domingo, 11 de noviembre de 2018

Hoy hacemos el ridículo en...Azuébar

11 de noviembre de 2018. Hoy, exactamente hace un siglo, en una pausa del programa de Jordi Hurtado, se firmó en la capital francesa (París, para los de la Logse) el fin de la I Guerra Mundial. 

La firma de ese armisticio se hizo a las cinco de la mañana en un vagón de tren, así que a ver con qué cara voy ahora y digo que no me levanto a las 6:24 para ir a Azuébar. Total, que en una hora estábamos allí.

Nos plantamos en Azuébar con objetivos humildes: quedar de los cien primeros. El hecho que haya 77 inscritos nos hace ser algo optimistas.

- Hola Eduardo

- Hola jose

...vale, objetivo número dos: que no me gane Eduardo. De hecho, una de las cláusulas del armisticio señalaba algo al respecto: si dentro de un siglo Eduardo gana al pobre e indefenso jose, la volvían a liar. De que Trump pudiera ser presidente de EE.UU. ni se lo llegaban a plantear...

Así que, con toda la presión de la paz mundial sobre mis hombros, nos fuimos a la salida. Que también, esa es otra, se lo podía haber dicho y así mantener tan tranquila esta sociedad pacífica que nos rodea, llena de amor...guardiola y chapi ferrer....

Pero no, acepté la responsabilidad, hay que ser valiente. Excepto cuando hay un bicho en la pared, que ahí apago la luz, cierro la puerta y espero que, por arte de magia, desaparezca. Por lo menos ya he dejado de gritar.

Así que, a las 8:30, nos fuimos a la salida. Y los dos primeros kilómetros no pudieron ser muy halagüeños. En efecto, bastante hacía con no parar a andar en los tramos trotables y con no pararme en una piedra en los tramos de andar. Que empiecen a abrillantar los tanques...

La pista trotable dio lugar a la pista con pendiente...vamos, la de andar si vamos ahí atrás como íbamos y en un plis plas ya estábamos en el primer avituallamiento y, ahora sí, la primera subida dura. Y joer...yo creo que se pasaron: unos 290 metros de desnivel en poco más de 1,3 kilómetros.

Ahí creo que recordaba dos cosas: a) no abrir mucho la boca para evitar que se me saliera el higadillo o lo que fuera y b) salir a entrenar algo...aunque sea poco. Lo de que en este tramo vinieran los dos primeros de la carrera corta que habían salido un cuarto de hora después no lo desarrollaremos...ah, pueden volver a guardar los tanques momentáneamente.

Una vez coronado esta primera subida, una bajada de piedra suelta y con algo de desnivel que el menda va a decidir bajar dando pena no, lo siguiente...resultado: una voz reconocible que se acerca camino del segundo avituallamiento.

Vuelven a sacar los tanques...

Aparte de entrenar, también está bien ver los perfiles, desniveles y tipo de carrera. Mi guía personalizada (Edu2.0) recuerda haber estado en esta carrera pero poco más así que no me sirve...por suerte, habrá un momento en el que confluyamos casi el 10% de los corredores y ahí nos sacarán de dudas: 20 kilómetros y mil positivos...y toda esa subida en los primeros diez kilómetros.

Lo cual no sé si es bueno o malo porque, con el estado de las rodillas, estamos para correr kilómetros y kilómetros seguidos...uffff. Ah, esta segunda subida es mucho más bonita que la primera pues la senda va por medio del bosque en la que se nota la presencia del otoño. Tanto lirismo para resumir que no hace falta que guarden los tanques, Eduardo se va. Miquel me echa.

La subida sigue y yo me quedo con una pareja que lo único que tenemos miedo es que sigamos subiendo y subiendo y nos encontremos a un señor tomando nota con una frondosa barba blanca...en ese caso, no nos quedará otra que desandar lo subido. Afortunadamente, bueno, afortunadamente tampoco, porque iba a poner que tras la parte más dura de la subida, coronamos. Pero es que era justamente, eso...menudo repecho el último, uf uf.

Ahora sí, tocaría bajar...pero va a ser que no, un poquito de senda subebaja (juraría que por donde iba el TES) y luego un poco de senda más técnica. Tampoco mucho, pero con algo de inclinación, piedra suelta, tierra suelta...así nos plantamos en poco más del kilómetro 11,5 que es donde se acaba la carrera.

