lunes, 7 de diciembre de 2015

MaCasCo: Maratón de Castellón de los C*jones...

Que conste que el título es así para no darle un carácter sobrio al tema. La carrera, lo dije el año pasado y lo mantengo éste es un auténtico carrerón tanto para el corredor (agua cada 2,5 kms, geles, fruta o powerade cada 5 -y no en vaso, ejem-, recorrido céntrico en su mayor parte…) como para el aficionado, pues moviéndose unos pocos metros puede ver la carrera en diversos puntos. Y, además, hay terrazas. Y no llueve. Vamos…que Castellón es un maratón hecho para un Filipides desorientado, pues se pasa por algunos puntos varias veces y eso lo agradece el espectador…y, por ende, el corredor.

El título va más encaminado por las sensaciones sufridas -lo que fue disfrutar, fue poquete la verdad…- que por otra cosa así que, evitando herir susceptibilidades…empezamos.

Y vamos a empezar rebobinando…tres semanas atrás. Domingo. 10.55. Tras cuatro horas y media despierto y casi dos de maratón de Valencia, el gemelo se carga cienmil en doscientos metros y, echándole conocimiento, lo dejamos ahí. Creo que, justo, en el punto más alejado de la ciudad de donde tenía aparcado el coche. Pero bueno, eso son casualidades…Y enganchamos con la foto que inmortalizó el momento.



El conocimiento que le echamos por la mañana lo perderemos por la tarde cuando vemos que aún nos podíamos inscribir a Castellón y el precio, a tres semanas vista, no era prohibitivo (zasca de Castellón a Valencia) y la logística que nos ofrecía Isaac era inmejorable (vamos, solo pedía que me recogiera el dorsal, me llevara, invitara a comer y, ya puestos, traerme…)

Así que nos apuntamos. Ole.

Y entonces empezamos la campaña de largos en las dos semanas previas -4, 5 e incluso 6 kilómetros- e, incluso, añadimos la mayor locura cometida este año: apuntarnos a un 15K. En Vinalesa. Y acabarlo. Eso sí, lo de querer ir a 5'15'' para acostumbrar al cuerpo a la marcheta que quería ir en Castellón, costó un poquito más. A 4'50'' salió. Cierto, menuda m*erda de entrenamiento :)

Pero bueno, peor fue lo de Cheryshev.

En cambio, lo mejor, sin duda, que en todas las salidas ni rastro de los problemas en el gemelo. Los del peristeri -calcificación en la tibia que no sé si es lo que genera la periostitis- ya me voy haciendo a la idea que me van a acompañar hasta…bueno, bastante tiempo.

Isaac y Raquel fueron por el dorsal el viernes. Solo hubo catorce más que pensaron lo mismo, así que el domingo, en el punto que quedaron los Parotets, pusieron unas mesas para agilizar la entrega…y, en nada, emprendimos la marcha. No he dicho nada de lo de despertarse a las 5:50 de un domingo de puente…porque mis compis gatunos, más o menos a esa hora, empezaban a corretear por los montes de Chiva.

Aparcamos, cafeteamos e incluso liberamos a Willy. Dos veces!!!. Entonces se hicieron las fotos. Con gradas supletorias para que salieran todos. Son bastantes, sí. En un momento de despiste, me infiltré y así parecía que iba con gente :)


Nos fuimos para la salida. 9.00. Pum. Primer kilómetro de bajada. Insisto, Castellón de la Plana. Objetivo: seguir a Isaac y Jesús. Y, en cuanto me vea bien, darles la patada. Más o menos por el 41 y medio o así, para asegurar. Estos entrenes a ritmo crucero de 4'50'' se demuestran especialmente útiles cuando el GPS me muestra que los ocho primeros kilómetros van a andar por 5'20''/30'' y con unas sensaciones horribles no, lo siguientes. Así que, bajando de la UJI, los tres Parotets -se les uniría Cristobal- se iban a ir yendo más y más…

Y si en algún momento me uní, fue debido a los tres kilómetros de oro que tuve, en bajada, claro, en los que anduve por unos más que decentes 5'10''. Y aquí se acabó todo, porque estamos en el diez y se empieza a cargar, con serio riesgo de calambre…el cuadríceps!!! Tachán. Nuevo invitado a la fiesta.

Y entonces ahí, en el segundo paso por la pancarta ésa del "arròs i la farina" cuando ya me descolgué definitivamente. Y creo recordar que lo último que oí era que dijera algo de los comentarios de Cristobal…pero los oí, así, como muy a lo lejos…

Análisis K11 -a partir de aquí irá todo muy rápido, en la crónica, me refiero-: cuadríceps cargado izquierdo, peristeri derecha, 30 kilómetros por delante pero, oh, sorpresa…del kilómetro 12 al 17 tenemos ritmo (lejos del previsto): todo entre 5'21'' o 5'24''. 

Entonces llega la recta del Grao. Y el 19 se nos va por encima de 5'30''. Y el 20. Y vemos el Grao. Bonito asfalto. Y el 21. Y retomamos la recta del Grao otra vez. Media maratón: 1h55. Y el 22 se va a 6. Y el 23 a 6'9''. Y el 24 a 6'32''. Y hay progresiones geométricas que dan menos miedo. Por lo menos la recta del Grao se ha acabado.

Pienso realmente en dejarlo aquí. Porque no estoy disfrutando nada. En el 25 -6'31''- avituallamiento con geles y Powerade. Me encomiendo a ellos. A ver si cortamos la hemorragia. 26 a 6'35''. Me pongo a toser como un condenado por el polvo que levanta el grupo de las 4 horas al pasarme. 27 a 6'36''. 28 a 6'02''. Éste creo que es uno que se bajaba un trozo del Tourmalet o el gps contabilizó 800 metros, no sé…así que muy muy arriba tampoco me vengo. Por esta zona, me pasa uno -vamos, algo que no es extraordinario, no te vayas a pensar- acompañado con una bicicleta y éste dice que por lo menos hace buena temperatura. No, si la temperatura es c*jonuda, lo malo es la distancia. 

La conclusión que saco es bastante sencilla: mientras mueva los dos pies como corriendo, el ritmo no se puede ir mucho más arriba. O sea, traduciendo, más lento no puedo ir si no paro. 

Y aquí va una foto que hizo Raquel para comprobar que hubo un rato que sí, que parecía que corría…al principio.



Y justo cuando pienso eso, el chute de geles más isotónico empieza a surtir efecto: 6'13'', 6'01'' -también mal medido, fijo-, 6'12''…Lástima que el primero hace más de una hora que está en meta, que si no…Así que los kilómetros dejan de ser kilómetros y los contabilizo como packs de seis minutos y pico. Con lo que, en el 32, me falta hora y pico. En el 33 menos de una hora. En el 34…joe, otra recta larga. En el 35 me vienen recuerdos del año pasado, cuando perseguía al grupo de las 3h45 a unos pocos metros. Este año, también, bueno, a unos 20 minutos…

Y los packs de seis minutos y pico fueron pasando. Algunos con pensamientos positivos, como el que viniera alguien en el 39 y te pegara un tiro y se acabara ya con este sufrimiento. O la vuelta al parque del 41, que no veías llegar ninguna de las esquinas. O la de querer pararte en cualquiera de los cuatro o cinco o setenta arcos que había previos al de meta…y luego otros negativos.

Y al final, muy al final, cuando eso, cuando ya no quedaban más arcos, estaba ése, el que marcaba que esto se había terminado. El que te decía que habías estado 4h10 o 12 o 13 dando vueltas por Castellón tras una noche en la que estabas a las dos sin conciliar el sueño, cenando bravas, morro y cerveza y…nada, que no encuentras la explicación a esto.

Parece que dimos un poco de vuelta, sí...



Y, bueno, ya está hecha. Te queda la sensación rara de, en Valencia, ir por el 21 con un ritmo por debajo del 3h45 y, tres semanas después, con un largo de 21 -uuuuuh, qué largo-, otro de 15 -uhhhhhh, sobreentrenado- y rodajitos de 20 minutos para que no se atenacen las piernas acumulados…ir con unas sensaciones horribles.

En fin, espero que algún pino me dé la respuesta, que yo me vuelvo al monte :)

Y nada, dar las gracias a Isaac, Raquel y el resto de Parotets también por la compañía en esas horas que uno solo tiene sueño y, por otra parte, a Castellón -y sus voluntarios- por permitir que me redima y siga saliendo una maratón de asfalto al año :)

lunes, 16 de noviembre de 2015

Media Maratón de Valencia

Y el pinchazo del gemelo fue el 1 de noviembre. Y Óscar me dijo que pedaleara la primera semana. Y me dijo que la segunda trotara y estirara. Y eso hice. Diez minutos un día. 6 kilómetros otro -éste fue el segundo largo más ídem, creo-. Quince otro. Diez el último. Sobrado, pensé.

