domingo, 2 de julio de 2017

Bronchales: agua!!

Y cualquiera diría que, por el módico precio de 0 euros, le estamos haciendo propaganda subliminal a cierto producto mineral de cierta cadena hacendada de supermercados.

Pues a lo mejor sí, vete tú a saber pero, vamos, que me da un poco lo mismo. Si lo quisiera hacer, hablaría de sus polos de horchata y las panacotas de gordo ésas...por las que la cajera de turno me pregunta que cuántos hijos tengo a mi cargo y yo le tengo que contestar que compro tanto porque abastezco a un colegio.

Y me quedo tan tranquilo.

Y sin hueco en el congelador. 

Pero bueno, todo esto no venía a cuento. Novedad también. Hoy se celebraba el Trail de Bronchales. Y como nos apuntamos de subidón (fue tras Berga, lo cual tiene todo el sentido del mundo), resultó que el sitio más cercano para alojarse (el raso lo descartamos) estaba a 30 kilómetros. Y Teruel a 60. Allí establecimos el centro logístico.

Allí recogimos el centro logístico a las p*tas 5:20 de la mañana. Fuera marcaba 6 grados. Dentro marcaba sueño. Mucho.

En Bronchales, una hora más tarde, el M guay vio el termómetro del coche y dijo que mejor me iba yo solo a por el dorsal.


Y fui. Y volví. Y, a la vuelta, unos colaboradores decían "Ay!!, cuando viene la mañana, cómo se nota!!!". Y esa fue el mensaje de ánimo definitivo para meterme en el coche y no salir hasta las 7.10.

Abrimos la puerta, sacamos la patita, la volvimos a meter y vimos que no tenía ninguna capa de escarcha, rocio o similares, así que nos preparamos. Será rápido todo. Mucho. La cámara tiene una raya (Maradona ya está llamando) de batería. La cámara se queda. Maradona se desilusiona. 

Pues vamos a la salida, a ver al bueno de Vicen. La semana pasada se fueron a hacer la Carros de Foc. Lo único que le pedí a C, M y S fue que lo trajeran cansado. Y un poco de nieve. 5:55 ha hecho. Ni una cosa ni la otra. 

Mientras estamos esperando, Hanna nos inmortaliza. Mayayo también.


Dijimos que nos preparamos muy rápido...¿no?. En efecto, nos falta el chip. Subimos corriendo a por él. Y ahí ya nos damos cuenta de una cosa: el tendón duele. Bueno, ha dolido siempre. La cosa está en que el dolor remita con el paso de los kilómetros. Emoción, intriga...de momento, el chip está. 

Y nosotros en la salida. Son las 7.30. Pum. Salimos. Vuelta al pueblo. Pasando cerca de la churrería. Abierta. Es una tentación. Pasamos de largo. Mejor seguimos a todos que van dirección al monte por esa pista. El tendón molesta. Bueno, entra en lo normal...y más si es por pista o asfalto. Vicen se va. Senda a la derecha, subimos.

Si había una senda como tal, la hemos convertido en una pista. Demasiados corredores, creo. Juraría, que, por momentos, podemos estar subiendo cuatro en paralelo. En fin. Coronamos. Bajamos. Sigue habiendo mucha gente. En el tramo de senda tengo la sensación de estar mordiendo polvo. Y volvemos a subir otra. Aquí ya podemos corretear un poco. Solo al principio, hasta que se acabe la inercia, claro. Vamos camino de los cinco primeros kilómetros.

Bajamos, pasamos junto a un avituallamiento y nos acercamos a la parte que más miedo da de la carrera. En efecto: la parte llana. Y es que nos vienen ahora diez kilómetros muy corribles, llanos, picando un poco hacia abajo o hacia arriba donde deseamos que empiecen a aparecer las típicas molestias que salen en cualquier parte de la pierna y hace que la molestia del tendón sea superada y siga, pero no se note tanto.

Adelantamos que no se va a producir. Cada zancada va acompañada de un "ay" interno. Se le añade el terreno irregular. Con lo que a veces el ay se agudiza. Hay cintas que marcan el recorrido pero no una senda propiamente, si acaso la hierba chafada de los tropecientos que me preceden. Tropecientos tres. Luego tropecientos seis, diez...no somos capaces de seguir a nadie y se empiezan a intercalar tramos a pateo para relajar molestias.

Nada. El único consuelo es el llegar al tramo duro, a volver a enfrentarnos a subidas y bajadas que ahí se sufre bastante menos...pero es que falta taaaaaaanto. Y en el kilómetro doce y medio, cuando faltarían menos de cinco para llegar a la carrera en sí, ahí digo que ya. Que ya no corro más. Que no estoy disfrutando absolutamente nada. Que me meto las manos en los bolsillos y ahí se acaba todo.

La verdad que viendo el perfil, me quedo con el tramo de los kilómetros 2 a 5 y el resto lo considero de sufrimiento extremo. A lo mejor, el resto, piensa lo contrario ;p

Pues nada, a buscar carreras con cuestas de cabras, que las corredoras no son para mí :)

Porque la otra alternativa: la de recuperarnos...ésa la vamos a descartar porque ya paramos y no se notó ninguna mejoría. O, bueno, ya veremos...