Y os voy a resumir los cuarenta días previos en cuatro guiones. Con lo cual, se puede pensar que el relato de la voltaapeu de hoy se podrá resumir en dos líneas. [modo Grau activado] Pues estáis equivocados [y ahora off].
Rápido. Resumen previo:
- 4/10 Faltan 43 días: Volta a Peu a Catarroja. Rotura de sóleo yendo a 4'20 (autobombo, lo sé). Se inicia la baja.
- 27/10 Faltan 20 días: trote de un kilómetro a 5'. Mil de dolor. Se procede a colocar el dorsal. Adiós maratón.
- 13/11 Faltan 3 días: corro 5 kilómetros sin molestias. El maratón es el domingo. Oye y si recupero el dorsal y salgo un rato a dar una vuelta...
- 14/11 Faltan 2 días: tengo unas agujetas de la muerte tras correr 5 kilómetros.
Toma resumenaco. He ganado en capacidad de síntesis. En conocimiento, como se verá un poco más adelante, pues no. Hay cosas que no cambian.
Pues el sábado lo recogimos, comimos siete toneladas de pasta mientras nos metalizábamos de la que nos venía mañana y nos plantamos, porque ya es hora, en las seis y veinte (26) de la mañana del domingo. Y como cada vez que madrugo solo me acuerdo del sueño que paso y de los tacos que le suelto al despertador, mira, ahora me viene otro, pues mejor ya son las 8y15 (23) y hacemos reunión gatuna para tramar la táctica...y para quitarle geles a Cano, para qué engañarnos.
Y se los quito a Cano porque me costó quitárselos a Alberola, que no sé cómo fue capaz de hacinar toda la reserva que llevaba en esa birria de bolsillo. Misterios de la Humanidad, le llaman. Y con sus liebres se fue. El año pasado no se las pusieron a Castillejo y éste parece que han aprendido...
Y nos plantamos en la salida. Y no pondré nada de S siguiendo al CapitánAmérica. Es irrelevante. Nada de frío, aunque se espera aire. Miramos las palmeras. Vale, a primera hora va a ser que no.
Y dieron la salida a las 9. Y estábamos a tomar por saco de la salida. Y pasaron tres minutos y no pasamos bajo el arco. Los primeros nos meten ya un kilómetro. Pues nos hacemos un selfie para celebrarlo. Click.
Y nos ponemos al lío. Bueno, se pone C. Sale disparado. Vicente y M se me van ya siete metros. Y yo aprovecho este rato para contar la estrategia a seguir: salir a rodar -a 5'40''/6'- evitando que la molestia se regenere. Al mínimo aviso, le echaremos cordura -risas- y pararemos.
A M le parece buen plan, así que nos ponemos a la marcha a acumular kilómetros. Y los primeros salen a 5'38''. Bueno, solo dos. A partir de ahí nos estabilizaremos en los cincocincuentalargos y, claro, el globo de las cuatro horas vino y se fue volando. Si tiene que recuperar los cuatro/cinco minutos perdidos de inicio...que se preparen los guiados. Y Agustín y Pilar nos hicieron lo mismo camino de Tarongers. Alegría, ya estamos en el cinco. Y no hay dolor. Ni velocidad.
Y nosotros, como no nos picábamos con nadie, íbamos pasando los kilómetros. De hecho era a los únicos que pasábamos. Y como él es un arisco y yo soy un rancio pues no hablábamos de nada. Y así hicimos el tramo más aburrido de la carrera, la avenida de Tarongers. Que si es larga a la ida...pues lo mismo a la vuelta. Y no sé si tendrá algo que ver, pero fue coger Serrería y Blasco Ibáñez y nos metimos en cincocuarentaypocos. Que tiemble el récord del mundo, uhhh. No sé si tuvo algo que ver el que, en el otro lado de la avenida, los primeros buscaban el 20. Y parecía que iban con prisa. Y pensabas en lo que te quedaba. Bueno, no, pensabas en que llevabas una hora y poco más de diez kilómetros. Pero bueno, como no te dolía el sóleo y no tenías otro plan mejor que hacer este domingo por la mañana...pues tocaba seguir, no??
Y mil millones de ánimos de Manoli y los Duris. Cuánto naranja gritón hay, dios!!!. Y cuanto se agradece...como también se agradecerá que Esteban esté por ahí diciéndonos lo paquete que somos. No faltó mucho a la verdad, por cierto. Pero bueno, como luego tiró una valla con la bici, pues nada, ya se metió menos con nosotros lo cual, para nuestra autoestima, era bueno. Para nuestra velocidad, constante y antirrápida, pues era sencillamente irrelevante.
Y pasamos el tramo de la Ronda y la calle Alfahuir y llegamos al quince haciendo el payaso. Click. Cortesía de Esteban. Y ahí, ahora que recuerdo, el sóleo no molestaba. No C...M tampoco molestaba (emoticono que echa humo por la nariz). Lo que molestaba era los cuadríceps. Un poco cargados. Un poco es un eufemismo. M ya sabe ahí que si paro, me quedo ahí.