Y no te digo que casi sobreentrenado por vergüenza. En fin. Día 14 de noviembre, 14:00. A por el dorsal. Museo Príncipe Felipe. Subir escaleras. Ir al quinto c*ño, o sea, al otro extremo. Coger dorsal. Volver del quinto c*ño. Bajar escaleras. A por la bolsa. Entrar en el Museo Príncipe Felipe. Atravesar la feria del corredor para ir al quinto c*ño otra vez. Al mismo extremo de antes, pero en el piso de abajo. Lo de poder usar unas escaleritas que te lleven abajo directo, oye…como que no. Volver del quinto c*ño. Tener miedo de meterte en la feria otra vez por miedo a no encontrar la salida. Salir. Aire puro.

Es de noche. Merda.

Me quedo, eso sí, con las vistas desde la pasarela del Museo ése...


Día 15 de noviembre. 7:56. Aparco donde nunca he tenido problemas pero este año solo quedan diez plazas como quien dice. Primera conclusión: a mayor número de corredores, más gente, más agonías que madrugan, menos sitio. No lo digo por Isaac. Me parece entender que está ayudando a hinchar los arcos.

Pero pese a los 16000 corredores, nosotros seremos cuatro gatos los que nos citaremos a las ocho y media en la equis que, muy amablemente, puso Pedro en el plano. Y los cuatro gatos nos plasmamos para la posteridad. El día amenaza de todo menos tormenta. Ojo, habrá que beber porque el calor va a ser más que interesante.

Anna nos saca así de buenorros y nos vamos para la salida. 


Vicen, muy triste y cabizbajo, se va para el cajón de los que van en moto, o sea, los que quieren bajar de tres horas en hacer todo el maratón. Así, enterito. Bruto el nene. Es una mala influencia. Pero eso sí, habrá que creer lo que dice porque lo va a conseguir y, además, holgadamente.

El resto saldremos del cajón de 3:30. Y sin andar con muchas historias, nos ponemos al lío. Ni que decir tiene que voy a ir toda la carrera a mi bola. Intentando moverme en un ritmo cómodo a 5:10/5:15…merda, 168 pulsaciones en el segundo kilómetro a ese ritmo. Pues eso, como decía, vamos a movernos con cierta comodidad a 5:20/5:25 el kilómetro esperando como el cuerpo asimila esos primeros instantes y, más importante, como lo hace el gemelo.

Y los primeros kilómetros pasan medio bien. La mejor noticia es, por una parte, ver a Josep animando en la curva de entrada en Tarongers y, por otra, que desaparece el temor a que se me cargue el gemelo malo pues quien lo hace es el bueno. Y, encima, me alegro.

La recta de Tarongers sigo pensando que es eterna. Me imagino a Filipides corriendo por su Grecia natal y cascándose una recta enorme y luego volviendo por una paralela. Y después, claro, dándose una palmada en la frente en plan "qué soldado griego más tonto estoy hecho".

Por cierto, en este tramo me voy al suelo. Bueno, creo más bien que alguien me zancadillea, pero como tampoco sé si es que me cruzo o zigzaguea o lo que sea, tampoco le doy más importancia, vamos, que me cagoensup*tamadre cuatro millones de veces y sigo. Que van 7 kilómetros. Bueno, que quedan 35.

Y en Blasco Ibáñez pasamos el 10 medio decentemente. Aunque más rápido parecen ir los que vienen en el otro sentido, levantando una polvareda que no es ni normal. Y el 11. Y el 12 en Hermanos Machado. Y ahí noto una ampolla en el dedo gordo del pie izquierdo que va a ser molesta. Y eso que embadurné los pies en vaselina que daba gusto. Vamos, que me puse el calcetín enganchado con una cuerda al tobillo porque no había forma que se quedara puesto…Y luego noto que, cuando estiro la pierna, ahí un dolorcillo en la zona inguinal.

Y del gemelo, ni rastro. El maratón es una sucesión de problemas físicos. A cada rato te dolerá una cosa. Así que nada de esto me preocupa. Pasamos el 15. Primer trago de isotónico en vaso. Buen invento. No sé cuánta gente ha perecido ahogada por intentar beber isotónico en un vaso. ¿50?, ¿60? no sé cuántos euros la inscripción, más patrocinadores, más ayudas…y el isotónico te lo dan en un vasito. Bueno, no, te lo dan en un vaso. De hecho, creo que sería más justo definir el traguito te lo dan en un vaso.

Vamos a usar términos relativos para tratar de explicar esta contingencia: el todo es el traguito. Pues bien, cuando tratas de beber del vaso. Una pequeña parte o mierda porcentual es lo que bebes acompañado de aire que es lo que te ahoga. El resto, o casi todo el traguito, es lo que te tiras por la barbilla, camiseta y demás…

Así que mientras intento quitar el color azul de los cuatro pelos a los que mal-llamo barba, entramos en la Alameda y mi mamá está animando oeoeoe. Y la animación aquí es notable. De hecho, en cuanto te quieres dar cuenta, ya estás nuevamente en Blasco Ibáñez y antes de acercarte al 20 tenemos nuevamente la posibilidad de bañarnos en el traguito correspondiente. Y lo hacemos.

Y dejamos Serrería. Y nos encaminamos a la Calle de La Reina. Camino del kilómetro 21. Y en ese breve lapso de tiempo el gemelo malo dijo que ahí estaba él. Y se cargó cienmil. Y así no se podía correr. Y a mí me gusta correr. Excepto cuando me canso, que me gusta descansar. Y traté de estirarlo. Y nada. Y si hace bicicleta, pues haría triatlones, no???. Bueno, que eso, y nada. No había forma.

Y aquí se acabó todo.

Y como nos sabíamos el final, nos quitamos el dorsal y nos pusimos a caminar. Y pasó el globo de 3h45. E Isaac me hizo un robado.


Y antes que se forre con la exclusiva, pues lo cuelgo. El robado, a Isaac no.

Y de allí a meta con el fotógrafo de L'Olleria. Persona muy maja, sí. Hablando de maratones y de no ir preparados. De ver a la gente sufrir. De hablar que todo no se puede. De, en fin, concluir que esto es un hobby, una diversión…y, bueno, en dos días a correr.

Que en tres semanas está Castellón. 

Si es que, en el fondo, no aprendemos.


domingo, 1 de noviembre de 2015

Nos vamos al campo: Maratón de Montanejos

Buena idea -siempre pienso que es lo mejor- el hacer la carrera el sábado. Si es larga, se puede hacer noche allí y tomarte alguna bebida espirituosa que empieza por ron y acaba con cola. Si es corta, pues puedes empezar a liarte mucho antes, no sé, porque este argumento era para las carreras que te ocuparan unas cuantas horas…de éstas que te pidan el frontal obligatorio como requisito.

Así que el sábado, sí, el sábado, tocaba Montanejos. O Montalejos si te toca despertarte a las p*tas 5.15 de un sábado para, dos horas más tarde, estar allí, aparcando, acicalándote, conjuntando camiseta y manguitos (el naranja y el rojo es una combinación arriesgada, pero no sabéis apreciarla, oh), gafas de sol aunque el cielo esté completamente nublado y amenace lluvia…vamos, un postureo en toda regla.

Sofía, hará un par de meses, ya pilló de qué iba el rollo :)




Y, como se ve, tiene dotes de meteoróloga de la Primera. Importante, errar todo lo que se pueda.

Así que, mientras la chiquilla estaba concentrada en casa contando los caramelos que había conseguido hacer con eso del truco o rato, yo me preparaba para la salida con dos de los más siniestros y devoracuestas del Duris: Ricky y Vicen. 

Y juntos nos hicimos la foto de portada del Sports Ilustrated de noviembre, pero como no la tengo, pues  no la pongo.

Pero como ahora sí la tengo, pues la pongo.



A las ocho se dio la salida. Y empleamos una táctica novedosa. De éstas que no se había empleado nunca en una carrera larga: salir to'lijao. El objetivo, obvio, era tratar de sorprender a Vicen para que no me machacara mucho. Así que, con ritmos cercanos a 4'40'' (sin Juan Luis Guerra, afortunadamente) nos plantamos en el primer kilómetro. Y el segundo también salió por debajo de 5…y yo, claro, iba jadeando no, lo siguiente.

