comer y, ya puestos, traerme…)

Así que nos apuntamos. Ole.

Y entonces empezamos la campaña de largos en las dos semanas previas -4, 5 e incluso 6 kilómetros- e, incluso, añadimos la mayor locura cometida este año: apuntarnos a un 15K. En Vinalesa. Y acabarlo. Eso sí, lo de querer ir a 5'15'' para acostumbrar al cuerpo a la marcheta que quería ir en Castellón, costó un poquito más. A 4'50'' salió. Cierto, menuda m*erda de entrenamiento :)

Pero bueno, peor fue lo de Cheryshev.

En cambio, lo mejor, sin duda, que en todas las salidas ni rastro de los problemas en el gemelo. Los del peristeri -calcificación en la tibia que no sé si es lo que genera la periostitis- ya me voy haciendo a la idea que me van a acompañar hasta…bueno, bastante tiempo.

Isaac y Raquel fueron por el dorsal el viernes. Solo hubo catorce más que pensaron lo mismo, así que el domingo, en el punto que quedaron los Parotets, pusieron unas mesas para agilizar la entrega…y, en nada, emprendimos la marcha. No he dicho nada de lo de despertarse a las 5:50 de un domingo de puente…porque mis compis gatunos, más o menos a esa hora, empezaban a corretear por los montes de Chiva.

Aparcamos, cafeteamos e incluso liberamos a Willy. Dos veces!!!. Entonces se hicieron las fotos. Con gradas supletorias para que salieran todos. Son bastantes, sí. En un momento de despiste, me infiltré y así parecía que iba con gente :)


Nos fuimos para la salida. 9.00. Pum. Primer kilómetro de bajada. Insisto, Castellón de la Plana. Objetivo: seguir a Isaac y Jesús. Y, en cuanto me vea bien, darles la patada. Más o menos por el 41 y medio o así, para asegurar. Estos entrenes a ritmo crucero de 4'50'' se demuestran especialmente útiles cuando el GPS me muestra que los ocho primeros kilómetros van a andar por 5'20''/30'' y con unas sensaciones horribles no, lo siguientes. Así que, bajando de la UJI, los tres Parotets -se les uniría Cristobal- se iban a ir yendo más y más…

Y si en algún momento me uní, fue debido a los tres kilómetros de oro que tuve, en bajada, claro, en los que anduve por unos más que decentes 5'10''. Y aquí se acabó todo, porque estamos en el diez y se empieza a cargar, con serio riesgo de calambre…el cuadríceps!!! Tachán. Nuevo invitado a la fiesta.

Y entonces ahí, en el segundo paso por la pancarta ésa del "arròs i la farina" cuando ya me descolgué definitivamente. Y creo recordar que lo último que oí era que dijera algo de los comentarios de Cristobal…pero los oí, así, como muy a lo lejos…

Análisis K11 -a partir de aquí irá todo muy rápido, en la crónica, me refiero-: cuadríceps cargado izquierdo, peristeri derecha, 30 kilómetros por delante pero, oh, sorpresa…del kilómetro 12 al 17 tenemos ritmo (lejos del previsto): todo entre 5'21'' o 5'24''. 

Entonces llega la recta del Grao. Y el 19 se nos va por encima de 5'30''. Y el 20. Y vemos el Grao. Bonito asfalto. Y el 21. Y retomamos la recta del Grao otra vez. Media maratón: 1h55. Y el 22 se va a 6. Y el 23 a 6'9''. Y el 24 a 6'32''. Y hay progresiones geométricas que dan menos miedo. Por lo menos la recta del Grao se ha acabado.

Pienso realmente en dejarlo aquí. Porque no estoy disfrutando nada. En el 25 -6'31''- avituallamiento con geles y Powerade. Me encomiendo a ellos. A ver si cortamos la hemorragia. 26 a 6'35''. Me pongo a toser como un condenado por el polvo que levanta el grupo de las 4 horas al pasarme. 27 a 6'36''. 28 a 6'02''. Éste creo que es uno que se bajaba un trozo del Tourmalet o el gps contabilizó 800 metros, no sé…así que muy muy arriba tampoco me vengo. Por esta zona, me pasa uno -vamos, algo que no es extraordinario, no te vayas a pensar- acompañado con una bicicleta y éste dice que por lo menos hace buena temperatura. No, si la temperatura es c*jonuda, lo malo es la distancia. 

La conclusión que saco es bastante sencilla: mientras mueva los dos pies como corriendo, el ritmo no se puede ir mucho más arriba. O sea, traduciendo, más lento no puedo ir si no paro. 

Y aquí va una foto que hizo Raquel para comprobar que hubo un rato que sí, que parecía que corría…al principio.



Y justo cuando pienso eso, el chute de geles más isotónico empieza a surtir efecto: 6'13'', 6'01'' -también mal medido, fijo-, 6'12''…Lástima que el primero hace más de una hora que está en meta, que si no…Así que los kilómetros dejan de ser kilómetros y los contabilizo como packs de seis minutos y pico. Con lo que, en el 32, me falta hora y pico. En el 33 menos de una hora. En el 34…joe, otra recta larga. En el 35 me vienen recuerdos del año pasado, cuando perseguía al grupo de las 3h45 a unos pocos metros. Este año, también, bueno, a unos 20 minutos…

Y los packs de seis minutos y pico fueron pasando. Algunos con pensamientos positivos, como el que viniera alguien en el 39 y te pegara un tiro y se acabara ya con este sufrimiento. O la vuelta al parque del 41, que no veías llegar ninguna de las esquinas. O la de querer pararte en cualquiera de los cuatro o cinco o setenta arcos que había previos al de meta…y luego otros negativos.

Y al final, muy al final, cuando eso, cuando ya no quedaban más arcos, estaba ése, el que marcaba que esto se había terminado. El que te decía que habías estado 4h10 o 12 o 13 dando vueltas por Castellón tras una noche en la que estabas a las dos sin conciliar el sueño, cenando bravas, morro y cerveza y…nada, que no encuentras la explicación a esto.

Parece que dimos un poco de vuelta, sí...



Y, bueno, ya está hecha. Te queda la sensación rara de, en Valencia, ir por el 21 con un ritmo por debajo del 3h45 y, tres semanas después, con un largo de 21 -uuuuuh, qué largo-, otro de 15 -uhhhhhh, sobreentrenado- y rodajitos de 20 minutos para que no se atenacen las piernas acumulados…ir con unas sensaciones horribles.

En fin, espero que algún pino me dé la respuesta, que yo me vuelvo al monte :)

Y nada, dar las gracias a Isaac, Raquel y el resto de Parotets también por la compañía en esas horas que uno solo tiene sueño y, por otra parte, a Castellón -y sus voluntarios- por permitir que me redima y siga saliendo una maratón de asfalto al año :)