domingo, 28 de junio de 2015

Vueltecitas por el monte: Hoy, Sobrarbe

No se sabe muy bien cómo empezó todo. Sé que fui el primer gato en inscribirse y el resto, lejos de tacharme de loco o preguntar si no podía irme más lejos, se apuntaron detrás. Luego la culpa de meterles en el cotarro éste debería de ser mía. Y entonces, solo me queda hacer una de las siguientes opciones: asumir que les he metido en un lío (correr a 500 kilómetros de casa una carrerita de 66 ídems de monte, sendas y cuestas con cerca de 4000 metros positivos) o, por el contrario, echarle la culpa de todo al primero que pasara por ahí, que tuviera FB y que le diera lo mismo que le echara el muerto. Y entonces, en el avituallamiento presalida apareció Jesús. 

Y como a un chaval que se llama Jesús, con cara de buena gente y tal, no se le puede coger odio porque ese nombre no es nombre de malo, le llamaremos Sandokán y, de repente, ay, uy, qué miedo, Sandokán, ése sí que tiene nombre de malo. Y para él fueron los pitidos de oídos. Ya me imagino, en carrera, a Sandokán hablando con su amigo Rafa diciéndole cosas del estilo de "oye, los amigos de jose me miraban todos mal, verdad?"

Así que eso, cuatro de los mejores felinos del Duristoraris se presentaron sin ningún tipo de miedo a la salida de una carrera que se celebraba el último sábado de junio en Aínsa (Huesca) a tomar por saco de casa, en plena ola de calor -ya no sé si es la sexta o séptima del año- y con un horario de inicio más cercano a una condena que a hacer algo que nos gusta. Lo siento, no le veo la gracia a las salidas a las seis de la mañana. Y muchísimo menos, a levantarme a las cuatroycuarto. 

Y como no estaba M, posamos todos muy serios.



6 de la mañana. Pum. Salida. Asfalto. C&S se quedan atrás. Deben saber que, en cuanto se coja la tierra, habrá tapón y nos cogerán. Zasca. Tapón. Empiezo mi táctica ultrera de siempre: pegar un tirón en el primer repecho e irme. Luego girarme en el 35, ver que no me siguen y decirles que no me di cuenta. Alehop. Iniciamos operación. Repecho. A correr. A adelantar. Merda. Otro tapón. Me giro hacia atrás así como quien no quiere. A tres metros tengo a Vicen, C&S. Los tres sonriendo. Y yo jadeando. Y sin plan b. Merda. O sea, me alegro por ellos. 

Casi cuatro kilómetros. Con mi plan fracasado. Con unos kilómetros trotables y con los tres chiquillos corriendo como si estuvieran haciendo un milquinientos. Vamos, que me cuesta seguirles. Y los tramos de correr siguen. Casi que prefiero algo más quebrado. Mis piernas…también. A veces en la izquierda se manifiesta la tendinitis o una especie de fascitis. En la derecha, es la periostitis  o la cintilla. Muy bien, menos ganas de correr, tengo de todo.

Así que, camino del ocho, vamos a hacer un cambio de táctica y es que ellos se van a ir por delante y yo me voy a quedar esperando tiempos mejores. O, lo que es lo mismo, un chute de cafeína en el avituallamiento de Laspuña. Pero allí solo hay Aquarius. Y luego una bajada. Y se ve por donde hay que ir porque, allí abajo, a tomar por saco, casi al nivel del mar, hay tres camisetas naranjas que me resultan vagamente familiares…Vamos por el kilómetro trece y percibo que mi vista es c*jonuda. Mis piernas, lamentablemente, siguen desconectadas de todo.

Y una vez abajo, seguiremos el curso del río Cinca -por cierto, si alguna vez estáis por Bielsa y queréis subir al mirador de Pineta, no dejéis de ver las cascadas de este mismo río-…lo destacable de este tramo, además de ser muy corredor -para los que pueden, ejem- es que no voy a pasar a nadie en todo el tramo. Además, voy a tener la suerte de empezar a tratar con un corredor muy educado y agradable que, cada vez que abría la boca, se tiraba unos eructos que despertaba a medio valle. Qué suerte la mía, sí.

