domingo, 17 de marzo de 2019

Hoy hacemos el ridículo en...Daroca!!

Valencia, tercera semana de marzo: fiesta grande, fallas, pasacalles, petardos, buñuelos, petardos, bombas, alguna que otra calle cortada, más petardos, más bombas. "Google, búscame algo". No, tapones para los oídos no. Y protectores de estómago tampoco. Algo para cansarse y no oír absolutamente nada, desconectar, vamos.

Daroca, situada a 270 kilómetros. Parece que no llegará la onda expansiva de los petardos...aunque tengo mis dudas que los que tiraban el miércoles -día del largo, 4 kilómetros- en el río no fueran captados por algún sismógrafo como algo más serio...En fin, eso, decíamos que apareció Daroca como opción. Situada al sur de Zaragoza, el olor a fritanga parecía descartado y el del orín en la puerta de la Lonja creo que solo llega hasta la huerta...así que era un valor seguro. Nos vamos pues al Trail Murallas de Daroca.

Tres distancias para elegir: 13, 21 y el maratón...de 49 kilómetros. Miedo me da el día que organicen un ultra...que igual lo hacen de 200 y se quedan tan tranquilos. Haremos noche allí. Un acierto. Acierto porque, tras recoger el dorsal, daremos una vueltecilla por un lugar del que, murallas aparte, tiene sus cosillas de ver como, por ejemplo, iglesias románicas y un camino que lleva directo a Nueva Zelanda sin dar toda la vuelta.



Al día siguiente, el despertador sonó a las...no, no sonó, estábamos despiertos antes. A quien le diga que, un domingo, estábamos en pie a las 6:30 sin despertador...en fin, mira, mejor no lo contamos por ahí y evitamos juicios que no conducen a nada bueno. Como era pronto, pareció un buen momento para indagar acerca de dónde era la salida -que nunca está de más- así que, tras dejar trastos en el coche nos fuimos a la Plaza de España, bueno, más concretamente, al rincón de la Plaza donde daba el sol. Seis graditos marcaba. Zaragoza, invierno, 8 de la mañana...pues a ver si va a ser lo normal.

"Para que haya primeros, tiene que haber últimos". ¿Mande?. Ah, sí, simplemente que la carrera muy concurrida no está. Apenas 39 inscritos. Por un parte es bueno: si acabamos, nos plantamos de los 40 primeros y Mikel no me echa. Por otra, es malo: si te despistas, eres el último y no escribes la crónica. Espera...eso tendría que ser bueno!!!

A nadie le sorprenderá, por otra parte, que si hay poca gente en la salida, en la foto, salga con el cabolo mirando al suelo...concentración le llaman. Ja.



Se dio la salida puntual a las 8.30. Sin petardo ni traca (oeoeo, lloro). Primeros metros urbanos con la gracia del caso histórico de Daroca, esto es, nada de asfalto. Sobretodo tramos adoquinados. La carrera tiene 1600 positivos (parece poco para 49 kilómetros, la verdad) pero, tras este primer kilómetro a alguno empiezan a parecerle demasiados. Como no es novedad, en este tramo inicial, no pasáremos a nadie y muy pronto aplicaremos esa regla de "no correr en el 1 lo que andarás en el 21"(...y todos los demás, je). Ah...y me duele todo.

Los primeros kilómetros son muy corredores, lo cual a mis tendones les viene de lujo. A cada zancada, recibimos un mensaje de alegría. Pasamos la primera subidilla, el primer avituallamiento y enfilamos el kilómetro 9 por debajo de la hora.

[Inciso,

Club de Montaña Daroca, antes del primer avituallamiento, me saca tal que así.


En el avituallamiento reconozco que estaba más quieto.

Fin inciso]

Y después del nueve, viene el diez. Que está pegado en un pino en el principio de la primera subida seria, con pendiente. Aparece el primer kilómetro por encima de 10' y empieza a soplar el viento. Llegamos al punto en el que nos separamos de los de la media. Por cierto, salían 30 minutos después y no nos han cogido. Por poco no, por muy poco. En cuanto empezamos a subir el repechaco los que hacemos la larga, se oye que a unos les mandan hacia la derecha. 

Repecho y bajada hacia Manchones. Avituallamiento. Misteriosamente este es más largo que el primero. La subida posterior empieza a ser seria también...el primer tramo tiene cierto aire a las subidas terroríficas de Nogueruelas y el segundo es un cortafuegos recto que tira para allí arriba. Confirmado, qué envidia dan los de la media.

La gracia, eso sí, de toda la carrera es que el punto más bajo está sobre los 740 metros sobre el nivel del mar y el más alto no llega a los mil. ¿Qué quiere decir esto? Pues que las subidas no pueden tener más de 250 positivos. Salvo que seas de la Logse, que entonces te puede dar la medida que quieras. ¿Qué más quiere decir? Pues que no haremos el ridículo en un ascenso más de media hora porque no da tiempo, básicamente. Aunque si nos empeñamos, nada se descarta.

Del avituallamiento del kilómetro 20, siguiendo la progresión, es normal que no me quisiera ir. Pero es que las molestias en los tramos pisteros son una auténtica j*dienda. Además, para añadir más gracia, toca parar a quitarse una espina. A tomar una cerveza mira, a eso no pararé. Asco de vida, tete.

Con más pena que gloria fueron pasando los kilómetros (exactamente todos), intentando dejarnos caer en las bajadas y subiendo lo más dignamente que podemos los repechos. Obviamente, la posibilidad del abandono está ahí...pero es que luego te sientes mal y piensas que, total, para 25 kilómetros que quedaban. 

Como tampoco hice mucho por dar pena a los voluntarios que controlaban el desvío de los de la de 49 y los de la media, pues eso, seguimos por el camino largo que también llevaba a Daroca, de hecho, en el kilómetro 28 está el cuarto avituallamiento. Llevamos casi media hora de ventaja sobre el tiempo de corte. 

