sábado, 27 de enero de 2018

Asimilando el finiquito. Hoy: Llaurí

Y acabamos Puzol. Y nos acercamos al doctor Plaza. Nos diagnosticó: bursitis y calcificación retroaquílea. Vamos, que la mutación a superhéroe sigue su ritmo. Más o menos estuve así:



En fin. Díez días de reposo. Donación al Valle Trail incluida. Decíamos que díez días de reposo. Vacío legal. Corrimos el día 13. Llaurí es el 26. Por misterios de la informática...aparecemos inscritos.

Las crónicas son muy repetitivas. Antes de cualquier carrera ya es norma habitual que el Madrid pierda. Esta vez se veía venir: Fuenlabrada, Numancia, Leganés...la parte difícil del cuadro. Así nadie puede ganar una Copa. Inhumano. En fin. Eso. Que el despertador suena a las siete. Esta vez un sábado. A las 8.30 ya estamos allí. 

Me encuentro con Jose y Manuel. Nos va la marcha. El motivo para venir aquí es que, en 18 kilómetros, nos vamos a encontrar 1300 Remigios (nueva unidad de medida). Y se ve. Tan solo girando la vista, nos encontramos unos peñascos la mar de interesantes...

Y vamos a la salida. Con cero entrenamiento en estas dos semanas mi colocación en esa ubicación se puede considerar cuanto menos arriesgada. Eso sí, lo de los peñascos...se ve que no era exageración.



Como decíamos, esa ubicación nos permite escuchar las indicaciones previas: "los de larga seguís al de la bici roja". Y le vemos. Lo único que puede pasar es que, una vez dada la salida, pues no le veamos más. Y eso es lo que pasó.

Pequeña vuelta por Llaurí para alargar la carrera. Salimos las dos distancias juntas. Así que, pese a marcar un primer kilómetro en unos estratosféricos 4'47'', nadie se sorprenderá que me pase hasta el apuntador. Y yo esperando una carrera lenta.

Lenta fue. Pero solo la mía. Llevábamos dos kilómetros de asfalto y ya hiperventilaba. Afortunadamente, la zona corredora desapareció y cogimos senda y, en breve, pendiente. Pero ahí tampoco cogíamos ritmo. Solo aire. Y cada vez más. 

Ese primer contacto con las subidas, donde salvamos casi 100 Remigios en poco más de 400 metros nos ayudó a comprender dónde estábamos y que, salir de esto, iba a ser complicado. Y más aún cuando, tras un leve llano, nos enfrentamos a otros 200 metros al 25%. Hasta para Cofidis es abusivo. Y menos mal que era pista. 

Si coger ritmo era complicado, entonces volvimos a una senda y se nos añadieron los corredores de la corta. Y como justamente no eran los más rápidos, pues los tapones que originaban nos venía bien para: primero, recuperar el aire; segundo, disfrutar de las vistas y, tercero, incluso correr en algunos tramos. 

Pero tampoco mucho, no te vayas a creer. Estamos llegando al punto más alto del recorrido (+-450 metros) y Alejandro (ALV) nos saca medianamente presentables.


Y veníamos de ahí abajo (bueno, eso es Corbera...Llaurí está tres kilómetros más hacia mi culo). Como decíamos, coronábamos el punto más alto, nos queríamos morir pero no mucho, ya que quedaban unos ochocientos de desnivel por delante y empezamos a bajar. Aquí sentimos algo de alivio, porque la montaña es todavía más alta. Pero el alivio se olvida pronto. La bajada es bastante técnica: mucho desnivel, saltos, piedras...complicado también coger ritmo. 

Me empiezo a dar cuenta que "imposible coger ritmo" es válido en cualquier párrafo de esta o de cualquier otra carrera. 

Pero eso, que la bajada era peligrosilla a veces. Del avituallamiento pasamos y, ahí delante, se hacía la separación corta-larga. En efecto, ya no podré culparles de los tapones. Ahora los haré yo. Maldición. "Volved, volved, os quiero"...tarde.

Seguimos bajando-llaneando-repecheando hasta que un barranco húmedo con piedras resbaladizas nos llevó a un muro de medio metro, luego a unas escaleras, luego a un tramo de cuerda...dios mío, estábamos en una Eternal Running!!. 

