domingo, 20 de septiembre de 2015

Nos vamos al monte: Maratón de Javalambre


Lunes, 14 de septiembre, 21:36. El whatsapp echa humo. Motivo: están a punto de cerrarse las inscripciones y Vicente, Sonia y el menda lerenda están dubitativos: es muy lejos, igual es demasiado larga, nos vamos a la Antártida o al Ártico…vamos, cosas normales.

Lunes, 14 de septiembre, un rato más tarde: Ale, inscrito. 

Domingo, 20 de septiembre, 4:15. Suena el despertador. Amanecemos contentos y felices y tal es el jolgorio que llevamos encima que lo primero que cae es un Frenadol. Y después una sesión de vaselina para los pies. De la buena, de ésa que digo que te pones el calcetín y sale disparado contra la pared. Luego sí, blablabla y las 5.00 estamos listos en Alaquás. A las 5.03 dejo el macuto en el maletero del coche de Isaac y, cinco minutos más tarde, llego a la puerta del acompañante. Me subo e iniciamos la marcha. Por delante, algo más de un centenar de kilómetros que nos llevarán a La Puebla de San Miguel. Donde, por arte de magia, chas, ya estamos. 

Y no me dormí.

Bueno, da igual, no te lo vas a creer. Así que eso. Eran las siete ya y el suplente de M -tenemos el presupuesto que tenemos y nos cuesta reemplazar a la gente, que se le va a hacer- aparecía, elegante y radiante en una foto de postal de La Puebla. Click.



Cargué a M en la mochila y nos fuimos a la salida. Y ahí empezó la batalla psicológica…con Jesús no, ése participa en otra liga y ahí está el tiempo que dejó el animalico, si no con el pobre Vicen que, hoy sí, se va a ganar el cielo. Vamos, que lo del pisotón en la foto de club quede como simple casualidad…oye, no sé yo si va a colar. Por cierto, Isa está muy guapa de corredora (flamenca, flamenca, flamenca).

73 fotos después, se dio la salida. Sin petardo pero con dron. Y un dron solo, sin cola, es…no sé, me quedo con mi Frenadol. Total, que salimos. Divertido. Es bajada y asfaltada. Ahí Cano se acerca ya para despedirse y yo le digo que tranquilo que pensaba irme, pero más adelante, en el 21 o así…con lo que formamos un grupito de cuatro acompañados de Vicen y de Sonia.

O de tres intentando seguir a la muchacha porque la tía va y se pone a subir la primera cuesta corriendo. A dónde vas???? Loooooooca!!!…así que con un leve dislocamiento clavicular, conseguimos que se reincorpore al grupo y vuelva a reinar la cordialidad entre todos. En este tramo no tiro ninguna piedra ni le lanzo ninguna rama a Vicen. Soy weno.

Mira, ya van llegando las fotos de la salida. Retrocedemos dos kilómetros y click. 


Y volvemos a echar para delante dos kilómetros. Joer, justo. Ahí, en mitad de la cuesta…pues nada, seguimos tirando para arriba, los cuatro, bien avenidos hasta que coronamos el Alto del Carrascal y ahí dije…pues voy a trotar un rato a ver si encuentro a Isaac. Con lo que lo de irse en el 21 lo dejaremos para la edición del año que viene parece. 

Por cierto, aparece la primera senda seria, la del Corral del Bizco, y en ella aparece Eduardo. El mismo Eduardo que se va a echar las manos a la cabeza cuando me va a ver bajando por la senda de subida ya que, el sustituto de M, con su interés por llamar la atención como el titular, se va a despeñar de la mochila, quedando en mitad de la senda. Así que toco bajar a por él y resubir lo bajado. En un alarde de elegancia, lo más suave que me dijo fue friki.

Y al acabar la senda apareció una subidita de hormigón. Y en ella nos dio alcance Vicen. Y me comí una barrita y le dije que hasta ahí. Que en ese momento empezaba la táctica del Giant, donde el sería Dumoulin y se quedaría solo quedándole algo más del 80% de la carrera. Trabajazo de equipo, sí.

