domingo, 25 de febrero de 2018

Trail de Moixent: siete años ya...

¿Qué paso hace siete años?

Va, rápido, contesta, contesta.

Vale, eso no. Lo de que tenías menos lesiones musculares sí, te lo compro. Eso también pasaba. Te entiendo.

Lo que pasó hace siete años fue que, entre las múltiples donaciones a carreras, ésta fue la que más alegría me ha dado. Y me dará. 27 de febrero de 2011. Torrevieja. No sé qué leches hago inscrito en una Media Maratón de asfalto, pero ahí estamos. Y mi cuñado...también. Y mi hermana, en modo Manolo el del Bombo pero sin ser Manolo -mejor- de siete meses. 

Era viernes. 25 de febrero. Ni que decir tiene que ambos estábamos en los mejores momentos de forma de nuestra vida atlética. Igual ahí también teníamos sobrepeso...pero era todo músculo. Seguro. O músculo y fibra. Vamos, que ese día teníamos ya la táctica clara: "Guillermo, tú me lanzas el primer kilómetro a 2'58'' y luego ya hago yo el resto para bajar de la hora". Supersencillo. Superaccesible en ese momento. 

Pero mi hermana, apasionada y fascinada por nuestros humildes objetivos hizo una pequeña modificación. Rompió aguas. Y nos fuimos de hospital. Y primero vino Tomás. Y luego vino Sofía. Y Torrevieja se quedó ahí, aparcada. Luego vino nuestro declive físico. Pequeños daños colaterales.

Años después, Sofía me hizo este dibujo y como mola, pues lo pongo.


En cambio, Tomás es más de Fifa pero es un rollo jugar porque se le desmayan los jugadores y me expulsan por hacer teatro, oh.

Y, bueno, ya sabes lo que pasa cuando la introducción a una carrera es tan extensa. En efecto, que ésta es otro rotundo fracaso así que...vamos al lío.

Domingo con despertador a las 6.30. De momento nos aseguramos el sueño. El termómetro no pasa de cinco grados en todo el trayecto. Frío y sueño. Le sumamos la bursitis y ya tenemos un combo la mar de interesante. No sé qué puede faltar..."atropella a ese gilip*llas". Ah, sí, faltaban las palabras de recibimiento de Manoli. No sé si prefiero un recibimiento suyo o de los ultras del Athletic, la verdad ;p

A la línea de salida. Un hola a Yola, otro a Javi y al mogollón. Tres, dos, uno. Pum. Salida. Tramo inicial de asfalto para engañarnos, para hacernos creer que Moixent es llano. Giro a la derecha. Moixent no es llano. Rampita de cemento y, por fin, senda. No da tiempo a estirar mucho la carrera pero tampoco se montan grandes tapones y, dentro de lo que cabe, la senda es trotable.

De hecho, aunque tampoco te lo creas, el tapón no lo hago yo pero eso no es óbice para que una voz con acento del sur me pida salir en la crónica. Entre jadeo y ahogo, tan solo me salen tres palabras: cinco, mil y euros. Es un honor presentarles a Jose María (@Flecharondenya). Su locuacidad y conversación se enfrentan a mis monosílabos agonísticos. De hecho, es un detalle que no me mandara a la m*erda, sin más. Se agradece su ofrecimientos de jueves tarde y le cuento lo del jueves noche pasado en Calicanto, donde iba tan ricamente con mi frontal y me crucé con tres en una senda. Joer, qué susto. Sí, señores, esta semana he salido dos veces a entrenar (12 kms en total). Estamos que lo rompemos.


Que sí, que es verdad lo del jueves.

Volvemos a Moixent. Recalculando. Tras este primer ascenso, nos encontramos un avituallamiento. Ahí, JM me deja tirado y me cambia por lo que hubiera en la mesa (ahora es cuando pillo la indirecta, porque solo había agua...vaya) y yo me quedo disfrutando de un tramo de pista ligeramente ascendente pero que todos los demás corren y, claro...pues eso. ¿Que qué pasaría si se tiraran por un puente?...afortunadamente, a la izquierda volvemos a coger senda.