Peor. Salimos a una carretera flanqueada por chalets. Si te gusta la bici no te compres un chalet en Sant Sofi. Este es el mejor consejo que te puedo dar. Prácticamente este kilómetro asfaltado se hizo andando. A mínimos tramos se trotaba, pero esas pendientes continuas del 14/15% invitaban a tomárselo con tranquilidad. Vamos, imposible coger ritmo, ¿sabes?

Avituallamiento. Coca Cola y plátano. Lo que recomiendan los nutricionistas, vamos. Y al lío. Ahora una senda para correr algo, yuhu!!. Otra cosa no, pero exceptuando el kilómetro vertical éste de Sant Sofi y el posterior de la cantera, la carrera es muy de senderos. Complicado adelantar. Bueno, y más en mi situación, ja!.

Un tramito trotable nos llevará al kilómetro 10 donde nos encontraremos una cantera. Intentamos hacernos una idea del recorrido, porque hay gente subiendo una senda (ésa es impepinable que va ahora, porque la tengo delante) pero luego, ahí gente por ahí arriba, otros que vienen, otros que bajan...Y me parecían complicados los problemas de trenes. 

Mientras buscamos la solución, el primer repechaco nos lo ventilamos. Después, llaneamos y, salvando un par de cuestas más, nos volvemos a encontrar los famosos 200 metros al 25%...pero esta vez de bajada. Aquí nos quejamos menos. Pero a esos 200, se le añaden otros 200 y otros 200...resumiendo: estamos bajando un huevo. Afortunadamente giraremos a la derecha, porque me parecío ver una flecha que indicaba, cogiendo la izquierda, Núcleo de la tierra: 2,5 kilómetros. 

Y tras esta bajada tan pronunciada, esta subida tendida despertó sensaciones olvidadas como la del dolor de piernas que te cagas, qué co*o haces aquí y cosas así. De momento, entró calor, así que manguitos fuera. Más calores entraron con la primera rampa que había en la cantera. Y con la segunda...ni te cuento. 

Aquí, exactamente aquí, se podía haber terminado la carrera. Bueno, y si hubiera sido tras la primera vuelta por Llaurí tampoco habría hecho ascos. Pero ahora iban 13 kilómetros, comíamos algo en un avituallamiento y, según el dorsal, nos quedaban algunas bromitas escondidas. Bueno, no tan escondidas. Estaban en todos los kilómetros. Con especial atención a la subida del 15. 

Hemos pasado de hacer carreras largas, más largas, la ostia de largas...a temer a la subida del 15 (que fue lamentable) en una carrera de 18. Patrocinadores, venid, venid. Pues sí. Y también me dio canguelo la del 16 (dramática), pavor el repecho del 16,5 y vergüenza ajena el del 17,1. Hasta el último repecho tenía trampa: fotografía. Que sí, que eran un metro de desnivel pero el postureo hace que no lo haga como lo desearía...andando. Ahí, Alejandro preguntará por Miquel (CXM) y yo le responderé que estaba...preparando el finiquito.



Después, por fin, apareció el asfalto y en modo safety car llegamos a meta. 2h48'. En una flamante posición 86. La posición 86 es muy importante en las carreras, así que estoy muy orgulloso de no haberme quedado por ahí tirado porque...ufffff, mucha tralla. El nombre de la modalidad, por tanto, muy acertado.

Voy a poner el perfil para ver si consigo algo de solidaridad y a ti también te habría costado coger ritmo en algún lado, no te digo en todo, que en todo es bastante difícil (eso sí que es un mérito, ahora que caigo):


En cuanto al análisis de la carrera: bien marcada, buenos avituallamientos, mejores voluntarios, terreno para todos los gustos, con bajadas muy técnicas, subidas escarpadas y vistas maravillosas del Golfo de Valencia (pon aquí el nombre de ese amigo tuyo que sale tanto). ¿Lo mejor?...que nos hemos encontrado una zona de entrenamiento a media hora de casa :)

Una pena que vaya a promover en el change.org ése el que cierren la cantera de Llaurí, o, por lo menos, que se carguen los caminos de arriba, que ahí ya no van a coger piedras seguro. 

La única pega, por ponerle alguna...el que los de la distancia sprint no compartan el mismo recorrido y salgan 45 minutos más tarde (para evitar que los primeros cojan a los últimos en la primera subida).

