domingo, 10 de enero de 2016

De adivinanzas en el GR-10: de pista a pista.

Lo mejor, lo más indescriptible de despertarse uno a las cuatro de la mañana, ir a Puzol, hacer una carrerita que le tendrá ocupado -spoiler- parte de la mañana y algo de la tarde -fin spoiler-, volver a casa, ordenar la correspondencia y demás cosas útiles que hacen que te duermas hacia la medianoche es que, al día siguiente, estás despierto a las p*tas siete de la mañana!!!!

Así que retrocedemos un poquito en el tiempo y nos vamos al primer sábado de rebajas del año, a hacer  cola a eso de las cinco de la mañana en el pabellón de Puzol para que nos den la bolsa con detalles varios y, lo más importante -o lo más loco, llámalo como quieras-, un dorsal que te permite correr el GR-10 que, recordemos, es una carrera que va de Puzol a La Pobleta por uno de los caminos más largos que hay. El otro es vía Bilbao, creo.

Aunque, para qué engañarnos, la cola no fue tal. Como Francis se quedó to'loca al ver que vine antes que ellas, me acercó el dorsal, me explicó la localización del chip y todo con la condición que no dijera nada de lo ocurrird…ups!!, merda!!

El paso uno ya estaba hecho. Ahora solo faltaba que vinieran mis compañeros gatunos. Y vinieron. C estaba muy gracioso con la luz blanca de posición. Ah, no, que era el frontal. C estaba muy gracioso con el frontal ése que era incapaz de iluminar una piedra a, espera que tome medidas, sí, eso, a treinta centímetros. Así que hizo bien en tirarlo. Por lo demás, el resto muy bien. Lo importante en una cosa de éstas es decir aquí estoy y vamos a intentarlo. Luego las cosas saldrán mejor o peor, pero el momento de la salida no nos lo quita nadie. Y el selfie tampoco, claro. Click.



Y como GR es igual a Isaac. Qué envidia le debimos dar ese primer año en Gátova, pues ahí estaba el muchacho a por su parchecito. Muy tristes y preocupados, como tiene que ser...


Y a las seis se dio la salida. Y salimos atrás. Novedad. Sí, éramos pocos pero salimos atrás, porque nos girábamos y no había nadie más. Conclusión irrefutable. Y en cuanto cogimos la primera calle ahí empezó la carrera en solitario. Les lié un poquito para se apuntaran, que se lo iban a pasar muy bien, que había tramos que olía a romero, que no había problemas para aparcar…y a los doscientos metros les dejé solos.

Y a los doscientos metros se fue, menos mal. Debieron pensar.

Y el primer kilómetro salió por debajo de cinco. Y en el segundo ya había un puente. Y ahí dije, ya no corro más, que me ahogo, subiremos a Penyes en mitad de este grupo. Y la senda tiraba para arriba. Y, aunque lleváramos luces, lo bueno que tenía esta subida es que no sabías hasta donde se llegaba. Cosas de la oscuridad. El tapón de Penyes se cambió por pista -biennn- y, una vez coronado, pasó lo que me pasa siempre en esta carrera. Empiezas la bajada en un grupo de ocho y llegas abajo solo no, lo siguiente. Tampoco es algo que me afecte, pero como es lo único digno que haré en esta primera parte pues voy y lo cuento, va.

Con la noche enfilamos el segundo ascenso del día. Por el camino, evité ganar cuatro posiciones porque los de delante se desviaron hacia el Pico del Aguila siguiendo una bici -uno, que es un buenazo- y eso, al lío, a subir. Aquí, el espectáculo de luces zigzagueantes subiendo debía ser una pasada…para quien se girara, claro. Yo voy notando, como llamarlo, ah, sí, una serie de problemas gástricos que desembocarán en, una vez arriba, una literal bajada de pantalones y…si alguien quiere más detalles, nada, que los pida.

Seguía siendo de noche y el frontal seguiría encendido hasta acabar el descenso, en Segart. Un poquito más de dos horas. Aunque la referencia que uso, más que el tiempo, es la luz…y es que, en el último GR el frontal lo apagaba a la altura del WC y ésta vez, abajo. Y el avituallamiento era tan birrioso que ni paré.

Tras poco más de un kilómetro de asfalto, lo que toca subir ahora es el Garbí por la canal, con sus rulos, sus cadenitas, mi afición a utilizar las manos en carrera…al lío, pues. Al tercer piedrolo estoy hasta la p*lla, para qué engañarnos. Y, como siempre, tras el paso estrecho, ahí siempre pongo mal la rodilla y me la raspo. Y los amigos de Last Race no sé si me pillaron ahí o huyendo de Mordor…



Volvamos al tema, decía que lo bueno que tiene el Garbí es que está en la Calderona y no en el Himalaya, así que, en poco más de veinte minutos, nos quitamos de encima esto y la carrera se convierte en eso, una carrera. Aunque el repecho posterior lo hagamos andando porque, pese a ser una carrera, uno está cansado.

Y en un plis plas estamos en Barraix y de ahí a la Fuente de L'Ombria, donde está el avituallamiento. Pero, justo un poco antes, nos encontramos a la alegría del GR, misteriosamente afónica -modo iker jiménez activado- y es que ahí está Manoli aplaudiendo, fotografiando, animando…y eso no se paga con dinero.

Y si encima no me saca del todo mal :)



Y en el avituallamiento nos pondremos finos a isotónico y cambiaremos el agua. Toda. Me estoy dando cuenta de una cosa y es que el agua me está sabiendo a rayos y no me entra. Y vale que en el armario tenga todas las botellas de tequila, ginebra, agua todo junto pero vamos, que no, que no me he equivocado al cogerla…Además, por momentos, el sóleo se carga y el gemelo también. Vamos, que llevamos veinte kilómetros de prueba y tengo las piernas como si llevaran cincuenta.

Así que cambiamos todo, un trozo de plátano y encaramos el segmento -maldito Strava- más largo de todos sin avituallamiento. Vamos pa'Gatova. Cogeremos el tramo del GR hasta más o menos el desvío hacia el hito. Aquí, por un lío de permisos que no entiendo, la carrera no puede seguir transitando el  GR, un tramo que principalmente es pista -desde más abajo del Llentiscle hasta Tristán- y nos desvían. Y digo que no lo entiendo porque trescientos corredores -sin arados, ni crampones, ni con rastrillos metálicos- creo que puedan afectar tanto al entorno como los todoterreno o motos que sí circulan por ahí sin problemas. 

[Inciso] Alejandro Lostado me saca tal que así tras pasar por el Marianet…y sí, es lo que piensas, le vi y me puse a corretear [Fin inciso postureo]



Pues nada, que no nos dejan. Así que toca buscar la senda que forjó Don Paco Calabuig -el de las PSP- y que creo que solo se utiliza ese día a tenor de su estado: abandonada, no cuidada…vamos, que no aporta nada al recorrido. Y si a eso le juntas que tampoco estamos muy potables ya que, pese a que el agua ya entra, la sensación estomacal es ciertamente desagradable, pues no voy a vender a la senda  ésta como lo mejor del mundo. En fin, sigamos.

Y bajamos, y sendeamos subiendo, y salimos a un avituallamiento de agua express que se han montado. Y entonces cogemos pista para aburrirnos. En el perfil del dorsal hay tres repechos entre Serra y Gátova. Lo único que me consuela es que ya llevamos dos. Lo que me preocupa es que el tremendo aire que hace me tire abajo y me toque volver a subir alguno. Porque es que, climatológicamente hablando, nos está haciendo un día de invierno con una temperatura muy suave pero con un viento que va a ser bastante molesto desde mediada la mañana hasta que subimos al bus. 

Mientras subimos el tercer repecho, por pista, una voz cándida y femenina, a la par que angelical, dice eso de estoy hasta la p*lla de tanta pista!!…en efecto, la bestia parda de la Herrera viene subiendo como un tiro. Con lo que ya no me da tanto miedo el aire, si no que me tire su rebufo. Por otra parte, algo no me cuadra: esta pista acaba en Tristán. Camino de Gátova hay que subir el molino. Sí, el perfil del dorsal está mal…queda otra subidita, ay.

