domingo, 2 de mayo de 2010

UTMDA y ya

A la m**rd* la estadística (Edu, perdóname ;p). Si corres 350 carreras y acabas 350, algún día se tiene que fastidiar ese porcentaje tan impoluto. Y si, además, ese día tiene como alicientes unos 160 kilómetros, una salida a las 11 de la noche (vuelvo a NO referirme a la guarrilla de la discoteca, ehhh), tropecientos mil metros de desnivel acumulado y, ya puestos, un poquito de diluvio y otro poquito de granizo...pues eso, que esa carrera tiene muchos números para ser la del "que se pare el mundo, que yo me bajo aquí". Y si encima hay bar, ni te cuento...

También podría decir que no iba mentalmente preparado. ¿Qué cómo me di cuenta?...pues iba yo con mi cochecito hacia allá cuando, tras coger la CV-40, ponía un cartel Alcoy-46...y yo dije, "ostras, cuánto queda!!!". No era buen inicio, no.

La carrerita en cuestión es el UTMDA que se celebró por todo el sureste peninsular, con salida y meta -dicen- en Alcoy. La salida a las 11 de la noche. Sí, 11 de la noche. Es de noche. Lo bueno es que en las barras que te vayas encontrando, todas las bebidas te salen gratis, y no como los 7 eurapios de cada cubatilla de ron que te haces en cualquier sitio de mala muerte de esos que frecuentas. Uy, perdón, hablaba por mí, lalalalalalala. Lo malo es que a esa hora me perderé el salsafucsia. Faenón.

Y más faenón va a ser que, camino de La Torre De Les Maçanes, estén haciendo obras por la vía verde y en vez de coger una plácida senda a la izquierda, cojamos una pared del 15 a la derecha. Mala suerte. Pese a este pequeño inconveniente avisado en la salida pero no corregido (de momento, vamos a disfrutar de 5 kmos más por el mismo precio). Viva. Yuhu. Viva. Que suerte la nuestra. Sigamos disfrutando la noche.

A este tramo nocturno le tenía miedo porque de noche no veo. La solución la tenía el cortinglés en forma de frontal de led que hacía que viera como si fuera de día. De hecho, hubo un momento que me quedé mirando la luna y me pareció que se acercaba el Batman. El problema de la visión nocturna quedaba, por tanto, solventado. El otro problema era lo que podíamos encontrarnos en lo relativo al terreno. No hay problema: 5 kilómetros asfaltados de vía verde, una pared, tramos de asfalto o de pista ancha. Prácticamente los primeros 10 kilómetros los hacemos en poco más de hora y media, lo cual implica empezar a ganar tiempo de colchón (40 horas es el tiempo límite; vamos, una media de 15 min/kmo).

Nos encaminamos ya hacia el primer escollo serio: el Port del Rentonar. Está a 1330,7 metros. Que, redondeando, se nos queda en 2000 metros (es que hacía viento y frío y fue muy sufrido). Aquí podemos disfrutar de una vista peculiar. El valle con nubes bajas. Parece el volcán islandés en versión alcoyana. No nos distraigamos mucho, que hace viento y con la cámara no sale nada. Nos quedaremos con esa imagen de recuerdo, oh. Enfrente, Aitana. Bajemos. Que en el kilómetro 17 está el avituallamiento (primera barra libre).

En el 17 estamos aún subiendo. Lo que no queríamos creer, eso de los 5 kilómetros de más...pues igual va a ser cierto. J*d*damente cierto, añado. Bajamos por una senda algo empinadilla. Uno del grupo se va de morros. Chapa y pintura. Seguimos. La bajada se las trae y vuelven los problemas de visión nocturna. El frontal es bueno. Las pilas no. Creo que son Duracero. Paro a echar un pis y ni me la veo. Ya sé de uno al que le toca entrar en boxes a cambiar pilas en la tercera hora de carrera.

