domingo, 11 de noviembre de 2018

Hoy hacemos el ridículo en...Azuébar

11 de noviembre de 2018. Hoy, exactamente hace un siglo, en una pausa del programa de Jordi Hurtado, se firmó en la capital francesa (París, para los de la Logse) el fin de la I Guerra Mundial. 

La firma de ese armisticio se hizo a las cinco de la mañana en un vagón de tren, así que a ver con qué cara voy ahora y digo que no me levanto a las 6:24 para ir a Azuébar. Total, que en una hora estábamos allí.

Nos plantamos en Azuébar con objetivos humildes: quedar de los cien primeros. El hecho que haya 77 inscritos nos hace ser algo optimistas.

- Hola Eduardo

- Hola jose

...vale, objetivo número dos: que no me gane Eduardo. De hecho, una de las cláusulas del armisticio señalaba algo al respecto: si dentro de un siglo Eduardo gana al pobre e indefenso jose, la volvían a liar. De que Trump pudiera ser presidente de EE.UU. ni se lo llegaban a plantear...

Así que, con toda la presión de la paz mundial sobre mis hombros, nos fuimos a la salida. Que también, esa es otra, se lo podía haber dicho y así mantener tan tranquila esta sociedad pacífica que nos rodea, llena de amor...guardiola y chapi ferrer....

Pero no, acepté la responsabilidad, hay que ser valiente. Excepto cuando hay un bicho en la pared, que ahí apago la luz, cierro la puerta y espero que, por arte de magia, desaparezca. Por lo menos ya he dejado de gritar.

Así que, a las 8:30, nos fuimos a la salida. Y los dos primeros kilómetros no pudieron ser muy halagüeños. En efecto, bastante hacía con no parar a andar en los tramos trotables y con no pararme en una piedra en los tramos de andar. Que empiecen a abrillantar los tanques...

La pista trotable dio lugar a la pista con pendiente...vamos, la de andar si vamos ahí atrás como íbamos y en un plis plas ya estábamos en el primer avituallamiento y, ahora sí, la primera subida dura. Y joer...yo creo que se pasaron: unos 290 metros de desnivel en poco más de 1,3 kilómetros.

Ahí creo que recordaba dos cosas: a) no abrir mucho la boca para evitar que se me saliera el higadillo o lo que fuera y b) salir a entrenar algo...aunque sea poco. Lo de que en este tramo vinieran los dos primeros de la carrera corta que habían salido un cuarto de hora después no lo desarrollaremos...ah, pueden volver a guardar los tanques momentáneamente.

Una vez coronado esta primera subida, una bajada de piedra suelta y con algo de desnivel que el menda va a decidir bajar dando pena no, lo siguiente...resultado: una voz reconocible que se acerca camino del segundo avituallamiento.

Vuelven a sacar los tanques...

Aparte de entrenar, también está bien ver los perfiles, desniveles y tipo de carrera. Mi guía personalizada (Edu2.0) recuerda haber estado en esta carrera pero poco más así que no me sirve...por suerte, habrá un momento en el que confluyamos casi el 10% de los corredores y ahí nos sacarán de dudas: 20 kilómetros y mil positivos...y toda esa subida en los primeros diez kilómetros.

Lo cual no sé si es bueno o malo porque, con el estado de las rodillas, estamos para correr kilómetros y kilómetros seguidos...uffff. Ah, esta segunda subida es mucho más bonita que la primera pues la senda va por medio del bosque en la que se nota la presencia del otoño. Tanto lirismo para resumir que no hace falta que guarden los tanques, Eduardo se va. Miquel me echa.

La subida sigue y yo me quedo con una pareja que lo único que tenemos miedo es que sigamos subiendo y subiendo y nos encontremos a un señor tomando nota con una frondosa barba blanca...en ese caso, no nos quedará otra que desandar lo subido. Afortunadamente, bueno, afortunadamente tampoco, porque iba a poner que tras la parte más dura de la subida, coronamos. Pero es que era justamente, eso...menudo repecho el último, uf uf.

Ahora sí, tocaría bajar...pero va a ser que no, un poquito de senda subebaja (juraría que por donde iba el TES) y luego un poco de senda más técnica. Tampoco mucho, pero con algo de inclinación, piedra suelta, tierra suelta...así nos plantamos en poco más del kilómetro 11,5 que es donde se acaba la carrera.

Tras 9 kilómetros en los que subiremos más de 900 positivos, tras 11 kilómetros de subidas duras y bajadas técnicas, el recorrido se convierte en una sucesión de pistas para correr lo más rápido que puedas. Si puedes, claro...tan solo con una pequeña excepción tras el tercer avituallamiento, en el que cogeremos algo de senda.

Así que eso, kilómetros que superan por poco los cinco minutos...ni que decir tiene que esta última parte desvirtúo el excelente recorrido hasta el momento. Ya solo faltaba llegar y el ir repostando los tanques. Eduardo no es que esté lejos...es que ni se le ve.

Finalmente, tras un tramo de asfalto y barranco, volvemos al punto de partida tras poco más de 19 kilómetros y algo menos de tres horas. 

Y muertomatao es como llegué. Juraría que en la mesa del avituallamiento decían "éste viene cansado"...pues cuando se enteren de la que he liado. En fin.

Aquí va el perfil:


En cuanto a la opinión de la carrera: lo único que me ha disgustado son esos últimos kilómetros, demasiada pista para mi gusto para una carrera que se desenvuelve en pleno Espadán y siendo consciente de eso, que si tuviera más subidas igual todavía estaba allí (da igual el momento en que lo leas)...por lo demás, bien marcada, avituallamientos correctos, camiseta pijamera y, bueno, eso, que siento mucho haberla cagado tanto. 

A ver ahora las noticias...o mejor no, da igual :)

domingo, 4 de noviembre de 2018

Hoy hacemos el ridículo en...Beniatjar

Eran las 6:24 de un domingo de otoño. Un taxi acababa de dejarle en la esquina y él se dirigía tambaleante hacia el patio con la llave en la mano. Sabía que el primer intento sería infructuoso, en efecto, a unos seis centímetros de la cerradura. El segundo tampoco fue mucho mejor. Cuando se dirigía a la tercera tentativa, un sonido agudo sonó en su cabeza. Miró su móvil por si fuera un mensaje de estos que no te esperas pero no. El sonido seguía.

Más distracciones para intentar acertar con la puerta. A este ritmo, antes bajaría algún vecino a abrirle. Pero ese sonido seguía martilleándole. ¿Qué podría ser?, ¿nuevamente se habría excedido con el alcohol?, ¿se avecinaba otra resaca interesante?, la última se respondía con un sí mayúsculo pero seguía sin respuesta lo más importante...¿qué leches era eso?.

Mi despertador!! era mi p*to despertador. Joer, es domingo, son las 6:24 y suena el despertador. ¿Por qué a mí, señor?, ¿eh?, ¿por qué a mí?. Pues porque te apuntaste a una carrera que empieza a las ocho y media y está a una hora de camino.

Ah, pues va a ser buen motivo, en pie. 

Y es verdad, en una hora estamos en Beniatjar, pequeño pueblo que se encuentra a las faldas del majestuoso Benicadell. En el lado que no da el sol hasta las nueve. Ligera rasca. Por ahí están también Yolanda y Javi que no quieren que les pille en el altímetre. Maldición, han descubierto mis malignos planes. 

Cogemos dorsal, les dejo en el bar y yo me voy a buscar un baño con vistas. Este año puede que salgan algunas olivas con sabor a Haagen-Dasz. Un hueco de mercado cubierto. En fin, al coche: no quiero correr que hace sueño, frío, no estoy entrenado y no sé qué más. Todo infructuoso.

Cuando nos dirigimos a la salida, J&Y están calentando. Yo no. Así que inmortalizamos el momento:


¿Que si yo habría descalificado a Javi por no llevar el dorsal visible y no sumar esos +1250?...eso nunca lo diré.

Isi ninqui li dirí.

Eso sí, ella tiene pinta que va a pillar podio que ni te cuento...

En fin, se van a dar otra vuelta y yo...yo me distraigo y les pierdo de vista y, claro, saldré sin calentar. Vaya faena, oye. Bueno, así tiene más mérito el reto que tenemos por delante: el Benicatrail. Poco más de un centenar de corredores para una carrera que, según su perfil de IG (ligeramente echado a perder desde que decidieron seguirme, todo sea dicho), tenía pinta de ser una auténtica pasada. Y queríamos descubrirlo.

