martes, 5 de diciembre de 2017

Garrote Trail: dibujando dinosaurios

Y no, el título no tiene nada que ver con la edad de C, de verdad. Luego lo intentaremos explicar. O lo que se pueda. 

Antes que nada, explicaremos que es eso del Garrote Trail. Es fácil. Una carrera por montaña de unos veinticinco kilómetros que, a cada edición, alterna la salida entre Higueras y Pavías; municipios castellonenses donde, si la moza del tiempo habla que llega un frente frío acompañado de viento, hará fresco. Y bastante. 

Y con fresco -y bastante- fuimos a Higueras. Y de ahí, a por el dorsal. Y de ahí, al coche. Y, en el coche, a analizar los pros y los contras de si merece la pena correr así. La balanza está congelada. Empezamos mal. Nos cambiamos.

Bueno, hay que entender cambiarse como quitarse ropa para ponerse más ropa, obviamente. 

Mientras tiemblo realizando esa operación, oigo una voz vagamente familiar. Vagamente porque no quiere correr. Que no tiene ganas. Vamos, lo normal que se oye en cualquier línea de salida. Así que asiento a lo que dice Alfonso aunque a quien hago caso de verdad es a Inma. Hombre, es normal...que ACS se va a cascar una sansilvestre de 42 kilómetros y, por tanto, es una mala influencia. Y encima corre más. 

Pero yo soy más alto*. 

[* esto lo puse en la crónica de Gata, pero como no la leyó ni yo, pues veo que puedo repetir gracias sin ningún tipo de remordimiento].

Y nos fuimos para la salida. Por allí andaba Ashaman, Eduardo, M y el keniata lento. Haciendo un esfuerzo, creo que no corría con tanta gente conocida desde que hacía carrera continua en 6º de egb, que conocía a díez o doce de clase. 

Y así, cerca de las nueve, preparados para la segunda glaciación, estábamos esperando a que dieran la salida.



El de las gafas del gorro feo podría ser M perfectamente porque cumple el perfil.

Total que dieron la salida con unos fuegos artificiales. Y poco nos faltó para pararnos ahí a calentarnos. Porque eran pequeñitos, que si no...En su lugar, los organizadores tuvieron a bien a darnos una vuelta por Higueras. Tres rampas de esas y ya nos sobraba todo (menos el gorro a M). Era, por otra parte, buen momento para que ACS cumpliera el corolario del principio de notengoganas; esto es, ya no se le vio hasta meta. Bueno, ni eso. Que no estaba ni el coche. Menos mal que robaron el suyo y no el mío, ufff. Que, además, lo tenía repostado hasta arriba. Ejem.

Volviendo a la carrera. Tenía que limpiar mi honor ante M y C después de lo de Montanejos así que no se me ocurrió otra cosa que salir disparado en las calles esas que iban para arriba, para abajo pero ninguna llana. A ese ataque tremebundo le siguió un tramo de amplia zancada en un breve tramo de pista, añadiendo el correr en los ascensos iniciales aunque la pendiente te invitara a no hacerlo. Todo eso con el único objetivo de dar el primer golpe en la mesa y asustar. Marcar distancias. Entonces, llegó el tapón. Y el "a ver si lavas la mochila". Joer, volvemos a empezar. Y encima tengo que lavarla de verdad.

Y ya estaba cansado. Normal. Y quedaban 23 kilómetros por delante. Y como estaba ALV fotografía, pues había que disimular y parecer que corríamos.


Pero después paramos a respirar. Normal. Esto del postureo no da más que disgustos. 

Y, después, vino un tramo de senda ascendente. Y trotamos y trotamos hasta que nos apeteció parar. Y cuando íbamos a hacerlo, entonces estaba Vicente Purificación con su cámara, para evitar que lo hiciéramos.


Y entre trote, foto, me ahogo, nos plantamos en el primer ascenso de verdad. Y ahí, a ratos, seguíamos trotando. Alguno se despistaba y le pasábamos. Por lo menos ya no oía voces conocidas. Ahora tan solo faltaba saber cuánto duraría el efecto éste de correr como si no hubiera mañana. 

Con solo decir que no sacamos la cámara para sacar una miserable foto movida ya lo digo todo. Y así, con la tontería, el primer ascenso serio ya lo teníamos hecho. Por encima de los mil metros estábamos . Y, claro, ahí hacía viento. Con lo que había que seguir corriendo para no perecer congelado. Cosas de la supervivencia. Y de la exageración.

Ni de coña hacía el frío del día anterior. Ni el de las ocho de la mañana. Y, ahora que íbamos camino de la primera hora, tampoco teníamos las piernas de una hora antes. Se acaba el efecto de la salida cañón. Cambiamos la táctica a una más defensiva. Hay que intentar llegar medio dignamente. Trotaremos lo que se pueda y lo que no, pues no. De hecho, en el peor de los casos, ya tendríamos la frase hecha: "todo se andará"

Coincidiendo con el primer bucle que nos vamos a encontrar, se oye de fondo un pisar elegante, ágil, economizando esfuerzos, acompañado de una respiración intensa pero controlada. En efecto, no pueden ser ni C ni M, lo cual da tranquilidad. Son los de la carrera de 14 kilómetros, que salían un cuarto de hora después...pues eso, que van con prisa. Y tal como vinieron, se fueron. Y eso que era bajada. 