Pero no se fue, se quedó. Y avituallamos. Y la duda que nos salió era si habría wifi en la Antártida. Y empezamos a bajar. Y el señor Arias nos pasó como si su lado estuviera asfaltado. Y en las bajadas, Vicen era un poco más prudente que yo. Y yo soy una joya de compañero y no le esperaba…

Pero no os preocupéis, me cogía, vaya si me cogía. Y por ahí seguíamos los tres pasando kilómetros y la bajada más peligrosa de la carrera, la que nos llevaría a los Amanaderos. Y la subida de los escalones, la que iba junto al río, oh y a la cascada, otro oh. 

Y tras tanto asombro nos llegó otro con un nombre…indicativo de por donde irían los tiros. Y los tiros iban por un cortafuegos de nombre Cabroncillo. Y esos porcentajes Cofidis se le atragantaron a Eduardo. Mientras el resto nos dejábamos el cuello viendo el dron. Y esos porcentajes Cofidis se me atragantaron a mí. Y Vicen se fue…

Y ahí había otro avituallamiento (k17) y Vicen, que es un buenazo, nos esperó. Y luego apareció la senda de no sé qué, que tenía un 43% y si en la otra, más suave, tuvimos problemas, podéis imaginar el desenlace de ésta…Me acuerdo que el gps marcó un kilómetro de 22 minutos. Vicen, nuevamente, se iba…y, nuevamente, se esperaba. Y yo me encontraba una GoPro en un árbol...

Y, coronado el Barracas, se descendía al avituallamiento…y ahí, nuevamente, no le esperaba. Cerca de ahí estaba la marca de las cuatro leguas y pasábamos por debajo de las cuatro horas. El objetivo de bajar de las ocho…a estas alturas, parecía alcanzable.

Hacía cuatro horas ya de la salida…¿te acuerdas?. Click.


Y ahora se acaba el flashback y volvemos a ponernos en situación…hemos terminado ya el tramo más complicado de la carrera, andamos sobre las cuatro horas y nos movemos por pistas que sobrepasan los 1800 metros. Aquí, el acuerdo lo firmo enseguida…trotar a ratos y, cuando la cosa se incline un poquito, andar. Por si nos afecta la altitud, vamos…

Y así, nos plantamos en el tramo que coincide la subida y la bajada. Y nos quedaba un huevo y el Pele ya estaba bajando!!. Coronamos, nos avituallamos y…señoras y señores, está ustedes avisados que, lo que va a pasar a continuación, puede provocar una sucesión de nomej*das tan reiterativos que pueden parecer increíbles…

(Y aquí está el Pele antes de activar el turbo…)



Y es que a Vicen le diré que iba a bajar un poco por delante y paraba a echar un pis. Y lo hice. Y cuando me reincorporé, estaba ahí, a menos de 20". Y, claro, no le había esperado todo el día…pues tampoco lo iba a hacer ahora. Estoy sacando la vena asesina del muchacho para que se lie a ganar copas y yo me pueda retirar siendo su representante. 

Y en el tramo de subebaja, vi a Ricky y no le hablé casi para a) no hacerle perder el ritmo (ja!!) y b) que no me pillara Vicen. Y en el tramo de subebaja, vi a C&S y les dije que le había atacado y no me paré. Y seguía corriendo escopetado para abajo en plan niño que ha cometido una fechoría e iba deseando que la senda no se volviera pista porque, si no, le iban a meter una pasada que ni te cuento. 

Y había un repecho camino de la sexta legua y me dio por girarme…y ahí venía el tío, sonriendo. Y yo hiperventilando pidiendo bajadas técnicas, que en las subidas me pillaba. Al tiempo, me quedaba a veces mirando al horizonte y practicaba el plan B, diciéndome a mí mismo con voz seria, "ya era hora, te estaba esperando"…pero nada, me reía y volvía a hiperventilar y a decir que me pilla, que me pilla.

Ahora, en frío, pienso que podía haber tirado a M y lo habría cogido y, entonces, con los bastones y el muñeco se habría hecho un lío y ahí podría haberle cogido algo más de tiempo, no sé…

Y como en la sexta legua se pasó más cerca de las cinco horas y media que de las seis…en un fugaz momento se pensó que igual se podía bajar de siete. Con lo que si ya iba cardíaco en plan quenomepille, quenomepille…ahora lo era en quenomepille y correquenollegas.