Así que, por fin nos plantamos en Lafortunada. No sé que esperan los de la Bruixa d'Or a abrir una delegación, la verdad. Bueno, como decíamos, nos plantamos en el siguiente avituallamiento. Éste era el primero en el que estaría Ana, nuestra asistente de lujo. Y estaría si no hubiera tardado dos horas más que el tridente que me precedía. Ya empiezo a pensar en verles en el hotel…De todos modos, pese a las malas sensaciones transmitidas en los últimos seis añ…digo, en lo que llevamos de carrera, ya se empieza a coger un colchoncito con el horario de cierre: unos setenta minutillos.

Y en Lafortunada empieza el trail. Se deja los tramos rápidos corredores y empieza el primer ascenso serio. Aquí, por fin, las sensaciones empiezan a ser mejores, pues se va en un grupo de cuatro y se les puede seguir bien. Y cuando la senda se torna pista y la pendiente coge unos graditos más, se puede coge un ritmo que hace que, por fin, empiece a adelantar corredores. Que suenen las fanfarrias.

Wrooooooaaaaaaaaaaaah

Matizo, que suenen las fanfarrias y un eructo. Es increíble. Era como un p*to sensor. Iba a adelantarle sin la respiración entrecortada y agonizante que me caracteriza y, cuando estaba a punto de rebasarle, el amigo se tira un eructo que, según cuentan, había un oso en Asturias que saltó del susto y todo.

Afortunadamente, ya no le volveré a oír más. No, de verdad, créeme, me fui por delante.

Vale, lo de la sangre en el bate tiene una explicación también…

Y M nos dio mucho la lata, bueno, a mí no, al resto, con el dolmen de Tella. Lo que me recuerda que tampoco os he hablado del menhir de Cinca…bueno, esto da igual. Y me da que nos centramos más en el avituallamiento y a dónde había que subir que en la vetusta construcción. Y en el avituallamiento volví a ver a gente conocida.

Y, como las sensaciones ya eran mejores, pues saqué la cámara a pasear. Es curioso, solo haré fotos en esta subida. Y, por fin, dejé de ir solo y pasamos a ser un trío porque a Vicen le entró la prisa




Y era a partir de aquí donde las vistas eran fabulosas. Click. 



Nota: las vistas es lo de detrás :)

Y la subida era relativamente cómoda, alternaba tramos de senda con tramos de pista e, incluso, algunos corribles. Y en uno de éstos, pasamos a Sandokán pero, tranquilos, ya se vengará, ya…

Cuando ya se vislumbra la cima, tienen a bien ponernos otro avituallamiento. Aquí Vicen nos esperará y volveremos a ser, unos veinticinco kilómetros después, un grupito de cuatro.



Y, coronando, no me sacaron pasado de peso, con lo que…comparto (gracias por la foto a la gente que estaba ahí arriba, meritazo el suyo)...


Y eso, que ya estábamos juntitos otra vez al coronar. Y tras un ascenso viene un descenso (no tiene gracia, pero para kos del Córdoba menos)  y, claro, adiós grupo unido y pasamos a estructura de dos parejas. Parece que eso de ir los cuatro juntos no nos va mucho. Por cierto, el descenso acaba en Bielsa, localidad en la que se termina el Maratón, donde terminas y te dan de comer y la camiseta de…

  


Allegador…era A-lle-ga-dor!!!


Porque es que el Trail Sobrarbe tiene tres modalidades: el Trail -de 24 kms, que va de Bielsa a Plan-; el Maratón -de la salida a Bielsa- y el Gran Trail: que es el Maratón + Trail. Y, una vez en Bielsa, podías plantarte, acabar el maratón como un señor o, por el contrario, enfrentarte a esos últimos veinticuatro kilómetros con sus cerca de 1700 metros de desnivel positivo. Así, de inicio, había que salir de Bielsa (sobre los mil metros sobre el nivel del mar) y plantarse, en ocho kilómetros, en los 2100. Casi nada.

Y deliberamos. Si lo dejamos, la crónica queda así de corta (bien), podemos ir al hotel, ducha y ponernos finos en el Abrevadero. Por el contrario, si lo dejamos, en la tercera copa -como el Barça- podemos lamentar el haberlo dejado a medias. Si no lo dejamos, queda un tocho más escrito -y sin fotos-, menos tiempo para recuperar y ducharse y la cantidad de copones se reduciría considerablemente…