Nos avituallamos y vamos a buscar Aitana. Aitana es una base militar que está presidida por una torre y no sé cuántas cosas más. Todo muy iluminadito. Parece una feria. A 1557 metros de altitud, pero una feria al fin y al cabo (je, tiene gracia hablar de cabos siendo una base militar. Hoy me salgo ja ja ja). Saliendo del avituallamiento se me junta uno que aparte de ser un guarro (coge un vaso y lo tira en mitad de la carretera) se lía 7 u 8 eructos bastante agradables. Ni un miserable perdona o disculpa. Si acaso otro rot. Sentenciado. Quiero ir solo. Después de una bajada brusca de ritmo, paro a ponerme la chaqueta. Objetivo cumplido. Disfrutemos la noche. Empieza una senda de bajada. Como para mí es de día, aprovecho para alcanzar y dejar atrás a mi coleguita y llego hasta los que, durante un montón de horas, serán mis compis de aventura: don Javier Muñoz y Luis, un escalador alcoyano-canario que, pese a conocer por donde iba el recorrido, decidió apuntarse. Ay. ;p.

La subida a Aitana es por pista ancha. La hacemos andando y, cuando el terreno lo permite, trotamos un poquito. Llegamos a la segunda barra libre de la noche en la Font del Arbre. Nos hacemos la foto de rigor y tiramos para arriba. Hasta Aitana todo subida, primero por pista y luego, girando junto a la Font de Forata (Javi me comenta que es la fuente de la Comunidad que está a mayor altitud...agua fresquita a las 5 de la mañana, oiga), el ascenso se hace por senda. Bastante dura, por cierto. El tramo final requiere un poco de manos. Como es de noche no se ve el desnivel que estamos subiendo. ¡Qué leches!...soy yo que no quiero mirar por donde vinimos.

En Aitana vuelve a hacer frío y aire. Encontrar la senda una vez arriba es complicada. No vemos ninguna marca. Obviamente, hay que arriesgar y seguimos lo que parece una senda (hay unas 5000 cosas que parecen una senda ahí arriba: todo tan homogéneo y sin apenas vegetación) y vemos una marca...a tomar por saco en otra dirección. Vayamos. Este tramo inicial de Aitana no es un descenso propiamente dicho. Es una colección de piedras distribuidas aleatoriamente pero con una única coincidencia: están puestas de tal modo que no puedes correr. Empiezo a pensar que esto lo cogemos en una hora, ya de día, y se consigue más que lo que podamos avanzar ahora. Lo que nos sirve, eso sí, es para darnos cuenta que vamos a estar más solos que la una. Solo se ve la luz de la feria.

Dejamos atrás esta primera parte del cresteo. Luego se coge pista y se puede trotar. Y empieza a amanecer, pero yo tengo un sueño que me caigo. De hecho me planteo la idea de quedarme un rato tirado por ahí y despertarme en un rato. La dejaremos para más adelante...la próxima noche, ¿quizás?. De todos modos, no es todo bajada. Algún que otro repecho hay. Así que si alguien esperaba un cándido descenso hasta Sella...que se vaya olvidando. Y que se olvide del todo cuando vemos, de repente, Sella ahí abajo. Y nosotros aquí arriba. ¡No!, no se bajará en picado, ¿no?.

Sí, sí se bajará en picado, sí. El descenso a Sella creo que es una de esas bajadas que las hago 10 veces y cada bajada me sale peor que la anterior. Gravilla, desnivel y ya. No pusieron ningún león hambriento. Habría sido pasarse. Pese a que es de día, estoy por ponerme el frontal para ver si cojo confianza o algo. Si empezamos la bajada con un promedio de 10:20 el kilómetro, acabamos este cómodo y plácido descenso elevando ese promedio hasta los 10:30. Mejor esto no lo contamos en Sella, nuevo avituallamiento. Andamos ya por el kilómetro 52 y pico (a los 5 kilómetros de más empiezan a salirle amiguitos...).

En la salida de Sella, el duo se convertirá en cuarteto con la llegada de Luis, que le abandonamos subiendo Aitana y no nos cogió mucho rencor ;p y un cuarto escalador (jose, tienes que preguntar como se llama la gente, ays!!). Aprendo un poco de escalada. Conocemos al Rino, un cerro con forma de rinoceronte con su cabeza y su lomo y tal. Pero sigo pensando que tengo que estar en contacto con el suelo, así que ese mundo sigue sin llamarme. También está bien la historia del conejo silvestre. Muy bonita, sí. Buscamos ahora el Coll del Pouet. Hablando y andando en las subidas y trotando en el llano. De las bajadas, como puedes comprobar, no hablo.