Y el avituallamiento del 35 lo hice en un tiempo récord. Y la pista ascendente me lié a correrla hasta que me ahogaba. Y luego se bajó por senda. Y algunos kilómetros salían por debajo de cinco. Y al llegar a la séptima legua vi que lo de las siete horas tenía buena pinta. Mejor que mi cara, seguro. Y que la parte final fuera pistera y en bajada ayudaba, sí. Y el avituallamiento del 42 ni paré. Y cuando la pista se volvió senda se me hizo de noche. Pero sería efímera…porque cuando empezaba a quejarme de cansancio (allá en el 44) se veían las primeras casas. Y luego se vio el asfalto. Y se pasó por la zona de animación del Duris. Y de ahí a meta no había nada. Y fin. C*ño, qué cansado!!

Hablaré solo de lo de cansado, porque lo de mal compañero…ya, si eso que lo comente él :)

No me ha apetecido ni colgar la ruta, así que cojo el perfil de la página de la organización a la que le pido, por favor, que la carrera se haga en sábado.


El resumen (sí, después del tocho, todavía hay resumen) se queda en que me lo he pasado muy bien tanto en la carrera, como yendo a la misma -buen chófer me he buscado en la persona de Isaac-, volviendo o con el punto de animación del Duris. Y que Vicen me la tiene jurada…eso también lo sé :)




domingo, 6 de septiembre de 2015

Trail de Soneja: el dia que fuímos líderes...

¿Te acuerdas la última vez que te levantaste a las seis, lloviendo, para ir a una carrera? Pues, sinceramente, no.

¿Te acuerdas la última vez que te levantaste a las seis, veías que llovía y creías que era mejor quedarse durmiendo porque blablabla? Pues sí, hoy.

¿Te acuerdas lo contentillo que estabas tras ascender a Cortals d'Encamp en La Purito Corta? Pues sí…pues ya tardas, cuelga foto. Click.


Así que eso, éstos eran los antecedentes: domingo de lluvia en Soneja, donde se pronosticaba que caería la del pulpo durante la mañana y, oh, coincidencia, la carrera en la que estábamos inscritos era en Soneja y se celebraba este domingo por la mañana. Malditas alineaciones de planetas. Bueno, aunque las de Scariolo tampoco son mucho mejores…

Así que cuando sonó a las seis el despertador de un domingo (no releas, sigo pensando que a esto no se le puede encontrar significado salvo que te quieras ir a un after) y vi que llovía, por mi cabeza los pensamientos más optimistas que pasaron fueron el que si me quedaba dormido, no me mojaría. A las 6.10, en cambio, los pensamientos tornaron a, bueno, si llueve te vuelves. Y te traes el coche limpio y sin sudar.

La única pega que se le puede poner a Soneja es que la salida fuera a las ocho. Pero, claro, igual te sale un día de 30º que te sale un día como éste…así que una vez despierto, llegado al sitio, hablado con algún nativo -de ésos que, en breve, habrá que felicitar por su fantástico circuito- y recogido el dorsal, nos fuimos a la salida.

Mis compañeros gatunos…ni rastro. Pero ni rastro en la cola de los dorsales -larga porque se hizo en un recinto cerrado por el tema del tiempo- ni en la salida. Y eso que dieron cinco minutos más de plazo por el tema anterior. Así que, en estos momentos de espera, antena3 te habría puesto dieciséis anuncios. Yo, en cambio, dejo las vistas del Port de Cabús. 


Y, en estas, dieron la salida. 21,5 kilómetros por delante con unos 800 metros de desnivel positivo. Y ahí, estaba yo, solico. Bueno, con mucha gente pero sin rastro de mis Duris. Así que se dio la salida y comenzó la vuelta inicial por el pueblo. Y cuando ya pasábamos bajo el arco, entonces aparecieron haciendo un sprint estratosférico cuatro de ellos. Bueno, lo hizo Vicen, el resto iban más bien como podían.