Tras 9 kilómetros en los que subiremos más de 900 positivos, tras 11 kilómetros de subidas duras y bajadas técnicas, el recorrido se convierte en una sucesión de pistas para correr lo más rápido que puedas. Si puedes, claro...tan solo con una pequeña excepción tras el tercer avituallamiento, en el que cogeremos algo de senda.

Así que eso, kilómetros que superan por poco los cinco minutos...ni que decir tiene que esta última parte desvirtúo el excelente recorrido hasta el momento. Ya solo faltaba llegar y el ir repostando los tanques. Eduardo no es que esté lejos...es que ni se le ve.

Finalmente, tras un tramo de asfalto y barranco, volvemos al punto de partida tras poco más de 19 kilómetros y algo menos de tres horas. 

Y muertomatao es como llegué. Juraría que en la mesa del avituallamiento decían "éste viene cansado"...pues cuando se enteren de la que he liado. En fin.

Aquí va el perfil:


En cuanto a la opinión de la carrera: lo único que me ha disgustado son esos últimos kilómetros, demasiada pista para mi gusto para una carrera que se desenvuelve en pleno Espadán y siendo consciente de eso, que si tuviera más subidas igual todavía estaba allí (da igual el momento en que lo leas)...por lo demás, bien marcada, avituallamientos correctos, camiseta pijamera y, bueno, eso, que siento mucho haberla cagado tanto. 

A ver ahora las noticias...o mejor no, da igual :)

domingo, 4 de noviembre de 2018

Hoy hacemos el ridículo en...Beniatjar

Eran las 6:24 de un domingo de otoño. Un taxi acababa de dejarle en la esquina y él se dirigía tambaleante hacia el patio con la llave en la mano. Sabía que el primer intento sería infructuoso, en efecto, a unos seis centímetros de la cerradura. El segundo tampoco fue mucho mejor. Cuando se dirigía a la tercera tentativa, un sonido agudo sonó en su cabeza. Miró su móvil por si fuera un mensaje de estos que no te esperas pero no. El sonido seguía.

Más distracciones para intentar acertar con la puerta. A este ritmo, antes bajaría algún vecino a abrirle. Pero ese sonido seguía martilleándole. ¿Qué podría ser?, ¿nuevamente se habría excedido con el alcohol?, ¿se avecinaba otra resaca interesante?, la última se respondía con un sí mayúsculo pero seguía sin respuesta lo más importante...¿qué leches era eso?.

Mi despertador!! era mi p*to despertador. Joer, es domingo, son las 6:24 y suena el despertador. ¿Por qué a mí, señor?, ¿eh?, ¿por qué a mí?. Pues porque te apuntaste a una carrera que empieza a las ocho y media y está a una hora de camino.

Ah, pues va a ser buen motivo, en pie. 

Y es verdad, en una hora estamos en Beniatjar, pequeño pueblo que se encuentra a las faldas del majestuoso Benicadell. En el lado que no da el sol hasta las nueve. Ligera rasca. Por ahí están también Yolanda y Javi que no quieren que les pille en el altímetre. Maldición, han descubierto mis malignos planes. 

Cogemos dorsal, les dejo en el bar y yo me voy a buscar un baño con vistas. Este año puede que salgan algunas olivas con sabor a Haagen-Dasz. Un hueco de mercado cubierto. En fin, al coche: no quiero correr que hace sueño, frío, no estoy entrenado y no sé qué más. Todo infructuoso.

Cuando nos dirigimos a la salida, J&Y están calentando. Yo no. Así que inmortalizamos el momento:


¿Que si yo habría descalificado a Javi por no llevar el dorsal visible y no sumar esos +1250?...eso nunca lo diré.

Isi ninqui li dirí.

Eso sí, ella tiene pinta que va a pillar podio que ni te cuento...

En fin, se van a dar otra vuelta y yo...yo me distraigo y les pierdo de vista y, claro, saldré sin calentar. Vaya faena, oye. Bueno, así tiene más mérito el reto que tenemos por delante: el Benicatrail. Poco más de un centenar de corredores para una carrera que, según su perfil de IG (ligeramente echado a perder desde que decidieron seguirme, todo sea dicho), tenía pinta de ser una auténtica pasada. Y queríamos descubrirlo.

