domingo, 10 de enero de 2016

De adivinanzas en el GR-10: de pista a pista.

Lo mejor, lo más indescriptible de despertarse uno a las cuatro de la mañana, ir a Puzol, hacer una carrerita que le tendrá ocupado -spoiler- parte de la mañana y algo de la tarde -fin spoiler-, volver a casa, ordenar la correspondencia y demás cosas útiles que hacen que te duermas hacia la medianoche es que, al día siguiente, estás despierto a las p*tas siete de la mañana!!!!

Así que retrocedemos un poquito en el tiempo y nos vamos al primer sábado de rebajas del año, a hacer  cola a eso de las cinco de la mañana en el pabellón de Puzol para que nos den la bolsa con detalles varios y, lo más importante -o lo más loco, llámalo como quieras-, un dorsal que te permite correr el GR-10 que, recordemos, es una carrera que va de Puzol a La Pobleta por uno de los caminos más largos que hay. El otro es vía Bilbao, creo.

Aunque, para qué engañarnos, la cola no fue tal. Como Francis se quedó to'loca al ver que vine antes que ellas, me acercó el dorsal, me explicó la localización del chip y todo con la condición que no dijera nada de lo ocurrird…ups!!, merda!!

El paso uno ya estaba hecho. Ahora solo faltaba que vinieran mis compañeros gatunos. Y vinieron. C estaba muy gracioso con la luz blanca de posición. Ah, no, que era el frontal. C estaba muy gracioso con el frontal ése que era incapaz de iluminar una piedra a, espera que tome medidas, sí, eso, a treinta centímetros. Así que hizo bien en tirarlo. Por lo demás, el resto muy bien. Lo importante en una cosa de éstas es decir aquí estoy y vamos a intentarlo. Luego las cosas saldrán mejor o peor, pero el momento de la salida no nos lo quita nadie. Y el selfie tampoco, claro. Click.



Y como GR es igual a Isaac. Qué envidia le debimos dar ese primer año en Gátova, pues ahí estaba el muchacho a por su parchecito. Muy tristes y preocupados, como tiene que ser...


Y a las seis se dio la salida. Y salimos atrás. Novedad. Sí, éramos pocos pero salimos atrás, porque nos girábamos y no había nadie más. Conclusión irrefutable. Y en cuanto cogimos la primera calle ahí empezó la carrera en solitario. Les lié un poquito para se apuntaran, que se lo iban a pasar muy bien, que había tramos que olía a romero, que no había problemas para aparcar…y a los doscientos metros les dejé solos.

Y a los doscientos metros se fue, menos mal. Debieron pensar.

Y el primer kilómetro salió por debajo de cinco. Y en el segundo ya había un puente. Y ahí dije, ya no corro más, que me ahogo, subiremos a Penyes en mitad de este grupo. Y la senda tiraba para arriba. Y, aunque lleváramos luces, lo bueno que tenía esta subida es que no sabías hasta donde se llegaba. Cosas de la oscuridad. El tapón de Penyes se cambió por pista -biennn- y, una vez coronado, pasó lo que me pasa siempre en esta carrera. Empiezas la bajada en un grupo de ocho y llegas abajo solo no, lo siguiente. Tampoco es algo que me afecte, pero como es lo único digno que haré en esta primera parte pues voy y lo cuento, va.

Con la noche enfilamos el segundo ascenso del día. Por el camino, evité ganar cuatro posiciones porque los de delante se desviaron hacia el Pico del Aguila siguiendo una bici -uno, que es un buenazo- y eso, al lío, a subir. Aquí, el espectáculo de luces zigzagueantes subiendo debía ser una pasada…para quien se girara, claro. Yo voy notando, como llamarlo, ah, sí, una serie de problemas gástricos que desembocarán en, una vez arriba, una literal bajada de pantalones y…si alguien quiere más detalles, nada, que los pida.

Seguía siendo de noche y el frontal seguiría encendido hasta acabar el descenso, en Segart. Un poquito más de dos horas. Aunque la referencia que uso, más que el tiempo, es la luz…y es que, en el último GR el frontal lo apagaba a la altura del WC y ésta vez, abajo. Y el avituallamiento era tan birrioso que ni paré.