Obviamente, no habían pasado ni 700 metros y Vicen ya estaba junto a mí con esa sonrisa que piensas que este ritmo endiablado le ha reventado y que lo hace para que afloje, que no puede más aunque, como se verá en la primera rampa de subida, la otra opción, la de ir realmente bien, es la que va a coger peso.

Así que llegó la primera cuesta. Y luego la primera bajadita de hormigón. Y yo, con mi respiración, seguía doblando una peli porno chunga, conseguí acertar a decirle que se fuera, que iba sobrado…resumiendo, que me dejara en paz que me moría.

En realidad, leí muy bien la carrera y deduje que, en el kilómetro 3,5 ya habíamos pasado todo lo difícil y que ya no necesitaría de mi ayuda hasta meta y que, tranquilamente, a su ritmo, podría llegar sin mucho estrés. Así que el 80% del mérito de su tiempo es mío, claramente. Ríete de los gregarios del Sky y sus tácticas…

De todos modos, subimos la primera cuesta por la inercia en plan…como si la meta estuviera ahí arriba. Y luego la bajamos controlando. Un parotet massanassero -jose- intentó contratarme para su causa y todo. Me suena de algo ese club, oye…

Y llegó el primer avituallamiento. Y vi a Vicen. Y le hice con el brazo señal de ánimo. Y él a mí. Lo que estaba claro era que nuestras carreras iban a ir por separado. Y, claro, cada vez más espaciadas en el tiempo. En fin, volvamos al avituallamiento. Sin Aquarius ni isotónico. Bueno. Voy tercera fémina.

Subida. Senda. Bajada. Chorro. El Chorro son dos minutos de lluvia. Se han dejado un grifo abierto y no saben cerrarlo. Luego subes por pista. Y, después, kilómetro y pico de asfalto. En estas dos líneas todo lo que pase me tiene que pasar. En efecto, me adelantan todos y no sigo a nadie. O los sigo a distancia. A ver si no va a ser buena idea salir a tope la primera subida porque no entrenas lo suficiente…

De hecho, lo único que voy a sacar en claro, es que el amigo Chema Photografy puede sacar fotazas así de un zombie anaranjado que apenas se tiene en pie…



Y no, hacer cinco kilómetros el martes y otros cinco el miércoles, no es llegar sobreentrenado. Aunque, en la charla posterior, S es de la misma escuela y tal. Volvamos al lío. Seguimos en modo Mclaren. Ahora bordeamos el laguito ése que hay tras la presa y empieza una subida bastante interesante. Aquí se confirma que hay que buscar un término intermedio: no hay que salir a tope ni salir el último. Paso a ser la cuarta. O nos encontramos pronto el avituallamiento o aquí uno se baja antes.

Y el avitullamiento apareció. Y lo disfruté. Ya voy quinta. Y la sexta ahí. El isotónico del Consum iba que volaba…hasta un litro me bebí ahí. Y tanto lo disfruté que me notaba gordo. Sí, más aún (c#br*n€s!!!!). Entonces me sentí mal y me puse a trotar en tramos de subida. Cuarta. Y luego coronamos y seguimos trotando. Y seguimos. Y seguimos. Tercera. Prácticamente desde arriba al avituallamiento del 27 -que era donde almorzaban Machado, García Lorca y demás precursores del Pronto y el DiezMinutos- se hizo todo sin parar a andar.

Y luego repecheamos y enfilamos el kilómetro 30, llegando a Cortes de Arenoso. Y allí se siguió a rajatabla el artículo 3 de la FEDME para carreras de montaña: la entrada a un municipio se hará por el camino más chungo e inclinado que exista. Clavado. Senda ascendente y a buscar un nuevo avituallamiento. Aquí el isotónico pasó a ser casero: unos polvos rosas mezclados con agua que, combinados, provocaban algo más cancerígeno que la carne procesada ésa de la OMS. Así que a la basura y cocacoleamos…

Tras Cortes viene otro tamo ascendente. Ves ahí arriba una torre de alta tensión??? Sí. Pues ya puedes decir para tus adentros merda, joer, culo, caca o pis…que ahí hay que ir. Subida en algunos momentos con algo (bastante) de pendiente, pero se podía subir andando sin parar a tomar aire. Excepto si vas en modo Gistaín. De todos modos, por mi parte, satisfecho porque las sensaciones de la segunda subida no van a volver a aparecer y en ese grupo de diez o doce corredores, no vamos a desentonar -a peor- lo más mínimo.

Una vez arriba. Pista. Y los diez que íbamos…anda que alguien se ponía a trotar. Así que hice de valiente y, a cincuenta metros, giro a la izquierda que te invitaba a dejar de hacerlo…Ahora bien, hasta el avituallamiento del 40, sucesión de tramos trotables en su mayor parte, pero que parabas a recuperar porque sí, porque ya llevamos algo de tralla. Coronamos, avituallamos (otra vez sin isotónico) y tiramos para abajo.

Ah, en el 37 noté algo parecido a un calambre en el gemelo y aflojamos un poco por la molestia. ¿Esto por qué lo digo?, porque en el 42, eso parecido a un calambre pasó a ser algo más y ahí se dejó de correr. Y la carrera. Y la odisea fue buscar un camino que bajara a la carretera. Y al final apareció. Y salí a la carretera. Y unos chicos muy majos de la organización me llevaron al pueblo. Y ahí el dorsal 120 oficializó su abandono. Y las minis le dieron una taza. Y Anna me comentaba lo contento que estaba Vicen.

Y me fui para el coche. Y tuve que volver, porque Vicen, C y S estaban por meta. Y departimos. Y pusimos a parir a los del Sobrarbe porque para ganar un concurso de relatos o de vídeos tienes que alabar al líder, al recorrido al más puro estilo norcoreano. Y Vicen se acercó a las seis horas y media. Y cuando no estaba me atribuí su mérito, claro. Y viendo la gente deduje que habría andado por las siete horas…pero, bueno, eso nunca se sabrá. Y, poco a poco, seguiremos sacando en Vicen ese punto asesino que ha de tener para meterse, de momento, de los 30 primeros en las carreras. Y tenemos que hacerle el contrato de tres años para cuando vengan los de Salomon, que paguen la cláusula. Y C y S están ahora haciendo 30 kilómetros por esos sitios. Y M. Y si hubieran hecho la de 55, anoche estaríamos pidiendo otra cocacola más, que lo han cargado mucho…

Ah, y como soy un c*br*n, este último párrafo es para el flamante tercer veterano de la carrera el señor Javi Muñoez, que transmite una felicidad alrededor allá por donde pasa y al que siempre es una alegría ver. Y, qué c*ño, que dijo que iba a leer la crónica, así que toma…mi enhorabuena.

[Edito on] Y también hay que felicitar a S que, tras los consejos postcarrera de ayer, hoy ha decidido hacer tercera también y llevarse un trasto más a casa para que C le limpie el polvo [edito off]

Y a ti también, va :)

domingo, 18 de octubre de 2015

Nos vamos al monte: Hoy Enguera


Trail Umbría-La Plana le llaman. Menuda coletilla para una carrera que no llega a los veinte kilómetros y que presenta un desnivel positivo de 1200 metros. Que le llamen Trail Umbría-jaja o Trail Umbría a secas, pero que no nos den falsas esperanzas. 

Vamos, que ni se les pase por la cabeza tocar el recorrido. Si acaso, el nombre. Pero nada más porque estamos ante una carrera de montaña con mayúsculas. Y no las uso porque son muy grandes y parece que esté gritando pero ya, de inicio, ante el riesgo que no leas más, si te gusta esto de correr por el monte te va a encantar la carrera que celebran en esta acogedora localidad de Enguera. 

Y más acogedora es cuando, al acabar, veas que hay bares alrededor con sus terracitas y hasta la Estrella está buena. Imagina, pues…

Pero bueno, vamos a volver al principio. Y el comienzo va a ser dramático, como suele serlo siempre, que si despertador a las 6.50, que si nos plantamos en la salida casi una hora antes, que si debajo de ese olivo no hay cisterna…Y más cosas por el estilo pasarán a partir de las 9.15, cuando den la salida y es que voy a tener una de las mejores ideas de mi vida: salir en tercera o cuarta fila porque no entreno.

Y la salida -pum- se dio puntual. Y salieron escopetados los primeros por las calles ascendentes de Enguera y ahí estaba yo, viendo los movimientos tácticos del inicio. Y luego nos metimos por el parque y nos olvidamos de las calles ascendentes y las sustituyeron por escaleras ascendentes. E iba yo muy guay, porque no llevaba ni un kilómetro y las pulsaciones se estaban disparando pero no llegaban al nivel de te ahogas (aproximadamente a las 175) así que subí las escaleras de dos en dos.