A las 8.30, tras unas canciones instrumentales que parecía que íbamos a conquistar Escocia, se dio la salida. Pequeña vuelta por el pueblo por todas sus calles con rampa (que me di cuenta, eh, que no se dejaron ni una)  y salida a una primera rampa -para variar- de hormigón que ya hacía que las piernas dolieran. Y aquí primer problema: cuando nos encontramos en una carrera de poco más de 100 corredores -de los cuales 70 salieron escopetados no, lo siguiente- sale siempre la misma tesitura; ese mismo problema orgulloso que nos va a matar a todos algún día: ¿quién es el primero que se pone a andar?. ¿Quién?

Mecagonlaleche, todos corren. Si soy yo el que para, Miquel me echa. Y así pasa ese primer kilómetro, a casi 7'. Si lo llego a saber, caliento. El hormigón dará paso a la pista. Y el problema sigue igual...¿quién se va a poner a andar en la pista?. Afortunadamente, ahí delante ya para uno. Aaggggggggggghhhhhh...qué alivio, ufffff.

Al poco rato estábamos trotando otra vez, pero ya es diferente...luego sí, la pista dio lugar a la senda en la que se seguía alternando el trotar y el caminar y justo en el tercer kilómetro, se acabó esta primera subida. A continuación, una bajada por senda que, como seguimos en lado de sombra, hay que tomar con un poco de tranquilidad porque a) no puedo con mi alma y b) está bastante resbaladizo.

Senda, hormigón, asfalto...todo de bajada. Van cinco kilómetros, pasamos nuevamente por Beniatjar (esto sí que son bucles para estirar el pelotón) y pasamos de largo el primer avituallamiento. No creo que estemos a más de diez grados, así que lo que es sed o hambre...de momento no. Bueno...y es que la de delante tampoco para así que volvemos al problema de hace tres párrafos.

Espero que la de delante no se tire por un puente, me diría mi madre...

Un poquito de asfalto más, desvío a la izquierda, rampón, todo bastante corredor...de hecho, nos vamos a plantar en la primera hora con más de ocho kilómetros (y más de 400 positivos). No me acuerdo yo de la última vez que pasó eso...el que sí que se acuerda es el sóleo derecho. Justamente a éste no le esperaba a la fiesta: con las bursitis y las molestias en los rotulianos creía que tenía el cupo cubierto. Pues no.

El kilómetro nueve es el más duro de la carrera, el que más desnivel tiene. Además, bastante húmedo, así que bastante hacemos caminándolo todo. Bonita senda -y dura de c*jones- pero eso, bonita. Y la senda daba lugar a una pista para volver a trotar un poco. El sóleo se volvió a callar. Bien. 

Y en esa pista nos encontramos el segundo avituallamiento. Y en éste, no te lo creerás, pero sí que pararemos. Un poco de plátano, un poco de gominolas y cocacola: vamos, lo que recomienda cualquier endocrino. Seguimos trotando por la pista hasta que nos encontramos un coche atravesado. En el reglamento no pone nada de atravesar coches, entonces será por la senda que sale a la izquierda. Ascendente, para más señas.

El primer contacto con esa senda es engañoso. Además, coincide con tramos que da el sol de cara y no sabes por dónde va. Lo bueno que tiene es que es una subida no tendida pero sí bastante continua con revueltas, por tanto, me llevará un rato organizar la táctica: hacer la revuelta (como si fuera una curva de herradura en los puertos del Tour) y ponerme a trotar hasta donde llegue y caminar hasta la siguiente revuelta. 

Y como es mi blog, no tengo fotos de la carrera y, misteriosamente, he subido algún puerto del Tour -aunque sin muchas curvas de herradura, de verdad- pues eso, inicio autobombo.


Fin autobombo.

Como decíamos, la táctica para llegar a la cumbre (no al Benicadell concreto, sino a una cota algo inferior) consistía en trotar tras las curvas lo que se pudiera y, casi en la cumbre, va a dar sus primeros frutos: por fin adelantamos a alguien desde ni me acuerdo...Eso sí, se conseguirá este logro para, justo después, desaparecer esos giros de 180º y fastidiarme esa estrategia tan bien interiorizada. 