Así que macarroneamos, seguimos la estela de Sandokán&Rafa y nos dirigimos hacia el collado de la Cruz de Guardia. Y vas en plan inconsciente hasta que, tras coronar la primera parte, un voluntario te ofrece agua porque no hay avituallamiento en toda la subida pero que hay un barranco a…hora y media. Y ahí, te ríes pero, por dentro, notas como que los huevos se te han caído al suelo. Madre de Dios, ¿dónde me voy a meter?. Pero puede ser peor, porque le preguntas todo inocente si ahí se acaba y te dice que no, que queda…

Señor@s, el resumen es sencillo: vamos a estar dos horas y media subiendo. Pero no dos horas y media cualquiera, vamos a empezar cerca de las dos y coronaremos cerca de las cuatro. ¿Dije lo de la ola de calor?. Ay qué ver el Sandokán éste en qué líos nos mete…porque en los ríos, en los ríos nos vamos a meter nosotros.

Esa sensación de voy a ir de piedra en piedra (por cierto, un saludo Nere) para evitar mojarse se elimina  de raíz cuando se dan las condiciones expuestas en el párrafo anterior. Y como me canso solo de recordarlo, vamos a ubicarnos en las diez horas y cuarto de carrera, en lo alto del collado, retomando un poco el aire.

Aire que te va a quitar Vicen cuando dice que nada, que lo deja, que se baja, que se nota deshidratado y que no merece la pena. Este chico no solo corre mucho -recordad los surcos que dejó en algunas avenidas de Castellón- si no, que además es muy inteligente.

Y a otros que no vamos a ver más, pero por motivos bien distintos, es al culpable de todo esto y a Rafa. Cuando les llegue la foto del radar de San Juan de Plan seguro que se piensan, otra vez, el bajar tan rápido. 

Por tanto nos encontramos a catorce kilómetros de meta. A nueve, nos plantaremos en Serveto, donde hay otro control de cierre: doce horas. Arriba coronamos en 10 y pico. Así que, bajemos…vale, matizo, bajemos y metamos los pies en todos los charcos de barro de veamos, para ser más fieles a la verdad.

Y ahora llegamos a la zona que menos me gustó de la carrera. Y es que nos vamos a meter por tramos del GR en el que parece que no ha pasado nadie nunca en tiempo y es lo que me choca, porque para llegar a las sendas que llevan a las vistas impresionantes, hay que coger -bueno, si eres muy vago no- las sendas que salen de los pueblos y si éstas están intransitables o abandonadas, se pierde mucho encanto…

Así que la llegada a Serveto no la disfruté mucho, la verdad. Y el repecho post-Serveto no lo disfruté lo más mínimo. Y después de esto había que buscar Gistaín. Y llegar a Gistaín seguía sin disfrutarlo. Y no te digo nada cuando se intuía ahí abajo el pueblo de Plan y piensas que podía existir la opción QuasiGranTrail que te bajé de ahí, directo, sin dar tanta vuelta. Que todavía no habíamos llegado a Gistaín. Que seguía sin disfrutar. Que una vez llegas a Gistaín, el pueblo es una continua bajada (bien) empinada de cemento (supermal). 

Y de ahí salimos a San Juan de Plan. Y de San Juan cruzamos un puente y seguimos las cintas. Y se percibía que nuestra técnica de carrera era mejorable. La de S, con cuatro bastones, ni te cuento. Y sin darte cuenta nos metimos en una arboleda. Y había gente aplaudiendo. Y entramos al campo de fútbol. Y ahí estaba la meta. Y bajamos de trece horas. Y, ahora sí, éramos allegadores. Y, j*der, lo que cuesta.


Demostración de lo que cuesta:




Y ahora tocaría el turno de las reflexiones, a ver qué tal se dan:

+ La carrera es dura, pero dura de c*jones. La primera parte es tan corredora que te puede confundir con el ritmo a seguir y más cuando las dos carreras salen a la vez, con lo que si haces la larga y eres humano, hay que ir un poquito reservón.

La carrera sigue el GR que está bien marcado…aunque alguna cinta más en el recorrido, en algún tramo, tampoco estaría de más.

De todos modos, insisto, la única pega es la forma en la que se conserva algunos tramos de senda, en los que ésta directamente no existe por el desuso/falta de mantenimiento.

La ubicación de la meta igual podría ser mejorable: por una parte acabas cerca de las duchas, por otra, acabas alejado del centro del pueblo. Incomparables las metas en Bielsa (de diez) y Plan (el campo de fútbol)

En la otra parte, la agradable, aparte de la belleza del recorrido, hay que alabar, como siempre a los voluntarios. Atenderte, con una sonrisa, durante un margen de casi siete horas en los puntos más cercanos a meta es para darle las gracias mil millones de veces. Y la forma en la que te explican el motivo por el que los plátanos están chuchurríos es también encomiable.

