domingo, 7 de abril de 2013

Aledua Trail Llombai

Era 20 de enero, tras dar una pequeña vuelta por las cercanías de Puzol decidí que lo mejor era dejar las zapatillas en el balcón para que se secaran un poquito. El pasado 28 de marzo, que hacía sol (y viento...de los cinco días de Semana Santa ha hecho viento en seis), consideré que ya les había dado tiempo a secarse y me las llevé de paseo a Serra.

Como se portaron bien, pues hoy me las he llevado a Llombai, para que vean mundo más que nada. Y, curiosidades de la vida, va y resulta que el día que me las llevo de turismo se curran una carrera allí. Pues habrá que correrla, ¿no?. Eso sí, carrerita, sobre el papel, sencillita, con 21 kilometrillos para salvar un desnivel de 500 metros.

¿Cómo?, ¿para esos números vas a hacer una entrada del blog?. Ya puestos hazlo para una Volta a Peu...

Vale, como queráis. Si insistís empezaremos hablando de la Volta a Peu a Gavarda. Que tiene cuestas. Sí. Y ocho kilómetros. Y las calles son números ordinales. Y me encuentro a dos vecinos. Y nos picaremos. Y todos lo negaremos. Y llegaremos a meta. Y si cuento lo de los vecinos es porque yo llegué antes. Al rato, mi corazón. Luego el resto de órganos. Me falta el bazo. Sé que en la foto que me hizo Rafa ya no lo llevaba, por eso no se nota tanto la panza, imagino.




Contento por mantener la hegemonía en la escalera -por si acaso no haré asfalto hasta el domingo que viene-, a las siete de la mañana de un domingo suena el despertador. Sí, repito. A las siete de la mañana de un domingo suena el despertador. Esto es lo que la gente que corre no termina de comprender. Yo, que no corro mucho, empiezo a pensar igual...

Da igual. Ya son las ocho y estamos en Llombai. No estaré solo. Hay tropecientos más y una selección de gatitos que van a teñir la carrerita de un naranja duristorarístico bastante agradable. Mientras salen los de la carrera corta -sí, había una más corta y no me apunté...y no lo pensé, eh!!!- no terminamos de dilucidar la táctica. así que...

...Dan la salida y al kilómetro cada uno va a su bola. Y a los tres, abandonamos el asfalto y empieza la carrera -de montaña- de verdad. Lo primero que haremos, para variar, es subir, primero por hormigón y luego por tierra y los que han salido lijados en el asfalto y se encuentran la cuesta hacen taponcillo. Y me toca aguantarme y andar -y recuperar el aire y echarle la culpa a otros...uffff, maravilloso ;p-. Yo, que me veía con ganas de hacerla toda corriendo, ejem ejem...(risas enlatadas). Y luego bajar y luego volver a subir. Y luego bebernos medio avituallamiento. Y luego llanear. Y luego sentir que somos un grupo grande. Y luego pegar un tirón. Y coger al grupo de delante. Y coger la primera bajada larga.

Y apartarse, que bajan dos sin frenos. Y recoger a uno que se cae. Y corretear por el subebaja que hace la senda. Y ver que la media, por ahí, es inferior a seis. Y seguir cogiendo gente. Y llegar al repechito del doce. Y ahí no tener asfalteros lijados para echarles la culpa de los pasitos que hago andando. Y bajar. Y otro avituallamiento. Y vamos por el trece.

Y no encuentro un momento para ver el perfil y pensar en lo que queda. Y, cuidado, una acequia. La evito. Habría sido durísimo tener que hacer dos blogs de temática tan relacionada. Y empieza la última subida. Ja, creo que es la última. Y seguimos cogiendo corredores. Y llegamos a la parte quemada. Y te da una sensación de impotencia bestial. Hoy tienes un bosque y mañana no lo tienes. El motivo da igual. No lo tienes.

Y sigo correteando. Es lo que tiene esta ira temporal. Y volvemos a lo verde. Y queda nada para coronar. Y uff, me muero. Está bien caminar para evitar ponerse a 200 pulsaciones. Así parezco humano. Y bajamos por pista. Y quedan cinco kilómetros. Y la media se va unos segunditos por encima de los 6. Y para para lo que queda no bebo casi. Y otra subida. La última. Otro ja. Y correteo para salir delante de un grupo.

Y cojo al que va delante. Y coronamos. Y bajamos. Bajada técnica. Y cogemos a tres más. Y decimos lo clásico de "tranquilo, que no te voy a adelantar, pero te voy a estudiar la trazada para el sprint que vas a flipar". Eso desmoraliza. O eso creo. El día que pille a alguien y sepa que no es verdad...Y llegamos al 18. Y Llombai se intuye detrás de esa montañita.

No me llevará mucho tiempo deducir que esta montañita hay que subirla. Más o menos lo que me cuesta darme cuenta que la senda va para arriba. Y la subimos. Y falsollaneamos. O sea, seguimos subiendo. Y llaneamos. Y bajamos por senda. Y se acaba la tierra. No, Nostradamus, no nos referimos a ti...Bueno, eso, que llegamos al asfalto. Facilito. Ja. Subida a la ermita. 50 metros que duelen. O lo que duelen son las piernas. Y dolçainers. Y bajada de escalones. Y recta de asfalto. Y giro a la izquierda. Y subimos escalones -de dos en dos, psche, sobrado-. Y giro a la izquierda. Y meta. Dos horas diez. Media de seis.

En Benifaió hice más y era más corta. Y era asfalto. Y me rompí el sóleo. Pero creo que ya estoy mejor. Y el sábado Alcudia de Veo. ¿Qué ves?. Una cosit...ays, ya me he liado.

Y, lo mejor, en meta te daban las gracias por ir. Y un jamón!! -ojalá..-. No, me refiero que las gracias las damos nosotros por la carrera que nos han ofrecido esta mañana en Llombai que, para ser una primera edición, ha estado bastante bien organizada para un circuito corredor pero entretenido.

Para acabar...almuerzo. Cinco gatos tirados al sol dilucidando como llamarán los ingleses a la tortilla de patatas. Gracias a Isa, Ernesto, Vicente y Paco por la compañía. Y por el desbarajuste de táctica ;p. 

Éste es el track y éste el perfilucho



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