Estamos en la segunda parte del ascenso, ahora la senda es más rectilínea y resbaladiza en algunos tramos (vamos camino de las dos horas y ahí aún no da el sol). También, por momentos, la senda parece que se vaya estrechando. Y el precipicio de la izquierda más próximo. Y la senda se estrecha. Y el precipicio más cerca. Y me empiezo a cagar encima. Y más estrecha. Y yo más pegado a la derecha. Y entonces aparece un cartel de inicio zona peligrosa. Y solo se me ocurre que hayan puesto francotiradores o algo...porque yo ya estoy cagao, vamos, que me empiezo a bloquear de verdad, del rollo ése de me doy la vuelta...y no es coña. 

Y momentos antes andaba pensando que Alfonso podría haber hecho un carrerón en un sitio así. Moraleja: no te acuerdes de nadie en carrera. Y menos si corre más que tú. Mucho. 

Afortunadamente el cartel estaba mal colocado. Finalmente, coronamos (por debajo de las dos horas, oeoe). Tras la experiencia pregunto a un ciclista "lo que queda...me dará vertiguito". El chaval me dice que él lo baja en bici. Me tranquiliza. 

Una m*erda me tranquiliza!!. El chaval tiene que ser campeón del mundo de descensos o algo. Joer, qué primeros cien metros de bajada. Luego sí, desaparecen las raíces, el desnivel y la bajada es más corredora con algunos tramos en los que el precipicio se acerca que yo, misteriosamente, bajo pegado a la pared aunque no haya trazada ni nada...finalmente, todos los miedos desaparecen. Bajada cómoda  hasta el tercer avituallamiento.

Avituallamiento que, como soy muy chulo, me lo salto. Viendo el perfil del dorsal (bastante apaisado, la verdad), el siguiente debe estar en cuatro kilómetros tras un ligero repecho así que, como aún hay cocacola en la botella...seguimos. Menudas ideas de bombero. Creo que está al nivel de la que tuvo el que tiró a Lopetegui, joer, si ese tío es ideal para ese puesto, ¡¡renuévale!!. En efecto, una primera rampa tras ese avituallamiento, un segundo rampón de hormigón...una senda que parecía campo a través, un cruce con Moixo Cómico que me reta a hacer la coreografía del Coyote Dax y, ahora sí por fin, el repecho apaisado. Solo diré muchos asteriscos de ese repecho su p*** m*****. Sí, algo así queda bastante real.

[Inciso: Gano la apuesta al Moixo, porque la hago de lujo ya que es mi baile preferido, claro


Fin inciso]

Y luego el avituallamiento, tan solo era un párrafo después pero...ufff, en éste había que parar. Más cocacola, más gominolas y seguimos. Por momento se piensa en la posibilidad de bajar de las tres horas...pero va a ser que no. Ese perfil apaisado marca algo muy rectílineo...ahg, llano. Hemos llegado al nivel en el que ya no asustan las subidas, si no que lo hacen hasta los llanos. Así que tampoco veré mal que, tras ese tramo y una bajada algo técnica de tierra suelta, aparezcamos en el hormigón inicial y, apenas unos metros después, entremos en meta en tres horas y cinco (homenaje al barça, claro)

[Inciso: Laura Carmona nos saca ni tan mal...


Fin del inciso]

Y de la carrera todo lo que se puede decir es bueno. No hay más. Un animalejo como el Benicadell, bien marcada, cuatro avituallamientos, voluntarios de 10 o de 11 (menuda rasca), la camiseta me queda como un pincel, Yolanda tiene otro trasto para limpiarle el polvo, Javi tiene otro trasto para limpiarle el polvo (bueno, es el mismo...ya se apañarán)...en fin, que te preguntas cómo puede tener poco más de 100 corredores. 

En fin...el carrerón está ahí. Y es muy muy recomendable.

Llano no, para eso os pongo el perfil. Lo de los repechos apaisados...pues ahí están. 


Pues eso, para volver. 

A este paso, me veo repitiendo calendario el año que viene ;p