A las 8.30, tras unas canciones instrumentales que parecía que íbamos a conquistar Escocia, se dio la salida. Pequeña vuelta por el pueblo por todas sus calles con rampa (que me di cuenta, eh, que no se dejaron ni una)  y salida a una primera rampa -para variar- de hormigón que ya hacía que las piernas dolieran. Y aquí primer problema: cuando nos encontramos en una carrera de poco más de 100 corredores -de los cuales 70 salieron escopetados no, lo siguiente- sale siempre la misma tesitura; ese mismo problema orgulloso que nos va a matar a todos algún día: ¿quién es el primero que se pone a andar?. ¿Quién?

Mecagonlaleche, todos corren. Si soy yo el que para, Miquel me echa. Y así pasa ese primer kilómetro, a casi 7'. Si lo llego a saber, caliento. El hormigón dará paso a la pista. Y el problema sigue igual...¿quién se va a poner a andar en la pista?. Afortunadamente, ahí delante ya para uno. Aaggggggggggghhhhhh...qué alivio, ufffff.

Al poco rato estábamos trotando otra vez, pero ya es diferente...luego sí, la pista dio lugar a la senda en la que se seguía alternando el trotar y el caminar y justo en el tercer kilómetro, se acabó esta primera subida. A continuación, una bajada por senda que, como seguimos en lado de sombra, hay que tomar con un poco de tranquilidad porque a) no puedo con mi alma y b) está bastante resbaladizo.

Senda, hormigón, asfalto...todo de bajada. Van cinco kilómetros, pasamos nuevamente por Beniatjar (esto sí que son bucles para estirar el pelotón) y pasamos de largo el primer avituallamiento. No creo que estemos a más de diez grados, así que lo que es sed o hambre...de momento no. Bueno...y es que la de delante tampoco para así que volvemos al problema de hace tres párrafos.

Espero que la de delante no se tire por un puente, me diría mi madre...

Un poquito de asfalto más, desvío a la izquierda, rampón, todo bastante corredor...de hecho, nos vamos a plantar en la primera hora con más de ocho kilómetros (y más de 400 positivos). No me acuerdo yo de la última vez que pasó eso...el que sí que se acuerda es el sóleo derecho. Justamente a éste no le esperaba a la fiesta: con las bursitis y las molestias en los rotulianos creía que tenía el cupo cubierto. Pues no.

El kilómetro nueve es el más duro de la carrera, el que más desnivel tiene. Además, bastante húmedo, así que bastante hacemos caminándolo todo. Bonita senda -y dura de c*jones- pero eso, bonita. Y la senda daba lugar a una pista para volver a trotar un poco. El sóleo se volvió a callar. Bien. 

Y en esa pista nos encontramos el segundo avituallamiento. Y en éste, no te lo creerás, pero sí que pararemos. Un poco de plátano, un poco de gominolas y cocacola: vamos, lo que recomienda cualquier endocrino. Seguimos trotando por la pista hasta que nos encontramos un coche atravesado. En el reglamento no pone nada de atravesar coches, entonces será por la senda que sale a la izquierda. Ascendente, para más señas.

El primer contacto con esa senda es engañoso. Además, coincide con tramos que da el sol de cara y no sabes por dónde va. Lo bueno que tiene es que es una subida no tendida pero sí bastante continua con revueltas, por tanto, me llevará un rato organizar la táctica: hacer la revuelta (como si fuera una curva de herradura en los puertos del Tour) y ponerme a trotar hasta donde llegue y caminar hasta la siguiente revuelta. 

Y como es mi blog, no tengo fotos de la carrera y, misteriosamente, he subido algún puerto del Tour -aunque sin muchas curvas de herradura, de verdad- pues eso, inicio autobombo.


Fin autobombo.

Como decíamos, la táctica para llegar a la cumbre (no al Benicadell concreto, sino a una cota algo inferior) consistía en trotar tras las curvas lo que se pudiera y, casi en la cumbre, va a dar sus primeros frutos: por fin adelantamos a alguien desde ni me acuerdo...Eso sí, se conseguirá este logro para, justo después, desaparecer esos giros de 180º y fastidiarme esa estrategia tan bien interiorizada. 

Estamos en la segunda parte del ascenso, ahora la senda es más rectilínea y resbaladiza en algunos tramos (vamos camino de las dos horas y ahí aún no da el sol). También, por momentos, la senda parece que se vaya estrechando. Y el precipicio de la izquierda más próximo. Y la senda se estrecha. Y el precipicio más cerca. Y me empiezo a cagar encima. Y más estrecha. Y yo más pegado a la derecha. Y entonces aparece un cartel de inicio zona peligrosa. Y solo se me ocurre que hayan puesto francotiradores o algo...porque yo ya estoy cagao, vamos, que me empiezo a bloquear de verdad, del rollo ése de me doy la vuelta...y no es coña. 

Y momentos antes andaba pensando que Alfonso podría haber hecho un carrerón en un sitio así. Moraleja: no te acuerdes de nadie en carrera. Y menos si corre más que tú. Mucho. 

Afortunadamente el cartel estaba mal colocado. Finalmente, coronamos (por debajo de las dos horas, oeoe). Tras la experiencia pregunto a un ciclista "lo que queda...me dará vertiguito". El chaval me dice que él lo baja en bici. Me tranquiliza. 

Una m*erda me tranquiliza!!. El chaval tiene que ser campeón del mundo de descensos o algo. Joer, qué primeros cien metros de bajada. Luego sí, desaparecen las raíces, el desnivel y la bajada es más corredora con algunos tramos en los que el precipicio se acerca que yo, misteriosamente, bajo pegado a la pared aunque no haya trazada ni nada...finalmente, todos los miedos desaparecen. Bajada cómoda  hasta el tercer avituallamiento.

Avituallamiento que, como soy muy chulo, me lo salto. Viendo el perfil del dorsal (bastante apaisado, la verdad), el siguiente debe estar en cuatro kilómetros tras un ligero repecho así que, como aún hay cocacola en la botella...seguimos. Menudas ideas de bombero. Creo que está al nivel de la que tuvo el que tiró a Lopetegui, joer, si ese tío es ideal para ese puesto, ¡¡renuévale!!. En efecto, una primera rampa tras ese avituallamiento, un segundo rampón de hormigón...una senda que parecía campo a través, un cruce con Moixo Cómico que me reta a hacer la coreografía del Coyote Dax y, ahora sí por fin, el repecho apaisado. Solo diré muchos asteriscos de ese repecho su p*** m*****. Sí, algo así queda bastante real.

[Inciso: Gano la apuesta al Moixo, porque la hago de lujo ya que es mi baile preferido, claro


Fin inciso]

Y luego el avituallamiento, tan solo era un párrafo después pero...ufff, en éste había que parar. Más cocacola, más gominolas y seguimos. Por momento se piensa en la posibilidad de bajar de las tres horas...pero va a ser que no. Ese perfil apaisado marca algo muy rectílineo...ahg, llano. Hemos llegado al nivel en el que ya no asustan las subidas, si no que lo hacen hasta los llanos. Así que tampoco veré mal que, tras ese tramo y una bajada algo técnica de tierra suelta, aparezcamos en el hormigón inicial y, apenas unos metros después, entremos en meta en tres horas y cinco (homenaje al barça, claro)

[Inciso: Laura Carmona nos saca ni tan mal...


Fin del inciso]

Y de la carrera todo lo que se puede decir es bueno. No hay más. Un animalejo como el Benicadell, bien marcada, cuatro avituallamientos, voluntarios de 10 o de 11 (menuda rasca), la camiseta me queda como un pincel, Yolanda tiene otro trasto para limpiarle el polvo, Javi tiene otro trasto para limpiarle el polvo (bueno, es el mismo...ya se apañarán)...en fin, que te preguntas cómo puede tener poco más de 100 corredores. 

En fin...el carrerón está ahí. Y es muy muy recomendable.

Llano no, para eso os pongo el perfil. Lo de los repechos apaisados...pues ahí están. 


Pues eso, para volver. 

A este paso, me veo repitiendo calendario el año que viene ;p

domingo, 14 de octubre de 2018

Hoy hacemos el ridículo en....Sueras!!!

En el siglo XIX, en los suburbios de Londres, se sabe de la existencia de un asesino que aprovechaba la nocturnidad y las bondades del clima londinense, esto es, sus famosos bancos de niebla, para cometer las más atroces maldades. Notoria era su violencia y pavor era el que causaba el filo de su cuchillo...y más si te matan, claro...es que si ahí no te mueres de miedo, pues eso, que ya no lo haces. Volviendo al tema, como decíamos, aprovechaba la densa niebla para acechar a sus víctimas...