Y ahí sí que llegó ese nivel agonístico supremo y las subí de una en una. Y, claro, al ir tan delante nadie iba a ponerse a andar. Merda, merda y mil veces merda. Y pasó el primer kilómetro por debajo de 5. Y me acordé que, en el río, cuando entren..jaja las medias que hago para cinco kilómetros birriosos nunca bajan de 5:15 luego se estaba aproximando lo que se tenía que aproximar. Y eran dos cositas:

1- que iba a reventar; y

2- la primera subida seria de la carrera.

Y así estábamos ya saliendo del pueblo, mirando ahí arriba, y se divisaba una cruz. Allá, a tomar por saco. A tomar por saco pero arriba. Que el día que alguien dijera, allá, siglos atrás, oye y porque no ponemos la cruz ahí abajo así nos cansamos menos…pues podían haberle hecho algo de caso en vez de quemarle en la hoguera.

No hace falta ser tan drásticos, oye.

Pero bueno, que la cruz la pusieron ahí arriba. Y ahí arriba nos enfilamos por una senda que tenía algo de pendiente. Y yo iba a cientosetentay… pulsaciones. Y me limitaba a pegarme al de delante para que si se hacía corte, el que iniciara el tapón no fuera yo. Aunque también contemplé la posibilidad que me pasaran 70 de golpe, pero al final desistí.

Y más al final coronamos. Destacar que nos hizo un día de categoría para ser mitad de octubre. Traduciendo: calor. Pero también hizo una humedad interesante la noche previa, por lo que el terreno, muy pedregoso, estaba terriblemente resbaladizo así que, justo después de ascender esta primera (p*ta) cuesta (del infierno), empezó el primer descenso que resbalaba un poquito.

Alberto Castells plasmó que, por lo menos aguanté en el grupo de la primera fémina hasta ese mismo momento…Click.


Porque justo después vino un tramo de pista descendente que me pasaba todo el mundo como aviones -y eso que me salió a 4'20'' (que creo que no tengo ni kilómetros en bici a esas velocidades…)- y luego otra senda resbaladiza. Y aquí me pasó la segunda.

Y llegó la segunda subida. Y las dos mozas se fueron como alma que lleva el diablo rapidito para subirlas cuanto antes. Y otros diez corredores detrás. Y ahí estaba yo, con el pulso disparado -la carrera acabaría con una media de 166- sin poder seguir a nadie. Y, lo que es peor, sin poder coger un ritmo medio decente. Muy bonito el tramo de subir a cuatro patas por esa pared y esos gritos de "piedraaaaa" cuando un rulo caía para abajo, sí.

Y Pedro Cerdà inmortaliza el momento…


Y si la primera senda descendente era más peligrosa por la pendiente que por la humedad, en esta segunda, el segundo factor era el que hacía que las piedras estuvieran muy resbaladizas así que la bajada fue a contemporizar, a mantener el chasis…más que nada porque el motor seguía más que recalentado…

Y entonces apareció la tercera subida que podría ser trotable en tramos, pero no, y dimos gracias que pronto apareció el castillo. Y más gracias dimos cuando apareció una tranquila bajada por pista, que se tornó senda y giró a la derecha y siguió siendo senda, pero ahora hacia arriba y como seguíamos en la zona de sombra, las piedras seguían resbaladizas y aparecimos en un sitio que me resultaba familiar.

Y no, no es el bar.

Hace unos años, en mi afán por descubrir caminos aparecí en Enguera y subí un cortafuegos en el que había, ahí, en mitad de la nada, una bicicleta colgada de un pino, pero una bicicletas de carreras, no te vayas a pensar que fue alguien con un hierro de montaña y dijo…aquí me quedo. Habría que felicitarle, en ese caso, por ser capaz de subir un hierro de montaña a la rama del árbol, sí. Y felicitar al árbol, también por no irse a tomar por saco montaña abajo al desequilibrarle de aquella manera…

Bueno, que me lío, que estábamos subiendo esa senda. Tanta historia resumida en una frase, ya ves…Y después de esa senda apareció el avituallamiento del diez. Y ya iba la mitad de la carrera hecha, con la mayor porcentaje del desnivel realizado. Ahora, de hecho, según el perfil venía un tramo muy trotable hasta el siguiente avituallamiento.

Y esto del siguiente avituallamiento es muy relativo. Igual que en Chulilla en la página web te marcaban cuatro y luego eran tres -cosas del directo-, aquí te marcaban tres y luego eran…quince mil. Así que eso, mirando el perfil, después del diez venía un tramo descendente en su mayor parte aunque esos dos kilómetros siguientes serían de continuo falso llano o saltando entre ripios que te permitían cualquier cosa menos coger ritmo. Ahora voy a echar la culpa al terreno de no poder coger ritmo cuando seguía con el corazón desbocado aunque, eso sí, en esta última subida por fin empezaba a recuperar alguna posición. Sí, en efecto, solo dos.

Y bajamos. Y avituallamos. Y subida traicionera. Y luego otra un poco más larga. Y la gente se me iba pero cuando la senda picaba un poco para arriba, recuperábamos. O sea, que volvíamos a olerles hasta la siguiente bajada que se volvían a ir…

Y entonces la carrera pasó ya, por fin, a ser al revés. Es decir de llevar una subida, dos, tres…pasamos a quedan dos, queda una. Lástima que entre la del quedan dos y la del queda una hubiera un repecho (quedaunaymedia???). Lo único bueno que se sacó de ahí era que, de un grupo de siete, yo no era, ni de lejos, el más cascao.

Aunque no te lo creas.

Y nos fuimos dos y buscamos el queda una. Y entramos todo profesionales, ahí, corriendo y todo. Y nos dijeron…es una rampeta. Y yo miraba para arriba y no veía el final de la rampeta. Bueno, sí, al final del todo veía la sonda Soyuz dando vueltas al planeta pero imagino que se acabaría antes…Y entonces nos volvieron a animar diciendo que ya era todo bajada

Y menos mal que era todo bajada porque me dolían las piernas a rabiar. Pero, por arte de magia, porque no lo achaco yo a otra cosa, la senda se volvió pista. Y a nuestra derecha aparecía, majestuosa, Enguera, y se veía el campanario y, lo mejor de todo, se veía ahí abajo. 

Y no sé cómo c*ño lo hacen, pero si Enguera estaba ahí abajo, aún nos tocó subir una curva criminal dentro del pueblo y otro falso llano que nos llevó a la plaza previa a la meta.

Pero si quieres disfrutar como un enano, estas cosas han de estar sí o sí. 

Al final, puesto sesentayalgo con poco más de 2h40' y, para qué engañarnos, más cansado que faemino.

Y más al final, cerveza con Ángel para ponernos al día de lo malos que somos y las locuras a las que querernos enfrentarnos…

Bueno, y ahora a apuntarnos a alguna plataforma digital que emita el sprint de la Media de mis gatitos, que ha debido ser épico por su parte…y bastante triste por otra

Por último, dar las gracias a los que hacen posible esta carrera, con reverencia incluida a los voluntarios, porque tienen una joya entre manos.

sábado, 10 de octubre de 2015

Volta al Terme de Gilet: intentando no volver a las andadas...

Luego se hablará de los informativos de RTVE, pero es innegable la capacidad que tengo para no encontrar tiempo para escribir algo de los -cada vez más frecuentes- fiascos que cometo cuando me pongo un dorsal con un 80% de sueño y otro 70% de vaguería.

Porque, vamos, lo de Ribarroja fue un K8 con todas las de la ley. Eso sí, estaba bastante cómodo tirado en un muro viendo como llegaban todos. Bueno, todos no, porque a M y a C les dio por correr y llegaron en unas posiciones decentillas. Después, almuerzaco con los caquitas que hicieron el 15 de Paterna y…

…de ahí se pasó a la semana siguiente. Hicimos el sábado la marcha de Valencia como homenaje a Ivan Basso. Ese chico será una grandísima persona. Ese chico estaba metido en el ajo en la Operación Puerto. Pues nada, homenajes para los tramposos. Y esta marcha fue la preparación ideal para enfrentarnos a los 30K de OloKO del día siguiente.

Como aquí éramos más y no salgo haciendo el tonto, pues se puede colgar hasta la foto del selfie. Click.


Y se dio la salida. Se dio una vuelta por el pueblo. Y yo ya me quería parar. Y llegó la primera subida pistera. Y ahí me puse a andar. E Isa tampoco iba mucho más allá concentrada en su preparación para el GR. Y así subimos la primera cuesta. Y la bajamos. Y coronamos el Puntal dels Llops. Y bajamos a un barranco de ésos que, si no te apetece correr, te dan ganas de irte a casa. Y al rato llegamos al pueblo. Y ya llevábamos 11 -que es más que los ocho del domingo anterior…victoria psicológica-.