En el Pouet, nuevo avituallamiento. 5 kilómetros de bajada después, está Finestrat con su cambio de ropa e, iluso de mí, comida. Una vez allí me toparé con la cruda realidad. Un puesto normal. Por lo menos, me cambio de calcetines, fore a cargar y para arriba. Ahora toca volver al Pouet por otro lado. Si hay que volver a un sitio tras cinco kilómetros de bajada...la distancia será igual y de subida. De cajón. Ponemos ritmo de resignación y para arriba. En mitad de la pedantería de ese ritmo, me da por pensar que si la carrera es de 160 y le añades 5, que es preferible, ¿hacerla de 165 o de 155 eliminando un bucle que solo conduce a castigar mucho a la gente?. Obviamente, me lo pregunto porque se decantaron por la primera opción.

Volvemos al Pouet. La gente empieza a estar ya un poco tocada. Y no de anís, precisamente. Empieza a hacer un sol de justicia (como cambian las condiciones climatológicas en un periquete, me di cuenta), así que toca beber mucho y protegerse del sol. Buscamos ahora Guadalest. Kilómetro 80 en la guía, 87 en el Fore. Tras una ligera pérdida, cogemos una senda descendente en la que me noto cómodo. Nos hemos juntado un grupo de seis y hacemos marcha. De repente, cogemos una senda ascendente y el jose explota. Cogemos una retahila de sendas que hagan que me plantee el abandono. Alguien me debe oir y piensa, ¿seguro que quieres abandonar?...y me manda como castigo un tramo -bueno, a mí y a todos- completamente enfangado. Voy a abandonar y me mancho las zapatillas. Bien.

Dejamos ese montón de sendas que solo ha conseguido hastiarme cosa mala. Bueno, y dejarme las zapatillas tan bonitas ellas en ese montón de barro tan...eso. Empiezo a bajar hacia Guadalest. Quedan 80 kilómetros de ahí a meta. Nada más salir una subida de 900 metros de desnivel, después otra y otra. Podría seguir a Fageca y ahí pensarlo. Llegaría de día. O descansar y luego seguir. De momento, vayamos hacia Guadalest y luego lo vemos, pero la intención de dejarlo parece clara.

Puf, es que queda mucho. Puf, y hay que subir ahí arriba. Y a todo esto, el cielo sobre Guadalest tenía algún nubarroncillo del tamaño de Portugal encima. Una minucia, vamos. Nada, que lo dejo. El mismo de antes me oye y vuelve a pensar, ¿seguro que quieres abandonar?. Y me recompensa con una lluvia torrencial -que hasta hoy ha salido en las noticias me dicen- acompañado de un poco de granizo. Joer, ni que hubiera apostado por mí o algo.

Cuando me sale la tercera o cuarta escama, me encuentro una puerta abierta a la entrada de Guadalest. Y dentro, viendo la que cae, tres compis del grupo de seis anteriormente citado. Ikea es grande...dónde caben 3, caben 4. Me quedo en el umbral protegiéndome de la lluvia. Jose (bonito nombre), el propietario, me ofrece una toalla o un albornoz para secarme. Declino la oferta...total, voy a llevar luego el mismo caldo de ropa encima. El objetivo pasa por llegar al avituallamiento, abandonar y que me lleven a meta antes que me quede congelado.

Parece que deja de llover. Salgamos. Bendita lluvia, me ha calado hasta los empastes pero le ha quitado el fango a las zapatillas. Nos vamos para Guadalest. Se vuelve a poner a llover. Mecachis. Se vuelve a poner a llover fuerte. Me ahogo. Quiero llegar al control ya. Antes subimos por unas escaleras donde el agua cae a cubos. Bonita estampa. Si no fuera porque voy como voy, incluso se me escaparía un ohquebonito.

Llegamos a la plaza, veo el avituallamiento. Vamos para allá. "Jose!!". Una voz femenina dice mi nombre. El que me ha castigado con el fango y con la rotura de una presa encima de mi cabeza por fin me recompensa con una voz femenina. Antes que penséis mal, es mi hermana con el Guille. Parece que después de seguirnos por todo Madrid la semana pasada, se quedaron con ganas de seguir animando. En este caso, animar, van a animar poco...pero llevarme a Alcoy en coche, no sé, no es descartable. Lalalalalalala.