...Pues bien, llega a encontrarse la niebla que había hoy en Catarroja al salir del garaje y el tío no sale de casa del miedo que le habría dado. Y ahí estaba yo, todo valiente, despierto a las 6:23 un p*to domingo para, cinco meses después, tratar de afrontar una carrera con algo de éxito. Esto es, acabarla. Ya lo de dignamente ni nos lo planteamos. 

Como decíamos, desde el pasado mayo, aparecieron una serie de problemas que nos hizo tomarnos un descanso (si eres de mi generación pensarás en Ross y Rachel. Si no lo eres, pues no) de esto de correr. Se intentó en Vall de Almonacid y se intentó en Linás de Broto -ya que vamos a hacer el ridículo...pues nos vamos lejos- pero nada, hubo que parar. Y aquí se podría poner cualquier cosa de De Gea, pero creo que ya se dijeron todas...

Por la inactividad en el blog, obviamente, no temimos en ningún momento: si no nos lo han quitado cuando escribíamos, pues imagina cuando no lo hacíamos. 

Por fin, el primer día de octubre hicimos cinco kilómetros no muy ridículos en Calicanto, otros catorce a la semana siguiente en Olocau y cuatro más el pasado martes. Conclusión: igual nos daba para acabar una carrerilla. La elegida fue Sueras con su Vuelta a la Campana: 23 kilómetros con unos 1300 positivos.




Y Sueras nos recibió así de majestuosa, con un cielo mayormente despejado pero con unos pronósticos que daban algo de lluvia durante el día. Ahí, a la izquierda, se ve la iglesia. Ahí, a sus pies, está la Plaza de la Iglesia. Ahí hay que ir a por el dorsal. No queremos ser alarmistas...pero ya nos cuesta subir a por él, uffff. Bajar no tanto, mira.

Objetivos humildes los de hoy así que otra victoria fue cuando no me pinché con ningún imperdible. Poco a poco.

Tras unas palabritas y consejos del CXM Pablo, se dio la salida. El consejo era que llegara con fuerzas al kilómetro catorce. "No sé qué hay después del km 14 desde hace meses, hulio"...así que intentaremos llevarlo a la práctica lo mejor que se pueda.

Y si la crónica se te está haciendo tediosa, pues nada, Andrés Last Race Studio te propone un entretenimiento: la versión chachi de Dónde está Wally??



Sigamos. Esto...ah, sí..a las nueve se dio la salida, una primera vuelta por el pueblo. Traduciendo, salimos de arriba, de la Plaza de la Iglesia, la calle obligatoriamente tira para bajo y, para volver a a pasar por el arco, hay que subir. Muy acertada esta carrera para el retorno, sí, no hay duda. Palmas con las orejas. A todo esto, creo que seré el único torpe que mete el pie en un enrejado. Por lo menos no me he caído. Ni me he puesto andar. Van, eso sí, 800 metros.

Salimos de Sueras y nos adentramos en lo desconocido. Tramo de pista para volar unos, correr otros y simplemente trotar el resto. Porque, claro, montaña hemos hecho poca pero tramos llanos de correr...pues eso, intentando que no se salga el corazón por la boca y ya vamos bien. La pista coge algo de pendiente y nos seguimos defendiendo. Por fin, cogemos senda a la derecha y...cachis, tapón. Cosas que pasan cuando se sale a la misma hora la larga y la corta...que no cabemos. 

Aquí estaría bien saber, los que corremos, que los tapones se producen porque no cabemos todos. Cosas de las sendas y la física: una persona por senda al mismo tiempo, nada más. Si fueran dos, se podría intentar, pero una de ellas se comería las zarzas, se iría montaña abajo o se daría porrazos con  los pinos. Por tanto, mejor ir de uno en uno porque no caben más. Que sí, que es una faena pero a lo que iba...estaría bien que, si llegas a un tapón, respetes la cola que hay delante. Esa gente que está ya en la cola ha llegado antes que tú por algo, un poco de respeto.

Salimos del tapón y nos encontramos la primera subida. La hacemos no muy mal...al trote en algunos tramos, pidiendo la hora en otros...vamos, como siempre. Después, una bajadita y primer avituallamiento. No llueve, no sé cómo es el paisaje, pero estamos rodeados de verde. Sé que volveré aquí porque, una de las cosas buenas -innumerables- es que el recorrido está marcado con carteles.

[Inciso: Andrés Last Race Studio, camino del avituallamiento, me hace el primer robado de la temporada

Fin del inciso]

Tras este primer avituallamiento, tramo de senda, espectacular, con sus subebajas, mayormente trotable y rodeados de vegetación. De momento, seguimos con la misma táctica porque hay fuerzas: esto es, trotar y, cuando se pueda, adelantar sin poner en riesgo al resto. Esta táctica, que también se ha utilizado toda mi vida, tiene un límite claro: hasta que no pueda con mi alma...

Esa senda subebaja da lugar a una senda que sube y luego a una bajada que nos lleva al segundo avituallamiento. Por ahí en medio hacemos la primera hora con cerca de siete kilómetros. Dudo que dé para ganar. Seguimos bajando y empiezo a percibir un cambio de la táctica cuando nos acercamos al kilómetro 9,5 -que es cuando los de la corta dicen "ahí os quedáis" y nos dejan el marronaco de la larga al resto- y es que, en efecto, estoy cansado. Ya ves, quién me lo iba a decir...Ah! y a ratos llueve. Tanta épica para un mismo día puede que sea demasiado...

Y los de la corta se van dirección a sus cocacolas fresquitas, cervezas fresquitas, Aquarius fresquitos...y nosotros nos vamos a subir al Castillo de Mauz, 220 positivos en poco más de kilómetro y medio. Sería asumible si no fuera por algún tramo intercalado en el que se puede correr. ¿Comentamos algo de la vegetación de la carrera?...en efecto, se ven carteles anunciando el Castell, el Castell...pero no se ve el Castell. Eso sí, cuando se ve, nos da para decir "joer, pues aún queda"

Y como me pareció bastante cuco y en la página de FB de la carrera pusieron una foto muy chula, pues la ponemos por aquí y felicitamos a David Melero por la misma.



Ah, en efecto, no tengo ni idea de por dónde subimos :)

Tras la subida, llegó la bajada. Algo complicada en la primera parte pero corredora el resto...imagino que si no tienes bursitis retroaquílea doble y la rodilla te responde, debe de ser una gozada, pero no hemos podido confirmarlo.

Abajo, junto a unas fuentes, otro avituallamiento. Aquí, la gente que estaba cansada de senda, tiene un rato para no quejarse tanto y coger un tramo de pista bastante corredor...en el que noto que la rodilla molesta un poco. Así que trotaremos y andaremos hasta que un voluntario nos indica que hay que girar a la izquierda, por una senda trotable en principio, fangosa a continuación y que ya pica más para arriba hasta que podamos dar rienda suelta a nuestra vena percusionista: estamos llegando a la campana. Sé que es bueno porque queda menos para meta.

Y si los voluntarios se suelen merecer un once sobre diez...los de este avituallamiento, con un doce o un trece tampoco estarían mal valorados: llueve y, a cada uno que pasa, tolón que te pilló. Avituallamiento patrocinado por un otorrino, creo...

Aunque yo prefiero el timbal, pero bueno.

Tras la campana, la senda se volvió -siguió- ascendente (novedad). Estábamos en la segunda hora y llegaba el tramo que me había indicado Pablo en la salida: ahí debía tener fuerzas para aguantar lo que podría interpretarse como un falso cresteo, ya que era una sucesión de tramos ascendentes y descendentes pero, para variar, rodeados de pinos. A ratos, eso sí, cuando no arrastrábamos los pies, echábamos algún vistacillo a la derecha que nos permitía ver -si no estoy muy equivocado- los órganos de Benitandús e, incluso, allí abajo del todo, el embalse de Benitandús. La verdad es que, con la tontería del subebaja, media hora estabas por ahí aguantando lluvia, sol y cualquier fenómeno meteorológico que quisiera añadirse (excepto huracanes y ciclones, a poder ser, que tampoco quiero constiparme) y esto es bueno, porque mira, ya estamos casi en el kilómetro 20, casi en las tres horas de carrera y, por tanto, en el final de la crónica.

Un aplauso pues a ese cresteo tan entretenido.

Luego empezamos a bajar. Al principio con mucha precaución porque, muscularmente, no estamos muy finos y, sobretodo, porque la última leve lluvia ha convertido las piedras en bonitas rampas deslizantes sin frenos. Luego, cuando ya desaparece este riesgo, entonces las curvas son tan cerradas  y continuas que tampoco es que puedas bajar muy a gusto, la verdad.

Pero vamos, otro repechito y, ahora sí, una descripción envidiable por parte de otro voluntario: una bajada, luego pista, asfalto y pueblo. Y lo clavó.