Pasamos por debajo de la carretera a buscar la segunda parte de la carrera. Primero por un tramo de pista. Uffff, insoportable. Correr seguido es un suplicio. No sé si es pena exactamente lo que doy pero es curioso que pasamos ante un chalet o fábrica (tampoco es que me fijara mucho) y el perro ni me ladró.

Pero es que, tras salir de la pista, lo siguiente era atravesar un polígono -reconozco que es la primera vez que atravieso uno en una carrera de montaña-. Más llano. Más preguntas de los voluntarios "¿Estás bien?"...obviamente, no les conté lo del perro. 

Tras este tramo llano, llegó por fin la subida. Con mi tramo de vertiguito incluido. Una especie de presa de esas que hay en los barrancos para controlar el agua (lo digo así, como si fuera un experto en la materia y luego a lo mejor es para que no se reproduzca el ciempiés), que tendría unos tres metros de ancho, vamos, que cabe perfectamente un camión...pues el nene por el medio, con cuidado de evitar que salten los sensores de movimiento, parece, todo despacito, bajando el centro de gravedad en fin...lo peor no es eso, lo peor es que si no lo hubiera cruzado, habría salido al mismo sitio, ays. 

En fin, seguimos subiendo y aquí de referencia tenemos al de delante. Lo único que él sí puede correr. Tras coronar este primer ascenso del segundo bucle nos damos cuenta de una cosa: Daroca está a tomar por saco. Ufff. Y, oye, lo peor, por aquí ni rastro de muralla ni nada.



Tras el ascenso, vino otro tramo de corretear. Alternamos, obvio, con andar en una relación calculada bajo varios factores a considerar como son la presión, la velocidad del viento y la cantidad de sudoración. En efecto, troto y, cuando no puedo, ando. 

Un voluntario le gana la apuesta a su compañero de control. "Me juego mil pavos a que les digo que ahora hay una bajada y luego el avituallamiento y se lo creen". Pues eso, que ganó la apuesta...porque la bajada era bajada porque se bajaba pero había que estar más pendientes de las señales que del sendero -inexistente a veces-...de ahí que hasta dos veces aterrizara en este tramo. Torpe. 

Una vez abajo, cogemos una pista de la que se ve la Z que hace en la montaña y confías en que arriba esté el avituallamiento. En plena paja mental, las marcas nos desvían a la izquierda. Merdé, subiremos al mismo punto pero por aquí...o sea, más pendiente. Y ahora sí, llegamos al avituallamiento.

Me preguntan que qué quiero y les pido la silla. Mal. Llevaban furgoneta. Debí pedir la llave. En fin, agradable conversación y seguimos. A nuestros pies aparece la cárcel de Daroca. Viendo la que llevamos encima ...y lo que nos queda, hay momentos que llego a envidiar a los presos. 

Y llegamos a Nombrevilla por la entrada más fea que existe, la verdad, menos mal que enseguida salimos a una de las calles. Vamos camino del 39 y ya hemos pasado las cinco horas. La siguiente subida es por pista, así que la solventamos medio dignamente...a continuación, una bajada por sendero muy visual pues se ve los diferentes puntos por los que se va. También, si te va lo heavy, se ve, a la derecha una pista que sube de un modo que te quita el hipo. También se ve, además, puntitos andando por ahí. La cagamos, pues.

De todos modos, al ser pistera, la subida no es tan dolorosa como otras. Obviamente, nos olvidamos de correr y simplemente nos centramos en caminar y caminar hasta que esto se acabe. Y se acaba. Y hay avituallamiento. Recargamos y bajamos.

[Inciso

Club de Montaña de Daroca me saca de la mejor forma posible, teniendo en cuenta que la carrera la empecé afeitado y con el pelo rapado al dos...


Gracias por las fotos...seguimos.

Fin inciso]

La vista me juega malas pasadas. Y es que el perfil indica un repecho tras este descenso. Así que, bajando, me da por levantar la mirada y ahí se ve por dónde se va. Es que, en el primer metro se me va a escapar hasta un "c*br%nes"...por cierto, ahí delante se ve a un par. Una pena que esté en el estado que presento y no pueda darles caza...

Porque a quien le digas que te cuesta hacer 200 metros seguidos trotando y, desde que ves a estos dos, te pones a correr como si no hubiera mañana...pues oye, no se lo cree. Tramo de pista, tramo de bajada técnico, túnel largo (igual tendría 400/500 metros y con ojo de no darnos con la cabeza en el techo...además de la rasca que hacía ahí), tramo de barranco siguiente...todo trotando. Si hasta en el último avituallamiento seguimos de largo!!. Picao. 

Avituallamiento que coincidía con el del 28, así que la bajada que se hizo en ese momento, aquí la hicimos en sentido opuesto. Y pendiente opuesta. En fin, da igual. Escalones. Gente animando. Murallas. Senda. Escalones. Daroca. Adoquín. Giro a la izquierda y meta. En algo menos de 6h30'.

Muerto no, lo siguiente. Y eso que solo eran 1600 positivos en 49 kilómetros


Y bueno, sensaciones penosas propias aparte, reconocer que la carrera está bastante apañada: salida y meta en el mismo centro, bien marcada aunque algunas cintas no se veían con claridad, avituallamientos más que correctos, labor impagable de los voluntarios (incluso del de "bajada y avituallamiento") y carrera dura para lo que son +1600 positivos en esta distancia (y más viniendo de Algimia, donde eran 1500 en 25 kilómetros)...en fin, que retirado estoy mejor :)

Pero eso, que me lo he pasado muy bien...aunque también me he cansado mucho, ay.

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