Y debatimos entre las virtudes de abandonar en el 11 o dar algo más de vuelta. Y la única pega era que almorzaríamos demasiado pronto y tendríamos que esperar bastante. Así que seguimos un rato. Y en el 16 hay una senda a mano izquierda que, misteriosamente, acaba en Olocau. Así que eso, homologamos el K18 de Olocau, por si quieren comercializarla, les cedo mis derechos ideológicos y tal.

Después a esperar. Incluso a tramar una oferta irrechazable para Sandokán al tiempo que pasaba como un tiro. Y luego vino Vicen. Y luego S. Entonces también tramamos tácticas…estos dos se han de ir por delante, que les frenamos. Y después…bueno, después ya no digo quien vino que se crecen y se vuelven un poco inaguantables…

Luego parece ser que sí era rechazable así que no le nombraremos nunca más hasta que no se apunte al GR y en paz.

La primera conclusión tras estas minidebacles puede resumirse en que, madrugar un domingo, no lo llevo bien así que…carrera el viernes en Gilet. Merda. Inscrito. Bueno, en realidad fuimos todos éstos. Click.




Y juraría que no metí estómago. Risas. En cuanto nos giramos para el arco dieron la salida, qué detallistas. Y mientras unos salían to'lijaos para abajo, nosotros tirábamos para arriba en un minibucle de dos kilómetros y pico de asfalto con el fin de estirar la carrera para…llegar al kilómetro tres disfrutando de un tapón impresionante.

Y menos mal que no se completaron las inscripciones!!. Aquí cometí el único error serio de la carrera que fue el de, con el pelotón en fila de a uno parado por el tapón, decirle a una moza que no adelantara porque su explicación vino a ser que ella iba por fuera. Una vez en meta, la cosa quedó en que el irrespetuoso era yo así que nada…a esperar que la gente no haga lo que le salga de los huevos en los tapones porque si no pueden ser divertidos.

Y en éstas ya hice de las mías. Bueno, tampoco fue tan grave, pero a mis compis gatunos no me apetecía hacerles la crónica -porque ellos tienen el defecto de acabar las carreras cuando yo no lo hago…y el irrespetuoso soy yo, ya ves- así que cogí unos metrillos con la confianza que Vicen me cogería cuando le diera la gana y M&C…bueno, M&C me cogerían cuando dijera que lo dejaba.

De la primera parte me quedo con el que, por fin, se metió el Xocainet aunque, eso sí, por su vertiente menos dura (como si estuviéramos hablando del Tourmalet o el Aubisque) y también con que las lluvias hipermegatorrenciales cayeron en Valencia porque, en Gilet, no había ni un puñetero charco. O, lo que es lo mismo, festival de la tierra suelta en la bajada.

Y avituallamos en Santo Espíritu -esto me suena- y cogimos el GR. Este tramo, chicos, lo volvemos a hacer en enero. Y tened en cuenta una cosa, el único que estaba para tonterías de saludar moviendo los brazos tal cual montañero esperando ser rescatado en el K2 era Vicen. El resto no levantábamos la mirada del suelo en ese tramo…

Y luego ya se buscaron les Penyes de Guaita. Y en esa subida no iba muertomatao. No. Lo siguiente. Y sabiendo lo que quedaba hicimos como Alonso cuando va el 14. Abandonar. Noooooooo. Conservar chasis, motor y lo que fuera. 

Y al rato nos dio por llegar a meta. Y cinco minutos después vinieron los tres jinetes restantes.

Y acábamos frescos como una rosa. Aunque a veces salgan imágenes de campos base de combatientes que tienen mejor cara, la verdad.



Y a estas alturas ya eran 75 los inscritos al GR. Y C parecía que se hizo pis al calcular que el GR son cuatro de éstas más el añadido. Y M no se lio a dar vueltas por el pueblo. Y mientras intentábamos recuperar el aire del esfuerzo el Vicen se quedaba pensativo acerca de la cara con que nos dejaría si baja de 1h30 en Alzira... 

En resumen, carrera bien organizada esta de Gilet. El entorno es maravilloso, el recorrido está bien marcado, la camiseta me queda que ni hecha a medida, avituallamientos bien colocados y, sobretodo, una sensación que tres horas por estos montes son un lujazo.

En cuanto a lo del tapón que siempre se hace en el kilómetro tres por más que se alargue la vuelta inicial por el pueblo…ni idea de cómo resolverlo porque ese tramo no es corrible pero tampoco es tan exigente…en fin.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Nos vamos al monte: Maratón de Javalambre


Lunes, 14 de septiembre, 21:36. El whatsapp echa humo. Motivo: están a punto de cerrarse las inscripciones y Vicente, Sonia y el menda lerenda están dubitativos: es muy lejos, igual es demasiado larga, nos vamos a la Antártida o al Ártico…vamos, cosas normales.

Lunes, 14 de septiembre, un rato más tarde: Ale, inscrito. 

Domingo, 20 de septiembre, 4:15. Suena el despertador. Amanecemos contentos y felices y tal es el jolgorio que llevamos encima que lo primero que cae es un Frenadol. Y después una sesión de vaselina para los pies. De la buena, de ésa que digo que te pones el calcetín y sale disparado contra la pared. Luego sí, blablabla y las 5.00 estamos listos en Alaquás. A las 5.03 dejo el macuto en el maletero del coche de Isaac y, cinco minutos más tarde, llego a la puerta del acompañante. Me subo e iniciamos la marcha. Por delante, algo más de un centenar de kilómetros que nos llevarán a La Puebla de San Miguel. Donde, por arte de magia, chas, ya estamos. 

Y no me dormí.

Bueno, da igual, no te lo vas a creer. Así que eso. Eran las siete ya y el suplente de M -tenemos el presupuesto que tenemos y nos cuesta reemplazar a la gente, que se le va a hacer- aparecía, elegante y radiante en una foto de postal de La Puebla. Click.



Cargué a M en la mochila y nos fuimos a la salida. Y ahí empezó la batalla psicológica…con Jesús no, ése participa en otra liga y ahí está el tiempo que dejó el animalico, si no con el pobre Vicen que, hoy sí, se va a ganar el cielo. Vamos, que lo del pisotón en la foto de club quede como simple casualidad…oye, no sé yo si va a colar. Por cierto, Isa está muy guapa de corredora (flamenca, flamenca, flamenca).

73 fotos después, se dio la salida. Sin petardo pero con dron. Y un dron solo, sin cola, es…no sé, me quedo con mi Frenadol. Total, que salimos. Divertido. Es bajada y asfaltada. Ahí Cano se acerca ya para despedirse y yo le digo que tranquilo que pensaba irme, pero más adelante, en el 21 o así…con lo que formamos un grupito de cuatro acompañados de Vicen y de Sonia.

O de tres intentando seguir a la muchacha porque la tía va y se pone a subir la primera cuesta corriendo. A dónde vas???? Loooooooca!!!…así que con un leve dislocamiento clavicular, conseguimos que se reincorpore al grupo y vuelva a reinar la cordialidad entre todos. En este tramo no tiro ninguna piedra ni le lanzo ninguna rama a Vicen. Soy weno.

Mira, ya van llegando las fotos de la salida. Retrocedemos dos kilómetros y click. 


Y volvemos a echar para delante dos kilómetros. Joer, justo. Ahí, en mitad de la cuesta…pues nada, seguimos tirando para arriba, los cuatro, bien avenidos hasta que coronamos el Alto del Carrascal y ahí dije…pues voy a trotar un rato a ver si encuentro a Isaac. Con lo que lo de irse en el 21 lo dejaremos para la edición del año que viene parece. 

Por cierto, aparece la primera senda seria, la del Corral del Bizco, y en ella aparece Eduardo. El mismo Eduardo que se va a echar las manos a la cabeza cuando me va a ver bajando por la senda de subida ya que, el sustituto de M, con su interés por llamar la atención como el titular, se va a despeñar de la mochila, quedando en mitad de la senda. Así que toco bajar a por él y resubir lo bajado. En un alarde de elegancia, lo más suave que me dijo fue friki.

Y al acabar la senda apareció una subidita de hormigón. Y en ella nos dio alcance Vicen. Y me comí una barrita y le dije que hasta ahí. Que en ese momento empezaba la táctica del Giant, donde el sería Dumoulin y se quedaría solo quedándole algo más del 80% de la carrera. Trabajazo de equipo, sí.