[Inciso: vaya, ya es casualidad, otro robado de Andrés Last Race Studio.

Que, misteriosamente, dijera eso de "ah, estás ahí" y dejara de arrastrar inmisericordemente los pies es pura coincidencia.


Fin del inciso]

Y así llegamos a meta, 3h25' después de empezar en una digna posición 198 que, para ser el dorsal 199, no está tan mal.

Mychip inmortaliza el momento...



Si llego a ser el dorsal 2, entonces gano. Y si hubiera corrido hora y media más rápido...igual también.

Pues, en el plano personal, bastante contento con haber elegido Sueras como lugar para volver a esto de ponerme un dorsal: un acierto. La carrera es puro Espadán, mucha senda entre árbol, mucho verde,  vistas espectaculares...vamos, que lo de volver a disfrutarla más tranquilamente no es un comentario gratuito. Que sí, que es una pena que cuando lo haga no estarán esa gran cantidad de voluntarios preocupándose para que todo salga perfecto pero, bueno, para eso ya estará la carrera de 2019.

Plenamente recomendable, claro.

Es que, joer, acabas reventado (doy fe que así acabé) y el coche está abajo (todavía me emociono :P)

Bueno, aquí dejo el perfil con algún nombre puede que inventado


martes, 1 de mayo de 2018

Sagunteando: otro castillo bonito!!

Y es que el conocimiento siempre ha sido una virtud muy valorada en cualquier sociedad. Es la base del progreso, es el sustento de las futuras decisiones que acarreen mejor calidad de vida, bienestar y cosas así. Es, por tanto, lógico que, acabando Favara con las piernas para cambiar -esto es, ligeramente, cargadas-, el conocimiento imperará y, ante la posibilidad de ir en menos de dos días a Sagunto, a darnos otra vuelta por el monte, decidiera que sí, que vale, que había que apuntarse de cabeza. Corre, rápido, ya. Merda: inscrito.

Y aún hay gente que no engloba esto como peligro de internet.

En fin, que a las ocho estábamos ya listos para empezar, pero al resto le venía un poco mal. Cosas de poner la salida a las nueve, imagino. Así que nos dimos un garbeo por el casco histórico de Sagunto. Merece la pena. Las cuestas que llevan a disfrutarlo...no lo sé, pero es lo que hay. Sagunto está casi al nivel del mar y les dio por poner el Teatro ahí, a mitad de camino del Castillo. Y el Castillo, como toca, lo pusieron arriba. 

Así que eso, paseamos un ratillo, husmeamos un poquito todo por fuera y llegamos a una conclusión: los primeros metros de la carrera tienen algo de tela. Asfalto también, pero tela tienen un rato. 

En fin, como último apunte cultural, os añado la foto de la primera luz que pusieron los romanos en Hispania. Lo del nacimiento de Endesum lo veremos otro día que si no nos vamos por los cerros de Úbeda y eso, que no toca, que estamos en Sagunto y falta media hora.


Han habido lugares tenebrosos y lúgubres en los que se han cargado al fiambre del episodio de CSI de turno. Y después está el baño del bar al que fui. Y no digo más, lo dejo todo a tu imaginación.

Camino de las 8:45 nos vamos a la salida. Unas palabras con Kike, otras con Javi Muñoz y, en breve, al mogollón. Se da la salida a las nueve. Patapum pa'rriba. Es increíble que llevemos unos 300 metros, levantes la mirada y ya veas gente en la carretera del Castillo. Ya están arriba y la gente preocupándose de no ser los primeros en andar. Eso sí, este primer repecho lo pasaremos con nota (es mi blog y las notas las pongo yo, por si había alguna duda): no andamos. 

Unas senditas, unas escaleritas, callejeamos por asfalto para buscar la salida y nos encaminamos, ahora por un tramo llano de asfalto, hacia la ermita de San Cristòfol con todo lo que ello implica, esto es, que me pasarán todos en este tramo. Cosa obvia. Se sube la ermita con su bonita rampa de cemento que invita a andar. Aceptamos la invitación. Primera bajada por senda y más tramo llano.

Ahora es una pista paralela a unos campos. Seguimos con el mismo modo de actuar: ir a la marcheta y quien pase, pues nada, que pase. Ya le cogeremos. O no. Por fin, tras cuatro kilómetros y pico, nos encontramos con la primera senda ascendente. Se puede correr algo y también se puede andar. Así que, recordando algo que nos salió medio aceptable en Favara el domingo, cogemos a un grupito para cerrarlo. Prisas fuera. 

Que luego viniera más gente de atrás, llegáramos a un tramo asfaltado y saliera solo del avituallamiento indica, simplemente, que el plan no estaba del todo muy bien implementado. Hemos pasado el kilómetro 6 y estamos en unos números bastante sorprendentes para lo paquete que es uno: la carrera es bastante corredora pero nos movemos por unos promedios de siete minutos el kilómetro. Eso sí, ha de empeorar porque, aunque no se alcanzará una cota tan alta como el domingo (la máxima estará sobre los 370 metros -Strava dixit-) y estamos en la fase intermedia, esto es, una sucesión de subebaja que nos llevará hasta el quince...que ahí será casi todo baja. 

Y hubo subidas de todo tipo, que si senda con pendiente, senda trotable, pista trotable, pista caminable y las bajadas, lo mismo, algún tramo técnico, otros con densa vegetación o ramas bajas. Lo sorprendente no era la variación de terrenos, lo que me descolocaba era la facilidad con la que íbamos cogiendo gente. En efecto, la tocada de h*evos de los tramos llanos debió ser interesante.

Y eso, entre subida, bajada, subida, bajada, subida a la Cruz (siempre que hay una Cruz cerca, se sube), bajada de la Cruz, tramo de barranco, regados con múltiples avituallamientos nos plantamos en el momento que dejamos de coger gente. Que más o menos coincidió con el avituallamiento del 16. De ahí a meta el perfil, salvo un par de repechos insignificantes (sí, esos que cuando estás metido en ellos los subes a cuatro patas de lo insignificantes que son), picaba hacia abajo. Lo que se le olvidó indicar al perfil fue el tramo de barranco...supersupercorredor. 

¿Sabes cuándo vas por una carretera de montaña y dices..."uy, cuánta gravilla!!"?. Pues no tienes ni idea de verdad de lo que es gravilla. No es mi fuerte exagerar, lo sabe todo el mundo, pero creo que ese par de kilómetros de gravilla se tienen que ver desde el espacio. En fin, como todo en esta vida se acaba. Y cuando se acaba la gravilla, ya lo dice el dicho, viene un paso subterráneo de poco más de un metro para hacerte ver que lo de la gravilla no era tan malo.

Ahora, lo que da miedo, es lo que viene después para pensar que lo del túnel de un metro es molón. En efecto, otro kilómetro y pico de pista. Llanto, sin gravilla, sin sombra de ningún tipo. En estos tramos seguimos padeciendo, tampoco es novedad. Cogemos ritmete, porque lo que es gente va a ser que no. Ahora ya solo me falta saber qué es lo que tiene que venir para que este tramo de pista nos parezca molón. 

Es para mí un honor presentarles la última subida al Castillo.

La verdad, estábamos deseándola. ¿Qué prefieres? ¿Conocer a la Johansson o subir al Castillo? "Subir al Castillo, subir al Castillo"...donde va a parar. La única pega es que estás ahí abajo y el Castillo está ahí arriba, pero bueno, es lo que hay. Además, como dijimos anteriormente, es un Castillo que está bien puesto, bien colocado. Sagunto está abajo y el Castillo está arriba. Y cerca.

Que vienen a invadirte...pues nada, subes dos rampas y ya estás a salvo en el Castillo. Y es que es eso, el Castillo tiene unos accesos que ni los del nuevo (o viejo) Mestalla: una pista ancha desde Sagunto y un tramo con sendero por la parte trasera (tiene dos puertas). Lo más en castillos de ese siglo, oiga. ¿Que parece que se van los invasores porque les has quitado la clave del WiFi al abandonar la villa? pues como estás ahí al lado, los ves huir y la gente se vuelve a sus casas. ¿Que mientras vuelven a sus casas los invasores dan la vuelta y vuelven a reinvadir?...pues nada, les pegas un grito y se vuelven a subir. 

Eso, en el Castillo de La Vall es sencillamente impensable.

En fin, volvemos a la carrera tras esta breve disertación histórica -nunca viene mal un poco de cultura-. Decíamos que estábamos subiendo el Castillo (creo que es la primera vez que lo nombramos) y tampoco es para tanto, el problema es toda la tralla previa y venir de media hora de correr: llegamos a la primera rampa y la andamos. Después, pese a todo, se podrá correr algunos tramos y es que, en algo menos de un kilómetro, se ascenderá unos cien metros de desnivel tan solo. 