Y llegamos a la Alameda. Y estaba mi mamá. Y me preguntaba si estaba bien. Y piensa la respuesta que quieras, que no se la creyó. Y pasamos por la zona de los pubs. Música dance que animaba. Ruido insoportable para mi acompañante. Y pactamos con Esteban que nos diera un plátano en el 20. E íbamos por el 17. Y yo fui a asegurar y le dije que en el 18. Que el 20 estaba lejos. Y en el tramo de Aragón me aseguré un plátano, unos gritos de Manoli que aún oigo en mi cabeza y otro montón de gritos de la corriente gatuna que hacía que nos olvidáramos de los dolores unos metros. Los que fueran. Valían.
Y el 20 mira si estaba lejos que le dije a M que se fuera, que me dejara solo. Llevaba un rato a tres metros y me estaba sacando de punto. El dolor de cuadríceps seguía. Del sóleo ni rastro y el ritmo seguía por debajo de los 6 minutos...pero ahí reconocí que me apetecía desentenderme de ritmos, dejar de perseguir y, simplemente, llegar. Quedan 22 kilómetros por delante. A una media de diez kilómetros por hora es...un huevo.
Y más será cuando, a partir del 23 empiece a moverme por encima de los 6 minutos el kilómetro. Pero ahí solo quedan 19. Menuda birria de consuelo. Y si éramos pocos...en la Avenida de Francia empezó a hacer aire. Fresquito. Y empezó el tramo de resta...cada kilómetro que se hacía, era uno menos quedaba. Segundo de EGB en nuestros tiempos. Tercero de carrera hoy, creo.
Y tras pasar por la rotonda de Aragón y volver a oír ánimos gatunos a mansalvas, llegó la Alameda, eterna. Y de ahí el Puente del Real. Hola mamá. Hola hijoencantadoryapuesto Cómo estás??. Y a puntito estuve de decirle la verdad...ac*j*nado, porque si este tramo es de subida, en el de bajada me voy a querer morir que no sabré frenar, ay. Pero le dije que bien. Más corto.
Y nos metimos por La Paz. Y en el 28 entrabas en San Vicente. Y el globo de las 4.15 vino y se fue...pero más tranquilamente. Me daba igual. Seguía restando. 14 por seis...estooooo...bueno, que quedaba un rato.
Y luego vino Guillem de Castro. Y el 30. Y aquí hice otro cálculo. Del 30 al 35 viene la parte más fea de toda la carrera. Porque te vas a tomar por saco por grandes avenidas y vuelves por otra recta enorme. El cálculo tampoco fue muy allá. Cinco por seis...en treinta minutos más el añadido. Vale, en 33 minutos me encontraría en el 35. Y de ahí quedan siete. Y pensé que esos siete son otros cuarenta minutos y...bueno, que seguí corriendo porque si no me pongo a llorar ahí mismo.
Y cuando ya estaba casi llegando a tomar por saco, me encontré a Alfonso. Y le dije jajejijoju. Y lo remarco porque me apetece. Porque si no no pongo nada de ese tramo. Ah, qué tienes ganas de que acabe con el peñazo éste???
Pues que sepas que yo también!!! Mira, ya estoy en el 34. Click. Esta foto se la robo a Jose Luis.
Y rancio vuelve a coincidir con arisco. Y arisco le dice VETEEEEE. Y doy fe que lo dijo con mayúsculas. Y rancio se va, pero no te creas, que acelerar no aceleré ni un ápice, tan solo moví los brazos más rápido. Y con más gritos naranjas, me planto en el 35. Y la Avenida del Cid es un reguero de cadáveres. Casi que te sabe mal ir corriendo...
Y ya quedan siete. Y el desfase del Garmin hace que pite y todavía falten 400 metros hasta encontrarte la señal del kilómetro. Y empiezo a pensar cosas que se me pasaban levemente por la cabeza durante los primeros 30 kilómetros: oye...y si llegas???
Y pasan seis minutos y quedan seis kilómetros. Y otros seis después ya quedan cinco. Que sigue siendo media hora. Pero no es la misma media hora en Maestro Rodrigo que en plena calle Colón. Matizo, no es la misma media hora que en la calle Colón, en la que Manoli se va a poner a correr un rato a tu lado, sí, la chica de la fascitis, pues ésa...y que se iba la joía. Fin del matiz. O en el pasillo que dejan mientras buscas el río. Y se entremezclan dos sensaciones...la de acelera y que se acabe ya esto con la de...llevas 40 kilómetros frenado, a ver si te vas a romper ahora.
Y a ver cómo se lo cuentas al fisio, ja. Sí, ése que te dijo que corrieras cinco kilómetros de momento...Así que seguimos con el plan b, el de mantener el chasis. Bueno, el de mantener el sóleo, porque los cuadríceps...mejor no digo nada.
Y más cuando, de una p*ta vez, nos plantamos en la rampa de bajada al río. Casi que omitiré cómo la bajé. Y vi a Claudio. Y fue a la última persona que vi. Porque en ése kilómetro último lo único con lo que me quedé fue con lo de oye, que yo venía a correr un rato
Y en meta, tras 4horas18minutos oficiales (4h13reales) me dieron una medalla. Y no tuve narices a subir cuatro escalones. Y luego C me hizo esta foto. Click. Y yo no me caí, pero el trencadís de la casucha de detrás no parece muy fiable.
Y después de dar esta minivuelta por Valencia, me costó horrores llegar al coche. Y sentarme ni te cuento. Y embragar, mil. Y luego, una vez aparcado...no podía ni salir salvo apoyándome en cuatro puntos y hacer palanca. Y mi madre me preguntó si me había cansado.
Lástima, se dio cuenta...