sábado, 16 de mayo de 2015

Nos vamos de marcha --> Requena

¿Qué pasó el 19 de mayo de 2012? Pues que el Chelsea ganó la Champions, Natalia Oreiro cumplió 35 años y, sobretodo, que el jose debutó en la Marcha 7 picos con una bicicleta no del todo lo más apropiada para estas lides.

Hoy, casi tres años más tarde, y viendo que los problemas musculares impiden que corra más de dos kilómetros sin que se cargue un gemelo, un sóleo o cualquier otro músculo que te puedas imaginar, decidimos volver a darnos una vueltecita por Requena. Y sus alrededores.

Así que, al lío, rápido. Lo del despertador que suena a las 5.45 me resulta tan doloroso que pasamos directamente a la llegada a Requena. A las 7. Y siguiendo a coches con bicis porque, para variar, pensaba que la salida era en el mismo sitio que hace tres años. Pues no. Es en el recinto ferial.

Y como voy con tiempo, saludo a Javi pero todavía no le tanteo para que haga algún trapicheo con mi presumible patético tiempo que me voy a marcar pero, de momento, no vamos a adelantar acontecimientos. Y ciclistas, me huele que tampoco serán muchos…

Pues a las 7ypocos minutos estaba en una sala del recinto ferial infestada de gente. Toda ella distribuida en ocho filas desastrosas para recoger el dorsal. Vamos, que estaban ahí, al mogollón. La entrega no es que sea lenta, es lo siguiente. Son las 7y30 y todavía hay bastante gente delante esperando. Por momentos pienso que no voy a llegar a tiempo a la salida. Así que, cuando cerca de las 7.50 me lo dan, pues las prisas, bueno, tampoco tantas, por cambiarme, sacar la bici y demás cosas que no conviene hacerlas en cinco minutos. O siete.

A las ocho dan la salida, por delante están todos (excepto unos 40 ciclistas)  y este recorrido.


Y la táctica está clara: con el poco entrenamiento que llevo de serie -salir de sábado en sábado sin hacer mucho desnivel, que digamos-, ponerme a rueda y que me lleven sin que me dé mucho el aire. Y así, hasta dónde lleguemos. Objetivo ambicioso, lo sé.

Así que, empezamos. En la minivuelta por Requena en la que me defiendo bastante bien, pues recupero algunas posiciones, ya que perderlas era realmente complicado, nos plantamos en la carretera que nos va a llevar a Villar de Olmos en un grupo numeroso. Lo bueno de los grupos numerosos es que siempre habrá alguien de los 30 o 40 que le mole tirar. Pues como era de esperar, eso pasa en todos los grupos numerosos menos el mío. Viva. Así que tocará ser generoso en el esfuerzo…y tirar un poquillo para coger al grupo predecesor.

Sigo la táctica prefijada como veis, al dedillo. Además, en este tramo inicial, en su mayor parte ascendente me voy a dar cuenta de algo con lo que no contaba…donde yo bajo a 30, la gente baja a 40.  Donde lo hago a 35, la gente lo hace a 50. Y todo eso pese a tener de gravedad más bajo debido a la ingesta de flanes, helados y demás cosas que tomamos los deportistas de alto nivel.

Pasaremos Villar de Olmos dentro de un grupo grandote. Y nos plantaremos en Villar de Tejas intentando coger a ese mismo grupo, que nos cortamos unos poquitos bajando -y no fue culpa mía, porque iba el último, más que nada-. Tras un arreón, nos integramos nuevamente y disfrutamos de la subida del primer puerto: el Negrete. Algo más de 5 kilómetros al 5%. Subo bastante cómodo, la verdad. De hecho, el pelotón se partirá en dos y subiré con los de delante.

Y llega la primera bajada larga. Y el grupo de delante me pasan todos. Y del segundo grupo, me pasan todos. No es que baje mal, es que lo hago peor. Está claro que no se puede ser terriblemente guapo y encima bajar bien. Pero, no sé, por lo menos una de las dos condiciones tampoco estaría mal…El resumen de todo esto es que, en Casas de Medina, donde se coge la carretera que nos llevará a Benagéber, se me han ido todos. Así que toca pegarse un calentón en el tramo de toboganes para cogerlos y, cuando esto se produce…entonces está la bajada al embalse.