Pero no se fue, se quedó. Y avituallamos. Y la duda que nos salió era si habría wifi en la Antártida. Y empezamos a bajar. Y el señor Arias nos pasó como si su lado estuviera asfaltado. Y en las bajadas, Vicen era un poco más prudente que yo. Y yo soy una joya de compañero y no le esperaba…

Pero no os preocupéis, me cogía, vaya si me cogía. Y por ahí seguíamos los tres pasando kilómetros y la bajada más peligrosa de la carrera, la que nos llevaría a los Amanaderos. Y la subida de los escalones, la que iba junto al río, oh y a la cascada, otro oh. 

Y tras tanto asombro nos llegó otro con un nombre…indicativo de por donde irían los tiros. Y los tiros iban por un cortafuegos de nombre Cabroncillo. Y esos porcentajes Cofidis se le atragantaron a Eduardo. Mientras el resto nos dejábamos el cuello viendo el dron. Y esos porcentajes Cofidis se me atragantaron a mí. Y Vicen se fue…

Y ahí había otro avituallamiento (k17) y Vicen, que es un buenazo, nos esperó. Y luego apareció la senda de no sé qué, que tenía un 43% y si en la otra, más suave, tuvimos problemas, podéis imaginar el desenlace de ésta…Me acuerdo que el gps marcó un kilómetro de 22 minutos. Vicen, nuevamente, se iba…y, nuevamente, se esperaba. Y yo me encontraba una GoPro en un árbol...

Y, coronado el Barracas, se descendía al avituallamiento…y ahí, nuevamente, no le esperaba. Cerca de ahí estaba la marca de las cuatro leguas y pasábamos por debajo de las cuatro horas. El objetivo de bajar de las ocho…a estas alturas, parecía alcanzable.

Hacía cuatro horas ya de la salida…¿te acuerdas?. Click.


Y ahora se acaba el flashback y volvemos a ponernos en situación…hemos terminado ya el tramo más complicado de la carrera, andamos sobre las cuatro horas y nos movemos por pistas que sobrepasan los 1800 metros. Aquí, el acuerdo lo firmo enseguida…trotar a ratos y, cuando la cosa se incline un poquito, andar. Por si nos afecta la altitud, vamos…

Y así, nos plantamos en el tramo que coincide la subida y la bajada. Y nos quedaba un huevo y el Pele ya estaba bajando!!. Coronamos, nos avituallamos y…señoras y señores, está ustedes avisados que, lo que va a pasar a continuación, puede provocar una sucesión de nomej*das tan reiterativos que pueden parecer increíbles…

(Y aquí está el Pele antes de activar el turbo…)



Y es que a Vicen le diré que iba a bajar un poco por delante y paraba a echar un pis. Y lo hice. Y cuando me reincorporé, estaba ahí, a menos de 20". Y, claro, no le había esperado todo el día…pues tampoco lo iba a hacer ahora. Estoy sacando la vena asesina del muchacho para que se lie a ganar copas y yo me pueda retirar siendo su representante. 

Y en el tramo de subebaja, vi a Ricky y no le hablé casi para a) no hacerle perder el ritmo (ja!!) y b) que no me pillara Vicen. Y en el tramo de subebaja, vi a C&S y les dije que le había atacado y no me paré. Y seguía corriendo escopetado para abajo en plan niño que ha cometido una fechoría e iba deseando que la senda no se volviera pista porque, si no, le iban a meter una pasada que ni te cuento. 

Y había un repecho camino de la sexta legua y me dio por girarme…y ahí venía el tío, sonriendo. Y yo hiperventilando pidiendo bajadas técnicas, que en las subidas me pillaba. Al tiempo, me quedaba a veces mirando al horizonte y practicaba el plan B, diciéndome a mí mismo con voz seria, "ya era hora, te estaba esperando"…pero nada, me reía y volvía a hiperventilar y a decir que me pilla, que me pilla.

Ahora, en frío, pienso que podía haber tirado a M y lo habría cogido y, entonces, con los bastones y el muñeco se habría hecho un lío y ahí podría haberle cogido algo más de tiempo, no sé…

Y como en la sexta legua se pasó más cerca de las cinco horas y media que de las seis…en un fugaz momento se pensó que igual se podía bajar de siete. Con lo que si ya iba cardíaco en plan quenomepille, quenomepille…ahora lo era en quenomepille y correquenollegas.

Y el avituallamiento del 35 lo hice en un tiempo récord. Y la pista ascendente me lié a correrla hasta que me ahogaba. Y luego se bajó por senda. Y algunos kilómetros salían por debajo de cinco. Y al llegar a la séptima legua vi que lo de las siete horas tenía buena pinta. Mejor que mi cara, seguro. Y que la parte final fuera pistera y en bajada ayudaba, sí. Y el avituallamiento del 42 ni paré. Y cuando la pista se volvió senda se me hizo de noche. Pero sería efímera…porque cuando empezaba a quejarme de cansancio (allá en el 44) se veían las primeras casas. Y luego se vio el asfalto. Y se pasó por la zona de animación del Duris. Y de ahí a meta no había nada. Y fin. C*ño, qué cansado!!

Hablaré solo de lo de cansado, porque lo de mal compañero…ya, si eso que lo comente él :)

No me ha apetecido ni colgar la ruta, así que cojo el perfil de la página de la organización a la que le pido, por favor, que la carrera se haga en sábado.


El resumen (sí, después del tocho, todavía hay resumen) se queda en que me lo he pasado muy bien tanto en la carrera, como yendo a la misma -buen chófer me he buscado en la persona de Isaac-, volviendo o con el punto de animación del Duris. Y que Vicen me la tiene jurada…eso también lo sé :)




domingo, 6 de septiembre de 2015

Trail de Soneja: el dia que fuímos líderes...

¿Te acuerdas la última vez que te levantaste a las seis, lloviendo, para ir a una carrera? Pues, sinceramente, no.

¿Te acuerdas la última vez que te levantaste a las seis, veías que llovía y creías que era mejor quedarse durmiendo porque blablabla? Pues sí, hoy.

¿Te acuerdas lo contentillo que estabas tras ascender a Cortals d'Encamp en La Purito Corta? Pues sí…pues ya tardas, cuelga foto. Click.


Así que eso, éstos eran los antecedentes: domingo de lluvia en Soneja, donde se pronosticaba que caería la del pulpo durante la mañana y, oh, coincidencia, la carrera en la que estábamos inscritos era en Soneja y se celebraba este domingo por la mañana. Malditas alineaciones de planetas. Bueno, aunque las de Scariolo tampoco son mucho mejores…

Así que cuando sonó a las seis el despertador de un domingo (no releas, sigo pensando que a esto no se le puede encontrar significado salvo que te quieras ir a un after) y vi que llovía, por mi cabeza los pensamientos más optimistas que pasaron fueron el que si me quedaba dormido, no me mojaría. A las 6.10, en cambio, los pensamientos tornaron a, bueno, si llueve te vuelves. Y te traes el coche limpio y sin sudar.

La única pega que se le puede poner a Soneja es que la salida fuera a las ocho. Pero, claro, igual te sale un día de 30º que te sale un día como éste…así que una vez despierto, llegado al sitio, hablado con algún nativo -de ésos que, en breve, habrá que felicitar por su fantástico circuito- y recogido el dorsal, nos fuimos a la salida.

Mis compañeros gatunos…ni rastro. Pero ni rastro en la cola de los dorsales -larga porque se hizo en un recinto cerrado por el tema del tiempo- ni en la salida. Y eso que dieron cinco minutos más de plazo por el tema anterior. Así que, en estos momentos de espera, antena3 te habría puesto dieciséis anuncios. Yo, en cambio, dejo las vistas del Port de Cabús. 


Y, en estas, dieron la salida. 21,5 kilómetros por delante con unos 800 metros de desnivel positivo. Y ahí, estaba yo, solico. Bueno, con mucha gente pero sin rastro de mis Duris. Así que se dio la salida y comenzó la vuelta inicial por el pueblo. Y cuando ya pasábamos bajo el arco, entonces aparecieron haciendo un sprint estratosférico cuatro de ellos. Bueno, lo hizo Vicen, el resto iban más bien como podían.

Vicen, para los que no lo conozcan, es quien me va a sacar dos horas en la próxima carrera de Montanejos, por tanto, este párrafo es para empezar la batalla psicológica para tratar de reducir lo que no voy a conseguir entrenando. Tengo mis dudas que funcione. La otra opción, atarle a un árbol, la sigo viendo más factible a día de hoy.

Y ahí iba la gente, corriendo, dando el pequeño bucle y nosotros estábamos ahí, como decirlo, ah, sí, parados bajo el arco esperando a S. Así que, para rebajar el espíritu competitivo que se estaba apoderando de nosotros, nos hicimos el selfie de salida.