Tras poco más de un kilómetro de asfalto, lo que toca subir ahora es el Garbí por la canal, con sus rulos, sus cadenitas, mi afición a utilizar las manos en carrera…al lío, pues. Al tercer piedrolo estoy hasta la p*lla, para qué engañarnos. Y, como siempre, tras el paso estrecho, ahí siempre pongo mal la rodilla y me la raspo. Y los amigos de Last Race no sé si me pillaron ahí o huyendo de Mordor…



Volvamos al tema, decía que lo bueno que tiene el Garbí es que está en la Calderona y no en el Himalaya, así que, en poco más de veinte minutos, nos quitamos de encima esto y la carrera se convierte en eso, una carrera. Aunque el repecho posterior lo hagamos andando porque, pese a ser una carrera, uno está cansado.

Y en un plis plas estamos en Barraix y de ahí a la Fuente de L'Ombria, donde está el avituallamiento. Pero, justo un poco antes, nos encontramos a la alegría del GR, misteriosamente afónica -modo iker jiménez activado- y es que ahí está Manoli aplaudiendo, fotografiando, animando…y eso no se paga con dinero.

Y si encima no me saca del todo mal :)



Y en el avituallamiento nos pondremos finos a isotónico y cambiaremos el agua. Toda. Me estoy dando cuenta de una cosa y es que el agua me está sabiendo a rayos y no me entra. Y vale que en el armario tenga todas las botellas de tequila, ginebra, agua todo junto pero vamos, que no, que no me he equivocado al cogerla…Además, por momentos, el sóleo se carga y el gemelo también. Vamos, que llevamos veinte kilómetros de prueba y tengo las piernas como si llevaran cincuenta.

Así que cambiamos todo, un trozo de plátano y encaramos el segmento -maldito Strava- más largo de todos sin avituallamiento. Vamos pa'Gatova. Cogeremos el tramo del GR hasta más o menos el desvío hacia el hito. Aquí, por un lío de permisos que no entiendo, la carrera no puede seguir transitando el  GR, un tramo que principalmente es pista -desde más abajo del Llentiscle hasta Tristán- y nos desvían. Y digo que no lo entiendo porque trescientos corredores -sin arados, ni crampones, ni con rastrillos metálicos- creo que puedan afectar tanto al entorno como los todoterreno o motos que sí circulan por ahí sin problemas. 

[Inciso] Alejandro Lostado me saca tal que así tras pasar por el Marianet…y sí, es lo que piensas, le vi y me puse a corretear [Fin inciso postureo]



Pues nada, que no nos dejan. Así que toca buscar la senda que forjó Don Paco Calabuig -el de las PSP- y que creo que solo se utiliza ese día a tenor de su estado: abandonada, no cuidada…vamos, que no aporta nada al recorrido. Y si a eso le juntas que tampoco estamos muy potables ya que, pese a que el agua ya entra, la sensación estomacal es ciertamente desagradable, pues no voy a vender a la senda  ésta como lo mejor del mundo. En fin, sigamos.

Y bajamos, y sendeamos subiendo, y salimos a un avituallamiento de agua express que se han montado. Y entonces cogemos pista para aburrirnos. En el perfil del dorsal hay tres repechos entre Serra y Gátova. Lo único que me consuela es que ya llevamos dos. Lo que me preocupa es que el tremendo aire que hace me tire abajo y me toque volver a subir alguno. Porque es que, climatológicamente hablando, nos está haciendo un día de invierno con una temperatura muy suave pero con un viento que va a ser bastante molesto desde mediada la mañana hasta que subimos al bus. 

Mientras subimos el tercer repecho, por pista, una voz cándida y femenina, a la par que angelical, dice eso de estoy hasta la p*lla de tanta pista!!…en efecto, la bestia parda de la Herrera viene subiendo como un tiro. Con lo que ya no me da tanto miedo el aire, si no que me tire su rebufo. Por otra parte, algo no me cuadra: esta pista acaba en Tristán. Camino de Gátova hay que subir el molino. Sí, el perfil del dorsal está mal…queda otra subidita, ay.