Por cierto, ya van llegando muestras de solidaridad acerca de la dureza del recorrido.

Julio considera que exagero mucho porque solo había una subida y todo lo demás bajada, salvo los dos repechos finales, que a esos no les afecta el descenso.


Y visto así, razón no le falta.




domingo, 14 de enero de 2018

Picaio Trail: Porque Picadillo Trail no queda comercial...

Y este año nos pusimos pronto el primer dorsal. Y también nos pusimos nueva camiseta. Y, además, nos pusimos muy pronto el despertador (joer, las 6.30 en un p*to domingo). Y el Madrid perdió. Bueno, esto no es novedoso.

La cita hoy es en Puzol, en el Picaio Trail que, como su nombre indica...bueno, da igual, que como su desnivel positivo indica (+1350 en 23 kilómetros), fácil fácil no va a ser. Eso sí, veremos todas las posibles subidas al Picaio (exceptuando las pisteras) y las disfrutaremos en todo su esplendor.

Como decíamos, a las 6.30 sonó el despertador y poco antes de las ocho ya teníamos el dorsal. Es sabido que, cuando te cambias el coche, toda la m*erda que tenías, la guardas en bolsas y luego no la redistribuyes en el nuevo como estaba en el otro. Sí, sigue en las bolsas. Año nuevo, camiseta nueva, perrería antigua...que se le va a hacer. Resumiendo: no tengo imperdibles. 

Lo bueno de WhatsApp, Twitter y demás cosas sin traducción al castellano es que puedes movilizar a media sociedad para que te traiga unos imperdibles. Eso sí, pedírselos al coche de al lado no, que me da vergüenza.

Y el primero en aparecer fue Isaac. Con Lidia y Pablo. Y los imperdibles. Que se los cogió a una StacyMalibú o algo así porque creo que tan pequeños ya no los fabrican. Como ya tenían dorsal, se fueron a tomar un café. Y como donde caben tres, caben cuatro...para allá que fuimos. Un Aquarius gorroneado después (Isaac, invítales :)) fuimos ya a cambiarnos y tal.

De ahí, al tartán, que la salida era en la pista. Gente conocida: Eduardo preguntando por los M, Iván con más imperdibles :)...así que, foto con Isaac, y a prepararnos.



¿Os dais cuenta ahora de los pequeños que eran?

Mientras ellos se iban un pelín para atrás, yo me quedaba en tercera fila tarareando el "Give it up". El primer tramo era bastante corredor (asfalto) y como salíamos las dos carreras -había una de once- juntas, pues tampoco quería pillar mucho tapón. 

El plan era perfecto, pues. ¿Qué pudo fallar? Ah, sí, yo, que no entreno. Siempre se me olvida. Y no habíamos terminado de dar la vuelta a la pista y ya iba ahogado. Y en el tramo de asfalto iba ahogado. El primer kilómetro eso sí, lo hice lo más veloz que pude. Y la gente me pasaba a oleadas. Y entonces oí una voz familiar. Más que nada porque marcaba unos ritmos de respiración envidiables, acompañados de una dicción impropia de alguien que estaba corriendo. 

Yo, en cambio, jadeaba.

Ahí estaba Alfonso, que igual le tocan series, igual le toca subir mil veces la montaña ésa del río o igual le toca un dorsal en un sorteo. E iba así, como compungido. "Qué mal, me ha tocado esto en un sorteo y no estaba en mi programación...así que me voy como un tiro". Y tú te comes el polvo, le faltó añadir. 

El asfalto cogió un poco de pendiente. Si levantabas la vista, allí, arriba de la montaña, ya iban corriendo. Pero si llevamos dos kilómetros y nos saca ya media hora...Volvamos a lo nuestro, el asfalto da lugar a una pista rota y ya se empieza a caminar. Luego senda...y  tapón. 

Y aquí se me hincharon las pelotas. Porque en el monte, lo que prima es el respeto. Respeto al compañero (porque es eso, al fin y al cabo, un compañero) y, sobretodo, respeto al medio ambiente. Si vas corriendo y te encuentras a la gente parada en un tapón, so imbécil, no adelantes. Están parados porque el camino se estrecha y no se puede pasar tan fluidamente. Respeta la fila, joer, no es tan difícil. Pero, sobretodo, no atravieses el monte. Estás en un p*to parque natural. Y estás en la j*dida posición doscientas. ¿Tan difícil es esperar?. Cuando estás en tu casa y te estás c*gando y el baño está ocupado...¿te esperas?. Pues aquí igual. No es tan difícil. Y si no sabes entenderlo, pues dedícate a otra cosa porque esto es básico.

