domingo, 14 de marzo de 2010

k18 de Serra

Una vez conseguimos volver de Andilla, allá por el frío enero -que se diferencia de marzo en que enero es enero y marzo es marzo, porque vamos, rasqueta hace la misma-, las Cascadia, haciendo honor a su nombre, se quedaron un largo tiempo recuperándose (de hecho, aun siguen en la misma situación las pobrecicas). Con tanto trasiego, lo mejor, como recomiendan los especialistas es apuntarse al Maratón de Borriol, por todos conocidos como el tercer maratón más llano de la Comunidad, tras el de Valencia y el Espadán, para volver a la rutina tan querida de la montaña. Para hacer Borriol, aparte de apuntarse, toca entrenar así que el domingo 7 de marzo fue el día elegido para el retorno a esto de las sendas. El lunes 15, buen día para contarlo.

En efecto, de los creadores de la saga de "prepara un ultratrail en 3 semanas" o "haz el ridículo en tu ciudad en cuatro sesiones de 30 minutos", llega algo parecido a "a ver cómo la pifias en el MaBo". No sé yo si tendrá mucho que ver para lograr este objetivo los últimos 30 kilómetros de Valencia, donde el jose lucía una elegancia al correr similar a la de la Belén Estebán haciendo cualquier cosa (me apetece currarme las comparaciones mogollón).

Y, claro, para ir a Borriol, aparte de un coche y un poco de gasolina, necesitas estar en un estado medio decente para no querer volverte en la primera subida -que no es casi inclinada, ¿sabes?-, así que, en marcha, vayamos a la desconocida e inhóspita Serra.

La salida de Borriol es explosiva, y no porque la den detonando un cartucho de dinamita, sino que tiene un par de kilómetros iniciales de mirar al cielo...y solo ver piedra. ¿Hasta ahí hay que ir?...pues en ese plan. Así que el muro más parecido que tenemos (porque el resto se nos han agotado) es la subida al Castillo por el cortafuegos. Ese kilómetro con algunos llanos a casi 14' es un buen inicio para preparar lo que nos espera y para, porque no, recordar que es duro esto de la montaña si la abandonas un tiempecito. Ay. Otra queja. Otro ay.

Coronado el Castillo -cuesta un poco más corriendo/andando que leyendo, ehhh-, buscamos el Alt del Pi. Como soy una nenaza, lo subiremos por la senda más tendida -que aún así se sube andando, menos mal que es la más fácil-. De repente, aparece una senda a la derecha...ummmm, sigamosla. Jo, como mola, es para abajo, yuhu, curva a derecha, a izquierda, más yuhu...es el dragonkan ése. La senda es entretenida hasta que te das cuenta -aunque uno se lo olía- que sale a la subida de los postes de la luz. Si la subida más tendida se hacía andando, ésta se hace a cuatro patas porque a seis es muy difícil. El dragonkan deja de ser mi amigo.

Llegamos al Alt del Pi, nos tiramos para abajo por la senda que nos conducirá al Gr. En la última salida, ese tramo estaba entonces camino del kilómetro 20. Me doy con una rama (otro blog no, por favor!!) en el brazo. Como soy torpe, me doy también con la misma en el hombro. Menos mal que era una birria de rama, llega a ser la de un roble centenario y aún estoy allí dándome golpes.

Pasamos la mitad de la ruta dejando un surco de babas, pues los del Merendero han decidido empezar a hacer cositas a leña. La tontería se me irá pronto, pues nos ponemos a subir la Cruz del Sierro. Ahg, la lengua está seca. Maldito merendero. Y la tierra del suelo áspera. Tengo que subir con la boca cerrada ;p. Una vez arriba, recuperamos la compostura y para abajo.

Pues una vez ahí, si subimos hacia el hito y giramos para ir al Pla dels Ermitans...pues entonces concentramos toda la dureza del K25 en menos kilómetros. Pues nada, hagámoslo. Visto así, suena muy profesional y toda la pesca, pero es que el coche estaba al otro lado, así que había que subir el montañusco en cuestión.

Llega lo mejor de la ruta y es que es todo bajada prácticamente hasta el coche. Habría quedado un K-18 de lujo si, en vez de tirarme en plan to'perro por la carretera, hubiera bajado por la Font de Deula, pero es que estaba un pelín hasta...ahí, sí, ahí.

El track es éste

Y el mapita, muy cuco él, con su perfil, pues éste otro.



El entrene de ayer, con sus poco más de 8 kilómetros y 800 metros de desnivel imagino que lo pondré en mitad del verano, viendo la diligencia y rapidez que me gasto estos días.

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