A las 5.30 sonaba el despertador. Todo automático. Me visto el desayuno, me como la ropa y al coche. A las 6.30 me doy cuenta que me he subido a otro que no es el mío y me toca cambiarlo. Me gustaba ese Mercedes. Sin sueño, casi. Cogemos dirección La Pobleta. Zuuuuum. Como la salida era a las 8.30 voy por el camino asfaltado. Hay otra forma de llegar, que sale de Puzol, que lleva un poco más de tiempo...pero eso lo dejamos para enero. En la Pobleta se hace la voltaapeu del día, de ésas de 42 kilómetros, en una zona que, lamentablemente, fue noticia el año pasado por el devastador incendio de Andilla. Cagontó (aunque no sirva de nada).
Frío, nervios, tensión...todo eso se palpa en su bar. Está lleno. Los cafés van que vuelan. El mío me lo tomaré con Ángel. A cambio, me pondrá al día y los dientes largos con la Quebrantahuesos. Una vez fuera me doy cuenta de una cosa...el MaMoVa va a ser muy duristorarístico: quince gatillos vamos a teñir de naranja el pelotón. Eso sí, ninguno va de corto ni un poquito, el grado con el que nos ha recibido La Pobleta y la escarcha que aún tiñe de blanco (oh) el campo de fútbol hace que nos cambiemos cuando sea inevitable. Más o menos a las 8.25 y apurando...
Fotillos en la salida, pero como somos tantos y el tema de los derechos de imagen no lo domino, pues nada, me las guardo. 8.36. Pum. Salida. El comienzo era una vueltecita por La Pobleta creo recordar de hace dos años. Esa rampa de cemento que me quita el aire a los 400 metros no la recordaba. Vale, hay algún que otro cambio. Me doy cuenta de otra cosa. El pelotón no solo es naranja. Tenemos un club de fans (aplausos y reverencias para ellos) que se dejan ya la garganta animando en el uno. Por dios, que hace frío, resguardaos. Gracias :).
Al paso por La Pobleta (k2) formamos grupeta: Isabel, Ángel y Josel. Bueno, y otros 80 más. La carrera, que no se termina de estirar. En el cinco, quien no se estira es mi gemelo. Pues me agarroto -parece decir-. Puesmecagoentutpu...piiiiiiii -le contesto dulcemente-. Pasamos a ser cuatro en el grupo: los tres citados y mi gemelo cargado. ¿Tan pronto poniendo excusas?. Sí, kilómetro cinco. Nuevo récord, sin duda.
Avituallamiento RunMountain. Pues también hay moraditos, sí. Agua. Ánimos de Marce. Un poquito de estirar y para arriba. En el 2 no estaba estirado el grupo. En el 8, tampoco, ahora creo que ya somos solo cuarenta. Ni en el 9. Paco, como un descosido, poniendo agua. Manoli, como una reina, haciendo fotos. Bueno...y casi cayéndose. Pero esto lo omito. Me río poco y lo omito. Nenes, ¿subimos?.
Y los cuarenta dicen que sí. Esta primera subida, además, es tendida. Por momentos esto parece más una marcha senderista que una carrera. Sendereamos, pues. De todos modos, el gemelo amenaza con romperse en cualquier momento. Alcudia de Veo me dejó los cuadríceps para cambiar y va y se me carga el gemelo. Soy raro hasta para lesionarme. Pringao -me dice el gemelo, con sorna-. Seguimos subiendo.
Para romper la monotonía, Ángel atará a Isabel a un árbol. Pero claro, con 30 detrás, alguno le soltará. Y lo hacen. Y luego Ángel soltará la perlita...Parece que estéis picados. Total, porque nos pasemos sin hablar. Y por dos conatos de zancadilla. Y el empujón al barranco. En fin, que me da una rabia la gente que habla sin saber...Lo que sí que noto es que estoy más preocupado del gemelo que de lo demás. Sí, es cierto, le habría dejado atada. Y eso, que voy más preocupado de cómo trotar/andar que de la conversación de los figuras.
Mira, coronamos. Bajada técnica. Esto es nuevo, sí. Llevamos ya doce y medio y apenas hora40 de carrera -a que no lo habías visto así en la vida?-. Buen momento para instaurar el premio vamos,nomej*das. Y este premio se lo lleva, en su primera edición el corredor del Willy que, en un pelotón de cuarenta se pone a bajar como un loco en un tramo técnico que solo puede bajar uno y con cuidado. Y el premio se lo gana cuando, al llegar a la pista se para a comer un bocadillo. Fascinante, sin duda.
Más agua en el avituallamiento y, ahora sí, bajada hasta Andilla. Tramo favorable. El gemelo sigue molestando. De cada dos zancadas, una lleva un ay en mi interior. Pero nos acercamos a los ánimos del 17. Toma afición naranja. Aplausos y ánimos para todos. Por cierto, aprovecho para desmentir ese rumor sin fundamento que habla de cierta petición a los compañeros de grupo en plan "no nos paséis, eh eh eh, porfi". Todo fals...ejem.
Salimos de la pista. Vemos la cascada. Subimos. Más ánimos. Vicente, otro crack. Bajamos a Andilla. Es un decir. Llegamos a Andilla y subimos. Y hay que subir por un tramo de cadenas. Si subo por ahí, me rompo el gemelo desde el tendón hasta el omoplato. Lo sé. No subo. Subetúqueamímedalarisa. Así que tocará improvisar y subir, en diagonal, por el lado sin cadenas. Soy un gato. Si me caigo, caeré boca arriba y me volveré a levantar. Iluso. O antiportugués (joer, éste es malo).