Esta senda tiene algo ya más de pendiente, así que no es extraño que este kilómetro se nos vaya por encima de los diez minutos. Muy bucólico esos tramos con escarcha. Afortunadamente, el frío que hacía a las ocho (chocante eso de ver pingüinos acercarse a la lumbre) va desapareciendo progresivamente...Eso sí, en este tramo lo que hay que hacer es mirar a la izquierda. Allí abajo, eso tan pequeño es Moixent. Bueno...tampoco es tan pequeño pero ya hemos salvado cuatrocientos metros de desnivel.

Y una senda de bajada algo técnica y un poco de senda y algún repecho intercalado y una subida más. Después, otro tramo favorable (llevamos una hora ya de carrera con más de ocho kilómetros -casi casi en los tiempos de 2011-) y allí, abajo, pero ahora a la izquierda, se vislumbra un pequeño lago. Bueno, pues mira, un apunte cultural para la crónica. Está demasiado bajo, parece.

Pero nada está demasiado bajo si en un kilómetro bajas 230 metros. Tan solo has de poner cuerdas y cuerdas para que no nos despeñemos y voilá...el lago pasa a ser el Embalse del Bosquet de Moixent y pasas a estar a ese nivel. La bajada es técnica, sí, pero para nada peligrosa. Y para que yo la vea así...ha de tener más parecido a una autovía que a una senda.

En ese embalse hay un avituallamiento, ahí ya cogeremos plátano y llenamos isotónico. Va 1h20', estamos en el kilómetro 11,5 y aguantamos medio dignos. Queda un poco menos de la mitad y, según el perfil, un par de subidas duras y unos repechos finales. Repechos dice.

También esta Vicent J. Gandia Adria que lo hace lo mejor que puede y me saca de esta guisa...



Tras dar la vuelta al embalse encaramos, por tanto, el primero de esos ascensos. Empieza a pegar el calor. Analizando a posteriori (porque lo de ver los perfiles antes oye, en eso seguimos igual) la cuesta no llega al kilómetro, eso sí, con otros casi 200 positivos, lo que sería dos calicantos de la vida pero con una salvedad, lo más duro está al principio. Resumiendo: subimos al trantran porque más rápido no podemos. Un tramito de cresteo, una senda de bajada de piedra algo suelta que pasa a pista y en el kilómetro 13,8, con gente animando, giras a la derecha.

Importante, muy importante lo que te voy a decir si vas a correr el año que viene. NO mires la montaña que quedará a tu derecha. Bueno, lo harás. Pero no mires fijamente arriba del todo. Esos puntos de colores llamativos  son luciérnagas autóctonas, para nada son corredores. Por si acaso, como estarás en un tramo de pista...sigue trotando.

Y sigue y sigue...porque se puede trotar (si tienes una bursitis y no entrenas en llano igual te cuesta más, pero tú ponte un ritmete y olvídate del resto...que seguro que entrenan más) y cuanto más trotes, antes llegas al avituallamiento del 16. Y ahí comes como un marranico porque te queda la subida esa dura del perfil...pero también te quedan solo seis kilómetros. No será tan dura, ¿no?.

Sí, la respuesta es sí. Con la tontería vuelven a ser otros 250 positivos en poco más de un kilómetro. Eso sí, espectaculares para los sentidos...bueno, menos para el del gusto, que tampoco es plan de ponerte a comer piedras o tierra, que luego se te queda la boca pastosa. La táctica de pasos pequeños y no parar es la más apropiada, sin duda. Olvidarnos del reloj y esos 18 minutos que marcará este kilómetro. Recoger a alguno que vaya peor que tú y a la marcha. Una vez arriba, nos pondremos a crestear, con lo que a ese kilómetro se le sumará otro de doce pero es lo que tienen los cresteos tras dos horas de tralla...que pasan factura.

Eso sí, los paisajes...espectaculares. Si miras a la derecha, ahí abajo, el giro del 13,8. En efecto, lo de las luciérnagas era falso. En fin...ah, si miras hacia la izquierda...intuyes Moixent. Y la meta. Faltan dos repechos, pero antes hay que bajar. Y bajamos. Y ya nos plantamos en el 19 y aquí se deja de bajar y se llanea. Y ese llano, tras girar a la izquierda, se convierte en el primero de los repechos, de pista...pero con pendiente. Y con calor. Es lo que pasa cuando te llevas a las carreras las térmicas que te gustan...que luego te da palo tirarlas. Así que nada, salvaremos esto cansado y achicharrado. Volvemos a bajar.

