domingo, 25 de septiembre de 2016

Volta a Peu a Bellús: la de 39

Y allá por mayo, ya acabamos de modo poco potable -novedad- la carrerita de San Antonio de Requena así que, en un alarde de inteligencia, prudencia y demás virtudes relacionadas, nos apuntamos la semana siguiente a Teresa de Cofrentes (uno de esos pueblos que parecen sacados de los programas que los oyentes piden una cancioncita para dedicar). Y allí, la cosa no fue muy bien, el modo poco potable se convirtió en dolor y ese dolor implicó un descanso ligeramente largo. Vamos, que toda la fama por el hecho de quedar de los quince primeros -complicado cuando solo corren cincuenta, la verdad- quedó en un segundo plano.

Y, mientras tanto, hicimos una donación al ultra de Jaca. Y dieron una camiseta hecha en Paterna. Globalización le llaman. Y eso, lentamente planeamos el regreso. Un fisio, otro fisio, un médico, que si corrientes, que si masaje, que si riesgo de infiltración, que si ondas de choque...y entre pitos y flautas, pasó el verano, posé todo buenorro en Beixalís...



Y, como decía, empezamos a trotar tímidamente por el río, con dolor, y por el monte, con no tanto. Y hace dos semanas cayeron diez kilometrines. Asombroso porque el Garmin me felicitó y todo "nuevo récord" decía...entre eso y los mensajes de correc*ño no sé si fue una compra acertada, la verdad. Y, eso, la semana pasada cayeron trece. Y la molestia parecía controlada. Y el martes dimos otra vuelta de tuerca...cuatro por el río. Y otros cuatro el miércoles. Y el jueves, tiramos todo por el balcón...cinco cayeron. Los del Sporting creo que no se ríen.

Así que con ese sobreentrenamiento, o rozándolo, tuvimos a bien apuntarnos al Special One Trail de Bellús. No entiendo el de...pon un of y así luego podemos ir a quejarnos que es que se está perdiendo la influencia de las lenguas oficiales...En fin, que le llamen como quieran. Para allá que fuimos.

Y, como hacen los cánones, o los descerebrados...a las doce y media estábamos por el Carmen. Le echamos conocimiento y cerramos pronto. Más que nada para evitar que coincidiera la hora de llegada con la que debía sonar el despertador. No, que va, eso era el siglo pasado. Sonaba el p*to móvil. Menos para llamar...para lo que sea. A las 4:40 sonó.

No es necesario hacer esa reflexión tan manida de ...pagas, madrugas, te vas a tomar por saco, te cansas y vuelves...¿voluntariamente?. A todo que sí. Total, unos minutos pasadas las cinco, nos íbamos a buscar este pueblecito de La Costera (The Costera) que estaba pasado Xativa. Y este matiz hay que indicarlo porque llegar a Xativa es fácil. Buscar la N-420 también. Pero cuando a ésta le cambian el nombre y pasa a ser una CV...total, que cogemos el móvil para llam...digo, para poner el gps. 

A una carretera de montaña nos guió. Oscuridad, curvas, quitamiedos de hormigón, arcén inexistente...ha llegado a su destino. El mierdas ha dicho ha llegado a su destino y estamos a mitad de la nada más oscura que existe, con su quitamiedo que no lo moverás a pulso, ya te digo. Kilómetro y pico más abajo llegaríamos a Bellús. Pequeña población a la que daremos dos vueltas antes de encontrar la zona de salida/meta. En la carrera, posteriormente, no daremos ni una.

Así que a las seis estábamos allí. Menudo tocho se avecina, lo sé. Coincidí con Óscar, un chaval bastante majo de Alzira que no sé si merece la bronca que le esperará a llegar a casa pero, bueno, lo dejaremos en que era buen chaval. Cogimos la bolsa. Su camiseta, su agua, su revistita y su caldo Aneto con el que pensaba alimentar a los cuatro sobrinos pero que...una vez visto, creo que igual me los llevo al McDonalds y santas pascuas.



Como detalle anecdótico, la alcaldesa de Bellús estaba ahí, la primera, dando dorsales. Y es curioso, es que la imagen que tengo de alcaldesas es...diametralmente opuesta. 

A las siete la alcaldesa había dado ya todos los dorsales y ahora dio la salida. Porque iba de calle...si no, se pone a correr la tía sobrada. Pues eso, que salimos a las siete. Como Bellús tiene farolas, pues se veía. Cuando dejó de tenerlas. No se veía. Usamos el frontal. Tampoco mucho, unos veinte minutos por asfalto y pista principalmente. Te quedas pensando si no merecerá la pena retrasar la salida media hora para no cargar con ese peso adicional -que no es que nos vaya a desviar la columna o machacar vértebras- y hacerla toda diurna. The Special Trail Of Bellus looking all time. La leche, vamos.

Y, como decíamos, la primera parte era pistera/asfaltera en casi su totalidad. Y si desaparecía la pista, daba lugar a un barranco lleno de pedrolos que ya nos indicaban que los tendones no se lo iban a pasar del todo bien. Y más cuando esos primeros ocho/nueve kilómetros fueron totalmente corribles. Por fin llegó el décimo kilómetro y aparecieron las primeras cuestas. Y, si llegamos a saber que eran tantas, casi que mejor habernos quedado dando vueltas al barranco que tampoco se estaba tan mal, oye. Que ahí estaba el primer avituallamiento...en el que ni paramos.

Y, bueno, que la primera subida era corrible -o no pareció tan dura-, así que la hicimos andando. Y llegamos arriba bastante enteros. Y había una cruz. Y otro avituallamiento. Y los chavales que allí estaban, estaban mejor. Sofá y cazalla tenían. Supera. Así que bajamos por pista, luego senda. De momento los tendones daban tregua. Ya nos hemos ventilado la primera subida. El kilómetro trece cae en hora y media. Tenemos el primer tercio. El único de ayer fue sin alcohol. Mejor ni comentarlo.

Y la entrada en el segundo tercio fue descendente. Pero enseguida volvió a ser ascendente. Y esa subida también era corredora. Luego la hicimos andando. Primero zona de senda y luego pista. Llegamos arriba bastante bien en base a como nos presentábamos en la salida, obvio. El tramo de pista, sin embargo, tiene mucha piedra (no estoy pidiendo una carrera de montaña subiendo al Oronet, eh) y los tendones...bueno, lo disfrutan. 