Entramos en el bar de la plaza y eso se convierte en el centro de la "operación retorno". Para lo cual necesitamos un coche (lo tienen) y ya. No necesitamos más. Yo, un poco más exigente, comento la opción de no morir costipado y pido que me compren una camiseta cutre salchichera (luego me entero que las habría más chungas, ay) y un bocadillito de longanizas y choricicos. Ya que sé que no sigo -el próximo cambio de ropa está en 40 kilómetros, no sé cuando dejará de llover y la montaña, mojada es más bonita...y peligrosa (de la noche ni hablo)- por lo menos que no me grite el estómago.

De ahí, vuelta a Alcoy junto a Raimundo (un argentino alicantino...esto de la globalización hace que cada día me entere menos) y un veterano madrileño (vuelvo a insistir en que creo que no es tan difícil eso de "hola, ¿cómo te llamas?). Son solo 40 kilómetros y, aunque llueve, mi hermana lleva el cristal del coche bajado...Según parece, el agua de la lluvia de Guadalest, no lleva jabón incorporado ;p.

En fin, la experiencia del UTMDA ha sido satisfactoria. He aprendido a saber abandonar, a saber cuando dejarlo. En condiciones normales, en Guadalest, es probable que hubiera continuado pese a tener tan claro que lo dejaba (me conozco bastante), ya que a Fageca habría llegado de día y el colchón con el que me movía por allí era para echarme a dormir unas 2/3 horas por la noche sin problema -el mundo necesita ultrarunners dormilones, creo-; pero con condiciones tan adversas y el estado tan precario en que me había quedado (empapado, digo) lo mejor era dejarlo y recuperarnos lo antes posible para locuras parecidas.

¿Volver al UTMDA a vengarnos?. De momento no -más que nada porque la carrera es anual, imagino-, pero no me ha hecho mucha gracia lo de hacer una carrera de 160 kmos, saber que hay kilómetros de más y no tener alternativas para mantener los kilómetros previstos y más habiendo un bucle de 11 kilómetros en el recorrido.

De todos modos, agradecer al C. E. Naturesport haberse metido en este tinglado y ofrecernos, tan cerca de casa, una carrera (pedazo de carrera) de estas características...y ayudar a darnos cuenta que todavía no estamos preparados para berenjenales de esta guisa...

El año que viene, cuando se me olvide todo esto y esté otra vez inscrito, trataré que no se me pase por la cabeza la idea del abandono para que la meteorología nos sea benévola (previo pago, claro ;p).

6 comentarios:

  1. Eres un CRACK. Seguro que a la proxima lo consigues. Ánimo.

    ResponderEliminar
  2. pedazo de cronica.alguna vez tenia que ser la primera para abandonar, yo ha abandonado tres veces y tambien se me hizo muy duro hacerlo pero lo primero es la salud para poder intentarlo otra vez, recuperate que te vamos a necesitar para el raid se Andilla ya que nos hemos quedado sin un corredor.Saludos angelucon

    ResponderEliminar
  3. Saludos Jose. Soy Luis (el alcoyano-canario). Espero que nos encontremos en otra ocasión

    ResponderEliminar
  4. Jesús, que yo no sé si quiero volver...ay ay ay.

    Ángel, lo de Andilla no lo veo claro, creo que tengo una boda. Afortunadamente, no es la mía oeoeoeoeeoeoe...ya veré que se puede hacer, pero tendría que tener muchas 'eses' el recorrido.

    Luis, crack, ¿acabaste?. Solo por salir de Guadalest como estaba el patio, ya tienes mi admiración...y una recomendación para irte directito al psiquiátrico ;p. Un placer rodar junto a usted.

    ResponderEliminar
  5. Después de tantos kms juntos que me llames de usted será porque me ves "agüelete". Llegué con media hora de retraso al control de Fageca y me descalificaron... Por cierto, continúo ingresado en el psiquiátrico de Fageca.

    ResponderEliminar
  6. Pero lo de usted ha sido solo una frasecilla al final, no me lo tengas en cuenta ;p.

    ¿Les dijiste que llevabas 10 kilómetros de más (o 12 o 15 o los que fueran)?

    En fin, el año que viene, si hay que vengarse, se venga uno...

    ResponderEliminar