En la bajada tras la pista, la gravedad cumple su principio básico adaptado al atletismo: mi culo pesa más que el de la Herrera, así que me voy. Y luego se subió el molino. Y después se bajó a Gátova. Y control de los jueces. Y casi salgo encerrado de ahí. Yo creía que los jueces eran gente amable que dialogaban y tal…Mallas largas y cortavientos. Total, que saco la chaquetilla del goretex to'fashion…y perfectamente envuelta y me dicen que no, que no vale. Y le saco una cosa de plástico que no pesa ni 200 gramos y eso sí que vale. Pues nada, la Herrera me coge, me dice que está Javi en Gátova. Vamos por debajo de las siete horas. Van 48 kilómetros. Toca comer algo, hincharse a Coca Cola y ver lo guay que es Raquel esperando a Isaac. Y Ana al diablillo. 

Y lo mejor para hacer la digestión es el repecho que hay justo a la salida de Gátova. Y luego la pista para trotar. Este tramo pistero hay que trotar aunque no se tengan ganas. Me empiezo a notar mejor de sensaciones y aquí va a entrar en juego otro factor: llevamos cincuenta kilómetros de carrera y yo tengo las piernas como si llevara cincuenta kilómetros con lo que las diferencias musculares treinta kilómetros atrás se van equilibrando.

Vaya si se van a equilibrar…

Y es que en uno de estos tramos pisteros veo que, en poco más de dos minutos hay unos diez corredores dispersados. Así que lo único que hay que ir haciendo es trotar: trotar en los tramos llanos y trotar en los ascendentes si la pendiente no es muy bestia. Y en un rato, ese grupo se compacta y yo estoy dentro. Bueno, dentro dentro…yo lo cierro.

Y sobre el kilómetro sesenta se produce una especie de digievolución por la que me voy a convertir en una especie de ogro comeniños. En apenas unos momentos haré marcha en solitario -sigo pensando que si vas solo, vas a tu bola. Si vas con gente, o irás frenado o irás con el gancho- y, cada cierto tiempo, aparecerá gente en el camino. Y en un tris-tras estarás a su nivel. Y justo después, otra vez solo a buscar a los siguientes. 

Y nos plantamos en el Montmajor. Van casi 70 kilómetros. Y los de Last Race se han descolgado de la Canal y aparecen por arte de magia por aquí para sacarme de esta guisa




Aunque no es que fuera levantando una gran polvareda, me voy haciendo a la idea que a Sacañet llego de día. Y aquí sí que vamos completamente solos. Por delante no se ve nada. Y, por detrás, para una vez que me da por girarme…tampoco. Pero seguimos en las mismas: trotar, trotar, trotar…lo de los setenta kilómetros en las piernas es anecdótico.

Y por fin se ve a alguien a tomar por saco. Al rato más cerca. Siguiente. Ahora se sube un repecho. Uno a medio repecho. No le doy más de tres minutos. Siguiente. Cuando te quieres dar cuenta, ya se ve Sacañet. Las veces que he venido por Sacañet siempre ha hecho un viento bestial. Como esta vez lo lleva haciendo desde hace cinco horas pues tan tan novedad no es. 

Eso sí, sigo felicitando a quien lo diseñó: ves el pueblo, corres hacia él, levantas la mirada, está más lejos. Por fin atravesamos la carretera. Y ahí sí, rampa de cemento. Conforme te acercas, el término rampa lo cambiamos por rampón. Gente animando. Alegría. Avituallamiento.

Ni me siento, ni me cambio. Relleno, bebo y a la marcha. En seis kilómetros está Canales. Entre medias, el ascenso a La Bellida. De Sacañet siempre he salido con las mallas largas, la chaqueta…este año solo me pondré los guantes y sacaré el frontal. La Bellida es un ascenso cómodo. Relativamente, que llevamos ya 80 kilómetros. Pues menos mal…porque habrá tramos que haré corriendo. Y aquí ya es donde me asusto porque ni yo mismo sé qué pretendo…estás corriendo en la penúltima subida con 80 kilómetros como si estuvieras dándote una vuelta por Santo Espíritu!!!. 

Imagino que solo pretenderé contarlo, no sé. Ah, sí…y evitar que me pille uno que estaba en Sacañet y que oía sus bastones como si fuera una versión de "Con la muerte en los talones". Y coronamos. Y aquí las ráfagas de viento eran bestiales. Y la Zimmerman no tenía buena cara. Y nos tiramos para abajo. Y a Canales llegamos sin usar el frontal.

Y una Cocacola y a buscar la meta. Ahí, a diez kilómetros. Algo de subida por medio y ya. Y el modo comeniños lo cancelé porque era de noche y no veía un pijo. Ah, y porque estaba cansado. Creo que este último factor era el más importante. Y como era de noche no podía cambiar las pilas del frontal. Así que fui con el frontal de C hasta que me habitué a la m*erda de luz que daba. Y cuando llegó la bajada definitiva, el chaval de Sacañet se fue. Y lo celebré echando un pis. Y luego ya la cosa constaba en seguir las marcas y acabar. A veces por pista, a veces por senda…y llegar a Andilla. Pueblo hermanado con Sacañet. Cada vez estaba más lejos.

Peor era lo de oír la voz del speaker. Faltaba poco ya. La oías y dejabas de oirla. O eso, o tenía alucinaciones. Sí, era la voz del speaker. Sin duda. Y pasaban los kilómetros y Andilla estaba cada vez más lejos. Y cuando, al fin, parecía que llegabas y la contemplabas, absorto, ante ti entonces te dabas cuenta que la estabas viendo desde abajo. Y tocaba subir.

Y no oías la voz del speaker pero sí llegabas a Andilla. Algo es algo. Y atravesabas Andilla. E iba sólo solísimo. Y salimos de Andilla. Y unas luces te desviaban a la derecha. Y se volvía a oír la voz del speaker. Y entonces cruzabas un puente. Sí, ese puente. Ese puente que no vi el primer año -igual lo construyeron hace un siglo, o sea, que estar estaba- y me mojé los pies con esa revigorizante agua de enero en Andilla -el año que nevó, además…para que te hagas una idea de cómo estaba-. Y tras ese puente, un repecho en zig zag. Curva a la derecha. Ahora se oye la voz del speaker y se ven las luces de meta. Ahora sí. Las posibilidades que se aleje todo son ínfimas. No las descarto. Pero eso. Giro a la izquierda, última recta. Fin. Alegría. Cansancio. 

Los de mychip me sacan tal que así…



Y encima viene el speaker y te pregunta. Y te sale que estás cansado. Y te dice que eres grande, que me lo han de decir mucho. Y le digo que sí, pero que también creo que es un poco mentira. 

Los borrachos, los niños y lo que recién acaban de terminar el GR-10 nunca mienten :)

De la carrera en sí me quedo con dos cosas: con las sensaciones contrapuestas de los kilómetros 20 a 48 -con molestias musculares, angustia, ganas de echarlo todo por donde sea-, lo que nos recuerda que somos humanos y que hay multitud de factores que no tenemos controlados pese a ir con el mejor de los entrenamientos y la de disfrutar ese punto de tortura como es el de llevar 60 kilómetros y decir "oye, vamos a liarla". Y, ahora que lo pongo, todavía me río, jijiji.

Anexo:

Aquí se muestra la evolución del corredor paquete en ogro comeniños:


Este es el perfil más llano que he encontrado.



lunes, 7 de diciembre de 2015

MaCasCo: Maratón de Castellón de los C*jones...

Que conste que el título es así para no darle un carácter sobrio al tema. La carrera, lo dije el año pasado y lo mantengo éste es un auténtico carrerón tanto para el corredor (agua cada 2,5 kms, geles, fruta o powerade cada 5 -y no en vaso, ejem-, recorrido céntrico en su mayor parte…) como para el aficionado, pues moviéndose unos pocos metros puede ver la carrera en diversos puntos. Y, además, hay terrazas. Y no llueve. Vamos…que Castellón es un maratón hecho para un Filipides desorientado, pues se pasa por algunos puntos varias veces y eso lo agradece el espectador…y, por ende, el corredor.