En la bajada tras la pista, la gravedad cumple su principio básico adaptado al atletismo: mi culo pesa más que el de la Herrera, así que me voy. Y luego se subió el molino. Y después se bajó a Gátova. Y control de los jueces. Y casi salgo encerrado de ahí. Yo creía que los jueces eran gente amable que dialogaban y tal…Mallas largas y cortavientos. Total, que saco la chaquetilla del goretex to'fashion…y perfectamente envuelta y me dicen que no, que no vale. Y le saco una cosa de plástico que no pesa ni 200 gramos y eso sí que vale. Pues nada, la Herrera me coge, me dice que está Javi en Gátova. Vamos por debajo de las siete horas. Van 48 kilómetros. Toca comer algo, hincharse a Coca Cola y ver lo guay que es Raquel esperando a Isaac. Y Ana al diablillo. 

Y lo mejor para hacer la digestión es el repecho que hay justo a la salida de Gátova. Y luego la pista para trotar. Este tramo pistero hay que trotar aunque no se tengan ganas. Me empiezo a notar mejor de sensaciones y aquí va a entrar en juego otro factor: llevamos cincuenta kilómetros de carrera y yo tengo las piernas como si llevara cincuenta kilómetros con lo que las diferencias musculares treinta kilómetros atrás se van equilibrando.

Vaya si se van a equilibrar…

Y es que en uno de estos tramos pisteros veo que, en poco más de dos minutos hay unos diez corredores dispersados. Así que lo único que hay que ir haciendo es trotar: trotar en los tramos llanos y trotar en los ascendentes si la pendiente no es muy bestia. Y en un rato, ese grupo se compacta y yo estoy dentro. Bueno, dentro dentro…yo lo cierro.

Y sobre el kilómetro sesenta se produce una especie de digievolución por la que me voy a convertir en una especie de ogro comeniños. En apenas unos momentos haré marcha en solitario -sigo pensando que si vas solo, vas a tu bola. Si vas con gente, o irás frenado o irás con el gancho- y, cada cierto tiempo, aparecerá gente en el camino. Y en un tris-tras estarás a su nivel. Y justo después, otra vez solo a buscar a los siguientes. 

Y nos plantamos en el Montmajor. Van casi 70 kilómetros. Y los de Last Race se han descolgado de la Canal y aparecen por arte de magia por aquí para sacarme de esta guisa




Aunque no es que fuera levantando una gran polvareda, me voy haciendo a la idea que a Sacañet llego de día. Y aquí sí que vamos completamente solos. Por delante no se ve nada. Y, por detrás, para una vez que me da por girarme…tampoco. Pero seguimos en las mismas: trotar, trotar, trotar…lo de los setenta kilómetros en las piernas es anecdótico.

Y por fin se ve a alguien a tomar por saco. Al rato más cerca. Siguiente. Ahora se sube un repecho. Uno a medio repecho. No le doy más de tres minutos. Siguiente. Cuando te quieres dar cuenta, ya se ve Sacañet. Las veces que he venido por Sacañet siempre ha hecho un viento bestial. Como esta vez lo lleva haciendo desde hace cinco horas pues tan tan novedad no es. 

Eso sí, sigo felicitando a quien lo diseñó: ves el pueblo, corres hacia él, levantas la mirada, está más lejos. Por fin atravesamos la carretera. Y ahí sí, rampa de cemento. Conforme te acercas, el término rampa lo cambiamos por rampón. Gente animando. Alegría. Avituallamiento.

Ni me siento, ni me cambio. Relleno, bebo y a la marcha. En seis kilómetros está Canales. Entre medias, el ascenso a La Bellida. De Sacañet siempre he salido con las mallas largas, la chaqueta…este año solo me pondré los guantes y sacaré el frontal. La Bellida es un ascenso cómodo. Relativamente, que llevamos ya 80 kilómetros. Pues menos mal…porque habrá tramos que haré corriendo. Y aquí ya es donde me asusto porque ni yo mismo sé qué pretendo…estás corriendo en la penúltima subida con 80 kilómetros como si estuvieras dándote una vuelta por Santo Espíritu!!!. 

Imagino que solo pretenderé contarlo, no sé. Ah, sí…y evitar que me pille uno que estaba en Sacañet y que oía sus bastones como si fuera una versión de "Con la muerte en los talones". Y coronamos. Y aquí las ráfagas de viento eran bestiales. Y la Zimmerman no tenía buena cara. Y nos tiramos para abajo. Y a Canales llegamos sin usar el frontal.