+ Compañeros de batallas (Duristoraris&co): yo estoy muy mal, pero me reconforta saber que estoy rodeado de gente que no está mucho mejor (un poco sí, eh).

+ Yo mismo: Se ha sufrido como un perro, se ha disfrutado más bien poco pero…estamos de vuelta :). Curiosa sensación ésa de estar más contento que cansado...

Ah, el perfilucho éste sin dureza ni nada destacable:



domingo, 7 de junio de 2015

Nos ponemos dorsal…Trail de Quesa

Objetivo ambicioso éste: voy a tratar de conseguir escribir la crónica de la carrera de Quesa en menos tiempo del que tarda Piqué en cortar con unas tijeras, una motosierra o con lo que quiera la red de una portería. 

Este finde estaba dedicado a Ibi y su Tour del Juguete, pero subiendo Tudons -el cuarto puerto, el que solo me llevó hora y pico subirlo, porque si me lleva más lo hago andando-, viendo que había otros ciclistas sentados a la sombra intentando recuperar el aliento, que tenía la boca seca, que mi maillot era el más chulo de la marcha, que faltaban aún dos puertos y, sobretodo, que no tenía ganas de seguir machacándome más…pues eso, que la marcha se quedó en los 133 kilómetros del miniTour y chimpún.

Y entonces pensé que, como solo había estado seis horas churrascándome por las montañas alicantinas, igual podía acercarme a Quesa, que celebraba su trail el domingo, para redimirme. Total, todos los factores confluían en que sería un éxito: a finales de marzo hice cinco kilómetros -Nogueruelas-, a mediados de abril, otros dos -Mamova- el domingo pasado me armé de valor y cayeron cinco por Calicanto, el martes por la noche otros ocho por Serra y, además, no hacía más de veinte desde el Trail del Infern -allá por casi marzo-…así que eso, como decía, era éste sin duda el mejor día. Seguro que, además, la temperatura sería fresca…que cuando todo está a favor, ufffff

Solo me puse una condición: no poner el despertador. Para lo cual me tendría que despertar sin ayuda externa -bueno, la canica que se le cae al vecino de arriba puede valer- antes de las siete para poder ser de la partida.

Y como soy como soy…a las 6:22 estaba ya despierto. Me dije a mí mismo eso que piensas que soy. Por cierto, ya te vale. Desayuné, preparé trastos y me fui.

Y en lo que cuesta un chasquido de dedos, ya estamos en Quesa. Piqué lleva ya cortado el lateral. Sigo pensando que cortar la red de un aro de baloncesto puedo comprenderlo…la red de una portería, nada, no me entra. Volvamos al tema, M dice que quiere salir inmortalizado con el dorsal del "oye, que vuelvo por aquí" y eso.



Y la salida la dan a las nueve. Y son las nueve. Y salimos. Y nos dan una vuelta por Quesa. Y buscamos una carretera que sube. Y sube. Y pasa un kilómetro. Y la carretera sigue subiendo. Y voy a andar un poquito que estoy hasta la p*lla de trotar en una carretera. Y hace calor. Y en el dos cogemos pista. Y senda. Empieza el trail. Y ando en carretera pero troto en tramos de pista con más pendiente. Iker Jiménez prefiere analizar casos más sencillos. 

Senda de bajada, bonita, entre pinos. En un momento de tapón podemos ver dónde estamos. Naturaleza. Feliz de volver aquí. Mucho. El gemelo se comporta.  Mi verticalidad no. Zasca, porrazo. Nada grave, ni un miserable rasguño. 

Y la senda se vuelve pista. Y la pista se me hace soporífera. Llegamos al avituallamiento. Básico. Aguatuallamiento, lo podíamos llamar. Van seis kilómetros. Y poco más de 40 minutos. De momento, no me puedo quejar de cómo va todo. Aunque la foto -un robado, claramente- dé que pensar justo lo contrario. Click.


Y que si Julio -gracias- se hubiera puesto el dorsal y yo me hubiera quedado con la cámara…oye, igual tampoco habría pasado nada.

En fin, volvamos al lío…Iba yo diciendo que me quejaba superpoco y que menos lo haré en el siguiente tramo de subebaja en el que me noto como si pasara a la gente con una facilidad pasmosa. En efecto, con la misma facilidad con la que me pasarán en el siguiente tramo de pista descendente. Porque fue ahí, sencillamente, hasta donde aguantó el depósito. Además, ahora sí, empieza a hacer demasiado calor. 