Siguieron bajando y a nosotros nos desviaron. A recuperar lo descendido. Y eso hicimos. Poco se trotó. Para llevar poco más de diez kilómetros, estamos para el arrastre. Menos mal que los calcetines son de trail, si no se romperían en esta tesitura. Eso sí, las paradas en los avituallamientos, mínimas. Juraría que estuve más tiempo parado en la senda de mitad de carrera que comiendo. En fin, sigamos. A esa senda -un pelín complicada- le siguió un poco de pista y tanto bajar no es buena señal, así que se masca la tragedia. 

Hay que reconocer que lo bueno que tiene el recorrido saliendo de Higueras es que la subida más dura la haces la primera (cuando tienes más fuerzas. -Risas-). Las siguientes, como mucho, tendrán doscientos metros de desnivel positivo y...¿eso qué es?...pues un par de Calicantos*. Vamos, algo asumible con un poco de tranquilidad. Vamos, que no hay inconveniente en que la gente venga de atrás y se vaya mientras a uno no le saquen de punto.  

[*El Calicanto es una subida de cien metros de desnivel en poco más de cuatrocientos de longitud. Vamos, nada del otro mundo. Nada que no se pueda hacer en poco más de seis minutos]

Y si, con diez kilómetros, estábamos para el arrastre, con quince, entrando en Pavías ni te cuento. En este avituallamiento sí que se va a parar. Probaremos el isotónico de polvos que sabe a isotónico de polvos y seguimos. Ahora viene otro bucle. La senda es bastante corrible, pero como estamos en el diecisiete también es bastante caminable. Magia. Una bajada sencilla y nos encontramos nuevamente en Pavías. Van veinte kilómetros.

Queda nada: una subida y una bajada. Sería fácil si la subida no fuera de dos kilómetros. Pero mira, lo es. El tramo de pista es soportable/trotable pero en la senda, donde se subirá 1,3 calicantos, pues es solo soportable. Una vez arriba, un descenso relativamente cómodo nos conducirá a ver Higueras ahí abajo y ver como te vas desviando hacia la izquierda, cogiendo una senda algo rompepiernas (literal) hasta que, por fin, el descenso vertiginoso nos conduce a Pavías.

Y la mala suerte ha hecho que, en los días en los que se ha hecho viral el paso por la cresta ésa del Kilian haciendo cabriolas, Andrés Núñez me saque de esta guisa bajando a tumba abierta pero sin tumba.


Si te fijas mucho, levanto reguerillo de polvo de la velocidad que llevo, eh. Si ves que hay riesgo que te quedes bizco@, tampoco hace falta que fijes tanto, te lo crees y en paz.

Justo después, para terminar de rematar, nos pusieron unas bonitas escaleras ascendentes, otra rampita que aplaudieron a rabiar los cuadríceps, gemelos, sóleos y demás articulaciones -todos a la vez- y, después, por fin, una bajada hasta meta que, tras algo más de 2 horas y ochentaytres minutos, pues como que uno tenía ganas de verla.

M llegó un rato después y C llegó el lunes.

Y mi visión distorsionada de las cosas hace que, el track, me parezca un Tiranosaurio Rex -eso sí, en modalidad paralímpica- pero, esa misma visión, me hace recomendar esta carrera porque

a) no está masificada: solo pueden correr 400 en total.

b) de los 25 kilómetros, solo hay dos urbanos pero para comparar qué pueblo tiene las rampas más duras.

c) es que los otros 23 son por la Sierra de Espadán.

d) los avituallamientos son bastante sencillos: aquí se viene a correr, no a comer.

e) en el avituallamiento de meta, creo que es al revés: ahí se va a comer, no a correr.

f) la carretera de acceso es estrecha, pero no hay problema. A las ocho todos van para allá y a las dos todos van para acá.




Y sí, si yo tuviera que pintar un Tiranosaurio Rex...lo pintaría peor.


4 comentarios:

  1. Si hay algo en lo que no se te puede negar la razón es en que eres más alto... Bastante más de hecho ������. Y que a quién hay que hacer caso es a Inma y no al tal ACS ese... Que a saber cómo tiene la cabeza para meterse 42 km el día antes de Nochevieja ��������

    Muy buena crónica, como siempre. Que sepas que yo sí leo todas, así que empieza a buscar nuevos chistes en las próximas.

    Un placer verte, que hacía ya mucho tiempo que no coincidíamos en una carrera!

    A ver si para la próxima no pasa tanto ��

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  2. Ya, últimamente me ha dado por no mentir y mira...

    Pues si la sansil esa granadina fuera el 31 para allá que me iba, pero el 30 me cuesta cuadrarla. Ahora, ya...incluso inscribirme ;p.

    A ver si nos vemos en otra, pero solo en la salida, que vas muy rápido y me despeino :)

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  3. Pues mañana vuelven a abrir inscripciones... Así que si te lo replanteas todavía tienes una posibilidad... :)

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    1. Qué c*br%n!!

      Que luego porque hago más caso a Inma...

      Voy a estudiarlo...

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