El título va más encaminado por las sensaciones sufridas -lo que fue disfrutar, fue poquete la verdad…- que por otra cosa así que, evitando herir susceptibilidades…empezamos.

Y vamos a empezar rebobinando…tres semanas atrás. Domingo. 10.55. Tras cuatro horas y media despierto y casi dos de maratón de Valencia, el gemelo se carga cienmil en doscientos metros y, echándole conocimiento, lo dejamos ahí. Creo que, justo, en el punto más alejado de la ciudad de donde tenía aparcado el coche. Pero bueno, eso son casualidades…Y enganchamos con la foto que inmortalizó el momento.



El conocimiento que le echamos por la mañana lo perderemos por la tarde cuando vemos que aún nos podíamos inscribir a Castellón y el precio, a tres semanas vista, no era prohibitivo (zasca de Castellón a Valencia) y la logística que nos ofrecía Isaac era inmejorable (vamos, solo pedía que me recogiera el dorsal, me llevara, invitara a comer y, ya puestos, traerme…)

Así que nos apuntamos. Ole.

Y entonces empezamos la campaña de largos en las dos semanas previas -4, 5 e incluso 6 kilómetros- e, incluso, añadimos la mayor locura cometida este año: apuntarnos a un 15K. En Vinalesa. Y acabarlo. Eso sí, lo de querer ir a 5'15'' para acostumbrar al cuerpo a la marcheta que quería ir en Castellón, costó un poquito más. A 4'50'' salió. Cierto, menuda m*erda de entrenamiento :)

Pero bueno, peor fue lo de Cheryshev.

En cambio, lo mejor, sin duda, que en todas las salidas ni rastro de los problemas en el gemelo. Los del peristeri -calcificación en la tibia que no sé si es lo que genera la periostitis- ya me voy haciendo a la idea que me van a acompañar hasta…bueno, bastante tiempo.

Isaac y Raquel fueron por el dorsal el viernes. Solo hubo catorce más que pensaron lo mismo, así que el domingo, en el punto que quedaron los Parotets, pusieron unas mesas para agilizar la entrega…y, en nada, emprendimos la marcha. No he dicho nada de lo de despertarse a las 5:50 de un domingo de puente…porque mis compis gatunos, más o menos a esa hora, empezaban a corretear por los montes de Chiva.

Aparcamos, cafeteamos e incluso liberamos a Willy. Dos veces!!!. Entonces se hicieron las fotos. Con gradas supletorias para que salieran todos. Son bastantes, sí. En un momento de despiste, me infiltré y así parecía que iba con gente :)


Nos fuimos para la salida. 9.00. Pum. Primer kilómetro de bajada. Insisto, Castellón de la Plana. Objetivo: seguir a Isaac y Jesús. Y, en cuanto me vea bien, darles la patada. Más o menos por el 41 y medio o así, para asegurar. Estos entrenes a ritmo crucero de 4'50'' se demuestran especialmente útiles cuando el GPS me muestra que los ocho primeros kilómetros van a andar por 5'20''/30'' y con unas sensaciones horribles no, lo siguientes. Así que, bajando de la UJI, los tres Parotets -se les uniría Cristobal- se iban a ir yendo más y más…

Y si en algún momento me uní, fue debido a los tres kilómetros de oro que tuve, en bajada, claro, en los que anduve por unos más que decentes 5'10''. Y aquí se acabó todo, porque estamos en el diez y se empieza a cargar, con serio riesgo de calambre…el cuadríceps!!! Tachán. Nuevo invitado a la fiesta.

Y entonces ahí, en el segundo paso por la pancarta ésa del "arròs i la farina" cuando ya me descolgué definitivamente. Y creo recordar que lo último que oí era que dijera algo de los comentarios de Cristobal…pero los oí, así, como muy a lo lejos…

Análisis K11 -a partir de aquí irá todo muy rápido, en la crónica, me refiero-: cuadríceps cargado izquierdo, peristeri derecha, 30 kilómetros por delante pero, oh, sorpresa…del kilómetro 12 al 17 tenemos ritmo (lejos del previsto): todo entre 5'21'' o 5'24''. 

Entonces llega la recta del Grao. Y el 19 se nos va por encima de 5'30''. Y el 20. Y vemos el Grao. Bonito asfalto. Y el 21. Y retomamos la recta del Grao otra vez. Media maratón: 1h55. Y el 22 se va a 6. Y el 23 a 6'9''. Y el 24 a 6'32''. Y hay progresiones geométricas que dan menos miedo. Por lo menos la recta del Grao se ha acabado.

Pienso realmente en dejarlo aquí. Porque no estoy disfrutando nada. En el 25 -6'31''- avituallamiento con geles y Powerade. Me encomiendo a ellos. A ver si cortamos la hemorragia. 26 a 6'35''. Me pongo a toser como un condenado por el polvo que levanta el grupo de las 4 horas al pasarme. 27 a 6'36''. 28 a 6'02''. Éste creo que es uno que se bajaba un trozo del Tourmalet o el gps contabilizó 800 metros, no sé…así que muy muy arriba tampoco me vengo. Por esta zona, me pasa uno -vamos, algo que no es extraordinario, no te vayas a pensar- acompañado con una bicicleta y éste dice que por lo menos hace buena temperatura. No, si la temperatura es c*jonuda, lo malo es la distancia. 

La conclusión que saco es bastante sencilla: mientras mueva los dos pies como corriendo, el ritmo no se puede ir mucho más arriba. O sea, traduciendo, más lento no puedo ir si no paro. 

Y aquí va una foto que hizo Raquel para comprobar que hubo un rato que sí, que parecía que corría…al principio.



Y justo cuando pienso eso, el chute de geles más isotónico empieza a surtir efecto: 6'13'', 6'01'' -también mal medido, fijo-, 6'12''…Lástima que el primero hace más de una hora que está en meta, que si no…Así que los kilómetros dejan de ser kilómetros y los contabilizo como packs de seis minutos y pico. Con lo que, en el 32, me falta hora y pico. En el 33 menos de una hora. En el 34…joe, otra recta larga. En el 35 me vienen recuerdos del año pasado, cuando perseguía al grupo de las 3h45 a unos pocos metros. Este año, también, bueno, a unos 20 minutos…

Y los packs de seis minutos y pico fueron pasando. Algunos con pensamientos positivos, como el que viniera alguien en el 39 y te pegara un tiro y se acabara ya con este sufrimiento. O la vuelta al parque del 41, que no veías llegar ninguna de las esquinas. O la de querer pararte en cualquiera de los cuatro o cinco o setenta arcos que había previos al de meta…y luego otros negativos.

Y al final, muy al final, cuando eso, cuando ya no quedaban más arcos, estaba ése, el que marcaba que esto se había terminado. El que te decía que habías estado 4h10 o 12 o 13 dando vueltas por Castellón tras una noche en la que estabas a las dos sin conciliar el sueño, cenando bravas, morro y cerveza y…nada, que no encuentras la explicación a esto.

Parece que dimos un poco de vuelta, sí...



Y, bueno, ya está hecha. Te queda la sensación rara de, en Valencia, ir por el 21 con un ritmo por debajo del 3h45 y, tres semanas después, con un largo de 21 -uuuuuh, qué largo-, otro de 15 -uhhhhhh, sobreentrenado- y rodajitos de 20 minutos para que no se atenacen las piernas acumulados…ir con unas sensaciones horribles.

En fin, espero que algún pino me dé la respuesta, que yo me vuelvo al monte :)

Y nada, dar las gracias a Isaac, Raquel y el resto de Parotets también por la compañía en esas horas que uno solo tiene sueño y, por otra parte, a Castellón -y sus voluntarios- por permitir que me redima y siga saliendo una maratón de asfalto al año :)

lunes, 16 de noviembre de 2015

Media Maratón de Valencia

Y el pinchazo del gemelo fue el 1 de noviembre. Y Óscar me dijo que pedaleara la primera semana. Y me dijo que la segunda trotara y estirara. Y eso hice. Diez minutos un día. 6 kilómetros otro -éste fue el segundo largo más ídem, creo-. Quince otro. Diez el último. Sobrado, pensé.