Y el siguiente avituallamiento está nada más separarnos los del Trail de los de la carrera corta. Y oír la voz del speaker tan cerca cuando uno está para cambiar viene a ser como los cantos de sirena de las leyendas de la antig…bueno, de los libros de Obelix. Y como soy como soy, te recuerdo que me desperté a las 6.22 un domingo sin ayuda de nada…pues eso, que seguimos con la larga.

E iba con la ilusión de devorar el puesto de avituallamiento, mesa y todo y lo que me encontré fue…muy básico: plátano, naranja, algunas gominolas, agua y un isotónico manual de sabor indescriptible…pero bien que me bebí tres vasos.  Está claro que el organizador quiere ganar dinero, que esto no es una oenegé, pero el coste de la inscripción me parece desproporcionado para los servicios ofrecidos, de momento…

Y salí de Quesa andando. Más que nada porque no tenía ganas de hacer otra cosa. Y quedaban diez kilómetros. Y hora y media de carrera. Y se sendereó un tramito y se salió a una carretera…que volví a subir andando. Y la senda que se cogía a mano izquierda era ascendente. Y ésa sí que se subió trotando. Pero seguía desganado, como sin chispa.

Y menos chispa tenía en la senda de bajada. Y ya no te cuento en el llaneo que había en el tramo del barranco. Simplemente pensaba que trotando llegaría antes que andando. Y cuando se salió del barranco y la pista nos llevaba al siguiente aguatuallamiento, pues más de lo mismo. Y bebimos. Y el calor era tal que, cuando pasamos sobre el embalse las ganas de meterse uno ahí eran de diezmil. Y más cuando, sin querer, levantas la mirada y ves una montaña. Y ves a la gente que sube por ahí. Y miras mas árriba…y ves más gente. Y miras el perfil en el dorsal y ves a qué altitud ha de llegar eso que parecía un repechín y ves a la que estás y piensas…que esto se va a hacer duro.

Y que la apuesta la pierdo. Piqué ya ha acabado. 

Y lo piensas fríamente, obviamente no podía ser en carrera ni en ese preciso momento, porque el calor que está cayendo es bastante interesante. Pero viendo el perfil no es más duro que el Alt del Pi del k25 (la subida de las antenas)…pero esa sucesión de pasos pequeñitos, ver que no avanzas si no más bien al contrario, que te sigue quedando lo más duro es una sensación…que hacía tiempo que no sentía. Ahora va a parecer que iba sobrado. Pues no, claro que no. Estaba sufriendo más que Roncero anoche, pero oye, tenía ganas ya.

Y cuando, al año, se acabó esa subida corta pero interminable, le siguió una bajada corta pero inabordable. Y luego otra subida corta pero desquiciante. Y luego otra bajada que ya estabas tan harto que ni te molestabas en trotar porque a continuación venía otro repecho dolorosísimo. Y ahí estaba el último aguatuallamiento pero, esta vez, con naranjas…peladas!!. Lo mejor de una carrera siempre son los voluntarios, los del último puesto, por este detalle, se merecen una mención especial.

De hecho, me dio pena hasta irme de allí. Obvio, estaba reventado. Y la meta estaba a tres kilómetros, pero hacía mucho calor. Y las naranjas estaban peladas. Y a la sombra. Y ganar creo que ya no iba a ganar -por cierto, una horita me ha sacado el fiera-. Y la dualidad era naranjaspeladassombra frente a bajadesganadocansado. Y como soy como soy, hice esto segundo.

Y como me canso solo de recordarlo, mejor me planto en meta, acabando justito por debajo de las tres horas y ya.

Este es el perfil…lo que hay a partir del 16 es lo que me ha dejado -más- para el arrastre.



En cuanto a la carrera en sí, se merece su análisis porque tiene una serie de puntos a favor, como es el recorrido (muy bonito…y duro en momentos puntuales), la posibilidad de inscribirte en la salida -aunque sea sobrepagando-, los voluntarios y el marcaje pero tiene unos cuantos negativos y es que los avituallamientos eran bastante escasos en variedad o que los puntos kilométricos estaban mal marcados desde el principio, con lo que me atrevo a decir que, para los doce llauros -sin obsequio- es una carrera cara.