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sábado, 25 de enero de 2020

Hoy hacemos el ridículo en...Llaurí

Sábado. Periferia sur de Valencia. 25 de enero de 2020. Faltan siete meses para mi cumple. Por si quieres ahorrar. Una Bianchi. No pido más. Me voy por las ramas, caca. 18:42. Esta vez es el cuadríceps. La rampa hace que nuestro protagonista vuelva a apretar los dientes. Ha de controlar la fuerza para evitar que la rampa interactúe con otros músculos cercanos. Hay riesgo. Siempre lo hay. Nada te descarte que sea tan bruto que, para evitarla, me entre otra en la pantorrilla y esa es más complicada.

Lo sé de las 18:27. Y de las 17:42. Y de la siesta que no he podido echar. Nenaza. 

No he ido ni por helado al Mercapower. Ni a por flanes. La cosa, por tanto, es seria. Yo, afortunadamente, no. Pero el congelador sigue vacío (bueno, esto es mentira, pero te lo crees y en paz). Y el puesto de entrenador del Barça también, me da.

El parte de guerra tras la Volta a Peu a Llaurí por caminos no muy asfaltados ha tenido, por tanto unos efectos devastadores. Está lo que ha hecho Gloria en el Delta del Ebro y lo que Llaurí ha hecho en mis patitas. La cabeza, intacta.

Ya podía haber sido al revés. Ah, a veces leo tu mente.

Toda esta sarna con gusto (mentira) tuvo su origen en las cuatro gotas que cayeron el lunes. Cuatro gotas, cuatromilmillones de gotas, al final es lo mismo. Llegué empapado a casa, con el coche medio limpio, eso sí y, sin saber muy bien cómo, ya tenía lío para el sábado mañana. Nos íbamos a Llaurí.

Experiencia previa de hace dos años; recordaba una carrera apañadita, con una bajada más o menos técnica en el kilómetro 6-7, una subida por asfalto a Sant Sofí y un paso por una cantera. Todo eso, reunido en poco más de 18 kilómetros y con unos 1200 positivos. Del resto, pues lo recordaríamos sobre la marcha.

Y tras 20 días sin salir a correr/quejarme de mis talones. ¿Qué podía salir mal?

Pues, de inicio, el tiempo. Y es que creo que tendemos a infravalorar las carreras en enero. O hace frío, o llueve o humedad. "Pues hace dos años hizo sol..."

Piis hici dis iñis hici sil, piis hici dis iñis hici sil...

Bueno, pues hoy no. Hoy estaba nublado y, si mirabas a la montaña que teníamos que subir desde la zona de recogida de dorsales, parecía que estábamos en el campo base del Annapurna (cuando está nublado, claro, si hace sol, el ejemplo no sirve pa'na') y ahí estaba, majestuoso, el peñasco a asaltar con nubes bajas que hacían dudar a quien osara atreverse a blablabla



Blabla...en efecto, demostración gráfica de una imagen vale más que mil palabras (dos mil si eres Valdano).

Tras coger el dorsal, esta vez el 82, justamente mi número de la suerte, ir a buscar un campito para lalalala y poner fotos que no venían a cuento en cualquier red social nos dirigimos a la salida. Eramos un puñadito porque salíamos juntos los de la corta -que ya van bien- y la larga -que ya vamos bien-.

A las 9.30. Ah, sí, ya sé porqué me apunté, porque la salida era a una hora que podías enganchar con el after. Si es que aún existen, ay. En fin, eso, 9.30. Salida. Vuelta al pueblo para estirar la carrera. No sé porqué le llaman estirar la carrera si realmente es un tramo de asfalto que solo sirve para que me pasen todos. Todos y todas. Todas. Todas y todos. Eso, que si estabas esta mañana a las 9.30 en Llaurí con un dorsal fijo que me has pasado. Y si no, es que has salido muy atrás. Otro día colócate mejor. No, Maradona, tú no.


Ale, entretente buscando a Wally (gracias a Cronorunner por la foto).

En fin eso. 9.30 salida. Vuelta por el pueblo. 9:34'36". Hago mi récord del kilómetro. Y la gente está allá, superarallá y mucho más lejos. Y llevamos un kilómetro. Qué bestias!!. 

Rápidamente, una novedad, tras tirar recto los de la sprint, nosotros bajaremos y nos desviaremos por un camino que conducirá a la senda de la tubería. O p*ta senda de la tubería, como también se conoce coloquialmente. Caracterizada por algo que nos olíamos: hay humedad y las piedras están resbaladizas. En cambio, los tramos de tierra han absorbido bien el agua. Algo es algo.


[Alejandro Lostado nos saca así de bien en este primer falso llano de la carrera]

De momento, nos defendemos bien. Para no hacerlo. Llevamos poco más de dos kilómetros y los talones, molestan pero en su nivel. Por cierto, su nivel quiere decir que me dejarán cojeando una semana ;p. Pero pasamos la senda ésta, luego subimos un par de rampones de pista y vamos al encuentro de la prueba sprint...y es que a la altura de los tres kilómetros, confluimos en la misma senda de subida. Es quizá la única pega del trail (lo de que no pueda con mis wevos no es achacable a ellos, claro): el que al coincidir en horario, la subida del kilómetro tres se puede convertir en una romería.

Es que la senda es estrechita y hay tramos trotables donde subimos caminando. Y hay tramos de subir andando que subimos andando, claro. Pues haber corrido más!!...también.