A estas alturas de la carrera ya empezamos a darnos cuenta de una cosa. En el perfil que nos han puesto en el dorsal...de momento los avituallamientos ya no cuadran. Más grave será cuando, llegando al mismo, me dé simplemente por llenar los bidones y no beber nada allí. Y justo empezar la tercera subida. Y esta, a diferencia de las anteriores, no era corrible, así que hazte una idea -si has llegado hasta aquí- de cómo la subimos. Se puede explicar ese kilómetro en un cuarto de hora porque se subían 170 metros...vale, no cuela. Se coronó.  Bueno, no, que todavía quedaba un cresteo. Se cresteó y, ahora sí, se bajó. Y aquí se suponía que estaba el siguiente avituallamiento. Pues va a ser que no. Subiremos por una senda en paralelo a la carretera por la que llegamos cinco hora antes y ahí sí, un kilómetro después, un kilómetro reventado después, apareció el avituallamiento. No recuerdo si dejamos algo para los que venían luego.

Y se siguió subiendo. Y después se bajó. Y aquí ya la bajada empezó a ser infernal por el tema tendinoso. Encima, tenía su miga. Por aquí pasaron los tres primeros de la carrera de 27. Y tal como pasaron, se fueron. Y se queda uno pensando que con 27 igual la cosa habría estado bien. Habríamos penado menos tiempo. Habríamos salido más tarde. Habríamos estado menos tiempo por ese terreno en el que las piedras salen de la tierra actuando como cuchillos sobre los piececitos de quien lo narra, así, con una lágrima cayendo de paso.

A estas alturas, los problemas de la ubicación de los avituallamientos pasaba a un segundo lugar. Ahora lo que no cuadraba, directamente, era el perfil. Encontrarte un cartel de kilómetro 30 a 160 metros sobre el nivel del mar cuando el perfil indicaba más cerca de los cuatrocientos...pues ayuda, en el momento que nos encontramos, camino de la quinta hora a preguntarte qué mierd*s pasa aquí. Por un momento, no sabes si queda una subida, si está será dura, si no lo será...porque, además, nos acercamos al desnivel acumulado que se indicaba -1500-. Las dudas se disipan pronto, queda una subida. Y ahí se ve. Hay que ir ahí. Y ahí, es ahí...arriba. La única senda que se ve el final...la última. Por cierto, a las doce el último domingo de septiembre, hace calor en Bellús. Y ahí, más. Se sube, no sé cómo...pero se sube. Otro avituallamiento. 

Según el perfil, tras ese avituallamiento se sube nada y se baja. Dos kilómetros más tarde, ya ando en modo mec*goentodoloquesemenea. Los tendones no van, molestan, las subidas se perpetúan, las bajadas son inexistentes y, cuando las hay, pues volvemos al tema de la metáfora. Cansado, dolorido y desencantado con el perfil. ¿Qué más puede pasar?

Pues puede pasar que la senda salga a una vía de tren. Que el recorrido vaya unos metros por las traviesas del tren. Ríete del paso a nivel de la París Roubaix...c*ño, que aquí vamos por las mismas vías. El desnivel ya anda por los +1600 o +1700...y llega el momento nometoqueslohuevos...me estás diciendo que vamos por las vías del tren en dirección a un túnel -para darle un toque más...- la senda sale a la izquierda y tenemos que coger una senda a la derecha que va a salvar el túnel (por arriba) para coger la senda de la izquierda.

Pues eso que lo haga quién quiera, yo me voy para la izquierda. Otra bajada y ahí me castiga el karma. Ahora resulta que hay un río que hay que salvar por un paso de, unos cuatro metros de longitud -tres zancadas- y medio metro de ancho. Sin nada para agarrarse. Me viene a la mente el tablón de Botamarges, que tampoco lo hice.

Pasa, han pasado todos, dicen.

Mecagonlaeche, pero no os dais cuenta que hay gente que pasar por ahí se puede cagar. Me dices que existe eso y no me apunto. Lo siento, no me fío de mi equilibrio, de mi torpeza...llámalo como quieras y que no, que por ahí no paso. Ale, a buscar alternativa. Vuelvo sobre mis pasos, aparece una senda a la izquierda...atravieso milquinientos cañales de ésos y salgo al río. J*der, aquí es más ancho. Otra vez a volver. Y me tiro para arriba, a subir a donde estaban las vías. Ahí había unos de Protección Civil...que me cuenten por donde han ido.

Me recomiendan seguir las vías, pasar el túnel. Si no fuera porque lo he escrito, me veo saliendo en la crónica de sucesos. Paso el túnel. Ahí sí corro, mira tú por dónde. Por tema de física, si dos cuerpos van en direcciones opuestas a diferente velocidad, los dos se hacen daño. Pues eso, que el tren no me haga migas a mí solo :). Volvamos, decían de coger una senda a la izquierda. Como no me dan distancia salgo en la primera. Bajadita y veo que coge dirección hacia la izquierda bastante peligrosa...j*der, j^der, j*der...al mismo p*to paso. Ahí ya me bajo al río, tampoco cubre tanto...la única pega es que irás con las zapatillas mojadas. Los voluntarios me dicen que ellos son solo voluntarios (un díez por ellos, faltaría más) y yo les expongo la queja...que no es tan complicado, hay dos pilares a ambos extremos...que se ponga una cuerda, una cadena o algo.

Sigo siendo el mismo cagao que casi se queda enganchado a una piedra en el Paso de Claveles, que se le va a hacer...

De aquí a meta, a un par de kilómetros sigo maldiciendo todo. El tren, el perfil que no se ajusta, la m*erda del paso ése, el +1500 que no existe, un perfil en el dorsal del que no te fías,  todo eso aliñado con un par de tendones a juego. Así que la entrada de meta no es que esté en el anuario de entradas emotivas, la verdad.



Bueno, dando esta vuelta sí que salieron los 39 kilometrines.

A ver...ahora analizo: nada, que no me esperen más. Los voluntarios de diez, tanto en los avituallamientos como en meta; el recorrido con mucha vegetación pero muy diferente...un primer cuarto muy corredor, una parte intermedia selectiva y un final de fiesta duro por el terreno, la temperatura y el cansancio; el precio...normal.