Después, el centinela del castillo nos espera junto a la entrada (vamos, el de la Seguridad Privada), rodamos un poquito por ahí -a la izquierda, bonitas vistas de Sagunto-, bajamos por un tramo de adoquín, aparecemos en la otra entrada (que hace las veces de salida) y nada, para bajo, a disfrutar los últimos metros con el objetivo de bajar de las tres horas y...oye, lo conseguimos. Sonido de fanfarrias. Palabritas con Kike y asaltamos el puesto de minizumos.

Y, después de no sé cuánto tiempo, se volvió a conseguir el doble premio; a saber: quedar de los 100 primeros y a menos de una hora del que gana. Así que tendremos las líneas abiertas para los nuevos patrocinadores.

En cuanto a la carrera: la carrera es entretenida, tiene sus tramos llanos pero es que ha de tenerlos ya que la única forma de enlazar el Castillo con la zona de monte es ésa; está bien organizada, bien marcada, entrega de dorsales rápida, bolsa aceptable, céntrica, numerosos avituallamientos y mucho voluntario indicando/animando...y sigo recordando que los voluntarios son, sin duda, lo mejor de cada carrera. Además, pasamos por el Castillo.

A lo mejor, la única pega es el aparcamiento pero es lo que tiene salir del mismo centro de una ciudad como Sagunto. Carrera, por tanto, plenamente recomendable.

Ah, y el perfil del animalejo:

Nos vemos en Almenara :)

domingo, 29 de abril de 2018

Trail dels Senglars: Va a ser que Favara tampoco es llano...

¿Has tenido un muñeco mío de vudú estos dos meses y creías que no funcionaba? Puessss, sí, eso, no funciona lo más mínimo. Así que hiciste bien en dejarlo en aquel cajón. No hace falta que lo vuelvas a sacar. Nunca. En la vida. No funciona. 

La cosa se quedó hace dos meses en Corbera, ahí, cuando tocaba subir al Cavall Bernat por el tramo de trepada, a alguien le dio miedo. Bueno, vertiguito más bien. Miedo es lo que se pasa cuando empatizas con una pobre chiquilla en Pamplona. Ahí sí, te cagas viv@. Así que lo mío fue vertiguito. Había un tramo de usar manos, pero es que ni siquiera llegué a él. No sé, no me apetecía quedarme ahí bloqueado...habrá más carreras, pensé. Hasta luego, altímetre, hasta luego.

Y las hubo, la siguiente fue Xàtiva. La de los 1700 positivos. No llegué al segundo kilómetro. Un pinchazo en el gemelo. Como me había inscrito al Maratón del Montseny a la siguiente semana, fuimos previsores. A casa, a Óscar y a la punción seca. Luego el rollo ése de las velas, apretar los ojos muy fuerte y que saliera lo que tuviera que salir. Adiós Xativa, adiós. 

Y salió. Salió de todo. Por cualquier obertura de mi cuerpo salían cosas: gastroenteritis de las buenas. De las de "si no tienes inconveniente, pasas un día en el hospital". Y yo, bueno, como me estoy muriendo, mejor me quedo, sí. Bonito día de alimentarte con sueros (ñam ñam), una taza de consomé y un zumo de niño de piña (yo es que todo lo que sea menos de dos litros pues como que le bajo un poco de categoría...). Adiós Montseny, adiós.


Justo antes de darme el alta, me quitaron los goteros y estaba feliz, como se ve en esa recreación. Vamos, que no es real.


A la otra semana estaba Onda. Ahí, como homenaje a Márquez por sus mundiales. O por demostrar cómo es Rossi de verdad, da igual. Total, que nos dieron el alta, el domingo lo reposamos sin buñuelos -emoticono que echa humo por la nariz- y el lunes  (San Yo) salimos a trotar. De regalo...un pinchazo en el gemelo. No me gustan los regalos por los santos por cosas así, no hay duda.

Otra punción seca. Adiós Onda, adiós.

Holi bici, hola. 

Al tiempo, probamos a correr nuevamente. Ni rastro de los pinchazos en los gemelos. Ole. Vuelve la molestia de Xativa. Caca. No era ni sóleos ni gemelos...era más profundo: el músculo de los tensores/flexores de los dedos del pie. Tres semanas de reposo. 

Holi bici, hola...otra vez.

"En tres semanas, pruebas con dos series de 8 minutos al trote"...Pero, claro, me lié con las fechas. No sabía si la primera semana era entera, natural o semidesnatada. Así que, debido a un grupo de WhatsApp que echaba humo por carreras en Fondeguilla y Alcudia de Veo, salimos a calicantear un rato. Sin pretensiones. Sin ganas de exprimirnos. Solo para ver si nos dolía...y como la prueba salió bien, misteriosamente, aparec...¿el trabajo de fin de Master de la Cifuentes?...no, eso no...aparecí como inscrito en el Trail dels Senglars, en Favara, como quien no quiere la cosa. 21 kilometrillos con 1200 positivos. No está mal para empezar, viendo que nos hemos equivocado y tal...

Así que, tras recoger el dorsal, ver los baños dos veces y darnos cuenta que Favara está cerca del mar pero llana, llana...oye, no es. Más tarde, esa teoría se terminaría de confirmar. A las nueve se dio la salida. Salimos atrás. La táctica será una de las que mejores resultados dan en este país. En efecto, no hacer nada...ver pasar los kilómetros y, en base a las sensaciones, seguir con esa táctica defensiva o hacerla más amarrategui. Vamos, a mi lado, el Irureta ése era una especie de impulsor del tikitaka.

Pues eso, se dio la salida. Primer kilómetro de asfalto. Los primeros 500 metros (ligeramente descendentes) salen a 5'. Los segundos 500 metros, fruto del ahogo y que ya es ligeramente ascendente, pues hace que la media suba a casi 5'20''. Sube la media, el corazón, los pulmones...estos últimos a una altura como mínimo de la boca, ahí, todos apretadicos.

El asfalto da lugar a la tierra, sigue siendo pista pero ya pica más para arriba. Evitamos con gran gallardía ser el primero que se ponga a andar. Y el segundo. Y el tercero. Y ya no te sé decir mucho más...la pista es trotable pero tampoco vamos a hacer demostraciones de las que nos arrepintamos más adelante como, por ejemplo, dentro de 500 metros, cuando desvíen a los del 10k a la derecha y a nosotros nos enseñen la primera senda de la carrera. Que también podría ser la primera senda con piolet de la carrera, todo sea dicho.

Una de las cosas que nos vendrá bien todo el recorrido es que, al ser de senda tan técnica, es complicado adelantar salvo que pidas paso. Cosa que, ni por asomo, vamos a hacer en el kilómetro 3, ni en el 6...ni parecido, no te vayas a creer. Pero digo que nos resulta positivo porque en todas las subidas iremos cerrando un grupo. O sea, que hay alguien delante que va menos (lo celebramos, que esto es una carrera :p) y hace que subamos relativamente tranquilos, sin ir al máximo de pulsaciones ni cosas así. En estos tramos, por ejemplo, los órganos anteriormente mentados, van recuperando sus posiciones. Bueno, al páncreas le cuesta algo más, pero paciencia...

Tras esta primera subida fuerte, llega un tramo de asfalto. Prudencia. Cuesta bajo, hasta la m*erda corre. Eso se sigue confirmando...pero el sóleo derecho se carga ligeramente. Así que, para favorecer su recuperación, en cuanto nos encontramos esa rampa de asfalto, hacemos lo normal...seguir corriendo porque de los de delante, ninguno anda. Y, claro, así no se puede.

El asfalto desaparece y da lugar nuevamente a la senda. Estamos ante uno de los kilómetros más largos de la carrera: subida pronunciada y bajada técnica. Que la bajada es bajada porque vas para bajo (esto te lo puede explicar muy bien el Málaga), pero que corredora, oye, como que no. Eso sí, me estoy dando cuenta de una cosa: la carrera es espectacular. Y el freno del soleo me está haciendo disfrutarla aún más.

Por fin, el tramo técnico desaparece y podemos correr en una senda que nos lleva al primer avituallam...perdón, que nos lleva al parking del Chocolate. Hacía tiempo que no escuchaba nada de Vivaldi en los puestos de avituallamiento. Pues nada, seguiré esperando. Conforme llegamos, tengo dudas de si queremos un poco de isotónico o un ron cola y empezar bien. Al final, impera la cordura (el ron era marca blanca) y tiramos de isotónico y algo de plátano.