Y no te digo que casi sobreentrenado por vergüenza. En fin. Día 14 de noviembre, 14:00. A por el dorsal. Museo Príncipe Felipe. Subir escaleras. Ir al quinto c*ño, o sea, al otro extremo. Coger dorsal. Volver del quinto c*ño. Bajar escaleras. A por la bolsa. Entrar en el Museo Príncipe Felipe. Atravesar la feria del corredor para ir al quinto c*ño otra vez. Al mismo extremo de antes, pero en el piso de abajo. Lo de poder usar unas escaleritas que te lleven abajo directo, oye…como que no. Volver del quinto c*ño. Tener miedo de meterte en la feria otra vez por miedo a no encontrar la salida. Salir. Aire puro.

Es de noche. Merda.

Me quedo, eso sí, con las vistas desde la pasarela del Museo ése...


Día 15 de noviembre. 7:56. Aparco donde nunca he tenido problemas pero este año solo quedan diez plazas como quien dice. Primera conclusión: a mayor número de corredores, más gente, más agonías que madrugan, menos sitio. No lo digo por Isaac. Me parece entender que está ayudando a hinchar los arcos.

Pero pese a los 16000 corredores, nosotros seremos cuatro gatos los que nos citaremos a las ocho y media en la equis que, muy amablemente, puso Pedro en el plano. Y los cuatro gatos nos plasmamos para la posteridad. El día amenaza de todo menos tormenta. Ojo, habrá que beber porque el calor va a ser más que interesante.

Anna nos saca así de buenorros y nos vamos para la salida. 


Vicen, muy triste y cabizbajo, se va para el cajón de los que van en moto, o sea, los que quieren bajar de tres horas en hacer todo el maratón. Así, enterito. Bruto el nene. Es una mala influencia. Pero eso sí, habrá que creer lo que dice porque lo va a conseguir y, además, holgadamente.

El resto saldremos del cajón de 3:30. Y sin andar con muchas historias, nos ponemos al lío. Ni que decir tiene que voy a ir toda la carrera a mi bola. Intentando moverme en un ritmo cómodo a 5:10/5:15…merda, 168 pulsaciones en el segundo kilómetro a ese ritmo. Pues eso, como decía, vamos a movernos con cierta comodidad a 5:20/5:25 el kilómetro esperando como el cuerpo asimila esos primeros instantes y, más importante, como lo hace el gemelo.

Y los primeros kilómetros pasan medio bien. La mejor noticia es, por una parte, ver a Josep animando en la curva de entrada en Tarongers y, por otra, que desaparece el temor a que se me cargue el gemelo malo pues quien lo hace es el bueno. Y, encima, me alegro.

La recta de Tarongers sigo pensando que es eterna. Me imagino a Filipides corriendo por su Grecia natal y cascándose una recta enorme y luego volviendo por una paralela. Y después, claro, dándose una palmada en la frente en plan "qué soldado griego más tonto estoy hecho".

Por cierto, en este tramo me voy al suelo. Bueno, creo más bien que alguien me zancadillea, pero como tampoco sé si es que me cruzo o zigzaguea o lo que sea, tampoco le doy más importancia, vamos, que me cagoensup*tamadre cuatro millones de veces y sigo. Que van 7 kilómetros. Bueno, que quedan 35.

Y en Blasco Ibáñez pasamos el 10 medio decentemente. Aunque más rápido parecen ir los que vienen en el otro sentido, levantando una polvareda que no es ni normal. Y el 11. Y el 12 en Hermanos Machado. Y ahí noto una ampolla en el dedo gordo del pie izquierdo que va a ser molesta. Y eso que embadurné los pies en vaselina que daba gusto. Vamos, que me puse el calcetín enganchado con una cuerda al tobillo porque no había forma que se quedara puesto…Y luego noto que, cuando estiro la pierna, ahí un dolorcillo en la zona inguinal.

Y del gemelo, ni rastro. El maratón es una sucesión de problemas físicos. A cada rato te dolerá una cosa. Así que nada de esto me preocupa. Pasamos el 15. Primer trago de isotónico en vaso. Buen invento. No sé cuánta gente ha perecido ahogada por intentar beber isotónico en un vaso. ¿50?, ¿60? no sé cuántos euros la inscripción, más patrocinadores, más ayudas…y el isotónico te lo dan en un vasito. Bueno, no, te lo dan en un vaso. De hecho, creo que sería más justo definir el traguito te lo dan en un vaso.

Vamos a usar términos relativos para tratar de explicar esta contingencia: el todo es el traguito. Pues bien, cuando tratas de beber del vaso. Una pequeña parte o mierda porcentual es lo que bebes acompañado de aire que es lo que te ahoga. El resto, o casi todo el traguito, es lo que te tiras por la barbilla, camiseta y demás…

Así que mientras intento quitar el color azul de los cuatro pelos a los que mal-llamo barba, entramos en la Alameda y mi mamá está animando oeoeoe. Y la animación aquí es notable. De hecho, en cuanto te quieres dar cuenta, ya estás nuevamente en Blasco Ibáñez y antes de acercarte al 20 tenemos nuevamente la posibilidad de bañarnos en el traguito correspondiente. Y lo hacemos.

Y dejamos Serrería. Y nos encaminamos a la Calle de La Reina. Camino del kilómetro 21. Y en ese breve lapso de tiempo el gemelo malo dijo que ahí estaba él. Y se cargó cienmil. Y así no se podía correr. Y a mí me gusta correr. Excepto cuando me canso, que me gusta descansar. Y traté de estirarlo. Y nada. Y si hace bicicleta, pues haría triatlones, no???. Bueno, que eso, y nada. No había forma.

Y aquí se acabó todo.

Y como nos sabíamos el final, nos quitamos el dorsal y nos pusimos a caminar. Y pasó el globo de 3h45. E Isaac me hizo un robado.


Y antes que se forre con la exclusiva, pues lo cuelgo. El robado, a Isaac no.

Y de allí a meta con el fotógrafo de L'Olleria. Persona muy maja, sí. Hablando de maratones y de no ir preparados. De ver a la gente sufrir. De hablar que todo no se puede. De, en fin, concluir que esto es un hobby, una diversión…y, bueno, en dos días a correr.

Que en tres semanas está Castellón. 

Si es que, en el fondo, no aprendemos.


domingo, 1 de noviembre de 2015

Nos vamos al campo: Maratón de Montanejos

Buena idea -siempre pienso que es lo mejor- el hacer la carrera el sábado. Si es larga, se puede hacer noche allí y tomarte alguna bebida espirituosa que empieza por ron y acaba con cola. Si es corta, pues puedes empezar a liarte mucho antes, no sé, porque este argumento era para las carreras que te ocuparan unas cuantas horas…de éstas que te pidan el frontal obligatorio como requisito.

Así que el sábado, sí, el sábado, tocaba Montanejos. O Montalejos si te toca despertarte a las p*tas 5.15 de un sábado para, dos horas más tarde, estar allí, aparcando, acicalándote, conjuntando camiseta y manguitos (el naranja y el rojo es una combinación arriesgada, pero no sabéis apreciarla, oh), gafas de sol aunque el cielo esté completamente nublado y amenace lluvia…vamos, un postureo en toda regla.

Sofía, hará un par de meses, ya pilló de qué iba el rollo :)




Y, como se ve, tiene dotes de meteoróloga de la Primera. Importante, errar todo lo que se pueda.

Así que, mientras la chiquilla estaba concentrada en casa contando los caramelos que había conseguido hacer con eso del truco o rato, yo me preparaba para la salida con dos de los más siniestros y devoracuestas del Duris: Ricky y Vicen. 

Y juntos nos hicimos la foto de portada del Sports Ilustrated de noviembre, pero como no la tengo, pues  no la pongo.