Y aquí hay poco a la imaginación. No hace falta que te preguntes por dónde está ese último repecho. Frente a nosotros se encuentra la Torre de Coloms (es que esta crónica me la he preparado un poco) y, como es de esperar, está ahí arriba, a solo trescientos metros y son solo 50 de desnivel pero...aquí es cuando ya aparece todo lo malo. En una subida tan ridícula se me va a hacer casi de noche..."estás enganchado??" me preguntarán..."no, voy así de mal"

Escalerillas de bajada y más escalerillas y más escalerillas y saltamos un canalillo (de agua, mente sucia) y cogemos la carretera y entramos al pueblo y, al ritmo de despacito, en la parte ésa de pasito a pasito hacemos la entrada en meta más acompasada con la música que se recuerde.

Y, bueno, en el plano personal, vamos mejorando poco a poco pero seguimos sin entrar de los 100 primeros (106 esta vez) ni estar a menos de una hora del primero pero bueno, todo se andará, que en eso nos defendemos medianamente.

La carrerita tenía alguna que otra cuesta...


Pero, resumiendo, la carrera está muy bien. No solo por los 1250 positivos en 22 kilómetros ni por los paisajes que, la verdad, tampoco es que los terminemos de disfrutar del todo...pero tiene todo: mucha senda, avituallamientos correctos...y hasta gazpacho en meta había, bien marcada, mucho voluntario, bolsa, su repecho de la muerte al final, precio aceptable y a tres cuartos de hora de Valencia...para llegar rápido a los posibles cumples que pudieras tener :)

Así que se puede volver sin temor a equivocarse.

domingo, 11 de febrero de 2018

Quiero mi castillo inaccesible: hoy toca Vall d'Uxó

La semana no empezó lo que se dice bien; en el reconocimiento médico de la empresa, la báscula -pésimamente calibrada, todo sea dicho- se fue a los cien kilos. También hay que reconocer que iba con calzado de seguridad y sudadera y...y los bolsillos llenos de tornillos, eso...y...y sí, también llevaba dos mancuernas. Vaya, no sé ni porqué me preocupo, pues.

Entonces nada, no dije nada. La semana pasó cándidamente hasta que me pasó factura ese comentario puesto en un grupo de WhatsApp, así, como inocentemente: "voy a ValldUxó" a correr la segunda prueba de la Liga de la Federación. Eso fue hace dos semanas. Pasaron los días. Y el tema no volvió a salir. Ya tenía la excusa preparada en plan de no estoy preparado, no eres tú soy yo y cosas así. Esa excusa nunca la llegué a utilizar. El viernes llegó un correo de mychip: estaba inscrito. 

Tampoco sé el motivo por el que preocuparse. Total: 25 kilómetros y 1500 positivos son unos números que cualquiera sin entrenar puede hacer cerca de las cuatro horas (demostrado empíricamente) así que...al lío. Ay.

Domingo. Despertador. 6:40. Mecagoentó. No hay más comentarios. O tacos. Paterna. 7.45. Recogemos a Luciano. 7.47 me equivoco de salida. Luciano corre mucho pero es un copiloto pésimo. Burjassot es muy bonito a estas horas. 8.20. Vall d'Uxó. A por el dorsal. Y la licencia. Me la da Miquel. Con él estaba Àngel (Amics del Terme). Tras años y años tramitando la licencia con ellos...por fin le pongo cara. Muchas gracias por todo. Dorsal. 104. Mi número preferido.

Coche. Cambiarse. Salida. Y parece que nos hemos juntado unos pocos CXM. El hecho que Yola se fuera a la otra punta de la pista para sacarnos a todos...así lo indica.


La colocación es una parte importante en las carreras. Y en las de montaña, más aún. Así que no nos equivocaremos lo más mínimo en salir en la penúltima fila. Y dejarle a Eduardo, cortésmente, que disfrute de la última. Con él haremos los primeros metros. Sí, esos metros en los que cogeré un bidón del suelo y como nadie lo pedía, lo tiraré a la izquierda. 

Sí, ese bidón que veinte metros más adelante viene Mar a por él. Lo de Tierra trágame se queda corto. Así que, cuando me adelantan nuevamente, silbaré mirando al otro lado como si la cosa no fuera conmigo. 