Con lo cual, se me vuelve a ir todo el grupo. Novedad. Y, al final, me engancha el siguiente grupo. Obviamente, grupo al que tampoco puedo seguir. Por fin, se acaba la bajada. Es mumumuy didivertititidododo el tratratramo de pavévévé sobrebrebre el embalbalbalse, la veveverdad

Afortunadamente, dura poco. Y empieza la segunda subida, la de Mataparda. Con mi lectura concienciada y apasionada del reglamento de la prueba, me doy cuenta que no tenía ni idea de la salida  -ya demostrado- y, parece, que tampoco la tenía de los avituallamientos. En 2012 estaba bajando a Benagéber. Este año…no. Y van ya 60 kilómetros…y yo hago las paradas en mis entrenes cada hora y media, se enciende la reserva. Comienza la subida a Mataparda. Cojo al segundo grupo que me había pasado bajando y me voy con unos poquitos para arriba. Mataparda son otros cinco kilómetros al 5%. Al final van a resultar que todas las subidas son iguales solo que les cambian el nombre…Por cierto, la siguiente es El Remedio…a ver si se confirma la teoría, ejem. De todos modos, volvemos a Mataparda y a algo que va a pasar a poco más de dos kilómetros de coronar….y es que el ciclista con el que iba…se va a ir. Soy pésimo bajando y vulnerable subiendo. Ah, y quedan 120 kilómetros.

Y si lees dos líneas arriba, queda el Remedio. Para añadir pensamientos positivos. Arriba, por fin, avituallamiento. Cocacola por un tubo, plátano y para bajo. No bajo del todo mal. Strava dice que a 40. Me pasa to'dios y se van. Alguno, incluso, pasará en modo Tour, bajado pegado al arcén izquierdo, sin visibilidad ninguna. Dos curvas más adelante, un coche subía…sin comentarios

Y otra vez lo mismo, esfuerzo en Tuéjar para coger al último grupillo que me pasó. Lo coges y zas…bajada. Strava dice que a 39. Da igual, llego solo a Chelva. Pasamos ya las tres horas de marcha. Y de Chelva sale la carretera que lleva a El Remedio. Y El Remedio me va a recordar que no son solo dos kilómetros duros. El Remedio se me va a hacer eterno. Y más eterno se me va a hacer el ver que ahí arriba tampoco estaba el avituallamiento. De hecho, imagina si se me hizo largo que casi estoy más tiempo subiendo El Remedio que esperando a que me dieran el dorsal…

Y quiero olvidar todo lo que pasó subiendo, porque casi me achicharro. Y porque pensaba que a las antenas no se llegaba. No se llega pero abajo se quedan. Y ahí, donde estaba marchasclistas haciendo foto, click.



Pues eso, como decía,  que ahí estaba el avituallamiento. Y no había nada, solo una carretera que bajaba a Ahillas. Y van 90 kilómetros, el sol me pega en la nuca, el bidón se vacía peligrosamente y también me doy cuenta que, si a dos semanas de las municipales, el asfalto de Ahillas es ése…así seguirá los próximos cuatro años.


Pero yo quiero mi avituallamiento, jo. En cambio, me ponen una carretera botosa. Y un grupo a doscientos metros, así, en plan burro y zanahoria. El ejemplo no es bueno, de hecho, como te sigas riendo te reviento. Pero es un querer y no poder. No tengo fuerzas, me pones cuestas y un grupo a la vista. Y paso un cementerio. Y si hay un cementerio, hay cerca un pueblo. Llegamos a La Yesa. 103 kilómetros, casi 4 horas y media y el avituallamiento…está a cinco kilómetros, nos dicen.

Y Javi inmortaliza mi alegría al oir esa mítica distancia que me separa de la muerte por inanición de esta manera. Click.