Y entonces, una vez llegó S, sí, nos pusimos a correr. Y esto de las carreras es mágico, porque perfectamente puedes salir último, penúltimo, antepenúltimo, el de delante, el de un poco más delante y el primero de los últimos y, por una indicación no del todo acertada de un voluntario, encontrarte primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto. Vamos, como el Sky en la primera etapa de montaña del Tour.

Y nos supo mal encontrarnos liderando la carrera porque daba la sensación de no ir primeros por méritos propios. Vamos, que tenemos nuestra ética deportiva y sabemos que ese sitio no nos correspondía. Y más cuenta nos dimos cuando las motos que abrían carrera nos pasaron zigzagueando. Gracias a Dios que no eran las de La Vuelta…

Y entonces nos paramos, nos comentaron que el bucle se hacía nada más salir pero, aunque quedaba más épico hacer una gran remontada, volver hacía atrás por esa estrecha carretera con quinientos corredores de cara no lo vimos muy acertado. Así que, en apenas seiscientos metros, pasamos de ir últimos a primeros y, de ahí, a la mitad del grupo.

Dieron mucho de sí estos cinco minutos, la verdad.

Entonces nos pusimos a correr, porque los primeros kilómetros invitaban a ello. Y, cuando no lo hacían, nos poníamos a caminar. Encontramos solución para todo. Y el primer repecho lo salvamos bastante decentemente. Incluso nos permitimos el lujo de, en el primer avituallamiento, pasar de largo.

Por cierto, hasta cinco avituallamientos nos encontraremos en la carrera. Ahí es nada. 

Y después del segundo, comenzó la parte más seria de la carrera. Ahí es donde Vicen empezó a mostrar que igual no son dos horas, si no que me podría contentar con que solo fueran tres. También me percaté  que S le hace unos regalos a C de la leche. Subida relativamente cómoda pero, claro, es que lo duro no era esto, era el cresteo posterior. Y ahí empezó a aparecer alguna pared con inclinaciones de éstas tan entretenidas que Esteban se alegraba sobremanera de haberse inscrito, sí.

A mí, por el contrario, lo que me descolocaba era que estaba completamente desorientado ya que pensaba que Soneja estaba a nuestras espaldas mientras que realmente quedaba a nuestra izquierda y se veía perfectamente…vamos, que solo faltaba un letrero de Hola, soy Soneja. Deben de ser las consecuencias de estar tanto tiempo con esta gente, no sé…Es que, no era que se pusieran a hablar de ferratas o si querían que me despeñara en el Monte Perdido o en Posets es que, en algunos momentos de coordinación, se caían hasta en la misma curva. Torpes.

Así que al rato llegó la bajada y otro avituallamiento y la última subida que, para ser el trece, era motivante sí. Ésta sí que era la subida más dura de todas. Aunque tampoco muy larga y, eso sí, una vez arriba, por delante solo quedarían ocho kilómetros de bajada básicamente…

Así que bajamos, primero por senda, luego por pista, luego avituallamos, y después sendeamos, luego cogimos un cauce, después una cuesta y ésa la hice trotando y entonces una voz aterciopelada y dulce…bueno, vale, M berreó a grito pelado un no pares y eso hice.

Me reí mucho subiendo la cuesta de la iglesia de Soneja, sí. 

En cuanto a la carrera, muy contento con ella. Recorrido apañado -y eso que me asusté que los últimos kilómetros fueran por pista-, muchos avituallamientos, bien marcada -excepto el bucle inicial xD-, buena bolsa si te gustan las aceitunas -risas- y tal…Vamos, que se puede volver y, si es con terreno seco, correr bastante :)



domingo, 28 de junio de 2015

Vueltecitas por el monte: Hoy, Sobrarbe

No se sabe muy bien cómo empezó todo. Sé que fui el primer gato en inscribirse y el resto, lejos de tacharme de loco o preguntar si no podía irme más lejos, se apuntaron detrás. Luego la culpa de meterles en el cotarro éste debería de ser mía. Y entonces, solo me queda hacer una de las siguientes opciones: asumir que les he metido en un lío (correr a 500 kilómetros de casa una carrerita de 66 ídems de monte, sendas y cuestas con cerca de 4000 metros positivos) o, por el contrario, echarle la culpa de todo al primero que pasara por ahí, que tuviera FB y que le diera lo mismo que le echara el muerto. Y entonces, en el avituallamiento presalida apareció Jesús. 

Y como a un chaval que se llama Jesús, con cara de buena gente y tal, no se le puede coger odio porque ese nombre no es nombre de malo, le llamaremos Sandokán y, de repente, ay, uy, qué miedo, Sandokán, ése sí que tiene nombre de malo. Y para él fueron los pitidos de oídos. Ya me imagino, en carrera, a Sandokán hablando con su amigo Rafa diciéndole cosas del estilo de "oye, los amigos de jose me miraban todos mal, verdad?"

Así que eso, cuatro de los mejores felinos del Duristoraris se presentaron sin ningún tipo de miedo a la salida de una carrera que se celebraba el último sábado de junio en Aínsa (Huesca) a tomar por saco de casa, en plena ola de calor -ya no sé si es la sexta o séptima del año- y con un horario de inicio más cercano a una condena que a hacer algo que nos gusta. Lo siento, no le veo la gracia a las salidas a las seis de la mañana. Y muchísimo menos, a levantarme a las cuatroycuarto. 

Y como no estaba M, posamos todos muy serios.



6 de la mañana. Pum. Salida. Asfalto. C&S se quedan atrás. Deben saber que, en cuanto se coja la tierra, habrá tapón y nos cogerán. Zasca. Tapón. Empiezo mi táctica ultrera de siempre: pegar un tirón en el primer repecho e irme. Luego girarme en el 35, ver que no me siguen y decirles que no me di cuenta. Alehop. Iniciamos operación. Repecho. A correr. A adelantar. Merda. Otro tapón. Me giro hacia atrás así como quien no quiere. A tres metros tengo a Vicen, C&S. Los tres sonriendo. Y yo jadeando. Y sin plan b. Merda. O sea, me alegro por ellos. 

Casi cuatro kilómetros. Con mi plan fracasado. Con unos kilómetros trotables y con los tres chiquillos corriendo como si estuvieran haciendo un milquinientos. Vamos, que me cuesta seguirles. Y los tramos de correr siguen. Casi que prefiero algo más quebrado. Mis piernas…también. A veces en la izquierda se manifiesta la tendinitis o una especie de fascitis. En la derecha, es la periostitis  o la cintilla. Muy bien, menos ganas de correr, tengo de todo.

Así que, camino del ocho, vamos a hacer un cambio de táctica y es que ellos se van a ir por delante y yo me voy a quedar esperando tiempos mejores. O, lo que es lo mismo, un chute de cafeína en el avituallamiento de Laspuña. Pero allí solo hay Aquarius. Y luego una bajada. Y se ve por donde hay que ir porque, allí abajo, a tomar por saco, casi al nivel del mar, hay tres camisetas naranjas que me resultan vagamente familiares…Vamos por el kilómetro trece y percibo que mi vista es c*jonuda. Mis piernas, lamentablemente, siguen desconectadas de todo.

Y una vez abajo, seguiremos el curso del río Cinca -por cierto, si alguna vez estáis por Bielsa y queréis subir al mirador de Pineta, no dejéis de ver las cascadas de este mismo río-…lo destacable de este tramo, además de ser muy corredor -para los que pueden, ejem- es que no voy a pasar a nadie en todo el tramo. Además, voy a tener la suerte de empezar a tratar con un corredor muy educado y agradable que, cada vez que abría la boca, se tiraba unos eructos que despertaba a medio valle. Qué suerte la mía, sí.

Así que, por fin nos plantamos en Lafortunada. No sé que esperan los de la Bruixa d'Or a abrir una delegación, la verdad. Bueno, como decíamos, nos plantamos en el siguiente avituallamiento. Éste era el primero en el que estaría Ana, nuestra asistente de lujo. Y estaría si no hubiera tardado dos horas más que el tridente que me precedía. Ya empiezo a pensar en verles en el hotel…De todos modos, pese a las malas sensaciones transmitidas en los últimos seis añ…digo, en lo que llevamos de carrera, ya se empieza a coger un colchoncito con el horario de cierre: unos setenta minutillos.

Y en Lafortunada empieza el trail. Se deja los tramos rápidos corredores y empieza el primer ascenso serio. Aquí, por fin, las sensaciones empiezan a ser mejores, pues se va en un grupo de cuatro y se les puede seguir bien. Y cuando la senda se torna pista y la pendiente coge unos graditos más, se puede coge un ritmo que hace que, por fin, empiece a adelantar corredores. Que suenen las fanfarrias.