Un primer kilómetro llano se traduce en unos flamantes 5'20''. Ni que decir tiene que todos mis compis se han ido por delante. Cosas de la colocación, claramente. Pero, bueno, por lo menos no soy el último (flamenca, flamenca). ¿Y de los veinte últimos? Ay, sigamos, va...no desvariemos.

El tramo del barranco nos llevará los primeros dos kilómetros. Nos ponemos en modo gps y recalculamos. 1500 positivos en 23 kilómetros. Jojojo. Yola me saca en modo preocupado por la que me viene encima.


Por fin, el barranco da lugar a la primera subida de la jornada en la que se salvarán 400 metros en poco más de tres kilómetros. No sé, ahora que lo pienso, el tramo del  barranco es un pelín monótono pero ya no lo veo tan mal...tarde. Primero la subida es senda y luego cogemos un tramo de pista incluso con algo de hormigón. Algún tramo trotaremos y el resto, pues se andará. En ese tramo Juan me explica más o menos cómo es la carrera, la Herrera me desestabiliza con el tema del cordón pero yo, con tanta pista, no me lo estoy pasando muy bien. El hecho que me ahogue en las subidas, circunstancial, como siempre.

Tras el primer avituallamiento (4,5...la distancia y la nota, que era solo agua ;p) la pista da lugar a la senda y un primer tramo de en dónde me he metido. Faltaba una pancarta que indicara Bienvenido a Vall d'Uxó. El desnivel aumenta considerablemente, no para subir a cuatro patas pero sí para que se te quiten las ganas de correr. Pasos cortos y a no mirar arriba. Porque este tramo de cresteo es una sucesión de subida empinada, tramo llano, subida empinada y ver a donde tienes que subir, oye, desmoraliza. Mejor mirar el mar. Bueno, no. Mejor mirar el suelo. 

Engancharemos con la parte final de la primera subida de Fondeguilla. Y con la primera bajada. Y ahí, cogeremos a Kris, con su nueva categoría. Y ella va con su nueva categoría y nosotros no podemos con nuestra alma. Y segundo avituallamiento. Y Kris se va. Y Juan se va. Antes de irse me dirá que "si adelantas a Kris, caes". Lástima no haberle preguntado los números de la primitiva en el momento. Y ahora soy yo el que no puede con su alma. Saldrán dos kilómetros de bajada por pista. En uno de ellos, el Garmin emite un sonido raro y en la pantalla sale un "dónde vas loco??". En efecto, ha marcado un kilómetro por debajo de 5' y saltan las alarmas. Se entiende, por tanto, que en la primera hora caigan ya siete kilómetros.

De todos modos, la inercia adquirida en estos dos kilómetros de bajada nos da exactamente para subir trotando las dos primeras zancadas del muro que nos han puesto en el ocho. Otros doscientos metros de desnivel en poco más de un kilómetro. Lo más duro...al principio y, a diferencia de la primera subida, en ningún momento voy con sensación de poder coger algo de ritmo. Simplemente soy una sucesión de pasos inconexos sin seguir a nadie, porque cada vez están más lejos. Una vez coronado, otro avituallamiento y probamos los potingues de isotónico de sobre. Que sea lo que tenga que ser...

Y después, otro tramo de pista ascendente. Y después una bajada de senda zigzagueante. Y después otro avituallamiento. Y después pista. Y pista. Y pista. Y estoy en Vall d'Uxó y me siento algo decepcionado. Van ya 700 positivos y la carrera es muy corredora. En el trece, dejamos de bajar y empezamos a subir. Un poco de senda y luego nuevamente pista. Puffff. Y luego hormigón. Repufff. 

- Hola, soy el Espíritu de las Carreras Jodidas por ValldUxó, pero me puedes llamar ECJV,  ¿has dicho Repufff?...tío repipi.

- Sí, he dicho repufff, porque esta carrera, con la montaña que hay por aquí...no sé, tiene mucha pista, ¿no?

- No sé, cuentámelo tú, que la estás corriendo. Bueno...si a eso se le puede llamar correr.

- Ah, es verdad, pues sí, tiene mucha pista.

- Vale, pues ahora te vas a cagar.

- Sí, bueno, de eso justamente no me quejo.