Pero como me hago mayor, pues me hago más carca y eso...no compensa levantarse a las 4:30.

Por cierto, si le das la vuelta a esto, gano.


Y si no se la das, pues no. 


domingo, 24 de abril de 2016

Trail de Requena: la que salimos como aviones...

…más que nada porque la salida era en el Aerodrómo de El Rebollar. Para más señas, a unos doscientos metros del toro de Osborne.

Esos doscientos metros que coinciden con el final de la carrera y, misteriosamente, se hacen eternos.

Haremos un breve resumen porque, corremos menos carreras pero todas tienen el mismo patrón. A saber:

A las 6:40 de un domingo suena un despertador. Si ya te cuesta la noche de antes ponerlo a esa hora, no te quiero contar el despertarte.

Llegas una hora antes a la salida, te dan el dorsal, la bolsa -con botella de vino, camiseta, calcetines…bastante buena es el resumen- y te encuentras con que a las 8:30 estás en el coche pensando qué haces. Pues habrá que correr. La labor de concentración continúa en la zona de salida diez minutos sentado en una silla. Estrés a la máxima potencia. Fijo que en esos diez minutos, Dámaso se podría afeitar. Sigamos.

Podía haber estado veinte, porque la salida no se dio a las nueve, si no un poco más tarde para esperar a los que no han venido con tanto tiempo. No sé yo si en la CSP me esperaron a que perdiera la bolsa, pero bueno, no importa. Me quedo viendo los coches clásicos que pasan cerca de los huevos del toro que domina el paisaje. Me gusta un Delta. En meta, lo cambiaré por un Seat 124.

Si el toro domina el paisaje es porque no quieres mirar a la izquierda, que es donde están las cuestas que hay que subir. Mucha vegetación. Sombra…bien!!. Hace un día muy soleado y no es plan de achicharrarse tan pronto.

Tras dos semanas saliendo al río a hacer unos 20 minutejos (bueno, algún día hemos llegado a 27, toma ya!!) a cinco de media, los dos primeros kilómetros llanos no nos asustan. Me asusta la velocidad a la que los hagamos. Motivo para el pavor: llevo un dorsal. Que el dorsal no cubra la totalidad de mi abdominal generado a base de flanes o yogures griego no es el mayor de mis problemas. Lo es el hacer estos kilómetros a 4'30''.

Ahora enumeraré unas consecuencias derivadas de este problema, pero antes pondré una foto que no tiene nada que ver, pero me apetece. Hala.



Retomamos el tema. Decíamos que movernos a unos ritmos que son superiores a los que uno se suele mover en una carrera de montaña tienen una serie de consecuencias:

a) inútil!!, después del tramo llano viene la subida, así que si adelantas a mucha gente para ir para delante, la posibilidad que la gente que hay delante para a andar en esa primera subida es más reducida y te toca subirla casi agonizando para no hacer tú el tapón.

b) manitas!!, te toca coger una brida y enganchar el corazón para que no se te salga por la boca. Y recuerda que plástica la aprobabas porque tu hermano te hacía los…uy, perdón, mi carrera política a la m*erda.

Ah, no, que estamos en España. Bueno, eso, que tu hermano te hacía los trabajos de plástica, pretecnología…hasta los recortables de los Kellogs. Con lo que se puede sustituir por inútil nuevamente.

c) gordo!!, si te hacen foto, no podrás colgarla.

El hecho que esa subida se haga, se jadee, la camiseta no dé de sí por esa especie de respiración más propia de un elefante que de un humano y tal, adquiere una relevancia cuando vemos que se está produciendo en el kilómetro tres!!!

Al inicio del kilómetro tres, matizo. Te quedan veinte. Hala, disfrútalos.

La bajada no la hago especialmente mal. No adelanto, no me adelantan, no me caigo, no me como una rama…ni paro en el avituallamiento. Empieza la subida. Salimos de la zona de confort.

Salir de la zona de confort no porque sea subida, si no porque la última vez que corrí más de seis kilómetros era hace casi un mes. Terreno inhóspito. Sonido de "elhombreylatierra".

En los tramos de subida se andará. A veces se trotará. El tendón me molesta desde la salida. Los gemelos/sóleos de ambas piernas se van turnando cumpliendo la condición necesaria que, a cada zancada, tenga un mínimo de dos dolores. Buena idea de enganchar el cuore con la brida, porque si no serían tres y ya es un rollo. En las bajadas se trota medianamente bien.

Isabel Escudero plasma en esta foto esta táctica tan compleja.



El segundo avituallamiento está en el diez y es el único en el que se para. Aquarius, plátano y al lío. Mismo plan. Subida andando o trotando con la única salvedad que, conforme pasan los kilómetros, las piernas cada vez se asemejan más a unos palos. No por ningún tipo de operación bikini, si no por el combo gemelos agarrotados + tendones inmóviles. La carrera se estabiliza. Mi pulso no. Los que están por delante están a tomar por saco. Los que están por detrás no preocupan…a no ser que petemos.

"Micrófono de Plan". En el pasado trail de Sobrarbe -el del tongo en el concurso de relatos- se producía un efecto desalentador: oías al speaker y andabas -a esas alturas no corría ni dios- y dejabas de oírlo. Esto pasará aquí también. Notas como la carrera coge dirección Requena cuando el comentarista está ahí, cruzando la calle. Cosas del kilómetro 16 o 17 o 18, no sé…pero acabando.

"Bucle del infierno": del recorrido se ha hablado poco, dos kilómetros de pista llanos iniciales y luego un subebaja sin subidas especialmente duras -a no ser que hagas ese tramo inicial a muerte y luego…pues eso-, bastante corrible -ya si entrenas tiene que ser la leche- hasta que llegas a un bucle, pasado el 19 en el que la subida es dolorosa (curiosa sensación ésa de notar los gemelitos a punto de romperse en cualquier momento) y la bajada es todavía peor. A esa bajada peor le sigue otro tramo de senda ascendente. Ah, aquí y ahora es el tramo en el que petamos. Quedan dos…y volvemos a coger dirección Requena. Sudores fríos.

Los que están por detrás, como decía, no preocupaban. Más que nada porque venían, se les cedía el paso y se iban. Y pasaban a estar delante. Y a tomar por saco en cuestión de segundos. Afortunadamente sólo lo harán tres o cuatro. Más no podían porque la participación no superaba los 150 inscritos y porque sólo quedaban dos kilómetros.