Angel MGalán, me saca todo arregladito camino de la disco...

A la salida del parking del Bananas, un tramo de pista algo corredora nos quita las tonterías de seguir bailando (te juro que hubo un momento que busqué pasta para el cuño, que yo quería volver) y, lo mismo que al principio, pica para arriba y es corredora...pero vamos a parar algún tramillo a andar, no se vaya a pensar la gente que soy un top y la liemos. 

La pista va dejando lugar a la senda y la senda deja lugar al segundo tramo de piolet opcional: 150 metros de desnivel en 600 metros. Eso sí, nuevamente, insertado en medio de un grupo. Empezamos a coger altura, nos movemos por los 400 sobre el nivel del mar y esto nos permite empezar a disfrutar de vistas. Yo sigo pasándomelo genial. Cuando, por fin se suaviza un poco todo, volvemos a alternar tramos de trote y andar hasta que aparecemos en la pista que nos lleva al segundo avituallamiento. La vamos a correr toda (ovación) pero seremos incapaces de seguir a los que nos pasen. Paciencia, queda mucha carrera.

Rellenamos botella, otro trozo de plátano. Aquí no hay música así que salgo corriendo de ahí. Lo normal, vamos. Llevamos nueve kilómetros. Hay que alcanzar el puntal de Massalarí a finales del 13 y, hasta entonces, quedan unos 200 positivos. Así que en estos tramos alternaremos el correr con el trote. Aquí la carrera ya está un pelín más fragmentada con lo que ahora mando yo. Es decir, paso a ser yo el que elige cuando quiero correr y cuando andar. El sóleo no está molestando mucho, así que podemos empezar a pasar a corredores sueltos. Por otra parte, parece que hace algo de aire. Ah, y no se nos tiene que olvidar mirar a la derecha de vez en cuando: las vistas son, sencillamente, espectaculares. Y eso que no me gusta la playa...

Se conquista el Massalarí. Este tramo de cresteo es lo mejor de la carrera. Es corredor (hasta que no puedes, obvio), pero puede resumir perfectamente la esencia del correr por montaña: esa mezcla entre esfuerzo y naturaleza que hace que las mayorías de tus sentidos disfruten. Obviamente, eliminamos el del tacto (porque darte una leche contra el suelo no mola) y el del gusto (porque comerte una piedra tampoco es muy chuli, que se diga). 

Tras Massalarí, cae Germanells y el Pic de la Mola; éste es el techo de la carrera así que ahora toca bajar. La primera bajada es la de más pendiente de esta segunda parte, así que, al vernos nuevamente cerrando un grupo, aprovecharemos para recuperar y ver si empezamos a cambiar la táctica o sacamos un central más. Afortunadamente, nos soltaremos un poquito. Por cierto, me resulta curioso encontrarme el Ouet ahí delante...y me alegrará más ver que la senda que cogemos va a la derecha y lo evitamos. Ahora sí, tramo descendente (con algún tramito interesante) y algún que otro repecho en el que, dentro de lo que cabe, corremos incluso algo.

En el kilómetro 16 nos encontramos el tercer avituallamiento. Plátano, isotónico, agua, naranja, cazalla...en efecto, ¿qué pinta ahí el agua?. Mejor seguimos que no me fío de mí. Tras estos tramos de bajada, ahora estamos a poco más de 100 metros sobre el nivel del mar, con lo que nos queda, por delante, unos kilómetros que, con tendencia descendente, incluyen alguna que otra rampa que hace que nos acordemos del kilómetro en el que se encuentre. También, hay que reseñar que estamos a cinco kilómetros de meta...vamos, que se podrá aguantar. 

Y un jamón. La cuesta del 17 nos devuelve a los 200 metros. Luego, eso sí, una bajada y otro repecho y otra minibajada y otro rampón y otra bajada y activamos el modo "safety car" para afrontar otra minirrampa y ahí se ve ya Favara y una última bajada con algo de pendiente y asfalto y un túnel y Favara y un giro de 90º y otro giro de 90º y meta. 

2horas 68 minutos y algo. Sin patas de palo y muy contento. A ver si eso de correr hasta explotar ha resultado ser una táctica errónea hasta hoy...no sé, ya lo pensaremos, porque corriendo hasta explotar llego a una hora del primero y hoy también lo hemos hecho.

De la carrera, todo lo que diga se va a quedar corto. Me ha encantado. Es un auténtico carrerón. Tiene de todo: subidas duras, bajadas técnicas, tramos de pista, subidas trotables, tres ambientes de discoteca, vistas espectaculares, vistas flipantes, voluntarios de categoría, bolsa del corredor con su camiseta, su tacita y sus planos para volver a hacer las rutas...joer, es que la única pega es que solo había cazalla en el último :). Totalmente recomendable. Vamos, que yo vuelvo.

Bueno...si no sacan el muñeco del cajón, claro.

Ah, este es el perfil del animalico

 Y confirmado, Favara, llana, llana...no es

domingo, 25 de febrero de 2018

Trail de Moixent: siete años ya...

¿Qué paso hace siete años?

Va, rápido, contesta, contesta.

Vale, eso no. Lo de que tenías menos lesiones musculares sí, te lo compro. Eso también pasaba. Te entiendo.

Lo que pasó hace siete años fue que, entre las múltiples donaciones a carreras, ésta fue la que más alegría me ha dado. Y me dará. 27 de febrero de 2011. Torrevieja. No sé qué leches hago inscrito en una Media Maratón de asfalto, pero ahí estamos. Y mi cuñado...también. Y mi hermana, en modo Manolo el del Bombo pero sin ser Manolo -mejor- de siete meses. 

Era viernes. 25 de febrero. Ni que decir tiene que ambos estábamos en los mejores momentos de forma de nuestra vida atlética. Igual ahí también teníamos sobrepeso...pero era todo músculo. Seguro. O músculo y fibra. Vamos, que ese día teníamos ya la táctica clara: "Guillermo, tú me lanzas el primer kilómetro a 2'58'' y luego ya hago yo el resto para bajar de la hora". Supersencillo. Superaccesible en ese momento. 

Pero mi hermana, apasionada y fascinada por nuestros humildes objetivos hizo una pequeña modificación. Rompió aguas. Y nos fuimos de hospital. Y primero vino Tomás. Y luego vino Sofía. Y Torrevieja se quedó ahí, aparcada. Luego vino nuestro declive físico. Pequeños daños colaterales.

Años después, Sofía me hizo este dibujo y como mola, pues lo pongo.


En cambio, Tomás es más de Fifa pero es un rollo jugar porque se le desmayan los jugadores y me expulsan por hacer teatro, oh.

Y, bueno, ya sabes lo que pasa cuando la introducción a una carrera es tan extensa. En efecto, que ésta es otro rotundo fracaso así que...vamos al lío.

Domingo con despertador a las 6.30. De momento nos aseguramos el sueño. El termómetro no pasa de cinco grados en todo el trayecto. Frío y sueño. Le sumamos la bursitis y ya tenemos un combo la mar de interesante. No sé qué puede faltar..."atropella a ese gilip*llas". Ah, sí, faltaban las palabras de recibimiento de Manoli. No sé si prefiero un recibimiento suyo o de los ultras del Athletic, la verdad ;p

A la línea de salida. Un hola a Yola, otro a Javi y al mogollón. Tres, dos, uno. Pum. Salida. Tramo inicial de asfalto para engañarnos, para hacernos creer que Moixent es llano. Giro a la derecha. Moixent no es llano. Rampita de cemento y, por fin, senda. No da tiempo a estirar mucho la carrera pero tampoco se montan grandes tapones y, dentro de lo que cabe, la senda es trotable.

De hecho, aunque tampoco te lo creas, el tapón no lo hago yo pero eso no es óbice para que una voz con acento del sur me pida salir en la crónica. Entre jadeo y ahogo, tan solo me salen tres palabras: cinco, mil y euros. Es un honor presentarles a Jose María (@Flecharondenya). Su locuacidad y conversación se enfrentan a mis monosílabos agonísticos. De hecho, es un detalle que no me mandara a la m*erda, sin más. Se agradece su ofrecimientos de jueves tarde y le cuento lo del jueves noche pasado en Calicanto, donde iba tan ricamente con mi frontal y me crucé con tres en una senda. Joer, qué susto. Sí, señores, esta semana he salido dos veces a entrenar (12 kms en total). Estamos que lo rompemos.


Que sí, que es verdad lo del jueves.