- Y estás gordo.

- Recuérdame que a la próxima piense qué mal está la Schiffer. 

Y desapareció. Y me quedé pensativo. ¿Qué habría querido decir?.

Pues básicamente, lo que quería decir es que había que subir a un castillo. Al Castillo de Vall d'Uxó. Castillo que, desde hoy, sé que existe. Y el camino que llevaba a él, en efecto, no era por una cómoda pista, no. Era por una senda que tenía un aire a la subida de la Cruz de Santo Espíritu pero el triple de larga y con menos fuerzas que cuando la subes. El resultado, como puedes imaginar, catastrófico.

Se van a suceder, desde ese fatídico 13, seis kilómetros en los que nos vamos a ir por encima de los diez minutos el kilómetro. Los dos primeros, claro, los de esa subida al castillo. 

Y aquí iniciamos un tema nuevo porque el de la carrera ya no tiene arreglo. Así que, al lío. El Castillo de Vall d'Uxó. Como observaréis en la imagen, no tiene ningún camino accesible para que suban carros, carretas o el DeLorian. ¿Cómo se construyó eso? Porque las pirámides, vale, tienen tela pero las piedras las podías llevar hasta la misma base. ¿Pero ahí?...¿lo subieron todo por esa senda? ¿o por la de bajada? 


Subir el cemento, la pastera, las piedras, el agua, las puertas...porque ya que haces un castillo, pues lo querrás con puertas, que si no entra corriente y es un asco. Y con marcos en las ventanas. Y una mesa, por lo menos, para escribir que vienen los malos o algo. Y menos mal que no se había inventado el fútbol, porque imagina subir ahí unas porterías para los ratos muertos.

Por no contar la utilidad del castillo en sí. Porque este castillo sí está bien puesto. Por lo visto, hace unos cuantos siglos se llevaba mucho eso de, si tenías una montaña alta cerca, pues poner uno para observar si venían los malos y, en dicho caso, pues encerrar ahí a la población para que no les pasara nada malo. 

Pero claro, esa es otra. Estás en el castillo y ves que vienen los malos por el mar. El pringado que esté de guardia -que será de ett, fijo- controlando le toca escribir en la mesa -que para eso está-, bajar, avisar y subir. Vamos, que se lo cargan fijo. Como a media población, vamos, "ahí va a subir la madre del topo"

Y lo mismo que pensarán los malos, de cajón. Se encontrarían una ciudad aseadita, con sitio donde poner, en un futuro -unos diez siglos- una pista de atletismo y todo y con la población de ésta, asustada, ahí arriba, sin darles mucho la lata.

Esto de reescribir la historia se me da genial.

Vamos a volver a la carrera. En el 14 iba muerto, en el 15 también. Y el 16, 17, 18...en el 19, además, me pasa la Herrera. Con lo cual pienso seriamente la retirada. Ahí conectamos, tras ese avituallamiento, con el tramo final del TES. ¿Dije que me pasó la Herrera?. Pues no, me dejó tirado como una colilla. No pasa nada, a partir de ahora le evitaré y en paz.

Del kilómetro 21 a meta tan solo hay senda descendente y tramo de barranco. Nuevamente patético. No andamos pues, mira, porque quería llegar cuanto antes. Ufff. Al final, llegamos a meta y Yola, una crack, porque en ninguna foto me sacó movido -no te rías, que te veo venir-, me inmortalizó para la posteridad, oh.


Apretón de manos con Juan y a tirarse en el césped, que está muy bien. Y, nuevamente, una parte complicada, la de cambiar con arte de postura para que no se notaran los calambres. Ay, esto del postureo es la perdición.

Y, bueno, este es el perfil. Intentaremos, en la próxima carrera, echarle un vistazo antes.

En cuanto al resumen de la carrera: bien marcada, con subidas espectaculares -con algo de suerte, no sueño con el castillo- aunque la primera mitad me pareció excesivamente pistera. Avituallamientos numerosos y, en fin, un reencuentro con la Liga (en la última reventé una rama de un olivo centenario con todo el cabolo -no sé de dónde viene el nombre de esto-) para olvidar. 

Afortunadamente, la gente se habrá quedado con los CXM que corren que se las pelan y yo habré pasado un poquillo más inadvertido.