Nota mental y recordatorio para próximas ediciones: El repecho del 19 es duro. El del 20 más y lo que lleva a meta más aún. 

Conclusión egoísta, individual o cristianaronalda: He llegado a meta con ganas de quitarme el chip y sentarme. Y de tirar un penalti. Bueno, lo primero no, pero tenía que hacerlo…así que quedar el trigésimosegundo es lo máximo a lo que se podía aspirar y se ha conseguido. Ay, qué cansancio tú.

Nuevamente Isabel Escudero me saca en meta ante la atenta mirada de Arbeloa y un colega suyo.



Conclusión general de la carrera: Muy buena carrera la organizada en El Rebollar. 22'5 kms de pista y senderos con nada de asfalto. Y si lo ha habido no me acuerdo. Cinco avituallamientos -aunque el primero es prescindible, creo-, buena bolsa y recorrido más que aceptable en términos de deleitarse con la vista -bueno…eso creo, que tampoco es que haya visto mucho-. Recomendada!!
Ah, éste es el perfilucho.



Enguera, Xativa y Requena…¿te imaginas que las mejores carreras no son las más masificadas?

domingo, 13 de marzo de 2016

Trail Superllano Serra Vernissa (22k, +1700)

¿Cómo empezó todo?, ¿cómo se apunta alguien en su sano juicio a dar una vuelta por los alrededores de Xàtiva así, sin motivo más aparente que el de ir a sufrir?. Pues yo os daré mi versión y, como es la mía, omitiré toda culpa para cargársela a C…y es que el amigo me recomendó unos flanes deluxe y, claro, había que quemarlos.

Y el sábado los compré. Y estaban buenos. Pero como no distinguía cuáles estaban mejores me comí dieciséis. Y luego vi que el Trail Vernissa permitía inscribirse en la línea de salida. Así que preparé los trastos, conté cuatro ovejas y, en cerocoma, el despertador sonó a las 6.30. Sí, de un domingo. Pasamos del tema.

6º marcaba el JoseCorreC*ño cuando un Guardia Civil, a la entrada de Xativa, tenía intención de hacerme soplar. Postivo en Colacao. Voy a una carrera. Y pasé. Y en nada me encontré con la salida. Y aparcar fue fácil. Poco más de las 7.30 y, por mí, podíamos empezar ya. Bueno, que con la rasca que hace tampoco pasa nada si esperamos.

Por cierto, estamos en Xativa donde se va a realizar el Trail Serra Vernissa, una carrerita de 22 kilómetros con alguna que otra cuesta para sumar cerca de los 1700 metros positivos de desnivel. La salida se dará a las nueve y, mientras esperamos, intercambiaremos unas palabritas con Javi. Y me dirá algo así como que la última subida es la dura, bah, igual exagera…o no.

De todos modos, ponemos cara de concentrados y click.



Y a las nueve se dio la salida. Y éramos poquitos en la salida (sobre 150). Y era raro eso, porque tenía pinta de carrerón sobre el papel -que realmente así sería-. Entonces, volviendo al tema, pasó lo que tenía que pasar, que se dio la salida y me daba vergüenza eso de girarme y no ver a nadie, así que salimos a corretear. Parece que eso de los +1700 no tenía mucha importancia…

En el primer repecho ya nos liamos a andar, y ahí entendimos lo duro que es ser primero…porque nosotros, ahí, a mitad de grupo, se te pone a andar el delante y dices, jo, vaya…y te pones a andar. El primero, aplicando el teorema del postureo, eso no puede hacerlo. Y, claro, le toca subir corriendo todo.

Bueno, ya recuperará bajando. Aunque luego le tocará cansarse otro puñado subiendo a la ermita. Ese problema, por ejemplo, yo no lo tendré. Eso sí, lo de subir andando y el pulsómetro rondando el 170 es de todo menos esperanzador. Y más cuando a la ermita le sigue otro repecho. Con lo que, yo no digo nada, pero la ermita la pueden subir todavía más arriba. Si quieren, claro…

Y con un +1700 las bajadas sabes que por pista tendidas no van a ser. Y eso lo vemos en la primera medio seria. La verdad que menuda manera de malgastar marcas con lo de "bajada técnica". Habría sido menos costoso indicar las que eran fáciles. Igual solo marcan una, que ahora ya tengo mis dudas…

Y aquí llevábamos tres kilómetros ya y en cada uno había habido una subida de liarte a andar…así que, cuando nos acercamos al cuatro y vimos que la gente subía por ahí, y que por ahí me refiero a un tramo de emplear manos utilizando los peldaños que había de una vía ferrata me dieron ganas de preguntar si iba a ser eso así todo el rato que tampoco me comí tantos flanes.

Una vez arriba -ahogado, no hace falta decirlo- se cresteó un poquito y luego vino la bajada libre. Esto es: tienes que llegar abajo, tú baja por donde quieras. Te ponen unas cintas a modo de puertas de superdescenso de esquí y, ale, pa'bajo. Y una vez abajo, nos encontramos con un tramo preocupante. Sí, un kilómetro, el quinto, en el que sólo se trota. Experiencia novedosa ésta de enfrentarnos a un kilómetro en el que no hay riesgo que ninguno de mis órganos internos se me salga por la boca sin darme cuenta.

Pasaremos el primer avituallamiento y para no terminar de disfrutar el agua…zasca, para arriba otra vez.  Pero vamos, tampoco vamos a exagerarlo mucho porque, apenas un kilómetro y medio después, ahí sí que se tiene que decir eso de "para arriba" en todos los sentidos, que la cosa coge una pendiente interesante (170 metros en medio kilómetro) y que, una vez coronado, para, que te mueres, que ese color rojo no tiene que ser muy bueno. 

Y, con dos c*jones -y poco conocimiento, lo cual suele estar, a menudo, relacionado- llegamos arriba y seguimos. Bueno, tampoco es que el cresteo posterior fuera de saltarme los radares porque ya podemos empezar a darnos cuenta que muy frescos no es que estemos. Y en la bajada ya me veo cansado. Y, lo más importante, que vamos en un grupo 3 o 4 y, para ir en grupo yo, es que no puedo con mi alma. 