Bueno, pues ya sé que no gano. Otro chafón para mi maltrecha moral. Así que vamos a limitar a divertirnos. En un par de kilómetros, cuando coronemos...cambiaremos el objetivo. Y es que, tras cuatro kilómetros y medio, coronamos. Y algo que saben mucho los amigos del Huesca es que todo lo que sube, baja. Y el objetivo aquí no va a ser divertirse...la cosa aquí cambia a llegar abajo intacto. Aquí no hay piedra ni tierra que absorba el agua. Lo que nos encontramos es una mezcla de fango, barro y algo viscoso que hace que bajemos como en un tobogán o como podamos, mejor dicho.

Por tanto, a nadie le extrañará que en este tramo me pasen diez de una tirada y otros tres o cuatro mientras estaba en el avituallamiento arreándome la primera pastillita de sales. Volvemos al lío. Perdón. Volvemos al río y seguimos. Ahora el fango da lugar a agua que baja tranquila por la senda. Senda que baja y siguen los del sprint. Nosotros, los inconscientes, a la derecha, a subir. O a subebajear. Nuevamente con ojo, hay tramos que hay que usar manos para asegurar donde pisamos. Ni que decir tiene que si bajara arriesgando dando botes, al segundo llegaría abajo...pero abajo del valle. Así que mejor asegurar...por aquí ya hemos cogido a algunos y pasa lo que tiene que pasar: en los tramos de bajada se me van y en los tramos de subida, pues se recupera.

Ahora, por fin, llega una bajada larga. Con larga me refiero a un kilómetro. Que sí, para algunas cosas es bastante larga pero bueno, ese es otro tema en el que no voy a entrar. Porque pierdo. En fin, eso, que bajamos por una senda que no está muy peligrosa por las lluvias pero tiene su pendiente y sus saltitos. Por tanto, tranquilidad.

Entre los tramos de tranquilidad bajando, los de tranquilidad subiendo, los de tranquilidad porque esto es asfalto y los de tranquilidad porque no me quiero matar nos plantamos en el kilómetro siete ya. Llevamos un poco más de una hora y por delante nos encontramos una subida que como la vea el Guillén ése, te acaba ahí una etapa de 300 kilómetros llanas en un repechón de la muerte como es San Sofi.

El tramo del Strava marca que son 0,98 kilómetros asfaltados al 15%. Ahí es nada. Lo que me recuerda que hay que subirse el Garbí por Segart, ufffff. En algunos tramos trotaremos. En otros, en cambio, no. Pues aquí no hay nadie que te frene!!!...

Arriba de San Sofi, avituallamiento, el isotónico lo veo en jarra así que lo sustituimos por CocaCola y seguimos. Nuevamente senda fangobarroviscosa pero con menos pendiente. Más corrible. ¿Lo malo?, meto el pie pero bien en algunos charcos y eso lo paga la plantilla que se achiclea. Es decir, en los tramos ascendentes se queda en su posición normal y en los tramos descendentes se va echando hacia delante. Incómodo, vamos.

Después, el terreno cambia a tierra absorbedora y se puede correr. Además, los repechos no son tan duros con lo que, siguiendo los preceptos del postureo, algunos de los de la corta a los que pasamos, pueden llegar a pensar que no soy tan paquete como parecía en el tramo urbano del inicio.

Los de la corta se van a la derecha y nosotros nos vamos a la izquierda, a hacer el bucle que nos tienen preparado en la cantera. Se puede resumir en subida de la muerte, llano, bajada de la muerte por pista con plantillas echándose hacia delante, avituallamiento del que pasamos de largo, subida que te deja ko, llano trotable, rampón de cantera que suben las Komatsu -y tengo mis dudas-, otro rampón y bajada (con lo de las plantillas blablabla). Con qué gracia nos ventilamos dos kilómetros. En un simple parrafito.

En el avituallamiento del 13 tampoco paramos. En la subida de la cantera veía a unos cuantos por delante y me haría ilusión cogerlos. También me haría ilusión que me tocara la lotería. Y lo de la Bianchi. Sobretodo lo de la Bianchi eh eh eh. Así que eso, como quedan poco más de cuatro kilómetros -el último es de asfalto de bajada- vamos a ponerlo todo para pillarles. O intentarlo.

Los últimos kilómetros son pequeños subebajas excepto el segundo repecho que, para variar, tenía una tubería. Nota mental: en Llaurí, todo lo que suba junto a una tubería...dosifica. Ahí conseguimos coger a uno y llegar a otros dos. Que igual subiendo irían justillos pero bajar...ya no les vi. Y se me soltó un cordón.

Y me acerqué en el siguiente repecho. Y llegó otra bajada. Y dejé de verlos. Y corrimos en una senda llana junto a una tubería. Y, claro, me cagué. Nada de arriesgar. Y había un repecho. Y lo iba a subir andando. Y...maldición. Hay foto.


Palabra que yo quería subir eso andando. Alejandro Lostado obliga a lo contrario. Seguimos a ese ritmo ramplón hasta que salgo de plano.

Y salimos al asfalto. Y ahí pensé en apretar. Y ahí el gemelo izquierdo (ostras, cuánto tiempo hace que no salían en las crónicas) empezó a decir que también había venido y llegamos en modo reserva en poco más de dos horas y media.


Buena mañana la pasada hoy en Llaurí, la verdad. La carrera está bien organizada, tiene su dureza, tiene sus vistas, tiene sus subidas de todo tipo, tiene sus bajadas de todo tipo, hasta cuatro avituallamientos, la bolsa está apañada y le he pillado el gustillo a los calambres, que te dejan entretenido para todo el fin de semana si los dosificas bien.

Por lo demás, podéis ver el perfil llano de la carrerita de marras:


Y eso, que nos vemos en la próxima que será en algún bar, va.