Y una Cocacola y a buscar la meta. Ahí, a diez kilómetros. Algo de subida por medio y ya. Y el modo comeniños lo cancelé porque era de noche y no veía un pijo. Ah, y porque estaba cansado. Creo que este último factor era el más importante. Y como era de noche no podía cambiar las pilas del frontal. Así que fui con el frontal de C hasta que me habitué a la m*erda de luz que daba. Y cuando llegó la bajada definitiva, el chaval de Sacañet se fue. Y lo celebré echando un pis. Y luego ya la cosa constaba en seguir las marcas y acabar. A veces por pista, a veces por senda…y llegar a Andilla. Pueblo hermanado con Sacañet. Cada vez estaba más lejos.

Peor era lo de oír la voz del speaker. Faltaba poco ya. La oías y dejabas de oirla. O eso, o tenía alucinaciones. Sí, era la voz del speaker. Sin duda. Y pasaban los kilómetros y Andilla estaba cada vez más lejos. Y cuando, al fin, parecía que llegabas y la contemplabas, absorto, ante ti entonces te dabas cuenta que la estabas viendo desde abajo. Y tocaba subir.

Y no oías la voz del speaker pero sí llegabas a Andilla. Algo es algo. Y atravesabas Andilla. E iba sólo solísimo. Y salimos de Andilla. Y unas luces te desviaban a la derecha. Y se volvía a oír la voz del speaker. Y entonces cruzabas un puente. Sí, ese puente. Ese puente que no vi el primer año -igual lo construyeron hace un siglo, o sea, que estar estaba- y me mojé los pies con esa revigorizante agua de enero en Andilla -el año que nevó, además…para que te hagas una idea de cómo estaba-. Y tras ese puente, un repecho en zig zag. Curva a la derecha. Ahora se oye la voz del speaker y se ven las luces de meta. Ahora sí. Las posibilidades que se aleje todo son ínfimas. No las descarto. Pero eso. Giro a la izquierda, última recta. Fin. Alegría. Cansancio. 

Los de mychip me sacan tal que así…



Y encima viene el speaker y te pregunta. Y te sale que estás cansado. Y te dice que eres grande, que me lo han de decir mucho. Y le digo que sí, pero que también creo que es un poco mentira. 

Los borrachos, los niños y lo que recién acaban de terminar el GR-10 nunca mienten :)

De la carrera en sí me quedo con dos cosas: con las sensaciones contrapuestas de los kilómetros 20 a 48 -con molestias musculares, angustia, ganas de echarlo todo por donde sea-, lo que nos recuerda que somos humanos y que hay multitud de factores que no tenemos controlados pese a ir con el mejor de los entrenamientos y la de disfrutar ese punto de tortura como es el de llevar 60 kilómetros y decir "oye, vamos a liarla". Y, ahora que lo pongo, todavía me río, jijiji.

Anexo:

Aquí se muestra la evolución del corredor paquete en ogro comeniños:


Este es el perfil más llano que he encontrado.



2 comentarios:

  1. El GR-10 más veloz de tu vida, creo que no era aire, era tu rebufo...recuerdo un año que saliste con los primeros y acabaste el lunes de madrugada. No sé si llegamos a dormir juntos en el coche de Paco, ibamos Xavi, tu y yo, o nos quedamos a dormir cuando te dejamos en tu coche,,, en mi vida he estado más horas despierta... sigue escribiendo, y sigue entrenando que se nota, mogollón, ibas muy veloz.

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    1. Nena, mi reputación…que te la cargas!!

      No, el único GR que salí de los primeros fue el que gané. Donde peté tanto fue en los Campeonatos del Mundo donde los franceses, el italiano, una folclórica y el pequeñoNicolás me la jugaron…

      No, ahora en serio, la que llegué de los últimos, bueno, el último precisando fui la que hice de escoba. Y, claro, no podía liarme a ataques :)

      Yo me dormí en Marines, fue curiosa la noche. Puffff.

      Las consecuencias de ese año fueron Canfranc y Nocito. No volví a juntarme más con vosotros xD

      Muchas gracias por todo. Sobretodo por vernos pero en nada estás aquí, con tu dorsalito y soltando gritos a to'quisqui :)

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