Pues quedan más de doce kilómetros y un porrón de desnivel. Ale, majo…bueno, ahora que caigo, la verdad es que todas las crónicas son igual de lastimeras. Generalmente, lo único que cambia es la localidad en la que se produce el "petamiento"…así que tampoco voy a desarrollar mucho esto. Lo único novedoso es que nos encontraremos el primer avituallamiento serio pasado el kilómetro diez y aquí, ojo, la media por kilómetro ya es superior a los 9 minutos.

También suele ser diferente el sitio en el que paro a, uy, a ver cómo lo digo, bueno eso…y es que está haciendo calor y la camiseta técnica y el estómago están haciendo un combo de lo más curioso. De todos modos, no pasa nada, seguro que las naranjas de esa hanegada salen muy buenas. Pero que si las tomas de dos naranjos más allá, tampoco pasará nada. Prevenir, le llaman.

Volvemos a la carrera. Nos vamos a poner en las dos horas ya. Segunda subida importante. +180 en unos 800 metros. Tampoco es para tanto, la verdad, pero, de verdad, no puedo con mi alma. Ni con mi hombro. Salvando un escalón, Heman estaba por ahí para ayudarnos a subir y todos vamos a acabar quejándonos de la fuerza con la que nos hacía subirlo. Vamos, porque está el rozamiento con el suelo y algunos árboles que impiden la línea recta, pero creo que, si se lo propone, es capaz de mandar a uno desde abajo arriba del todo.

Lo único bueno es que, una vez arriba, aparecerá una bajada de casi dos kilómetros. Este tramo lo haremos con los coleguitas de la modalidad sprint que no saben de la que se van a librar cuando los incautos de la larga nos desviemos a la derecha. Y sí, Javi tenía razón, voy a dejarlo en eso. En unos 800 metros se subirá cerca de 250. 18 minutos de broma para arriba. Y esta vez sí, se paró arriba. Alguien puso una cruz. Estoy superseguro que no la subieron por ahí. 

Y si la subida tenía tela, la bajada no te cuento…solo diré que también había escalones de una vía ferrata y cuerdas y tierra suelta y, según el strava, esto era más duro, que los 250 metros se salvaban en 700 metros. Por ahí tampoco subieron la cruz, fijo.

Y Tino Hernandez capta con todos los detalles esas habilidades que me hacen destacar como descendedor que, cuanta mayor es la pendiente, mejor me desenvuelvo. Ja.



Y ahí volvimos a coincidir con los del sprint…y un par de chicas preguntaron qué tal era. Y yo dije que una magnífica persona pero que menos mal de la que se habían librado…y entonces el sprint bajaba a la izquierda, se veía Xativa, se oían las bandas de música…y nosotros nos íbamos a la derecha. Como está escrito, para arriba. Y ahí nos pusimos en modo jugador del Valencia aleatorio, que se acabe esto pero yo ya no corro más a no ser que la gravedad me empuje de tal modo que me vea obligado a ello…vamos, que la comparación es acertadísima, ahora que caigo. Por momentos, pienso que me puedo ir a las cuatro horas para una carrera de 22 kilómetros. Vamos, que los patrocinadores que ha perdido la Sharapova no van a ir a por mí, eso está quedando más que claro…en fin, sigamos.

Y tras ese repecho vino un avituallamiento. Y si la chica acepta, corre ella y yo me quedo allí. Y eso que solo quedaba subir al Castillo. Y como dijo que no, tocó seguir llameando todo feliz…Pau García lo plasma así de bien :)



Y, como decíamos del Castillo, que las posibilidades que, en todo el tiempo que llevaba ahí hubieran hecho un túnel para no tener que subirlo eran más o menos remotas. Y más todavía cuando empezamos a subirlo. Pero claro, si vuitmil, noumil, deumil, docemil, dos milions de peles se quedaba la pasta…difícil que se promoviera. Así que subimos. 

Y bajamos.

Y 3h45 y meta y ya.

Y voy a poner el perfil por poner algo



Pues eso, otro carrerón que se tienen montado en La Costera…si el Trail Umbría - La Plana (Enguera) fue una pasada, éste no se le queda atrás eso sí, reservad un poquito, que el final se hace algo duro. Y, nada, solo queda felicitar, como siempre, a los voluntarios que son los mejores y la gracia de todo esto.

Ah, lo más j*dido de todo es que…es para volver, y no a la sprint :)




lunes, 7 de marzo de 2016

Gran Fondo Santo Espíritu


Interesante la prueba que se celebró el pasado domingo en las cercanías del Monasterio de Santo Espíritu. Las dificultades para aparcar auguraban un éxito sin precedentes para este novedoso Gran Fondo apenas publicitado. El hecho que fuera domingo y Santo Espíritu sea, además, un área recreativa ideal para pasar el domingo sin irse a tomar por saco de Valencia no tiene nada que ver, claro.

Así que, una vez aparcado, localizado por gps, hipermegasobrehidratado y, lo más importante, hechas dos palabritas bastante buenas en el apalabrados, nos pusimos al lío. Son las 12:27, creo que sí, es hora.

Por delante, lo que me apetezca. A poder ser, sin cansarme mucho. Así que, a riesgo que eso pueda ocurrir, lo mejor es liarse con la subida del Gr para, básicamente, quitarnos la tontería rápida ésa de correr bastante. O algo. O lo que se pueda. El resumen es que, apenas un cuarto de hora después, jadeando llegamos arriba. El Strava dice que hubo un día llegué más rápido ahí. Ah, sí, el del petardo en el c*lo. Que no espere nadie que lo mejore.

Como la tontería no se había ido del todo, enfilamos la bajadita, la senda se tornó pista y, tras asustar a un par de senderistas (juro que sólo les dije hola…e iba a 160 pulsaciones…vamos, que si no me oyeron igual va a ir siendo hora de hacer caso al bocachancla ése de los Alcántara, el que patrocinaba Gaes, ése mismo) cogimos el desvío que lleva a la pista que rodea la Mola. 

Es curiosa lo maja que es la gente, que corta ramas de pinos en buen estado para que no podamos pasar por ahí. Y luego te acuerdas de los permisos del GR, esa volta a peu donde parece intolerable ir por la pista del Poll -sí, pone pista, por donde pasa la gente con su 4x4- pero, en cambio, luego ves que la gente poda árboles a su gusto para impedir el paso en un tramo que, en ningún momento, se indique que sea privado, por ejemplo.