De verdad, fue irritante. Fueron quince o veinte. Pues quince o veinte que sobran. Y no hay excusas. Tú, a tu casa. O corre más en los dos kilómetros de asfalto que te ponen para extender el grupo o te esperas.

En fin, ya falta menos para extinguirnos.

Y como eso fue en el 2,5, pues quedaban poco más de 20. Prometo ser más breve. Porque si me extiendo igual, el Quijote se queda en el tamaño de una guía rápida.

Tras este tramo inicial de senda, un poquito de bajada pistera, una subidita entre naranjos y la primera subida seria. Es subida senderista porque no se puede correr (pendiente) y porque hay mucha gente. Pero es por lo primero, básicamente. Ahí, en mitad de los pedrolos estará Kike y me animará un poquito. Lo siento, ya me costaba levantar la mirada del suelo. Otro tramito de senda, unos poquitos escalones para reafirmar los glúteos (todo lo de antes no) y primer avituallamiento. 

Pese a ir con una botella de medio litro -el planteamiento de la carrera fue muy profesional, de verdad-, cogemos un trozo de plátano y seguimos. Leve bajada y bonita vista. Un cortafuegos. Y la gente por ahí. Pues nada, vamos. Al ponerse los cortafuegos en los primeros kilómetros, se suben andando y no hay gente sentada en piedras. Una vez arriba...se separan las carreras. Los de la de once a la derecha; los insensatos vamos a la izquierda. 

Andrés Núñez, que misteriosamente pasaba por ahí, me saca de esta guisa.



Bajamos un tramo de asfalto, una senda, un avituallamiento que no hacemos ni caso y a subir a Penyes de Guaita por el tramo de escalada. 

Aquí llegamos al tramo conocido. Eso no es óbice para que ese tramo de escalada -que solo lo subo en el GR y cagado- lo siga haciendo de modo patético. Subíamos uno detrás de otro, así que alguien me explique como, al terminarlo, los de delante estaban a 50 metros. Uno, que es muy malo. 

Pues ha sido sencilla la explicación.

Como decíamos, volvemos al tramo conocido. Ahora viene un tramo trotable y después una bajada por pista. Aquí conoceré a Coque, compañero de club. Y otro avituallamiento. Y otro trozo de plátano. Y otra subida. Esta la hicimos ayer, que me dio por salir por Santo Espíritu pero, como había batida de jabalí -tranquilos, salí ileso, gracias por preocuparos- pues hubo que ir por esta parte y aprovechando que estaba marcada...

Subimos tranquilos, andando, sabiendo que la parte dura estaba al final. Una vez la pasamos, fuimos a buscar una bajada que me dio miedo...si hubiera que subirla. O si estuviera mojada. Al final, ni una cosa ni la otra así que llegamos abajo y cogimos la senda que llevaba a Penyes de Guaita por el barranquillo. Soy bastante bueno poniendo nombres.

Aquí nos daremos cuenta que, llevamos diez kilómetros y no podemos mucho más. No es que sea la senda más trotable del mundo, pero cuesta ya coger ritmo. Y se sube tan a gusto andando que, claro...una vez arriba, al ver el CXM, preguntarán por el GR, si se volverá a hacer, que otros años por ahí vamos frescos recién empezados y hoy...pues hoy a duras penas respondo con monosílabos. Por cierto, se ve la marjal quemada la pasada semana. Ufffff.

Y bajaremos un tramito y cogeremos la pista que lleva al Picaio. Aquí Coque me coge y me cuenta no sé qué de 58 años y lo duro de la última subida. Se va. Lo único que pido es que no me lleve tanto tiempo subirla. La pista conecta con la carretera que sube al Picaio. Le llamamos carretera porque hay algún tramo asfaltado. 

¿Recordáis el avituallamiento de antes de Penyes de Guaita que ni paramos?. Pues ahora pararemos lo de éste y la parada de antes. Rellenamos la botella con el isotónico Acme, otro trozo de plátano y para abajo por senda. Van catorce kilómetros.