Volvemos a Moixent. Recalculando. Tras este primer ascenso, nos encontramos un avituallamiento. Ahí, JM me deja tirado y me cambia por lo que hubiera en la mesa (ahora es cuando pillo la indirecta, porque solo había agua...vaya) y yo me quedo disfrutando de un tramo de pista ligeramente ascendente pero que todos los demás corren y, claro...pues eso. ¿Que qué pasaría si se tiraran por un puente?...afortunadamente, a la izquierda volvemos a coger senda.

Esta senda tiene algo ya más de pendiente, así que no es extraño que este kilómetro se nos vaya por encima de los diez minutos. Muy bucólico esos tramos con escarcha. Afortunadamente, el frío que hacía a las ocho (chocante eso de ver pingüinos acercarse a la lumbre) va desapareciendo progresivamente...Eso sí, en este tramo lo que hay que hacer es mirar a la izquierda. Allí abajo, eso tan pequeño es Moixent. Bueno...tampoco es tan pequeño pero ya hemos salvado cuatrocientos metros de desnivel.

Y una senda de bajada algo técnica y un poco de senda y algún repecho intercalado y una subida más. Después, otro tramo favorable (llevamos una hora ya de carrera con más de ocho kilómetros -casi casi en los tiempos de 2011-) y allí, abajo, pero ahora a la izquierda, se vislumbra un pequeño lago. Bueno, pues mira, un apunte cultural para la crónica. Está demasiado bajo, parece.

Pero nada está demasiado bajo si en un kilómetro bajas 230 metros. Tan solo has de poner cuerdas y cuerdas para que no nos despeñemos y voilá...el lago pasa a ser el Embalse del Bosquet de Moixent y pasas a estar a ese nivel. La bajada es técnica, sí, pero para nada peligrosa. Y para que yo la vea así...ha de tener más parecido a una autovía que a una senda.

En ese embalse hay un avituallamiento, ahí ya cogeremos plátano y llenamos isotónico. Va 1h20', estamos en el kilómetro 11,5 y aguantamos medio dignos. Queda un poco menos de la mitad y, según el perfil, un par de subidas duras y unos repechos finales. Repechos dice.

También esta Vicent J. Gandia Adria que lo hace lo mejor que puede y me saca de esta guisa...



Tras dar la vuelta al embalse encaramos, por tanto, el primero de esos ascensos. Empieza a pegar el calor. Analizando a posteriori (porque lo de ver los perfiles antes oye, en eso seguimos igual) la cuesta no llega al kilómetro, eso sí, con otros casi 200 positivos, lo que sería dos calicantos de la vida pero con una salvedad, lo más duro está al principio. Resumiendo: subimos al trantran porque más rápido no podemos. Un tramito de cresteo, una senda de bajada de piedra algo suelta que pasa a pista y en el kilómetro 13,8, con gente animando, giras a la derecha.

Importante, muy importante lo que te voy a decir si vas a correr el año que viene. NO mires la montaña que quedará a tu derecha. Bueno, lo harás. Pero no mires fijamente arriba del todo. Esos puntos de colores llamativos  son luciérnagas autóctonas, para nada son corredores. Por si acaso, como estarás en un tramo de pista...sigue trotando.

Y sigue y sigue...porque se puede trotar (si tienes una bursitis y no entrenas en llano igual te cuesta más, pero tú ponte un ritmete y olvídate del resto...que seguro que entrenan más) y cuanto más trotes, antes llegas al avituallamiento del 16. Y ahí comes como un marranico porque te queda la subida esa dura del perfil...pero también te quedan solo seis kilómetros. No será tan dura, ¿no?.

Sí, la respuesta es sí. Con la tontería vuelven a ser otros 250 positivos en poco más de un kilómetro. Eso sí, espectaculares para los sentidos...bueno, menos para el del gusto, que tampoco es plan de ponerte a comer piedras o tierra, que luego se te queda la boca pastosa. La táctica de pasos pequeños y no parar es la más apropiada, sin duda. Olvidarnos del reloj y esos 18 minutos que marcará este kilómetro. Recoger a alguno que vaya peor que tú y a la marcha. Una vez arriba, nos pondremos a crestear, con lo que a ese kilómetro se le sumará otro de doce pero es lo que tienen los cresteos tras dos horas de tralla...que pasan factura.

Eso sí, los paisajes...espectaculares. Si miras a la derecha, ahí abajo, el giro del 13,8. En efecto, lo de las luciérnagas era falso. En fin...ah, si miras hacia la izquierda...intuyes Moixent. Y la meta. Faltan dos repechos, pero antes hay que bajar. Y bajamos. Y ya nos plantamos en el 19 y aquí se deja de bajar y se llanea. Y ese llano, tras girar a la izquierda, se convierte en el primero de los repechos, de pista...pero con pendiente. Y con calor. Es lo que pasa cuando te llevas a las carreras las térmicas que te gustan...que luego te da palo tirarlas. Así que nada, salvaremos esto cansado y achicharrado. Volvemos a bajar.

Y aquí hay poco a la imaginación. No hace falta que te preguntes por dónde está ese último repecho. Frente a nosotros se encuentra la Torre de Coloms (es que esta crónica me la he preparado un poco) y, como es de esperar, está ahí arriba, a solo trescientos metros y son solo 50 de desnivel pero...aquí es cuando ya aparece todo lo malo. En una subida tan ridícula se me va a hacer casi de noche..."estás enganchado??" me preguntarán..."no, voy así de mal"

Escalerillas de bajada y más escalerillas y más escalerillas y saltamos un canalillo (de agua, mente sucia) y cogemos la carretera y entramos al pueblo y, al ritmo de despacito, en la parte ésa de pasito a pasito hacemos la entrada en meta más acompasada con la música que se recuerde.

Y, bueno, en el plano personal, vamos mejorando poco a poco pero seguimos sin entrar de los 100 primeros (106 esta vez) ni estar a menos de una hora del primero pero bueno, todo se andará, que en eso nos defendemos medianamente.

La carrerita tenía alguna que otra cuesta...


Pero, resumiendo, la carrera está muy bien. No solo por los 1250 positivos en 22 kilómetros ni por los paisajes que, la verdad, tampoco es que los terminemos de disfrutar del todo...pero tiene todo: mucha senda, avituallamientos correctos...y hasta gazpacho en meta había, bien marcada, mucho voluntario, bolsa, su repecho de la muerte al final, precio aceptable y a tres cuartos de hora de Valencia...para llegar rápido a los posibles cumples que pudieras tener :)

Así que se puede volver sin temor a equivocarse.

domingo, 11 de febrero de 2018

Quiero mi castillo inaccesible: hoy toca Vall d'Uxó

La semana no empezó lo que se dice bien; en el reconocimiento médico de la empresa, la báscula -pésimamente calibrada, todo sea dicho- se fue a los cien kilos. También hay que reconocer que iba con calzado de seguridad y sudadera y...y los bolsillos llenos de tornillos, eso...y...y sí, también llevaba dos mancuernas. Vaya, no sé ni porqué me preocupo, pues.

Entonces nada, no dije nada. La semana pasó cándidamente hasta que me pasó factura ese comentario puesto en un grupo de WhatsApp, así, como inocentemente: "voy a ValldUxó" a correr la segunda prueba de la Liga de la Federación. Eso fue hace dos semanas. Pasaron los días. Y el tema no volvió a salir. Ya tenía la excusa preparada en plan de no estoy preparado, no eres tú soy yo y cosas así. Esa excusa nunca la llegué a utilizar. El viernes llegó un correo de mychip: estaba inscrito. 

Tampoco sé el motivo por el que preocuparse. Total: 25 kilómetros y 1500 positivos son unos números que cualquiera sin entrenar puede hacer cerca de las cuatro horas (demostrado empíricamente) así que...al lío. Ay.

Domingo. Despertador. 6:40. Mecagoentó. No hay más comentarios. O tacos. Paterna. 7.45. Recogemos a Luciano. 7.47 me equivoco de salida. Luciano corre mucho pero es un copiloto pésimo. Burjassot es muy bonito a estas horas. 8.20. Vall d'Uxó. A por el dorsal. Y la licencia. Me la da Miquel. Con él estaba Àngel (Amics del Terme). Tras años y años tramitando la licencia con ellos...por fin le pongo cara. Muchas gracias por todo. Dorsal. 104. Mi número preferido.

Coche. Cambiarse. Salida. Y parece que nos hemos juntado unos pocos CXM. El hecho que Yola se fuera a la otra punta de la pista para sacarnos a todos...así lo indica.


La colocación es una parte importante en las carreras. Y en las de montaña, más aún. Así que no nos equivocaremos lo más mínimo en salir en la penúltima fila. Y dejarle a Eduardo, cortésmente, que disfrute de la última. Con él haremos los primeros metros. Sí, esos metros en los que cogeré un bidón del suelo y como nadie lo pedía, lo tiraré a la izquierda. 