Total, que con gran agilidad, sorteando pinos -y no ost*as, porque se las llevaría todas el de la sierra- nos plantamos en la pista que rodea la Mola. Aquí ya hay marcas naranjas de unos que madrugaron un rato más y, viendo la hora que es, ya tienen que estar descansando en Serra. Volvamos a lo nuestro, vamos a subir a la Mola. Aquí vuelve a pasar lo mismo, sólo que está vez han tenido la delicadeza de, a lo largo de la senda, poner piedras o arbustos secos para impedir el llegar al tramo complicado, conocido como la caries. Valga decir, que aquí, las ganas de correr se tienen que quedar en la pista que rodea al pedrolo. Por lo menos, las mías.

Así que usando las manitas para avanzar y, al mismo tiempo, evitar que se me salga el corazón por la boca -habrá momentos que realmente necesite cuatro y tenga que parar a organizar mis prioridades- llegaremos arriba y, lamentablemente, observaremos los daños causados por el incendio de la víspera. 

El aire es tan interesante que te invita a seguir corriendo. Bueno, a decir verdad, te invita a que no te quedes ahí mirando. A seguir corriendo te invita el que, una vez arriba, toca bajar. Y primero lo haremos por senda y, a continuación, por la pista. En un par de kilómetros, nos plantamos en Segart…llevamos ya seis.

Madre de dios, ¿cómo me enrollo tanto?. Modo telégrama. Subimos Gr. Más cintas naranjas. Menos capacidad pulmonar. Corono ahogado. Pista a la izquierda. A buscar sendas. Primero de bajada. Jiji jaja. 10 kilómetros ya. Ahora estamos en un PR. Me acuerdo porque, en ese primer repecho, las marcas que veía en las piedras eran verdes y blancas. Y, al mirar hacia arriba, ahí estaban. Ah, por cierto, empiezo a estar ya algo cansado. Igual de no hacer nada, vete tú a saber…

Y como tras ese repecho hubo una minibajada y se hizo de forma tan lamentable que dejó en ridícula la posterior subida que sólo fue lamentable, entramos en un peligroso bucle consistente en dar lástima en las subidas -así se salió a la pista y así se alcanzó el Xocainet- y pena en las bajadas -porque la bajada del Xocainet justamente no puede definirse como un clínic de descenso-. Vamos, que cuando aparecí en la senda que nos llevaría al pie de la Cruz, casi que con dar gracias iba más que servido.

Y bajando el último tramo, ése de piedrolos que llevan al cemento, había un grupo de niños domingueros. Y yo iba con la mochila, el gps, las gafas de postureo y, claro, significa que había que adelantarlos a todos. Y había una chiquilla que levantaba medio metro del suelo que no tenía c*jones a pillarla. Menos mal que le dio por esperar a sus colegas de tamaño Messi que si no…bueno, que si no me toca acabar el resumen con un párrafo menos.

Y del cemento salimos al monasterio. Y ya está bien, que demasiado han dado de sí quince kilómetros mierdosos :)


Y perfilucho.


Y así, con esta birria de explicación, nos ventilamos casi quince kilómetros (que salen, creo, si sales y acabas desde la misma terraza) y mil positivos o novecientos o tan solo setenta y cinco dependiendo del programa que uses.

domingo, 10 de enero de 2016

De adivinanzas en el GR-10: de pista a pista.

Lo mejor, lo más indescriptible de despertarse uno a las cuatro de la mañana, ir a Puzol, hacer una carrerita que le tendrá ocupado -spoiler- parte de la mañana y algo de la tarde -fin spoiler-, volver a casa, ordenar la correspondencia y demás cosas útiles que hacen que te duermas hacia la medianoche es que, al día siguiente, estás despierto a las p*tas siete de la mañana!!!!

Así que retrocedemos un poquito en el tiempo y nos vamos al primer sábado de rebajas del año, a hacer  cola a eso de las cinco de la mañana en el pabellón de Puzol para que nos den la bolsa con detalles varios y, lo más importante -o lo más loco, llámalo como quieras-, un dorsal que te permite correr el GR-10 que, recordemos, es una carrera que va de Puzol a La Pobleta por uno de los caminos más largos que hay. El otro es vía Bilbao, creo.

Aunque, para qué engañarnos, la cola no fue tal. Como Francis se quedó to'loca al ver que vine antes que ellas, me acercó el dorsal, me explicó la localización del chip y todo con la condición que no dijera nada de lo ocurrird…ups!!, merda!!

El paso uno ya estaba hecho. Ahora solo faltaba que vinieran mis compañeros gatunos. Y vinieron. C estaba muy gracioso con la luz blanca de posición. Ah, no, que era el frontal. C estaba muy gracioso con el frontal ése que era incapaz de iluminar una piedra a, espera que tome medidas, sí, eso, a treinta centímetros. Así que hizo bien en tirarlo. Por lo demás, el resto muy bien. Lo importante en una cosa de éstas es decir aquí estoy y vamos a intentarlo. Luego las cosas saldrán mejor o peor, pero el momento de la salida no nos lo quita nadie. Y el selfie tampoco, claro. Click.



Y como GR es igual a Isaac. Qué envidia le debimos dar ese primer año en Gátova, pues ahí estaba el muchacho a por su parchecito. Muy tristes y preocupados, como tiene que ser...


Y a las seis se dio la salida. Y salimos atrás. Novedad. Sí, éramos pocos pero salimos atrás, porque nos girábamos y no había nadie más. Conclusión irrefutable. Y en cuanto cogimos la primera calle ahí empezó la carrera en solitario. Les lié un poquito para se apuntaran, que se lo iban a pasar muy bien, que había tramos que olía a romero, que no había problemas para aparcar…y a los doscientos metros les dejé solos.

Y a los doscientos metros se fue, menos mal. Debieron pensar.

Y el primer kilómetro salió por debajo de cinco. Y en el segundo ya había un puente. Y ahí dije, ya no corro más, que me ahogo, subiremos a Penyes en mitad de este grupo. Y la senda tiraba para arriba. Y, aunque lleváramos luces, lo bueno que tenía esta subida es que no sabías hasta donde se llegaba. Cosas de la oscuridad. El tapón de Penyes se cambió por pista -biennn- y, una vez coronado, pasó lo que me pasa siempre en esta carrera. Empiezas la bajada en un grupo de ocho y llegas abajo solo no, lo siguiente. Tampoco es algo que me afecte, pero como es lo único digno que haré en esta primera parte pues voy y lo cuento, va.