Vicen, para los que no lo conozcan, es quien me va a sacar dos horas en la próxima carrera de Montanejos, por tanto, este párrafo es para empezar la batalla psicológica para tratar de reducir lo que no voy a conseguir entrenando. Tengo mis dudas que funcione. La otra opción, atarle a un árbol, la sigo viendo más factible a día de hoy.

Y ahí iba la gente, corriendo, dando el pequeño bucle y nosotros estábamos ahí, como decirlo, ah, sí, parados bajo el arco esperando a S. Así que, para rebajar el espíritu competitivo que se estaba apoderando de nosotros, nos hicimos el selfie de salida.



Y entonces, una vez llegó S, sí, nos pusimos a correr. Y esto de las carreras es mágico, porque perfectamente puedes salir último, penúltimo, antepenúltimo, el de delante, el de un poco más delante y el primero de los últimos y, por una indicación no del todo acertada de un voluntario, encontrarte primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto. Vamos, como el Sky en la primera etapa de montaña del Tour.

Y nos supo mal encontrarnos liderando la carrera porque daba la sensación de no ir primeros por méritos propios. Vamos, que tenemos nuestra ética deportiva y sabemos que ese sitio no nos correspondía. Y más cuenta nos dimos cuando las motos que abrían carrera nos pasaron zigzagueando. Gracias a Dios que no eran las de La Vuelta…

Y entonces nos paramos, nos comentaron que el bucle se hacía nada más salir pero, aunque quedaba más épico hacer una gran remontada, volver hacía atrás por esa estrecha carretera con quinientos corredores de cara no lo vimos muy acertado. Así que, en apenas seiscientos metros, pasamos de ir últimos a primeros y, de ahí, a la mitad del grupo.

Dieron mucho de sí estos cinco minutos, la verdad.

Entonces nos pusimos a correr, porque los primeros kilómetros invitaban a ello. Y, cuando no lo hacían, nos poníamos a caminar. Encontramos solución para todo. Y el primer repecho lo salvamos bastante decentemente. Incluso nos permitimos el lujo de, en el primer avituallamiento, pasar de largo.

Por cierto, hasta cinco avituallamientos nos encontraremos en la carrera. Ahí es nada. 

Y después del segundo, comenzó la parte más seria de la carrera. Ahí es donde Vicen empezó a mostrar que igual no son dos horas, si no que me podría contentar con que solo fueran tres. También me percaté  que S le hace unos regalos a C de la leche. Subida relativamente cómoda pero, claro, es que lo duro no era esto, era el cresteo posterior. Y ahí empezó a aparecer alguna pared con inclinaciones de éstas tan entretenidas que Esteban se alegraba sobremanera de haberse inscrito, sí.

A mí, por el contrario, lo que me descolocaba era que estaba completamente desorientado ya que pensaba que Soneja estaba a nuestras espaldas mientras que realmente quedaba a nuestra izquierda y se veía perfectamente…vamos, que solo faltaba un letrero de Hola, soy Soneja. Deben de ser las consecuencias de estar tanto tiempo con esta gente, no sé…Es que, no era que se pusieran a hablar de ferratas o si querían que me despeñara en el Monte Perdido o en Posets es que, en algunos momentos de coordinación, se caían hasta en la misma curva. Torpes.

Así que al rato llegó la bajada y otro avituallamiento y la última subida que, para ser el trece, era motivante sí. Ésta sí que era la subida más dura de todas. Aunque tampoco muy larga y, eso sí, una vez arriba, por delante solo quedarían ocho kilómetros de bajada básicamente…

Así que bajamos, primero por senda, luego por pista, luego avituallamos, y después sendeamos, luego cogimos un cauce, después una cuesta y ésa la hice trotando y entonces una voz aterciopelada y dulce…bueno, vale, M berreó a grito pelado un no pares y eso hice.

Me reí mucho subiendo la cuesta de la iglesia de Soneja, sí. 

En cuanto a la carrera, muy contento con ella. Recorrido apañado -y eso que me asusté que los últimos kilómetros fueran por pista-, muchos avituallamientos, bien marcada -excepto el bucle inicial xD-, buena bolsa si te gustan las aceitunas -risas- y tal…Vamos, que se puede volver y, si es con terreno seco, correr bastante :)