Pero como ahora sí la tengo, pues la pongo.



A las ocho se dio la salida. Y empleamos una táctica novedosa. De éstas que no se había empleado nunca en una carrera larga: salir to'lijao. El objetivo, obvio, era tratar de sorprender a Vicen para que no me machacara mucho. Así que, con ritmos cercanos a 4'40'' (sin Juan Luis Guerra, afortunadamente) nos plantamos en el primer kilómetro. Y el segundo también salió por debajo de 5…y yo, claro, iba jadeando no, lo siguiente.

Obviamente, no habían pasado ni 700 metros y Vicen ya estaba junto a mí con esa sonrisa que piensas que este ritmo endiablado le ha reventado y que lo hace para que afloje, que no puede más aunque, como se verá en la primera rampa de subida, la otra opción, la de ir realmente bien, es la que va a coger peso.

Así que llegó la primera cuesta. Y luego la primera bajadita de hormigón. Y yo, con mi respiración, seguía doblando una peli porno chunga, conseguí acertar a decirle que se fuera, que iba sobrado…resumiendo, que me dejara en paz que me moría.

En realidad, leí muy bien la carrera y deduje que, en el kilómetro 3,5 ya habíamos pasado todo lo difícil y que ya no necesitaría de mi ayuda hasta meta y que, tranquilamente, a su ritmo, podría llegar sin mucho estrés. Así que el 80% del mérito de su tiempo es mío, claramente. Ríete de los gregarios del Sky y sus tácticas…

De todos modos, subimos la primera cuesta por la inercia en plan…como si la meta estuviera ahí arriba. Y luego la bajamos controlando. Un parotet massanassero -jose- intentó contratarme para su causa y todo. Me suena de algo ese club, oye…

Y llegó el primer avituallamiento. Y vi a Vicen. Y le hice con el brazo señal de ánimo. Y él a mí. Lo que estaba claro era que nuestras carreras iban a ir por separado. Y, claro, cada vez más espaciadas en el tiempo. En fin, volvamos al avituallamiento. Sin Aquarius ni isotónico. Bueno. Voy tercera fémina.

Subida. Senda. Bajada. Chorro. El Chorro son dos minutos de lluvia. Se han dejado un grifo abierto y no saben cerrarlo. Luego subes por pista. Y, después, kilómetro y pico de asfalto. En estas dos líneas todo lo que pase me tiene que pasar. En efecto, me adelantan todos y no sigo a nadie. O los sigo a distancia. A ver si no va a ser buena idea salir a tope la primera subida porque no entrenas lo suficiente…

De hecho, lo único que voy a sacar en claro, es que el amigo Chema Photografy puede sacar fotazas así de un zombie anaranjado que apenas se tiene en pie…



Y no, hacer cinco kilómetros el martes y otros cinco el miércoles, no es llegar sobreentrenado. Aunque, en la charla posterior, S es de la misma escuela y tal. Volvamos al lío. Seguimos en modo Mclaren. Ahora bordeamos el laguito ése que hay tras la presa y empieza una subida bastante interesante. Aquí se confirma que hay que buscar un término intermedio: no hay que salir a tope ni salir el último. Paso a ser la cuarta. O nos encontramos pronto el avituallamiento o aquí uno se baja antes.

Y el avitullamiento apareció. Y lo disfruté. Ya voy quinta. Y la sexta ahí. El isotónico del Consum iba que volaba…hasta un litro me bebí ahí. Y tanto lo disfruté que me notaba gordo. Sí, más aún (c#br*n€s!!!!). Entonces me sentí mal y me puse a trotar en tramos de subida. Cuarta. Y luego coronamos y seguimos trotando. Y seguimos. Y seguimos. Tercera. Prácticamente desde arriba al avituallamiento del 27 -que era donde almorzaban Machado, García Lorca y demás precursores del Pronto y el DiezMinutos- se hizo todo sin parar a andar.

Y luego repecheamos y enfilamos el kilómetro 30, llegando a Cortes de Arenoso. Y allí se siguió a rajatabla el artículo 3 de la FEDME para carreras de montaña: la entrada a un municipio se hará por el camino más chungo e inclinado que exista. Clavado. Senda ascendente y a buscar un nuevo avituallamiento. Aquí el isotónico pasó a ser casero: unos polvos rosas mezclados con agua que, combinados, provocaban algo más cancerígeno que la carne procesada ésa de la OMS. Así que a la basura y cocacoleamos…

Tras Cortes viene otro tamo ascendente. Ves ahí arriba una torre de alta tensión??? Sí. Pues ya puedes decir para tus adentros merda, joer, culo, caca o pis…que ahí hay que ir. Subida en algunos momentos con algo (bastante) de pendiente, pero se podía subir andando sin parar a tomar aire. Excepto si vas en modo Gistaín. De todos modos, por mi parte, satisfecho porque las sensaciones de la segunda subida no van a volver a aparecer y en ese grupo de diez o doce corredores, no vamos a desentonar -a peor- lo más mínimo.

Una vez arriba. Pista. Y los diez que íbamos…anda que alguien se ponía a trotar. Así que hice de valiente y, a cincuenta metros, giro a la izquierda que te invitaba a dejar de hacerlo…Ahora bien, hasta el avituallamiento del 40, sucesión de tramos trotables en su mayor parte, pero que parabas a recuperar porque sí, porque ya llevamos algo de tralla. Coronamos, avituallamos (otra vez sin isotónico) y tiramos para abajo.

Ah, en el 37 noté algo parecido a un calambre en el gemelo y aflojamos un poco por la molestia. ¿Esto por qué lo digo?, porque en el 42, eso parecido a un calambre pasó a ser algo más y ahí se dejó de correr. Y la carrera. Y la odisea fue buscar un camino que bajara a la carretera. Y al final apareció. Y salí a la carretera. Y unos chicos muy majos de la organización me llevaron al pueblo. Y ahí el dorsal 120 oficializó su abandono. Y las minis le dieron una taza. Y Anna me comentaba lo contento que estaba Vicen.

Y me fui para el coche. Y tuve que volver, porque Vicen, C y S estaban por meta. Y departimos. Y pusimos a parir a los del Sobrarbe porque para ganar un concurso de relatos o de vídeos tienes que alabar al líder, al recorrido al más puro estilo norcoreano. Y Vicen se acercó a las seis horas y media. Y cuando no estaba me atribuí su mérito, claro. Y viendo la gente deduje que habría andado por las siete horas…pero, bueno, eso nunca se sabrá. Y, poco a poco, seguiremos sacando en Vicen ese punto asesino que ha de tener para meterse, de momento, de los 30 primeros en las carreras. Y tenemos que hacerle el contrato de tres años para cuando vengan los de Salomon, que paguen la cláusula. Y C y S están ahora haciendo 30 kilómetros por esos sitios. Y M. Y si hubieran hecho la de 55, anoche estaríamos pidiendo otra cocacola más, que lo han cargado mucho…

Ah, y como soy un c*br*n, este último párrafo es para el flamante tercer veterano de la carrera el señor Javi Muñoez, que transmite una felicidad alrededor allá por donde pasa y al que siempre es una alegría ver. Y, qué c*ño, que dijo que iba a leer la crónica, así que toma…mi enhorabuena.

[Edito on] Y también hay que felicitar a S que, tras los consejos postcarrera de ayer, hoy ha decidido hacer tercera también y llevarse un trasto más a casa para que C le limpie el polvo [edito off]

Y a ti también, va :)

domingo, 18 de octubre de 2015

Nos vamos al monte: Hoy Enguera


Trail Umbría-La Plana le llaman. Menuda coletilla para una carrera que no llega a los veinte kilómetros y que presenta un desnivel positivo de 1200 metros. Que le llamen Trail Umbría-jaja o Trail Umbría a secas, pero que no nos den falsas esperanzas. 

Vamos, que ni se les pase por la cabeza tocar el recorrido. Si acaso, el nombre. Pero nada más porque estamos ante una carrera de montaña con mayúsculas. Y no las uso porque son muy grandes y parece que esté gritando pero ya, de inicio, ante el riesgo que no leas más, si te gusta esto de correr por el monte te va a encantar la carrera que celebran en esta acogedora localidad de Enguera. 