Con la noche enfilamos el segundo ascenso del día. Por el camino, evité ganar cuatro posiciones porque los de delante se desviaron hacia el Pico del Aguila siguiendo una bici -uno, que es un buenazo- y eso, al lío, a subir. Aquí, el espectáculo de luces zigzagueantes subiendo debía ser una pasada…para quien se girara, claro. Yo voy notando, como llamarlo, ah, sí, una serie de problemas gástricos que desembocarán en, una vez arriba, una literal bajada de pantalones y…si alguien quiere más detalles, nada, que los pida.

Seguía siendo de noche y el frontal seguiría encendido hasta acabar el descenso, en Segart. Un poquito más de dos horas. Aunque la referencia que uso, más que el tiempo, es la luz…y es que, en el último GR el frontal lo apagaba a la altura del WC y ésta vez, abajo. Y el avituallamiento era tan birrioso que ni paré.

Tras poco más de un kilómetro de asfalto, lo que toca subir ahora es el Garbí por la canal, con sus rulos, sus cadenitas, mi afición a utilizar las manos en carrera…al lío, pues. Al tercer piedrolo estoy hasta la p*lla, para qué engañarnos. Y, como siempre, tras el paso estrecho, ahí siempre pongo mal la rodilla y me la raspo. Y los amigos de Last Race no sé si me pillaron ahí o huyendo de Mordor…



Volvamos al tema, decía que lo bueno que tiene el Garbí es que está en la Calderona y no en el Himalaya, así que, en poco más de veinte minutos, nos quitamos de encima esto y la carrera se convierte en eso, una carrera. Aunque el repecho posterior lo hagamos andando porque, pese a ser una carrera, uno está cansado.

Y en un plis plas estamos en Barraix y de ahí a la Fuente de L'Ombria, donde está el avituallamiento. Pero, justo un poco antes, nos encontramos a la alegría del GR, misteriosamente afónica -modo iker jiménez activado- y es que ahí está Manoli aplaudiendo, fotografiando, animando…y eso no se paga con dinero.

Y si encima no me saca del todo mal :)



Y en el avituallamiento nos pondremos finos a isotónico y cambiaremos el agua. Toda. Me estoy dando cuenta de una cosa y es que el agua me está sabiendo a rayos y no me entra. Y vale que en el armario tenga todas las botellas de tequila, ginebra, agua todo junto pero vamos, que no, que no me he equivocado al cogerla…Además, por momentos, el sóleo se carga y el gemelo también. Vamos, que llevamos veinte kilómetros de prueba y tengo las piernas como si llevaran cincuenta.

Así que cambiamos todo, un trozo de plátano y encaramos el segmento -maldito Strava- más largo de todos sin avituallamiento. Vamos pa'Gatova. Cogeremos el tramo del GR hasta más o menos el desvío hacia el hito. Aquí, por un lío de permisos que no entiendo, la carrera no puede seguir transitando el  GR, un tramo que principalmente es pista -desde más abajo del Llentiscle hasta Tristán- y nos desvían. Y digo que no lo entiendo porque trescientos corredores -sin arados, ni crampones, ni con rastrillos metálicos- creo que puedan afectar tanto al entorno como los todoterreno o motos que sí circulan por ahí sin problemas. 

[Inciso] Alejandro Lostado me saca tal que así tras pasar por el Marianet…y sí, es lo que piensas, le vi y me puse a corretear [Fin inciso postureo]



Pues nada, que no nos dejan. Así que toca buscar la senda que forjó Don Paco Calabuig -el de las PSP- y que creo que solo se utiliza ese día a tenor de su estado: abandonada, no cuidada…vamos, que no aporta nada al recorrido. Y si a eso le juntas que tampoco estamos muy potables ya que, pese a que el agua ya entra, la sensación estomacal es ciertamente desagradable, pues no voy a vender a la senda  ésta como lo mejor del mundo. En fin, sigamos.

Y bajamos, y sendeamos subiendo, y salimos a un avituallamiento de agua express que se han montado. Y entonces cogemos pista para aburrirnos. En el perfil del dorsal hay tres repechos entre Serra y Gátova. Lo único que me consuela es que ya llevamos dos. Lo que me preocupa es que el tremendo aire que hace me tire abajo y me toque volver a subir alguno. Porque es que, climatológicamente hablando, nos está haciendo un día de invierno con una temperatura muy suave pero con un viento que va a ser bastante molesto desde mediada la mañana hasta que subimos al bus. 

Mientras subimos el tercer repecho, por pista, una voz cándida y femenina, a la par que angelical, dice eso de estoy hasta la p*lla de tanta pista!!…en efecto, la bestia parda de la Herrera viene subiendo como un tiro. Con lo que ya no me da tanto miedo el aire, si no que me tire su rebufo. Por otra parte, algo no me cuadra: esta pista acaba en Tristán. Camino de Gátova hay que subir el molino. Sí, el perfil del dorsal está mal…queda otra subidita, ay.

En la bajada tras la pista, la gravedad cumple su principio básico adaptado al atletismo: mi culo pesa más que el de la Herrera, así que me voy. Y luego se subió el molino. Y después se bajó a Gátova. Y control de los jueces. Y casi salgo encerrado de ahí. Yo creía que los jueces eran gente amable que dialogaban y tal…Mallas largas y cortavientos. Total, que saco la chaquetilla del goretex to'fashion…y perfectamente envuelta y me dicen que no, que no vale. Y le saco una cosa de plástico que no pesa ni 200 gramos y eso sí que vale. Pues nada, la Herrera me coge, me dice que está Javi en Gátova. Vamos por debajo de las siete horas. Van 48 kilómetros. Toca comer algo, hincharse a Coca Cola y ver lo guay que es Raquel esperando a Isaac. Y Ana al diablillo. 

Y lo mejor para hacer la digestión es el repecho que hay justo a la salida de Gátova. Y luego la pista para trotar. Este tramo pistero hay que trotar aunque no se tengan ganas. Me empiezo a notar mejor de sensaciones y aquí va a entrar en juego otro factor: llevamos cincuenta kilómetros de carrera y yo tengo las piernas como si llevara cincuenta kilómetros con lo que las diferencias musculares treinta kilómetros atrás se van equilibrando.

