domingo, 6 de septiembre de 2015

Trail de Soneja: el dia que fuímos líderes...

¿Te acuerdas la última vez que te levantaste a las seis, lloviendo, para ir a una carrera? Pues, sinceramente, no.

¿Te acuerdas la última vez que te levantaste a las seis, veías que llovía y creías que era mejor quedarse durmiendo porque blablabla? Pues sí, hoy.

¿Te acuerdas lo contentillo que estabas tras ascender a Cortals d'Encamp en La Purito Corta? Pues sí…pues ya tardas, cuelga foto. Click.


Así que eso, éstos eran los antecedentes: domingo de lluvia en Soneja, donde se pronosticaba que caería la del pulpo durante la mañana y, oh, coincidencia, la carrera en la que estábamos inscritos era en Soneja y se celebraba este domingo por la mañana. Malditas alineaciones de planetas. Bueno, aunque las de Scariolo tampoco son mucho mejores…

Así que cuando sonó a las seis el despertador de un domingo (no releas, sigo pensando que a esto no se le puede encontrar significado salvo que te quieras ir a un after) y vi que llovía, por mi cabeza los pensamientos más optimistas que pasaron fueron el que si me quedaba dormido, no me mojaría. A las 6.10, en cambio, los pensamientos tornaron a, bueno, si llueve te vuelves. Y te traes el coche limpio y sin sudar.

La única pega que se le puede poner a Soneja es que la salida fuera a las ocho. Pero, claro, igual te sale un día de 30º que te sale un día como éste…así que una vez despierto, llegado al sitio, hablado con algún nativo -de ésos que, en breve, habrá que felicitar por su fantástico circuito- y recogido el dorsal, nos fuimos a la salida.

Mis compañeros gatunos…ni rastro. Pero ni rastro en la cola de los dorsales -larga porque se hizo en un recinto cerrado por el tema del tiempo- ni en la salida. Y eso que dieron cinco minutos más de plazo por el tema anterior. Así que, en estos momentos de espera, antena3 te habría puesto dieciséis anuncios. Yo, en cambio, dejo las vistas del Port de Cabús. 


Y, en estas, dieron la salida. 21,5 kilómetros por delante con unos 800 metros de desnivel positivo. Y ahí, estaba yo, solico. Bueno, con mucha gente pero sin rastro de mis Duris. Así que se dio la salida y comenzó la vuelta inicial por el pueblo. Y cuando ya pasábamos bajo el arco, entonces aparecieron haciendo un sprint estratosférico cuatro de ellos. Bueno, lo hizo Vicen, el resto iban más bien como podían.

Vicen, para los que no lo conozcan, es quien me va a sacar dos horas en la próxima carrera de Montanejos, por tanto, este párrafo es para empezar la batalla psicológica para tratar de reducir lo que no voy a conseguir entrenando. Tengo mis dudas que funcione. La otra opción, atarle a un árbol, la sigo viendo más factible a día de hoy.

Y ahí iba la gente, corriendo, dando el pequeño bucle y nosotros estábamos ahí, como decirlo, ah, sí, parados bajo el arco esperando a S. Así que, para rebajar el espíritu competitivo que se estaba apoderando de nosotros, nos hicimos el selfie de salida.



Y entonces, una vez llegó S, sí, nos pusimos a correr. Y esto de las carreras es mágico, porque perfectamente puedes salir último, penúltimo, antepenúltimo, el de delante, el de un poco más delante y el primero de los últimos y, por una indicación no del todo acertada de un voluntario, encontrarte primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto. Vamos, como el Sky en la primera etapa de montaña del Tour.

Y nos supo mal encontrarnos liderando la carrera porque daba la sensación de no ir primeros por méritos propios. Vamos, que tenemos nuestra ética deportiva y sabemos que ese sitio no nos correspondía. Y más cuenta nos dimos cuando las motos que abrían carrera nos pasaron zigzagueando. Gracias a Dios que no eran las de La Vuelta…

Y entonces nos paramos, nos comentaron que el bucle se hacía nada más salir pero, aunque quedaba más épico hacer una gran remontada, volver hacía atrás por esa estrecha carretera con quinientos corredores de cara no lo vimos muy acertado. Así que, en apenas seiscientos metros, pasamos de ir últimos a primeros y, de ahí, a la mitad del grupo.

Dieron mucho de sí estos cinco minutos, la verdad.

Entonces nos pusimos a correr, porque los primeros kilómetros invitaban a ello. Y, cuando no lo hacían, nos poníamos a caminar. Encontramos solución para todo. Y el primer repecho lo salvamos bastante decentemente. Incluso nos permitimos el lujo de, en el primer avituallamiento, pasar de largo.

Por cierto, hasta cinco avituallamientos nos encontraremos en la carrera. Ahí es nada. 

Y después del segundo, comenzó la parte más seria de la carrera. Ahí es donde Vicen empezó a mostrar que igual no son dos horas, si no que me podría contentar con que solo fueran tres. También me percaté  que S le hace unos regalos a C de la leche. Subida relativamente cómoda pero, claro, es que lo duro no era esto, era el cresteo posterior. Y ahí empezó a aparecer alguna pared con inclinaciones de éstas tan entretenidas que Esteban se alegraba sobremanera de haberse inscrito, sí.

A mí, por el contrario, lo que me descolocaba era que estaba completamente desorientado ya que pensaba que Soneja estaba a nuestras espaldas mientras que realmente quedaba a nuestra izquierda y se veía perfectamente…vamos, que solo faltaba un letrero de Hola, soy Soneja. Deben de ser las consecuencias de estar tanto tiempo con esta gente, no sé…Es que, no era que se pusieran a hablar de ferratas o si querían que me despeñara en el Monte Perdido o en Posets es que, en algunos momentos de coordinación, se caían hasta en la misma curva. Torpes.

Así que al rato llegó la bajada y otro avituallamiento y la última subida que, para ser el trece, era motivante sí. Ésta sí que era la subida más dura de todas. Aunque tampoco muy larga y, eso sí, una vez arriba, por delante solo quedarían ocho kilómetros de bajada básicamente…

Así que bajamos, primero por senda, luego por pista, luego avituallamos, y después sendeamos, luego cogimos un cauce, después una cuesta y ésa la hice trotando y entonces una voz aterciopelada y dulce…bueno, vale, M berreó a grito pelado un no pares y eso hice.

Me reí mucho subiendo la cuesta de la iglesia de Soneja, sí. 

En cuanto a la carrera, muy contento con ella. Recorrido apañado -y eso que me asusté que los últimos kilómetros fueran por pista-, muchos avituallamientos, bien marcada -excepto el bucle inicial xD-, buena bolsa si te gustan las aceitunas -risas- y tal…Vamos, que se puede volver y, si es con terreno seco, correr bastante :)



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