Y más acogedora es cuando, al acabar, veas que hay bares alrededor con sus terracitas y hasta la Estrella está buena. Imagina, pues…

Pero bueno, vamos a volver al principio. Y el comienzo va a ser dramático, como suele serlo siempre, que si despertador a las 6.50, que si nos plantamos en la salida casi una hora antes, que si debajo de ese olivo no hay cisterna…Y más cosas por el estilo pasarán a partir de las 9.15, cuando den la salida y es que voy a tener una de las mejores ideas de mi vida: salir en tercera o cuarta fila porque no entreno.

Y la salida -pum- se dio puntual. Y salieron escopetados los primeros por las calles ascendentes de Enguera y ahí estaba yo, viendo los movimientos tácticos del inicio. Y luego nos metimos por el parque y nos olvidamos de las calles ascendentes y las sustituyeron por escaleras ascendentes. E iba yo muy guay, porque no llevaba ni un kilómetro y las pulsaciones se estaban disparando pero no llegaban al nivel de te ahogas (aproximadamente a las 175) así que subí las escaleras de dos en dos.

Y ahí sí que llegó ese nivel agonístico supremo y las subí de una en una. Y, claro, al ir tan delante nadie iba a ponerse a andar. Merda, merda y mil veces merda. Y pasó el primer kilómetro por debajo de 5. Y me acordé que, en el río, cuando entren..jaja las medias que hago para cinco kilómetros birriosos nunca bajan de 5:15 luego se estaba aproximando lo que se tenía que aproximar. Y eran dos cositas:

1- que iba a reventar; y

2- la primera subida seria de la carrera.

Y así estábamos ya saliendo del pueblo, mirando ahí arriba, y se divisaba una cruz. Allá, a tomar por saco. A tomar por saco pero arriba. Que el día que alguien dijera, allá, siglos atrás, oye y porque no ponemos la cruz ahí abajo así nos cansamos menos…pues podían haberle hecho algo de caso en vez de quemarle en la hoguera.

No hace falta ser tan drásticos, oye.

Pero bueno, que la cruz la pusieron ahí arriba. Y ahí arriba nos enfilamos por una senda que tenía algo de pendiente. Y yo iba a cientosetentay… pulsaciones. Y me limitaba a pegarme al de delante para que si se hacía corte, el que iniciara el tapón no fuera yo. Aunque también contemplé la posibilidad que me pasaran 70 de golpe, pero al final desistí.

Y más al final coronamos. Destacar que nos hizo un día de categoría para ser mitad de octubre. Traduciendo: calor. Pero también hizo una humedad interesante la noche previa, por lo que el terreno, muy pedregoso, estaba terriblemente resbaladizo así que, justo después de ascender esta primera (p*ta) cuesta (del infierno), empezó el primer descenso que resbalaba un poquito.

Alberto Castells plasmó que, por lo menos aguanté en el grupo de la primera fémina hasta ese mismo momento…Click.


Porque justo después vino un tramo de pista descendente que me pasaba todo el mundo como aviones -y eso que me salió a 4'20'' (que creo que no tengo ni kilómetros en bici a esas velocidades…)- y luego otra senda resbaladiza. Y aquí me pasó la segunda.

Y llegó la segunda subida. Y las dos mozas se fueron como alma que lleva el diablo rapidito para subirlas cuanto antes. Y otros diez corredores detrás. Y ahí estaba yo, con el pulso disparado -la carrera acabaría con una media de 166- sin poder seguir a nadie. Y, lo que es peor, sin poder coger un ritmo medio decente. Muy bonito el tramo de subir a cuatro patas por esa pared y esos gritos de "piedraaaaa" cuando un rulo caía para abajo, sí.

Y Pedro Cerdà inmortaliza el momento…


Y si la primera senda descendente era más peligrosa por la pendiente que por la humedad, en esta segunda, el segundo factor era el que hacía que las piedras estuvieran muy resbaladizas así que la bajada fue a contemporizar, a mantener el chasis…más que nada porque el motor seguía más que recalentado…

Y entonces apareció la tercera subida que podría ser trotable en tramos, pero no, y dimos gracias que pronto apareció el castillo. Y más gracias dimos cuando apareció una tranquila bajada por pista, que se tornó senda y giró a la derecha y siguió siendo senda, pero ahora hacia arriba y como seguíamos en la zona de sombra, las piedras seguían resbaladizas y aparecimos en un sitio que me resultaba familiar.

Y no, no es el bar.

Hace unos años, en mi afán por descubrir caminos aparecí en Enguera y subí un cortafuegos en el que había, ahí, en mitad de la nada, una bicicleta colgada de un pino, pero una bicicletas de carreras, no te vayas a pensar que fue alguien con un hierro de montaña y dijo…aquí me quedo. Habría que felicitarle, en ese caso, por ser capaz de subir un hierro de montaña a la rama del árbol, sí. Y felicitar al árbol, también por no irse a tomar por saco montaña abajo al desequilibrarle de aquella manera…

Bueno, que me lío, que estábamos subiendo esa senda. Tanta historia resumida en una frase, ya ves…Y después de esa senda apareció el avituallamiento del diez. Y ya iba la mitad de la carrera hecha, con la mayor porcentaje del desnivel realizado. Ahora, de hecho, según el perfil venía un tramo muy trotable hasta el siguiente avituallamiento.

Y esto del siguiente avituallamiento es muy relativo. Igual que en Chulilla en la página web te marcaban cuatro y luego eran tres -cosas del directo-, aquí te marcaban tres y luego eran…quince mil. Así que eso, mirando el perfil, después del diez venía un tramo descendente en su mayor parte aunque esos dos kilómetros siguientes serían de continuo falso llano o saltando entre ripios que te permitían cualquier cosa menos coger ritmo. Ahora voy a echar la culpa al terreno de no poder coger ritmo cuando seguía con el corazón desbocado aunque, eso sí, en esta última subida por fin empezaba a recuperar alguna posición. Sí, en efecto, solo dos.

Y bajamos. Y avituallamos. Y subida traicionera. Y luego otra un poco más larga. Y la gente se me iba pero cuando la senda picaba un poco para arriba, recuperábamos. O sea, que volvíamos a olerles hasta la siguiente bajada que se volvían a ir…

Y entonces la carrera pasó ya, por fin, a ser al revés. Es decir de llevar una subida, dos, tres…pasamos a quedan dos, queda una. Lástima que entre la del quedan dos y la del queda una hubiera un repecho (quedaunaymedia???). Lo único bueno que se sacó de ahí era que, de un grupo de siete, yo no era, ni de lejos, el más cascao.

Aunque no te lo creas.

Y nos fuimos dos y buscamos el queda una. Y entramos todo profesionales, ahí, corriendo y todo. Y nos dijeron…es una rampeta. Y yo miraba para arriba y no veía el final de la rampeta. Bueno, sí, al final del todo veía la sonda Soyuz dando vueltas al planeta pero imagino que se acabaría antes…Y entonces nos volvieron a animar diciendo que ya era todo bajada

Y menos mal que era todo bajada porque me dolían las piernas a rabiar. Pero, por arte de magia, porque no lo achaco yo a otra cosa, la senda se volvió pista. Y a nuestra derecha aparecía, majestuosa, Enguera, y se veía el campanario y, lo mejor de todo, se veía ahí abajo. 

Y no sé cómo c*ño lo hacen, pero si Enguera estaba ahí abajo, aún nos tocó subir una curva criminal dentro del pueblo y otro falso llano que nos llevó a la plaza previa a la meta.

Pero si quieres disfrutar como un enano, estas cosas han de estar sí o sí. 

Al final, puesto sesentayalgo con poco más de 2h40' y, para qué engañarnos, más cansado que faemino.

Y más al final, cerveza con Ángel para ponernos al día de lo malos que somos y las locuras a las que querernos enfrentarnos…

Bueno, y ahora a apuntarnos a alguna plataforma digital que emita el sprint de la Media de mis gatitos, que ha debido ser épico por su parte…y bastante triste por otra

Por último, dar las gracias a los que hacen posible esta carrera, con reverencia incluida a los voluntarios, porque tienen una joya entre manos.

sábado, 10 de octubre de 2015

Volta al Terme de Gilet: intentando no volver a las andadas...

Luego se hablará de los informativos de RTVE, pero es innegable la capacidad que tengo para no encontrar tiempo para escribir algo de los -cada vez más frecuentes- fiascos que cometo cuando me pongo un dorsal con un 80% de sueño y otro 70% de vaguería.

Porque, vamos, lo de Ribarroja fue un K8 con todas las de la ley. Eso sí, estaba bastante cómodo tirado en un muro viendo como llegaban todos. Bueno, todos no, porque a M y a C les dio por correr y llegaron en unas posiciones decentillas. Después, almuerzaco con los caquitas que hicieron el 15 de Paterna y…

…de ahí se pasó a la semana siguiente. Hicimos el sábado la marcha de Valencia como homenaje a Ivan Basso. Ese chico será una grandísima persona. Ese chico estaba metido en el ajo en la Operación Puerto. Pues nada, homenajes para los tramposos. Y esta marcha fue la preparación ideal para enfrentarnos a los 30K de OloKO del día siguiente.

Como aquí éramos más y no salgo haciendo el tonto, pues se puede colgar hasta la foto del selfie. Click.


Y se dio la salida. Se dio una vuelta por el pueblo. Y yo ya me quería parar. Y llegó la primera subida pistera. Y ahí me puse a andar. E Isa tampoco iba mucho más allá concentrada en su preparación para el GR. Y así subimos la primera cuesta. Y la bajamos. Y coronamos el Puntal dels Llops. Y bajamos a un barranco de ésos que, si no te apetece correr, te dan ganas de irte a casa. Y al rato llegamos al pueblo. Y ya llevábamos 11 -que es más que los ocho del domingo anterior…victoria psicológica-.

Y debatimos entre las virtudes de abandonar en el 11 o dar algo más de vuelta. Y la única pega era que almorzaríamos demasiado pronto y tendríamos que esperar bastante. Así que seguimos un rato. Y en el 16 hay una senda a mano izquierda que, misteriosamente, acaba en Olocau. Así que eso, homologamos el K18 de Olocau, por si quieren comercializarla, les cedo mis derechos ideológicos y tal.

Después a esperar. Incluso a tramar una oferta irrechazable para Sandokán al tiempo que pasaba como un tiro. Y luego vino Vicen. Y luego S. Entonces también tramamos tácticas…estos dos se han de ir por delante, que les frenamos. Y después…bueno, después ya no digo quien vino que se crecen y se vuelven un poco inaguantables…

Luego parece ser que sí era rechazable así que no le nombraremos nunca más hasta que no se apunte al GR y en paz.

La primera conclusión tras estas minidebacles puede resumirse en que, madrugar un domingo, no lo llevo bien así que…carrera el viernes en Gilet. Merda. Inscrito. Bueno, en realidad fuimos todos éstos. Click.




Y juraría que no metí estómago. Risas. En cuanto nos giramos para el arco dieron la salida, qué detallistas. Y mientras unos salían to'lijaos para abajo, nosotros tirábamos para arriba en un minibucle de dos kilómetros y pico de asfalto con el fin de estirar la carrera para…llegar al kilómetro tres disfrutando de un tapón impresionante.

Y menos mal que no se completaron las inscripciones!!. Aquí cometí el único error serio de la carrera que fue el de, con el pelotón en fila de a uno parado por el tapón, decirle a una moza que no adelantara porque su explicación vino a ser que ella iba por fuera. Una vez en meta, la cosa quedó en que el irrespetuoso era yo así que nada…a esperar que la gente no haga lo que le salga de los huevos en los tapones porque si no pueden ser divertidos.

Y en éstas ya hice de las mías. Bueno, tampoco fue tan grave, pero a mis compis gatunos no me apetecía hacerles la crónica -porque ellos tienen el defecto de acabar las carreras cuando yo no lo hago…y el irrespetuoso soy yo, ya ves- así que cogí unos metrillos con la confianza que Vicen me cogería cuando le diera la gana y M&C…bueno, M&C me cogerían cuando dijera que lo dejaba.

De la primera parte me quedo con el que, por fin, se metió el Xocainet aunque, eso sí, por su vertiente menos dura (como si estuviéramos hablando del Tourmalet o el Aubisque) y también con que las lluvias hipermegatorrenciales cayeron en Valencia porque, en Gilet, no había ni un puñetero charco. O, lo que es lo mismo, festival de la tierra suelta en la bajada.

Y avituallamos en Santo Espíritu -esto me suena- y cogimos el GR. Este tramo, chicos, lo volvemos a hacer en enero. Y tened en cuenta una cosa, el único que estaba para tonterías de saludar moviendo los brazos tal cual montañero esperando ser rescatado en el K2 era Vicen. El resto no levantábamos la mirada del suelo en ese tramo…

Y luego ya se buscaron les Penyes de Guaita. Y en esa subida no iba muertomatao. No. Lo siguiente. Y sabiendo lo que quedaba hicimos como Alonso cuando va el 14. Abandonar. Noooooooo. Conservar chasis, motor y lo que fuera. 

Y al rato nos dio por llegar a meta. Y cinco minutos después vinieron los tres jinetes restantes.

Y acábamos frescos como una rosa. Aunque a veces salgan imágenes de campos base de combatientes que tienen mejor cara, la verdad.



Y a estas alturas ya eran 75 los inscritos al GR. Y C parecía que se hizo pis al calcular que el GR son cuatro de éstas más el añadido. Y M no se lio a dar vueltas por el pueblo. Y mientras intentábamos recuperar el aire del esfuerzo el Vicen se quedaba pensativo acerca de la cara con que nos dejaría si baja de 1h30 en Alzira... 

En resumen, carrera bien organizada esta de Gilet. El entorno es maravilloso, el recorrido está bien marcado, la camiseta me queda que ni hecha a medida, avituallamientos bien colocados y, sobretodo, una sensación que tres horas por estos montes son un lujazo.

En cuanto a lo del tapón que siempre se hace en el kilómetro tres por más que se alargue la vuelta inicial por el pueblo…ni idea de cómo resolverlo porque ese tramo no es corrible pero tampoco es tan exigente…en fin.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Nos vamos al monte: Maratón de Javalambre


Lunes, 14 de septiembre, 21:36. El whatsapp echa humo. Motivo: están a punto de cerrarse las inscripciones y Vicente, Sonia y el menda lerenda están dubitativos: es muy lejos, igual es demasiado larga, nos vamos a la Antártida o al Ártico…vamos, cosas normales.

Lunes, 14 de septiembre, un rato más tarde: Ale, inscrito. 

Domingo, 20 de septiembre, 4:15. Suena el despertador. Amanecemos contentos y felices y tal es el jolgorio que llevamos encima que lo primero que cae es un Frenadol. Y después una sesión de vaselina para los pies. De la buena, de ésa que digo que te pones el calcetín y sale disparado contra la pared. Luego sí, blablabla y las 5.00 estamos listos en Alaquás. A las 5.03 dejo el macuto en el maletero del coche de Isaac y, cinco minutos más tarde, llego a la puerta del acompañante. Me subo e iniciamos la marcha. Por delante, algo más de un centenar de kilómetros que nos llevarán a La Puebla de San Miguel. Donde, por arte de magia, chas, ya estamos. 

Y no me dormí.

Bueno, da igual, no te lo vas a creer. Así que eso. Eran las siete ya y el suplente de M -tenemos el presupuesto que tenemos y nos cuesta reemplazar a la gente, que se le va a hacer- aparecía, elegante y radiante en una foto de postal de La Puebla. Click.



Cargué a M en la mochila y nos fuimos a la salida. Y ahí empezó la batalla psicológica…con Jesús no, ése participa en otra liga y ahí está el tiempo que dejó el animalico, si no con el pobre Vicen que, hoy sí, se va a ganar el cielo. Vamos, que lo del pisotón en la foto de club quede como simple casualidad…oye, no sé yo si va a colar. Por cierto, Isa está muy guapa de corredora (flamenca, flamenca, flamenca).

73 fotos después, se dio la salida. Sin petardo pero con dron. Y un dron solo, sin cola, es…no sé, me quedo con mi Frenadol. Total, que salimos. Divertido. Es bajada y asfaltada. Ahí Cano se acerca ya para despedirse y yo le digo que tranquilo que pensaba irme, pero más adelante, en el 21 o así…con lo que formamos un grupito de cuatro acompañados de Vicen y de Sonia.

O de tres intentando seguir a la muchacha porque la tía va y se pone a subir la primera cuesta corriendo. A dónde vas???? Loooooooca!!!…así que con un leve dislocamiento clavicular, conseguimos que se reincorpore al grupo y vuelva a reinar la cordialidad entre todos. En este tramo no tiro ninguna piedra ni le lanzo ninguna rama a Vicen. Soy weno.

Mira, ya van llegando las fotos de la salida. Retrocedemos dos kilómetros y click. 


Y volvemos a echar para delante dos kilómetros. Joer, justo. Ahí, en mitad de la cuesta…pues nada, seguimos tirando para arriba, los cuatro, bien avenidos hasta que coronamos el Alto del Carrascal y ahí dije…pues voy a trotar un rato a ver si encuentro a Isaac. Con lo que lo de irse en el 21 lo dejaremos para la edición del año que viene parece. 

Por cierto, aparece la primera senda seria, la del Corral del Bizco, y en ella aparece Eduardo. El mismo Eduardo que se va a echar las manos a la cabeza cuando me va a ver bajando por la senda de subida ya que, el sustituto de M, con su interés por llamar la atención como el titular, se va a despeñar de la mochila, quedando en mitad de la senda. Así que toco bajar a por él y resubir lo bajado. En un alarde de elegancia, lo más suave que me dijo fue friki.

Y al acabar la senda apareció una subidita de hormigón. Y en ella nos dio alcance Vicen. Y me comí una barrita y le dije que hasta ahí. Que en ese momento empezaba la táctica del Giant, donde el sería Dumoulin y se quedaría solo quedándole algo más del 80% de la carrera. Trabajazo de equipo, sí.

Pero no se fue, se quedó. Y avituallamos. Y la duda que nos salió era si habría wifi en la Antártida. Y empezamos a bajar. Y el señor Arias nos pasó como si su lado estuviera asfaltado. Y en las bajadas, Vicen era un poco más prudente que yo. Y yo soy una joya de compañero y no le esperaba…

Pero no os preocupéis, me cogía, vaya si me cogía. Y por ahí seguíamos los tres pasando kilómetros y la bajada más peligrosa de la carrera, la que nos llevaría a los Amanaderos. Y la subida de los escalones, la que iba junto al río, oh y a la cascada, otro oh. 

Y tras tanto asombro nos llegó otro con un nombre…indicativo de por donde irían los tiros. Y los tiros iban por un cortafuegos de nombre Cabroncillo. Y esos porcentajes Cofidis se le atragantaron a Eduardo. Mientras el resto nos dejábamos el cuello viendo el dron. Y esos porcentajes Cofidis se me atragantaron a mí. Y Vicen se fue…

Y ahí había otro avituallamiento (k17) y Vicen, que es un buenazo, nos esperó. Y luego apareció la senda de no sé qué, que tenía un 43% y si en la otra, más suave, tuvimos problemas, podéis imaginar el desenlace de ésta…Me acuerdo que el gps marcó un kilómetro de 22 minutos. Vicen, nuevamente, se iba…y, nuevamente, se esperaba. Y yo me encontraba una GoPro en un árbol...

Y, coronado el Barracas, se descendía al avituallamiento…y ahí, nuevamente, no le esperaba. Cerca de ahí estaba la marca de las cuatro leguas y pasábamos por debajo de las cuatro horas. El objetivo de bajar de las ocho…a estas alturas, parecía alcanzable.

Hacía cuatro horas ya de la salida…¿te acuerdas?. Click.


Y ahora se acaba el flashback y volvemos a ponernos en situación…hemos terminado ya el tramo más complicado de la carrera, andamos sobre las cuatro horas y nos movemos por pistas que sobrepasan los 1800 metros. Aquí, el acuerdo lo firmo enseguida…trotar a ratos y, cuando la cosa se incline un poquito, andar. Por si nos afecta la altitud, vamos…

Y así, nos plantamos en el tramo que coincide la subida y la bajada. Y nos quedaba un huevo y el Pele ya estaba bajando!!. Coronamos, nos avituallamos y…señoras y señores, está ustedes avisados que, lo que va a pasar a continuación, puede provocar una sucesión de nomej*das tan reiterativos que pueden parecer increíbles…

(Y aquí está el Pele antes de activar el turbo…)



Y es que a Vicen le diré que iba a bajar un poco por delante y paraba a echar un pis. Y lo hice. Y cuando me reincorporé, estaba ahí, a menos de 20". Y, claro, no le había esperado todo el día…pues tampoco lo iba a hacer ahora. Estoy sacando la vena asesina del muchacho para que se lie a ganar copas y yo me pueda retirar siendo su representante. 

Y en el tramo de subebaja, vi a Ricky y no le hablé casi para a) no hacerle perder el ritmo (ja!!) y b) que no me pillara Vicen. Y en el tramo de subebaja, vi a C&S y les dije que le había atacado y no me paré. Y seguía corriendo escopetado para abajo en plan niño que ha cometido una fechoría e iba deseando que la senda no se volviera pista porque, si no, le iban a meter una pasada que ni te cuento. 

Y había un repecho camino de la sexta legua y me dio por girarme…y ahí venía el tío, sonriendo. Y yo hiperventilando pidiendo bajadas técnicas, que en las subidas me pillaba. Al tiempo, me quedaba a veces mirando al horizonte y practicaba el plan B, diciéndome a mí mismo con voz seria, "ya era hora, te estaba esperando"…pero nada, me reía y volvía a hiperventilar y a decir que me pilla, que me pilla.

Ahora, en frío, pienso que podía haber tirado a M y lo habría cogido y, entonces, con los bastones y el muñeco se habría hecho un lío y ahí podría haberle cogido algo más de tiempo, no sé…

Y como en la sexta legua se pasó más cerca de las cinco horas y media que de las seis…en un fugaz momento se pensó que igual se podía bajar de siete. Con lo que si ya iba cardíaco en plan quenomepille, quenomepille…ahora lo era en quenomepille y correquenollegas.

Y el avituallamiento del 35 lo hice en un tiempo récord. Y la pista ascendente me lié a correrla hasta que me ahogaba. Y luego se bajó por senda. Y algunos kilómetros salían por debajo de cinco. Y al llegar a la séptima legua vi que lo de las siete horas tenía buena pinta. Mejor que mi cara, seguro. Y que la parte final fuera pistera y en bajada ayudaba, sí. Y el avituallamiento del 42 ni paré. Y cuando la pista se volvió senda se me hizo de noche. Pero sería efímera…porque cuando empezaba a quejarme de cansancio (allá en el 44) se veían las primeras casas. Y luego se vio el asfalto. Y se pasó por la zona de animación del Duris. Y de ahí a meta no había nada. Y fin. C*ño, qué cansado!!

Hablaré solo de lo de cansado, porque lo de mal compañero…ya, si eso que lo comente él :)

No me ha apetecido ni colgar la ruta, así que cojo el perfil de la página de la organización a la que le pido, por favor, que la carrera se haga en sábado.


El resumen (sí, después del tocho, todavía hay resumen) se queda en que me lo he pasado muy bien tanto en la carrera, como yendo a la misma -buen chófer me he buscado en la persona de Isaac-, volviendo o con el punto de animación del Duris. Y que Vicen me la tiene jurada…eso también lo sé :)