Wrooooooaaaaaaaaaaaah

Matizo, que suenen las fanfarrias y un eructo. Es increíble. Era como un p*to sensor. Iba a adelantarle sin la respiración entrecortada y agonizante que me caracteriza y, cuando estaba a punto de rebasarle, el amigo se tira un eructo que, según cuentan, había un oso en Asturias que saltó del susto y todo.

Afortunadamente, ya no le volveré a oír más. No, de verdad, créeme, me fui por delante.

Vale, lo de la sangre en el bate tiene una explicación también…

Y M nos dio mucho la lata, bueno, a mí no, al resto, con el dolmen de Tella. Lo que me recuerda que tampoco os he hablado del menhir de Cinca…bueno, esto da igual. Y me da que nos centramos más en el avituallamiento y a dónde había que subir que en la vetusta construcción. Y en el avituallamiento volví a ver a gente conocida.

Y, como las sensaciones ya eran mejores, pues saqué la cámara a pasear. Es curioso, solo haré fotos en esta subida. Y, por fin, dejé de ir solo y pasamos a ser un trío porque a Vicen le entró la prisa




Y era a partir de aquí donde las vistas eran fabulosas. Click. 



Nota: las vistas es lo de detrás :)

Y la subida era relativamente cómoda, alternaba tramos de senda con tramos de pista e, incluso, algunos corribles. Y en uno de éstos, pasamos a Sandokán pero, tranquilos, ya se vengará, ya…

Cuando ya se vislumbra la cima, tienen a bien ponernos otro avituallamiento. Aquí Vicen nos esperará y volveremos a ser, unos veinticinco kilómetros después, un grupito de cuatro.



Y, coronando, no me sacaron pasado de peso, con lo que…comparto (gracias por la foto a la gente que estaba ahí arriba, meritazo el suyo)...


Y eso, que ya estábamos juntitos otra vez al coronar. Y tras un ascenso viene un descenso (no tiene gracia, pero para kos del Córdoba menos)  y, claro, adiós grupo unido y pasamos a estructura de dos parejas. Parece que eso de ir los cuatro juntos no nos va mucho. Por cierto, el descenso acaba en Bielsa, localidad en la que se termina el Maratón, donde terminas y te dan de comer y la camiseta de…

  


Allegador…era A-lle-ga-dor!!!


Porque es que el Trail Sobrarbe tiene tres modalidades: el Trail -de 24 kms, que va de Bielsa a Plan-; el Maratón -de la salida a Bielsa- y el Gran Trail: que es el Maratón + Trail. Y, una vez en Bielsa, podías plantarte, acabar el maratón como un señor o, por el contrario, enfrentarte a esos últimos veinticuatro kilómetros con sus cerca de 1700 metros de desnivel positivo. Así, de inicio, había que salir de Bielsa (sobre los mil metros sobre el nivel del mar) y plantarse, en ocho kilómetros, en los 2100. Casi nada.

Y deliberamos. Si lo dejamos, la crónica queda así de corta (bien), podemos ir al hotel, ducha y ponernos finos en el Abrevadero. Por el contrario, si lo dejamos, en la tercera copa -como el Barça- podemos lamentar el haberlo dejado a medias. Si no lo dejamos, queda un tocho más escrito -y sin fotos-, menos tiempo para recuperar y ducharse y la cantidad de copones se reduciría considerablemente…

Así que macarroneamos, seguimos la estela de Sandokán&Rafa y nos dirigimos hacia el collado de la Cruz de Guardia. Y vas en plan inconsciente hasta que, tras coronar la primera parte, un voluntario te ofrece agua porque no hay avituallamiento en toda la subida pero que hay un barranco a…hora y media. Y ahí, te ríes pero, por dentro, notas como que los huevos se te han caído al suelo. Madre de Dios, ¿dónde me voy a meter?. Pero puede ser peor, porque le preguntas todo inocente si ahí se acaba y te dice que no, que queda…

Señor@s, el resumen es sencillo: vamos a estar dos horas y media subiendo. Pero no dos horas y media cualquiera, vamos a empezar cerca de las dos y coronaremos cerca de las cuatro. ¿Dije lo de la ola de calor?. Ay qué ver el Sandokán éste en qué líos nos mete…porque en los ríos, en los ríos nos vamos a meter nosotros.

Esa sensación de voy a ir de piedra en piedra (por cierto, un saludo Nere) para evitar mojarse se elimina  de raíz cuando se dan las condiciones expuestas en el párrafo anterior. Y como me canso solo de recordarlo, vamos a ubicarnos en las diez horas y cuarto de carrera, en lo alto del collado, retomando un poco el aire.

Aire que te va a quitar Vicen cuando dice que nada, que lo deja, que se baja, que se nota deshidratado y que no merece la pena. Este chico no solo corre mucho -recordad los surcos que dejó en algunas avenidas de Castellón- si no, que además es muy inteligente.

Y a otros que no vamos a ver más, pero por motivos bien distintos, es al culpable de todo esto y a Rafa. Cuando les llegue la foto del radar de San Juan de Plan seguro que se piensan, otra vez, el bajar tan rápido. 

Por tanto nos encontramos a catorce kilómetros de meta. A nueve, nos plantaremos en Serveto, donde hay otro control de cierre: doce horas. Arriba coronamos en 10 y pico. Así que, bajemos…vale, matizo, bajemos y metamos los pies en todos los charcos de barro de veamos, para ser más fieles a la verdad.

Y ahora llegamos a la zona que menos me gustó de la carrera. Y es que nos vamos a meter por tramos del GR en el que parece que no ha pasado nadie nunca en tiempo y es lo que me choca, porque para llegar a las sendas que llevan a las vistas impresionantes, hay que coger -bueno, si eres muy vago no- las sendas que salen de los pueblos y si éstas están intransitables o abandonadas, se pierde mucho encanto…

Así que la llegada a Serveto no la disfruté mucho, la verdad. Y el repecho post-Serveto no lo disfruté lo más mínimo. Y después de esto había que buscar Gistaín. Y llegar a Gistaín seguía sin disfrutarlo. Y no te digo nada cuando se intuía ahí abajo el pueblo de Plan y piensas que podía existir la opción QuasiGranTrail que te bajé de ahí, directo, sin dar tanta vuelta. Que todavía no habíamos llegado a Gistaín. Que seguía sin disfrutar. Que una vez llegas a Gistaín, el pueblo es una continua bajada (bien) empinada de cemento (supermal). 

Y de ahí salimos a San Juan de Plan. Y de San Juan cruzamos un puente y seguimos las cintas. Y se percibía que nuestra técnica de carrera era mejorable. La de S, con cuatro bastones, ni te cuento. Y sin darte cuenta nos metimos en una arboleda. Y había gente aplaudiendo. Y entramos al campo de fútbol. Y ahí estaba la meta. Y bajamos de trece horas. Y, ahora sí, éramos allegadores. Y, j*der, lo que cuesta.


Demostración de lo que cuesta:




Y ahora tocaría el turno de las reflexiones, a ver qué tal se dan:

+ La carrera es dura, pero dura de c*jones. La primera parte es tan corredora que te puede confundir con el ritmo a seguir y más cuando las dos carreras salen a la vez, con lo que si haces la larga y eres humano, hay que ir un poquito reservón.

La carrera sigue el GR que está bien marcado…aunque alguna cinta más en el recorrido, en algún tramo, tampoco estaría de más.

De todos modos, insisto, la única pega es la forma en la que se conserva algunos tramos de senda, en los que ésta directamente no existe por el desuso/falta de mantenimiento.

La ubicación de la meta igual podría ser mejorable: por una parte acabas cerca de las duchas, por otra, acabas alejado del centro del pueblo. Incomparables las metas en Bielsa (de diez) y Plan (el campo de fútbol)

En la otra parte, la agradable, aparte de la belleza del recorrido, hay que alabar, como siempre a los voluntarios. Atenderte, con una sonrisa, durante un margen de casi siete horas en los puntos más cercanos a meta es para darle las gracias mil millones de veces. Y la forma en la que te explican el motivo por el que los plátanos están chuchurríos es también encomiable.

+ Compañeros de batallas (Duristoraris&co): yo estoy muy mal, pero me reconforta saber que estoy rodeado de gente que no está mucho mejor (un poco sí, eh).

+ Yo mismo: Se ha sufrido como un perro, se ha disfrutado más bien poco pero…estamos de vuelta :). Curiosa sensación ésa de estar más contento que cansado...

Ah, el perfilucho éste sin dureza ni nada destacable: