sábado, 28 de marzo de 2015

Cross de Nogueruelas

Este blog empieza a ser ya bastante rutinario. En lo de monotemático mejor no opino. Y si no, vamos a ver si se siguen las pautas de un tiempo a esta parte. A saber:

- Héroe humilde se inscribe a carrera.

- Héroe humilde se presenta en carrera sin entrenar, después de un ligero madrugón y, a poder ser, con dolores.

- Héroe humilde se hace el selfie de salida con sus Duris y sale escopeteado en la primera rampa. Pese a esto, que siempre se produce involuntariamente porque para eso es humilde, sus compis le siguen hablando. Aunque critiquen la selecta música que escuche.

- Héroe humilde acaba la carrera con más dolores pero bastante dignamente porque como no entrena y madruga, pues eso.

Hasta aquí el guión que, más o menos, se viene repitiendo en los últimos fregaos en los que se mete nuestro modesto personaje en cuestión.

Pues eso, al lío. Hoy es 28 de marzo. Hace nueve días que se quemaron las fallas. Veintitantos de la campaña ésa de promoción de la cazalla desde las Torres de Serrano. Cuatro desde que dejó de llover a mares. Cinco desde que me compré los manguitos de nadar. Era, por tanto, obvio que saliera el sol.

Es que si digo que hoy es el trail de Nogueruelas quedaba así, como soso, no sé. Pero eso, que hoy es el trail de Nogueruelas, pequeña localidad a unos pocos kilómetros de Rubielos de Mora y a unos cientoypico de mi cama. Por lo que toca despertarse a las tres. Ahí es nada. Me desayuno un tazón de vaselina y me pongo la leche en los pies para evitar las rozaduras.

Y no solo eso, si no que te levantas a las tres después de llegar ligeramente sobreentrenado, porque hacer seis kilómetros el miércoles por el río -por cierto, felicidades a los que decidieron poner el carril bici por la zona de césped, me deja sin palabras…bonitas que decir, claro- y otros cuatro el jueves es para llegar atufado a la salida. Y más si el jueves, además, le añadimos que el sóleo izquierdo se volvió a comportar como el p*tosóleo. En efecto, otra vez molestias…a ver si no fue buena idea lo de las botas de seguridad trece horas al día durante tres semanas, vamos, digo yo. Buscar algún tipo de relación entre eso y los continuos problemas musculares que arrastro desde entonces es muy enrevesado. Jose, te haces viejo. Y encantador :) . Pero sobretodo viejo.

Levantarse a las tres de la mañana para meterte hora y media de coche es una sensación…inenarrable. Así que, alehop, ya estamos en Nogeruelas. Son las cinco. Hace sueño y no se rima porque hace sueño y ya. Lo que se empieza a notar es que frío no hará, pero viento…todo el que quieras.

Una vez vestido para la ocasión, acudo al encuentro de mis Duris -sin rancio, que hoy descansa- que, preocupados por mi p*tosóleo, me explican cómo subir para que sufra menos de gemelos. La teoría parece fácil…como hacerse un selfie a pocos minutos de la salida. Alehop, click.


Y, puntuales, se dio la salida. 6.00. Pum. 70 kilómetros por delante y los primeros salen disparados. Eso, oye, nunca lo entenderé. Así que nosotros salimos tranquilos detrás. Viendo las antorchas, y percatándonos que el pueblo llano llano no es y oyendo, de refilón, que a C no le va la luz.

Y eso fue casi cruzando la carretera…y ahí dejé de oírles. Se volvió a liar. Me volví a liar. En el k1 me dio por correr. De momento, cero problemas físicos. Así que se trota bajando y se trota, lo que se puede, subiendo. Se confirma lo del aire. Éste molesta más que el desnivel. 

Y en la bajada, pues ni te cuento. Aunque, a mitad de la bajada va a pasar algo que no estaba contemplado y es que, la derecha, la pierna buena, con la que centro y tiro los penaltis ajustados a la grada, se cargara el p*tosóleo en apenas cien metros. Y la cara, bajando, era de….esto no me puede estar pasando.

Pues sí, estaba pasando. K4 y el p*tosóleo izquierdo que dio problemas el jueves no se quejaba y, en cambio, el chachisóleo derecho se convertía en la peor pesadilla. La subida por pista se hizo andando disfrutando del vendaval y de mi recién añadido acompañante. La siguiente bajada, se hizo igual. El siguiente ascenso, lo mismo y, cuando por fin nos pudimos poner a trotar a eso del k6 notaba que cada zancada derecha era un dolor que no me merecía. Y así una vez...y otra…y otra…y faltaban 64 kilómetros. Que son, por lo menos, 64 pasos.

Y paré a estirar. Y estiraba y ahí no notaba nada. Y las vistas de Javalambre, enfrente, eran espectaculares. Y me pregunté…¿merecía la pena seguir diez horas así?

Y por primera vez me dije a mí mismo que no.

La vuelta me sirvió para ver que el Diablo iba sobradísimo, que C frena a S, poner cara a Zancadas y, sobretodo, que dais mucha envidia haciendo lo que os gusta :)

Éste es el cross que me salió...


…y toca ver si Nogueruelas, a la tercera, es la vencida.

domingo, 1 de marzo de 2015

Trail del Infern: añorando las escaleras del Ikea...

Un sábado a las cinco y media de la mañana hace un sueño que te mueres de sueño. Con esto creo que ya lo he dicho todo. Pues a esa hora suena el despertador porque, a las ocho y a unos cien kilómetros, está Orba, que es un pequeño pueblo alicantino en el que se celebra el Trail del Infern. 

Y tuve a bien apuntarme a principios de febrero, justo antes que empezaran -novedad!!- los problemas de gemelo izquierdo. Que dio el último aviso este jueves. Unas treintaytres horas -así ejercitas la mente- antes que sonara el despertador del Infern: cargado a los dos kilómetros y vuelta andando al coche. Presagio nada bueno, la verdad.

Así que el viernes por la noche tocaba pensar si merecía la pena pues ir desentrenado -tocamos a novedad por párrafo-, con el gemelo en estado chungo -como su dueño- y despertarse a una hora que es superdenoche para que, en el peor de los casos, se fuera todo al garete a los pocos metros de empezar…oye, daba de todo menos moral.

Y la bici está en el mecánico.

Decidido pues, a Orba, a ver aquello. O lo que se pueda. Así que nos fijamos en los horarios de cierre: 2h 40 para los primeros 10 kms y 8 horas para toda la carrera. La opción senderista está ahí, buenooooo…Ya puestos, miramos cómo se llega a Orba. Que también puede venir bien. Hay una salida de la autopista que lo marca, según entiendo en la (pon aquí calificativo despectivo maloliente) de página que miré.

Volvamos a las 6h50. Que es la hora en la que me salgo en Oliva porque no, no hay salida en la autopista que ponga "jose, Orba está aquí, ve preparándote". Y cuando lo miro en el gps dice que, aún falta media hora. Viva. Al año que viene se sale por Ondara, mejor.

Mira tú por donde, es posible que no sufra el gemelo y todo…

Pero se llega bien, se aparca medio bien y vamos por el dorsal. Veo a todos mis mininos. Un poquito de cola y a adecentarse, que vamos justitos. Me reagrupo con mis fieras. Se acerca la hora de la salida. Nos hacemos el selfie molón. Click. Y esperar a que empiece esto...



Y empieza esto. Todo el mundo sale muy rápido menos el menda, que está más preocupado de cómo pisar los próximos 39 kilómetros para que el gemelo no le duela mucho. Interesante carrera se plantea, sí señor. Lo bueno es que, los primeros 600 metros los pasamos en tres minutos lo cual asegura que el primer control de tiempo lo pasaremos con cierta holgura. El segundo ya no lo puedo asegurar tanto, eso sí.

Pasamos al lado del JoseCorreC*ño, azul, como mis oj…como el cielo, como el cielo!! y luego otra vez junto a la salida y, por fin, salimos de Orba. Qué bien!! Todo asfalto!! Llano y asfalto!!. Se deja el asfalto pero no el llanear y ya me muero de ganas de andar y quitarle tensión competitiva al gemelo, así que, en la primera pseudo rampa me descuelgo de mis Duris y empiezo a hacer mi marcha. 

Pero, pese a que solo somos 350 corredores y que hay casi cuatro kilómetros para correr…se hace un tapón en un tramo supersencillo, de ésos de mínoentender. Y entre el tapón y una subidita que me dio por trotarla cogeré unos metritos por delante de mis gatitos para así evitarles el hastío de esperarme todo el rato :(

La carrera, eso sí, en sus primeros siete kilómetros es rapidísima. Y poco montañera. Feucha, para qué engañarnos. Pasaremos por un túnel y toda la opinión de estos tres cuartos de hora iniciales cambiará por completo. Ahora sí, empieza el Trail del Infern. Y lo hace con la subida a Campell. Se deja de correr alegremente y se pasa a jadear subiendo. Algunos notarían los gemelos cargados. Mira el lado bueno, yo no.

Y avituallamos en la Font de Gel. Van diez kilómetros. Y se coge otro tramo de asfalto hasta Vall de Laguar. Se sube trotando pero el gemelo me invita a que no lo haga. Qué c@br#n!!! qué persuasivo es el tío. Y tras un tramito de bajada nos encontramos una senda y un escalón. Y otro. Y otro. Y otro. Todos seguiditos. Todos de bajada. A partir de los 700 primeros uno ya se cansa. Y si hay algún tramo de rampa de madera que los sustituye, en el que un voluntario (por cierto, magnífica su labor, estaban en todos lados) nos avisa que andemos con ojo que puede resbalar, entonces te cae una gota del techo en la nuca y añoras los p#tos escalones del infierno al aire libre, la verdad. Así que toma, hasta que llegues abajo, otros tropecientos mil más.

Y cruzas el barranco y te encuentras una subida. Y toda ella de escalones. Y como llevamos todo este tocho para doce kilómetros -y siete muy rápidos- vamos a empezar a agilizar. En efecto, la subida la hice dando pena. Y creo que di patadas al 70% de los escalones. Bien, jose, bien. K14.

Bajando me sentía cómodo -tal y como venía de serie, claro- pero subiendo me notaba altísimo de pulsaciones. Que igual va a ser por no entrenar eh, no me hagas mucho caso…Total, que bajamos el peñasco que subí dando pena. Volvimos a salir al barranco. K17. Y otra subida. Empiezo a asociar barranco con una inmediata subida lastimera. 

Y más cuando veo que en un grupo de cinco soy incapaz de no hacer otra cosa que apretar por no quedarme. Ay. Y noto otra cosa: me estoy achicharrando. Alehop, camiseta térmica fuera. Chicas, lo siento de esto no hay foto. Así no hay risas. Avituallamiento y a bajar. K18. 

Tercera y última subida del infierno. Ésta es más cómoda que las anteriores. Da incluso para hacer un selfie de ésos sin palo e informar que había que llegar ahí delante, arribica del todo. Como digo, la subida es más tendida, trotable en algunos tramos.


Ya van 21. El gemelo no mejora. Y menos lo va a hacer cuando la bajada a Benimaurell es de un bonito asfalto. Avituallamos. Queda una subida, un cresteo y bajar diez kilómetros con algún repecho intercalado. Parece fácil. Quedan 18 kilómetros. Ya no lo parece tanto, verdad??

Esta subida alternará tramos duros con descansos. La pega es que, en los duros, empieza a notarse la fatiga y en los descansos estás tan cansado de los duros que el trote es tan lastimero que podía dar lugar a la campaña "adoptauninfiernito". K25.

Y una vez estás arriba quedan un par de kilómetros de cresteo. Las vistas son impresionantes, eso sí. Al fondo, el mar. A la izquierda Benimaurell. Jo, sí que está abajo. A la derecha…estoooooo…que las vistas son espectaculares. Y al gemelo izquierdo cargado le va a empezar a acompañar el conato de rampa en la pantorrilla derecha con lo que podemos decir, sin lugar a equivocarnos, que la abuela va a tener mellizos. Pufffff.

Y cuando se acaba el cresteo -con alguna cuerda que no asusta y algún que otro resbalón-, empieza la bajada con su piedra suelta y sin escalones que, claro, ya no sabemos cómo se afronta un problema de este tipo. Así que tras otros tres resbalones, conseguimos poner un trote de bajada más que digno. Lo que pasa es que, por momentos, no ves a nadie. Igual voy el primero y todo, vete tú a saber. Álvaro Pérez Arlandís me hace esta fotaca. 


Eso sí, al silencio de la naturaleza que te envuelve la rompe, de repente, un murmullo de gente. Avituallamiento del 30. Otra vez en la Font de Gel. Solo se le puede dar las gracias a los voluntarios. Éstos, por ejemplo, se van a tirar ahí todo el día. Meritazo enorme el suyo. Sin ellos, en días como hoy, no somos nada.

Y tras este avituallamiento, más bajada. Y un tramo de asfalto. Y unas escaleras que se bajan para luego subirlas. Aquí le pongo un diez al organizador, juas. Y más asfalto. Y tertuliamos con un Rett, un Corremón y su adjunto. Y el asfalto da lugar a la tierra. Y la tierra a otro kilómetro de asfalto. Y subimos el último repecho que es todo de hormigón. No querías caldo…K35.

Y se baja por senda. Y se llega a Murla. Mucho más asfalto para llegar a otro avituallamiento. Y otro más de asfalto para salir de allí. Y un recta enorme perfectamente asfaltada. Y mi gemelo pide que no, que correr no, que revienta. Y se alterna el correr con el andar. Excepto cuando llega la senda. Ahí el gemelo pide marcha. Caprichoso.

Y los voluntarios te dicen dos kilómetros. Luego uno y medio. Luego te dicen que ya está. Y entras nuevamente en el asfalto civilizado. Uy, pues esto es Orba. Y te dicen que no queda nada. Y como somos más pupas que el atleti, entonces se te casi enrampan los dos gemelos y dices…bueno, no, no dices nada, te callas y sigues. 

Y miras al frente y hay una tienda de informática que se llama CSP. La madre que los parió xD.

Entonces giras a la izquierda y la meta, por primera vez en mi vida, no está a tomar por saco si no a apenas cincuenta metros. Chocas la mano con un par de niños y te sientas.

Oye, te lo has ganado.

Gracias a la organización por la foto, claro :)



Se me ve la barriga de gordo zampaflanes, ays...

El track lo tienes aquí y el perfil éste tan chuli lo he sacado de la página de Infern Trail:


¿Qué opinión me deja esta carrera? Como trato al corredor es inmejorable, muchísimos voluntarios que te animaban constantemente a los que solo les puedes dar las gracias.

Como recorrido hay tres partes diferenciadas: Carrera muy rápida de salida al 7, después del 7 al 30, que es un carrerón con sus escalones, su cresteo, sus sendas…montaña pura y dura. Pero desde el avituallamiento de la Font de Gel hasta meta hay demasiado asfalto…aunque también hay que tener en cuenta otra cosa: tengo el gemelo para cambiar :)