Y el quince llegó enseguida, porque la senda dio paso a una carretera asfaltada con su pendiente favorable. Y el dieciséis también. En este tramo no noto ningún tipo de dolor. No tengo inconveniente en que sea así hasta meta. Ninguno, oye. Entonces es cuando te encuentras un cartel con una subida de 1,7 kilómetros con un 12% de desnivel. Tampoco es mucho. Solo que el tramo que podría ser corrible son piedras sueltas y el tramo que no es corrible, pues eso...

Y por fin llegamos arriba. Tienen sentido del humor. Te marcan el fin del tramo de subida y luego sales a una carretera que sigue subiendo, entonces te desvías a la izquierda y la senda sigue subiendo. Y, cuando ya no puedes subir más, es porque están ahí las antenas (el Monte Picayo tiene unas antenas ahí arriba...imagino que las pusieron para celebrar que tenían carretera). Van 18.

Y Andrés le ha pillado la gracia al montecito y, agazapado, nos saca no muy mal :)



Bajamos. Estas sendas, como casi todas, son bastante técnicas: desnivel y piedra suelta. Hay que bajar con cuidado. Tras este mensaje de la DGT, levantamos la mirada y ahí delante se ve, imponente, la subida a la Tacha. Pero tampoco nos obsesionemos con ella, que antes nos encontraremos un conatillo de Tacha que te confirma los presagios: que se te va a hacer larga. 

Así que, tras este primer repecho, un poco de bajada -enganchando con el GR-, otro avituallamiento y, ahora sí, última subida. La subida es tan dura (y corta, afortunadamente) que no se pueden hacer diferencias. Vamos, que, con pasos cortos, te limitas a seguir al de delante y a no mirar atrás. Además, hay algo de ayuda, y es que a partir de la mitad te da el sol, con lo que lo más duro está al principio. Para llevar veinte kilómetros y estar reventado, esto es lo más parecido a un consuelo de m*erda que puede existir. 

Lo que hay que hacer es llegar al sonido de saxo que se oye. Ahí está, tocando el We are the Champions ahí arriba. Eso sí que tiene mérito. Con la rasca que hace y el chaval, con su saxo. Y Puzol está a un rato. Y, por medio, hay otra bajada técnica. Confirmado: tiene mérito. Tendría más mérito si tocara la batería pero yo creo que ya es pasarse...;)

Y bueno, eso, una última bajada técnica y otra vez al asfalto que nos llevará al polideportivo. Tiene delito que, tras casi 23 kilómetros, el único pensamiento al llegar al polideportivo sea el que no te hagan dar la vuelta a la pista, que me muero ahí mismo. Afortunadamente, las plegarias surtieron éxito y simplemente había que atravesarla, que la meta estaba en el centro. 

Al final, 3h7' o así. Por poco casi bajamos de los ocho minutos el kilómetro pero hoy me parece que el cuerpo no estaba para mucha fiesta. Así que dejamos un registro que, igual, podemos batir el año que viene.

Pero vamos, entre la velocidad y los campos electromagnéticos, nos cargamos el reloj del crono.


Y sí, los pantalones se me caían.

Unas palabritas con Coque y a esperar que venga Isaac y la tropa. 

La verdad que no llegaron con mala cara...



En cuanto a la carrera, ésta es más que aceptable. Hay que saber que nos metemos en +1350 en 23 kilómetros -y que hay tres que son casi llanos- con lo que sabes que dureza vas a tener para hartarte (palabra). El recorrido está muy bien marcado, bastante avituallamiento y, encima, por la Calderona, que es preciosa. Vamos, que es muy recomendable. Y, si tienes dudas, el bocadillo de meta a la brasa es para que estés salivando ahora. Enhorabuena a los organizadores y, sobretodo, a los voluntarios. Fantástico trabajo el suyo que estamos en invierno y hace fresquito para estar parados ahí, en medio de la montaña.

¿Cosas a mejorar?...pues, personalmente, lo único que veo mejorable es que la salida de las dos carreras se haga con una diferencia de tiempo y así los tapones no serán tan voluminosos (aunque existe el riesgo que los buenos de la segunda cacen a los menos buenos de la primera).


Ah, éste es el perfil 



Que, visto así, tampoco es para tanto :p