Vaya si se van a equilibrar…

Y es que en uno de estos tramos pisteros veo que, en poco más de dos minutos hay unos diez corredores dispersados. Así que lo único que hay que ir haciendo es trotar: trotar en los tramos llanos y trotar en los ascendentes si la pendiente no es muy bestia. Y en un rato, ese grupo se compacta y yo estoy dentro. Bueno, dentro dentro…yo lo cierro.

Y sobre el kilómetro sesenta se produce una especie de digievolución por la que me voy a convertir en una especie de ogro comeniños. En apenas unos momentos haré marcha en solitario -sigo pensando que si vas solo, vas a tu bola. Si vas con gente, o irás frenado o irás con el gancho- y, cada cierto tiempo, aparecerá gente en el camino. Y en un tris-tras estarás a su nivel. Y justo después, otra vez solo a buscar a los siguientes. 

Y nos plantamos en el Montmajor. Van casi 70 kilómetros. Y los de Last Race se han descolgado de la Canal y aparecen por arte de magia por aquí para sacarme de esta guisa




Aunque no es que fuera levantando una gran polvareda, me voy haciendo a la idea que a Sacañet llego de día. Y aquí sí que vamos completamente solos. Por delante no se ve nada. Y, por detrás, para una vez que me da por girarme…tampoco. Pero seguimos en las mismas: trotar, trotar, trotar…lo de los setenta kilómetros en las piernas es anecdótico.

Y por fin se ve a alguien a tomar por saco. Al rato más cerca. Siguiente. Ahora se sube un repecho. Uno a medio repecho. No le doy más de tres minutos. Siguiente. Cuando te quieres dar cuenta, ya se ve Sacañet. Las veces que he venido por Sacañet siempre ha hecho un viento bestial. Como esta vez lo lleva haciendo desde hace cinco horas pues tan tan novedad no es. 

Eso sí, sigo felicitando a quien lo diseñó: ves el pueblo, corres hacia él, levantas la mirada, está más lejos. Por fin atravesamos la carretera. Y ahí sí, rampa de cemento. Conforme te acercas, el término rampa lo cambiamos por rampón. Gente animando. Alegría. Avituallamiento.

Ni me siento, ni me cambio. Relleno, bebo y a la marcha. En seis kilómetros está Canales. Entre medias, el ascenso a La Bellida. De Sacañet siempre he salido con las mallas largas, la chaqueta…este año solo me pondré los guantes y sacaré el frontal. La Bellida es un ascenso cómodo. Relativamente, que llevamos ya 80 kilómetros. Pues menos mal…porque habrá tramos que haré corriendo. Y aquí ya es donde me asusto porque ni yo mismo sé qué pretendo…estás corriendo en la penúltima subida con 80 kilómetros como si estuvieras dándote una vuelta por Santo Espíritu!!!. 

Imagino que solo pretenderé contarlo, no sé. Ah, sí…y evitar que me pille uno que estaba en Sacañet y que oía sus bastones como si fuera una versión de "Con la muerte en los talones". Y coronamos. Y aquí las ráfagas de viento eran bestiales. Y la Zimmerman no tenía buena cara. Y nos tiramos para abajo. Y a Canales llegamos sin usar el frontal.

Y una Cocacola y a buscar la meta. Ahí, a diez kilómetros. Algo de subida por medio y ya. Y el modo comeniños lo cancelé porque era de noche y no veía un pijo. Ah, y porque estaba cansado. Creo que este último factor era el más importante. Y como era de noche no podía cambiar las pilas del frontal. Así que fui con el frontal de C hasta que me habitué a la m*erda de luz que daba. Y cuando llegó la bajada definitiva, el chaval de Sacañet se fue. Y lo celebré echando un pis. Y luego ya la cosa constaba en seguir las marcas y acabar. A veces por pista, a veces por senda…y llegar a Andilla. Pueblo hermanado con Sacañet. Cada vez estaba más lejos.

Peor era lo de oír la voz del speaker. Faltaba poco ya. La oías y dejabas de oirla. O eso, o tenía alucinaciones. Sí, era la voz del speaker. Sin duda. Y pasaban los kilómetros y Andilla estaba cada vez más lejos. Y cuando, al fin, parecía que llegabas y la contemplabas, absorto, ante ti entonces te dabas cuenta que la estabas viendo desde abajo. Y tocaba subir.

Y no oías la voz del speaker pero sí llegabas a Andilla. Algo es algo. Y atravesabas Andilla. E iba sólo solísimo. Y salimos de Andilla. Y unas luces te desviaban a la derecha. Y se volvía a oír la voz del speaker. Y entonces cruzabas un puente. Sí, ese puente. Ese puente que no vi el primer año -igual lo construyeron hace un siglo, o sea, que estar estaba- y me mojé los pies con esa revigorizante agua de enero en Andilla -el año que nevó, además…para que te hagas una idea de cómo estaba-. Y tras ese puente, un repecho en zig zag. Curva a la derecha. Ahora se oye la voz del speaker y se ven las luces de meta. Ahora sí. Las posibilidades que se aleje todo son ínfimas. No las descarto. Pero eso. Giro a la izquierda, última recta. Fin. Alegría. Cansancio. 

Los de mychip me sacan tal que así…



Y encima viene el speaker y te pregunta. Y te sale que estás cansado. Y te dice que eres grande, que me lo han de decir mucho. Y le digo que sí, pero que también creo que es un poco mentira. 

Los borrachos, los niños y lo que recién acaban de terminar el GR-10 nunca mienten :)

De la carrera en sí me quedo con dos cosas: con las sensaciones contrapuestas de los kilómetros 20 a 48 -con molestias musculares, angustia, ganas de echarlo todo por donde sea-, lo que nos recuerda que somos humanos y que hay multitud de factores que no tenemos controlados pese a ir con el mejor de los entrenamientos y la de disfrutar ese punto de tortura como es el de llevar 60 kilómetros y decir "oye, vamos a liarla". Y, ahora que lo pongo, todavía me río, jijiji.

Anexo:

Aquí se muestra la evolución del corredor paquete en ogro comeniños:


Este es el perfil más llano que he encontrado.