Por momentos me empieza ya a dar igual. Total, que lo pongan en meta. Voy con la boca seca otros 80 kilómetros y en paz. Para ganárnoslo, otra carretera parcheada y con aire, bastante. Ah, y subebaja. Bueno, eso es normal, que estamos en plena comarca de Los Serranos. Así que llegamos al avituallamiento y estás que paro…más plátano, más cocacola, bidones llenos…creo que he hecho bien en detenerme unos segundos, ejem. El hecho que me cueste abrocharme el maillot pasa a un segundo plano…

Y de ahí enfilaremos al cuarto ascenso, el de Peñas de Dios. Aquí haré una subida de Kiriyenka de manual, ritmo sostenido hasta arriba. Vale, te lo traduzco, empezaremos la subida dos y la acabaremos siete u ocho, pero eso sí, nadie dio un relevo, todos a ruedecita, como reyes. Para luego, empezar el descenso, darme las gracias…y no volver a verles más. Novedad. Strava dice que bajé a 45 y me pasaba todo el mundo. Otra novedad.

Van 125 kilómetros y no he pasado a nadie bajando en ningún momento. Y, obviamente, las expectativas para que lo haga no son nada halagüeñas. Así que, mejor, seguimos pedaleando buscando Chulilla para enfrentarnos a la parte más dura, creo yo, de toda la marcha que no es otra que el encadenado de los tres puertecitos bajo un sol de justicia. 

Eso sí, antes de empezar la subida a Chulilla hay otro avituallamiento y aquí van a pasar dos cosas: la primera es que voy a volver a hincharme a cafeína para no dormirme hasta el jueves y, la segunda, es que, para dejar la bici apoyada, pasaré la rueda por un pequeño tramo de barro que igual me va a frenar un poquito más. 

Por cierto, van 6 horas y 150 kilómetros. Si hago 40 kilómetros en dos horas, bajo de las ocho. El pequeño inconveniente, recordemos, es que hay tres subidas por el camino. Pequeño detalle. Ah, otra cosa, el primero hace ya casi media hora que ha llegado.

Y empieza a cumplirse la ecuación nuevamente: Cocacola + plátano = ascenso decente. Así que Chulilla se subirá sin dar mucha pena. Eso sí, cuando se pase el efecto, que suele ser en la bajada siguiente -en la que no me pasó nadie!!!! ochocientos emoticonos asombrados-, hazte a la idea que el siguiente ascenso será lamentable. Y así llegué a Chera, en algo más de 7 horas y 166 kilómetros. Y falta un último puerto…vamos, que me puedo olvidar de las ocho horas.

Y a la salida de Chera hay otro avituallamiento. En La Yesa llego con un pseudomierdón del quince y ahora hay más avituallamientos que kilómetros, ya puestos a exagerar…como éste solo es líquido, vamos a ver si con la Cocacola se cumple la teoría ésa que me inventé para el último ascenso del día. Otros cuatro kilómetros al 4% a un ritmo que me lleva a plantarme coronando en 7horas42' y entonces piensas que, igual, si pedaleas todo lo rápido que puedas, a lo mejor llegas antes de las 8 horas.

Y no solo eso, es que si pedaleas todo lo rápido que puedas, acabas antes. Creo que esto fue lo que me decidió, sin duda.

La gente de conocerequena.com plasma en esta instantánea el debate interno que tenía. Click.



Así que, con unos últimos kilómetros por encima de 40 nos plantamos en el recinto ferial en 7h59'31'' (un par de minutos más en la clasificación real).

Y los de TopRun me sacan tal que así…



Y como la cara que tenía era ligeramente desencajada en meta, preferí hacerle una fotillo a la horquilla para ver lo torpe que soy pillando barro en una semana tremendamente calurosa en Requena...





Tres años más tarde, con una bicicleta unos kilos más ligera, con menos entrenamiento y con unos descensos más patéticos -sin temor a equivocarme, soy el que peor ha bajado de los casi 800 inscritos- me ha salido la friolera de…cinco minutos menos que 2012. Así que te dejo que extraigas tú las conclusiones que yo soy incapaz.

En cuanto a la marcha, dos puntos a mejorar: la entrega de dorsales, en la que tampoco hay que decir mucho más, en 2012 fue rapidísima y hoy…pues eso, y siguiente punto: los dos avituallamientos iniciales (kilómetros 67 y 106) me parecen muy distanciados de la salida y del puerto más duro -y más a la hora que lo hacemos los mortales- el segundo.

Por lo demás, la marcha no me ha defraudado, recorrido espectacular, duro que sacia las ganas de bicicleta del que allí va.

Nos vemos en…2018???

Ah, las clasificaciones…hago un top500 por los pelos. Ahora a esperar la lluvia de patrocinadores y tal...


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