Bajo el castillo. Estiro en la acera. Este tramo tan corredorcillo reconozco que no ha sido bueno para el gemelo. Y cuando lleguemos a La Pobleta -a la zona de la media- más me daré cuenta. Más que nada porque miro la piedra que me gusta, me acerco, la cortejo, estiro sobre ella y noto que antes se moldea y estira la piedra que el gemelo. Situación crítica. Cargamos Cocacola en el avituallamiento -el único en el que van a dar...dios, a mí me da algo- y alehop. Isabel y Ricardo se irán para delante. Yo sigo frenando a Ángel. Sigamos...
Ahora sí, la carrera está estirada. Vamos solo dos. Volvemos a Andilla. Hola Marce. Cogemos la segunda subida fuerte. Y larga. Y la que más miedo me da. Unos cinco kilómetros hasta el siguiente avituallamiento de subida. Mínimo una hora. Y yo con una botellita ridícula cargada de...gas. Manos a la cabeza. Ays. Como el gemelo me da un poco igual, empiezo hasta hablar un poco. Ángel va sobrado. Isabel un poco tocada. Y yo voy como en el cinco. Llevamos tres horas y media para 25 kilómetros. En este tramo, nos quedaremos Ángel y yo. Empezamos a adentrarnos en la zona quemada...
Avituallamiento del 27. Más agua. Aprovecho y me zampo un gel. A base de agua y plátanos me da que todavía estaría en el cortafuegos. Volvemos a juntarnos quince en la bajada. Tampoco me afectará mucho. Total, no puedo correr, así que a bajar tranquilamente y a disfrutar del tapón. Ángel anima al grupo. Carrerón, sí. Y llegamos a Osset. Y poso. Click. Gracias Roberto.
Creo que aún puedo meter más tripa. Estoooo...seguimos. Aquí se empieza a notar a la gente tocada. Agua, naranja -de la de comer- y seguimos. Ahora buscamos Artaj. Y trotamos. Y la gente baja por las cadenas. Yo bajo en plan tobogán. Los pantalones....para lavar. El resto de mí noooooo, qué va!!!. Y esta foto se la cojo a Zaira.
Y en Artaj...más agua. Si me cicatriza el gemelo en carrera, me salen escamas. Estamos en el kilómetro 33. Hola Marce, hola Vicente. Ángel sigue yendo sobrado y esprinta mejor que yo. Por delante quedan tres subidas y un avituallamiento. ¿Qué nos queda de comida? Una ampolla de glucosa. Para dentro. Manguitos para bajo. Como los gorilas, uh uh uh. Bueno, eso. Que estamos en la parte final que se resume en tres subidas de unos cien metros de desnivel cada una -ja, qué malo soy calculando, por dios- y luego bajar.
Y Alfonso estaba inscrito. E iba a llevar a Carlos tranquilamente para que conociera el rollo éste de los maratones de montaña. Pero Alfonso cayó lesionado. Y lejos de sentimentalismos, cuando cogimos a Carlos, nos pusimos a criticarle. Lesionado y pitido de oídos. Si se esperaba palabras de ánimo...está muy equivocado. Eso sí, ponte bueno ya que lesionado no molas. Ni un poco. Y con la tontería nos quedan dos subidas. Dos cortafuegos. Dejamos a Carlos que disfrute esta parte. Que coma y tranquilidad. Estamos en el 35.
Y nos acercamos al cortafuegos. Me parece más dura la aproximación al cortafuegos que éste. Quema ese tramo de pista. Porque pica para arriba. ¿Y van 36 kilómetros, quizás?. Y llegamos a la base. La verdad es que llama mucho la atención. Pero de una cosa me he dado cuenta. Si te quedas mirando lo que queda, al ser un tramo recto y ligeramente inclinado, te desanimas. Así que la táctica va a ser más o menos así: mirando al suelo y pasos cortos. Si vemos delante unas zapatillas, cambiamos de carril, animamos y le decimos que no mire arriba. En un santiamén nos ventilamos el primer cortafuegos. Y se ve el segundo ya...
Y bajamos al avituallamiento del 38. Y la táctica de este cortafuegos será más o menos parecida. El faenón es ver a Ernesto atascado. Coronamos. Bajamos. Un repechito...de ná, dice Ángel. Confirmado, va sobrado. Voy a perder el sprint. Pasaremos pos poco las seis horas. Un par menos que en Alcudia de Veo. Y llegamos a La Pobleta. Mirada atrás. Apretón de manos con Ángel. Buen compañero de escapada, sí. Se huele la meta. Hola Marce. Y meta. 6horas10minutosyalgo.
Y Manoli está en meta para plasmar lo reventado que estoy. Click. Y para echarme una bronca. Creo que me dice que entreno demasiado. Y me siento tan culpable que voy a la sombra a tomarme una cocacola, a disfrutar de mi segunda M.
Bueno, ahora toca el turno de agradecimientos y, por una parte, se juntan mis dos fabulosos compañeros de escapada -el gemelo no estaba invitado-, más que nada porque, sin ellos, las paradas a estirar hubieran sido más numerosas y, de ahí, al nodisfruto,mevoyacasa hay un paso muy pequeñito. Y, además, por otra parte, a toda la marea naranja que se ha movilizado para vernos en no sé cuántos sitios, en un domingo de abril ideal para perderse por el monte...pero más cerca de casa ;p.
En cuanto a la carrera, es más montañera que hace dos años pero la participación tan alta -lo cual a su vez ha de considerarse un éxito- hace que o corres al principio (con el riesgo de explosión posterior) o te ves inmerso en un pelotón muy numeroso las primeras subidas y bajadas (más o menos hasta el k30 ;p). También he echado a faltar algo de variedad de bebida en los avituallamientos: agua o isotónico rosa...y teniendo en cuenta que en carreras no me gusta probar cosas nuevas, pues eso.
Éste es el track y éste el perfil (con ajuste de zoom incluido...fail)