Sí, ese bidón que veinte metros más adelante viene Mar a por él. Lo de Tierra trágame se queda corto. Así que, cuando me adelantan nuevamente, silbaré mirando al otro lado como si la cosa no fuera conmigo. 

Un primer kilómetro llano se traduce en unos flamantes 5'20''. Ni que decir tiene que todos mis compis se han ido por delante. Cosas de la colocación, claramente. Pero, bueno, por lo menos no soy el último (flamenca, flamenca). ¿Y de los veinte últimos? Ay, sigamos, va...no desvariemos.

El tramo del barranco nos llevará los primeros dos kilómetros. Nos ponemos en modo gps y recalculamos. 1500 positivos en 23 kilómetros. Jojojo. Yola me saca en modo preocupado por la que me viene encima.


Por fin, el barranco da lugar a la primera subida de la jornada en la que se salvarán 400 metros en poco más de tres kilómetros. No sé, ahora que lo pienso, el tramo del  barranco es un pelín monótono pero ya no lo veo tan mal...tarde. Primero la subida es senda y luego cogemos un tramo de pista incluso con algo de hormigón. Algún tramo trotaremos y el resto, pues se andará. En ese tramo Juan me explica más o menos cómo es la carrera, la Herrera me desestabiliza con el tema del cordón pero yo, con tanta pista, no me lo estoy pasando muy bien. El hecho que me ahogue en las subidas, circunstancial, como siempre.

Tras el primer avituallamiento (4,5...la distancia y la nota, que era solo agua ;p) la pista da lugar a la senda y un primer tramo de en dónde me he metido. Faltaba una pancarta que indicara Bienvenido a Vall d'Uxó. El desnivel aumenta considerablemente, no para subir a cuatro patas pero sí para que se te quiten las ganas de correr. Pasos cortos y a no mirar arriba. Porque este tramo de cresteo es una sucesión de subida empinada, tramo llano, subida empinada y ver a donde tienes que subir, oye, desmoraliza. Mejor mirar el mar. Bueno, no. Mejor mirar el suelo. 

Engancharemos con la parte final de la primera subida de Fondeguilla. Y con la primera bajada. Y ahí, cogeremos a Kris, con su nueva categoría. Y ella va con su nueva categoría y nosotros no podemos con nuestra alma. Y segundo avituallamiento. Y Kris se va. Y Juan se va. Antes de irse me dirá que "si adelantas a Kris, caes". Lástima no haberle preguntado los números de la primitiva en el momento. Y ahora soy yo el que no puede con su alma. Saldrán dos kilómetros de bajada por pista. En uno de ellos, el Garmin emite un sonido raro y en la pantalla sale un "dónde vas loco??". En efecto, ha marcado un kilómetro por debajo de 5' y saltan las alarmas. Se entiende, por tanto, que en la primera hora caigan ya siete kilómetros.

De todos modos, la inercia adquirida en estos dos kilómetros de bajada nos da exactamente para subir trotando las dos primeras zancadas del muro que nos han puesto en el ocho. Otros doscientos metros de desnivel en poco más de un kilómetro. Lo más duro...al principio y, a diferencia de la primera subida, en ningún momento voy con sensación de poder coger algo de ritmo. Simplemente soy una sucesión de pasos inconexos sin seguir a nadie, porque cada vez están más lejos. Una vez coronado, otro avituallamiento y probamos los potingues de isotónico de sobre. Que sea lo que tenga que ser...

Y después, otro tramo de pista ascendente. Y después una bajada de senda zigzagueante. Y después otro avituallamiento. Y después pista. Y pista. Y pista. Y estoy en Vall d'Uxó y me siento algo decepcionado. Van ya 700 positivos y la carrera es muy corredora. En el trece, dejamos de bajar y empezamos a subir. Un poco de senda y luego nuevamente pista. Puffff. Y luego hormigón. Repufff. 

- Hola, soy el Espíritu de las Carreras Jodidas por ValldUxó, pero me puedes llamar ECJV,  ¿has dicho Repufff?...tío repipi.

- Sí, he dicho repufff, porque esta carrera, con la montaña que hay por aquí...no sé, tiene mucha pista, ¿no?

- No sé, cuentámelo tú, que la estás corriendo. Bueno...si a eso se le puede llamar correr.

- Ah, es verdad, pues sí, tiene mucha pista.

- Vale, pues ahora te vas a cagar.

- Sí, bueno, de eso justamente no me quejo.

- Y estás gordo.

- Recuérdame que a la próxima piense qué mal está la Schiffer. 

Y desapareció. Y me quedé pensativo. ¿Qué habría querido decir?.

Pues básicamente, lo que quería decir es que había que subir a un castillo. Al Castillo de Vall d'Uxó. Castillo que, desde hoy, sé que existe. Y el camino que llevaba a él, en efecto, no era por una cómoda pista, no. Era por una senda que tenía un aire a la subida de la Cruz de Santo Espíritu pero el triple de larga y con menos fuerzas que cuando la subes. El resultado, como puedes imaginar, catastrófico.

Se van a suceder, desde ese fatídico 13, seis kilómetros en los que nos vamos a ir por encima de los diez minutos el kilómetro. Los dos primeros, claro, los de esa subida al castillo. 

Y aquí iniciamos un tema nuevo porque el de la carrera ya no tiene arreglo. Así que, al lío. El Castillo de Vall d'Uxó. Como observaréis en la imagen, no tiene ningún camino accesible para que suban carros, carretas o el DeLorian. ¿Cómo se construyó eso? Porque las pirámides, vale, tienen tela pero las piedras las podías llevar hasta la misma base. ¿Pero ahí?...¿lo subieron todo por esa senda? ¿o por la de bajada? 


Subir el cemento, la pastera, las piedras, el agua, las puertas...porque ya que haces un castillo, pues lo querrás con puertas, que si no entra corriente y es un asco. Y con marcos en las ventanas. Y una mesa, por lo menos, para escribir que vienen los malos o algo. Y menos mal que no se había inventado el fútbol, porque imagina subir ahí unas porterías para los ratos muertos.

Por no contar la utilidad del castillo en sí. Porque este castillo sí está bien puesto. Por lo visto, hace unos cuantos siglos se llevaba mucho eso de, si tenías una montaña alta cerca, pues poner uno para observar si venían los malos y, en dicho caso, pues encerrar ahí a la población para que no les pasara nada malo. 

Pero claro, esa es otra. Estás en el castillo y ves que vienen los malos por el mar. El pringado que esté de guardia -que será de ett, fijo- controlando le toca escribir en la mesa -que para eso está-, bajar, avisar y subir. Vamos, que se lo cargan fijo. Como a media población, vamos, "ahí va a subir la madre del topo"

Y lo mismo que pensarán los malos, de cajón. Se encontrarían una ciudad aseadita, con sitio donde poner, en un futuro -unos diez siglos- una pista de atletismo y todo y con la población de ésta, asustada, ahí arriba, sin darles mucho la lata.

Esto de reescribir la historia se me da genial.

Vamos a volver a la carrera. En el 14 iba muerto, en el 15 también. Y el 16, 17, 18...en el 19, además, me pasa la Herrera. Con lo cual pienso seriamente la retirada. Ahí conectamos, tras ese avituallamiento, con el tramo final del TES. ¿Dije que me pasó la Herrera?. Pues no, me dejó tirado como una colilla. No pasa nada, a partir de ahora le evitaré y en paz.

Del kilómetro 21 a meta tan solo hay senda descendente y tramo de barranco. Nuevamente patético. No andamos pues, mira, porque quería llegar cuanto antes. Ufff. Al final, llegamos a meta y Yola, una crack, porque en ninguna foto me sacó movido -no te rías, que te veo venir-, me inmortalizó para la posteridad, oh.


Apretón de manos con Juan y a tirarse en el césped, que está muy bien. Y, nuevamente, una parte complicada, la de cambiar con arte de postura para que no se notaran los calambres. Ay, esto del postureo es la perdición.

Y, bueno, este es el perfil. Intentaremos, en la próxima carrera, echarle un vistazo antes.

En cuanto al resumen de la carrera: bien marcada, con subidas espectaculares -con algo de suerte, no sueño con el castillo- aunque la primera mitad me pareció excesivamente pistera. Avituallamientos numerosos y, en fin, un reencuentro con la Liga (en la última reventé una rama de un olivo centenario con todo el cabolo -no sé de dónde viene el nombre de esto-) para olvidar. 

Afortunadamente, la gente se habrá quedado con los CXM que corren que se las pelan y yo habré pasado un poquillo más inadvertido.